"Las teorías conspirativas engendran conspiraciones. Las tramas imaginarias generan tramas reales, las tramas reales alumbran imaginarias, consolidándose mutuamente dentro de un ciclo incesante y progresivamente más profundo de irracionalidad".
Daniel Pipes escribió estas palabras en una obra de 1996 acerca del papel que ocupan las teorías conspirativas en Oriente Próximo. Hoy, Pipes se encuentra a merced del ciclo mismo que describía.
Los defensores de Pipes dicen que no es la primera vez que los escritos del erudito de Oriente Próximo afincado en Filadelfia se anticipan al futuro. Desde la década de los 80, Pipes viene advirtiendo que el islam militante ha declarado la guerra a Estados Unidos.
Antes del 11 de Septiembre, a menudo se le tachaba de alarmista, hasta de parcial. Hoy, se le toma mucho más en serio.
En el candelero, Pipes ha subido la apuesta, al aducir que los enemigos de América no acechan en las cuevas de Afganistán ni en las academias de vuelo de Florida. Según los escritos más recientes de Pipes, la mayor parte de los grupos musulmanes estadounidenses convencionales están encabezados por fundamentalistas que en secreto "sueñan con convertir a Estados Unidos en un país islámico".
"En el mundo de la política, soy el número uno", dice Pipes con sonrisa complacida. El director del Middle East Forum, una institución académica independiente, adelantaba hace poco a Ed Rendell para convertirse en el analista político que sale al mundo con mayor frecuencia desde VideoLink, los estudios de Center City.
Desde el 11 de Septiembre, tanto los artículos de Pipes como sus análisis vienen siendo muy cotizados. Se ha convertido en colaborador regular de la CNN y la MSNBC, y ocupa una columna semanal en el New York Post. El 11 de septiembre de 2002 saldrá a la venta la nueva obra de W.W. Norton, El islam militante llega a América. Pipes narra orgullosamente que fue parte del puñado de académicos reseñados por el Los Angeles Times como "personas que vieron venir el 11 de Septiembre".
"Hay una tónica", dice Pipes, "de que yo entendí el problema, que la gente no prestaba la atención suficiente, y que a partir de ahora hay que prestarme más atención".
En 1997, la publicación del Middle East Forum incluyó un artículo titulado "Preparativos con vistas a una veintena de atentados contra el World Trade Center". La tribuna advertía de que las redes terroristas islámicas militantes en Estados Unidos estaban extremadamente bien organizadas y podían perpetrar atentados mucho más mortales de los que habían ejecutado hasta la fecha.
Más allá de tomar en serio la amenaza terrorista, a Pipes se le reconocen los méritos de su anterior labor, que antes del 11 de Septiembre era considerada demasiado conservadora en círculos académicos respetables.
En 1983, Pipes publicó un libro que detalla el papel de Arabia Saudí a la hora de difundir el fundamentalismo islámico en todo el mundo musulmán. Largo tiempo apartada con el fin de evitar conflictos con el principal país productor de petróleo del mundo, la cuestión se planteaba en el pleno legislativo en mayo.
La obra de Pipes de 1996 La mano oculta detalla las teorías conspirativas rampantes por Oriente Próximo que achacan todos los problemas de la región a agentes secretos de Occidente. Tras el 11 de Septiembre, los estadounidenses quedaban atónitos al ver que un sondeo tras otro registraban que muchos en el mundo islámico insisten en que no hubo musulmanes implicados en los secuestros suicida. A la luz de los acontecimientos del pasado septiembre, dar lectura a la sección de La mano oculta relativa al primer atentado contra el World Trade Center cobra un misterioso aire de deja vu:
"Un tribunal de Nueva York declaró culpables del atentado de febrero de 1993 contra el World Trade Center a un grupo integrado por seis individuos procedentes de Oriente Medio. ¿Para quién trabajaban, debatían los oriundos de la región? Una parte argumentaba que... 'Su líder espiritual era un agente de la CIA' que desempeñaba la labor de desacreditar al islam. Otra formación señalaba a los servicios israelíes de Inteligencia: La madre del cerebro del atentado Mohammed Salama declaraba a la prensa: 'Los judíos. Esto viene de los judíos, que han hecho esto y lo imputan a mi hijo'".
Robert Kaplan, editor externo del Atlantic Monthly que ha escrito ampliamente acerca del mundo musulmán, dice: "Dan Pipes ha hecho una labor mucho mejor que nadie. Le reconozco el mérito de poner el acento en las áreas correctas a la luz del 11 de Septiembre". Kaplan destaca que hace apenas una década "la amenaza islámica terrorista era considerada por muchos algo exagerado, [y] las personas que hacían énfasis en ella [eran consideradas] algo reaccionarias".
Cuando impactaron los aparatos, Pipes se encontraba en su residencia de University City, preparándose para su desplazamiento cotidiano a su despacho del centro. Sonó el teléfono. Eran los informativos Action News del Canal 6 relatando que un avión comercial acababa de impactar contra el World Trade Center y solicitando su análisis momentáneo. Pipes pasó la jornada en los estudios locales de la ABC.
"Era un manicomio", dice Pipes, refiriéndose a las jornadas posteriores al 11 de Septiembre. "No vi el despacho durante una semana, me parece. Sólo escribía sin parar, concedía entrevistas, acudía a la televisión, acudía a la radio".
"Un manicomio", vuelve a decir tranquilamente, sabedor de que ha dado con la palabra correcta.
El 12 de septiembre, un artículo de Pipes era publicado destacado en el Wall Street Journal. Pipes aparecía en la página de imprescindibles, en un ejemplar histórico de la segunda cabecera de América por tirada. Pipes utilizaba su espacio literario para explicar, según rezaba el titular, que "Los errores hicieron posible la catástrofe",
Pipes destacaba cuatro errores de la administración: considerar como delitos comunes los atentados terroristas, no como actos de guerra; apoyarse en la vigilancia electrónica en lugar de la Inteligencia; no comprender lo que llamaba "la mentalidad de odio fanático a América"; y pasar por alto la infraestructura terrorista fuera de América.
Parte de estos errores fueron reconocidos inmediatamente de forma generalizada. Pero la acusación de Pipes de que "la responsabilidad táctica recae en el gobierno estadounidense, que ha fracasado penosamente en su deber primordial de proteger a la ciudadanía norteamericana", fue considerada originalmente antipatriótica. Sólo con la salida a la luz del memorando de Phoenix esta primavera las críticas de Pipes han pasado a formar parte del discurso convencional.
Pipes fue cauto inicialmente, al culpar a al-Qaeda sólo a finales de septiembre, después de que el grupo pasara a ser el sospechoso oficial de Washington. Poco después, Pipes intervenía con su matiz de que la cúpula de la comunidad musulmana norteamericana está dominada por simpatizantes de Osama bin Laden.
Pipes publicaba su ensayo "El peligro interior: el islam militante en América" en el número de noviembre de 2001 de Commentary, la influyente publicación neoconservadora. Escribía: "Con independencia de lo que pueda creer la mayoría de los norteamericanos musulmanes, la mayor parte de la minoría musulmana organizada" conviene con el objetivo de levantar un país islámico en América. "Hablando en plata, las principales organizaciones musulmanas de este país van de la mano de los fundamentalistas".
Los grupos más destacados que señalaba Pipes como partícipes del deseo eran el Consejo de Relaciones Islámico-Americanas, el Consejo Musulmán Estadounidense y el Consejo Musulmán de Relaciones Públicas.
Pipes afirma que el ensayo era "impublicable" antes de los atentados, "en el sentido de que no iba a ser tomado en serio. Era prematuro. Lo escribí, y simplemente aguardaba a que pasara algo que lo hiciera plausible en un sentido que no se daba antes de los acontecimientos de septiembre".
Daniel Pipes nació en 1949 y se formó en Boston. Todas sus credenciales académicas, que incluyen su doctorado en historia de Oriente Próximo, son por Harvard, la misma institución en la que su padre, Richard, es un afamado catedrático emérito de historia de Rusia. En Harvard, Daniel Pipes estudió el islam medieval. Sólo cuando el islam moderno empezó a mirar a la Edad Media se extrapoló al mundo moderno.
"Sucedió en cuanto obtuve mi doctorado en el 78. Para finales de aquel año, el ayatolá Jomeini marcaba la actualidad. Fue la primera persona del panorama actual en hablar del islam, en remontarse a la historia de Oriente Próximo, y por eso confundió a mucha gente, y se creó demanda de interpretaciones. Puesto que acababa de terminar una tesis acerca del islam y la política, era el candidato idóneo".
Pipes podría haber seguido los pasos de su padre como catedrático en Harvard y pasó un año impartiendo clases allí, sólo para acabar sin plaza, dice, a causa de sus ideas conservadoras. "Mis ideas políticas divergían de las que imperan en Estudios de Oriente Próximo", dice Pipes. "En cuanto se hicieron idea de cuáles son mis ideas políticas, pasé a ser esencialmente persona non grata".
Excluido de la docencia - "no es tanto que quisiera marcharme como que no me invitaran" - Pipes se encaminó a Filadelfia en 1986 para dirigir el Foreign Policy Research Institute, una institución radicada en Center City. En 1994, Pipes fundaba el Middle East Forum.
Pipes desempeña múltiples labores en la sede, rematada con páginas enmarcadas de manuscritos árabes medievales iluminados. Parte de gerente, de autor y de analista político, bromea Pipes, "Cuando mis hijos me preguntaban lo que hacía, siendo pequeños, yo no estaba muy seguro".
En sus numerosas colaboraciones televisivas, Pipes manifiesta tener un repertorio amplio. En una entrevista personal con Connie Chung, sale el académico. "Ay Connie, yo no soy muy optimista" es su introducción. Pero Pipes sabe pasar a su papel combativo de "dejemos las causas perdidas, quedan 15 segundos para la publicidad" al refutar en el programa de la MSNBC a un picajoso periodista árabe o asediado por el anfitrión Chris Matthews.
La constante es la polémica. Pipes no escatima. En una colaboración en el programa de Fox News On the Record with Greta Van Susteren en junio, Pipes habla con la presentadora de forma realista: "En muchos sentidos, el mundo musulmán es hoy comparable a la Alemania Nazi en la medida en que se encuentran discursos antisemitas impregnando la cultura entera".
En persona, Pipes no resulta apasionado ni amenazador. Su imponente metro noventa y cinco es acentuado por su talle espigado. Entre sus partidarios, Pipes es como un profeta bíblico que vuelve del desierto con barba y en los huesos para contar a un pueblo demasiado libertino e indulgente las preocupantes verdades que no gusta escuchar. Entre sus críticos, es muy distinto. Como decía un detractor, aludiendo a sus arqueadas cejas y oscura barba, "A mí me recuerda a Mefistófeles".
La idea matriz de Pipes en lo relativo a Oriente Próximo es que hay dos facciones enfrentadas en el seno de la confesión musulmana: el islam moderado y lo que Pipes llama "el islamismo".
"Antes de nada, es una ideología", dice Pipes al describir el islamismo. "Es una entidad de ideas hacia las que la gente manifiesta devoción". Pero los musulmanes militantes, insiste Pipes, son más peligrosos que los grupos religiosos fundamentalistas. Toda religión tiene fanáticos, dice Pipes, "pero ninguno rivaliza con la energía, el apoyo estatal, el respaldo económico o las ambiciones globales del islam militante". A diferencia de los demás fundamentalistas religiosos que solamente aspiran al control de sus propias parcelas, aduce Pipes, los islamistas no descansarán hasta que conquisten el mundo. Y América en su objetivo primordial porque consideran a Estados Unidos "el principal obstáculo que se interpone entre el logro de sus objetivos y ellos".
Según Pipes, "Las ambiciones del islam militante no son meramente, pongamos, expulsar a los estadounidenses de Arabia Saudí, o alterar la política norteamericana con respecto al conflicto árabe-israelí, o poner fin al régimen de sanciones a Irak. Son mucho más ambiciosas y guardan relación con la alteración de la naturaleza misma de los Estados Unidos".
Al ser su programa tan amenazador para el estilo de vida estadounidense, Pipes dice considerar enemigos de América a todos los que lo apoyan, ya desposen el uso de la violencia o no. En su obra de próxima publicación, Pipes escribe que todos los islamistas "han de ser considerados asesinos potenciales".
"La diferencia entre un islamista moderado y un islamista radical es como la diferencia entre un Nazi moderado y un Nazi radical", dice Pipes. "Cierto, algunos [afiliados] Nazis trabajaban en oficinas de horario comercial, sin perjudicar a nadie. Pero son asesinos potenciales en el sentido de ayudar a los asesinos y de poder ser movilizados en algún momento. Yo me detengo en la idea de que hay ciertos partidarios del islam militante que tienen 'cabida', que llevan corbata y tienen coches caros y 'forman parte del sistema'. Yo digo que no, que no tienen cabida, todos son peligrosos".
Pipes dice no intentar parecer abiertamente alarmista. "No van a ganar", explica. "No van a cambiar el país. Pero no cambiarán el país sólo si adoptamos medidas para detenerlos".
Para derrotar al islamismo, afirma Pipes, Estados Unidos ha de apoyar a los moderados en sus esfuerzos por obligar a los fundamentalistas a afrontar de forma honesta las facetas de su tradición que, como la guerra santa, deben quedar atrás. "El mensaje del 11 de Septiembre es que hemos de formar parte de este proceso de modernización del islam", dice Pipes. Pero para ayudar a los moderados, Pipes también insiste en que las autoridades norteamericanas combatan a los islamistas entre nuestro entorno.
Al considerar asesino potencial a todo islamista, Pipes ha respaldado con firmeza las medidas del Departamento de Justicia post-11 de Septiembre. "Me gusta utilizar la analogía del guardia urbano londinense, que durante décadas iba públicamente desarmado. En un momento dado, con el IRA y los demás problemas, tener agentes del orden público desarmados se volvió ridículo. Había que armarlos, y había que armarlos a base de bien".
Hoy, Pipes respalda el fichado - "No es momento de preocuparse por el amor propio de la gente" - y llama "absolutamente imprescindibles" a las operaciones clandestinas del FBI. En palabras de Pipes: "Si algún condenado a prisión no debió de haber pasado [por ahí], es un precio que estoy dispuesto a pagar".
Pipes va más allá de la administración Bush a la hora de pedir fronteras menos porosas. Turistas y aspirantes a inmigrante deben ser interrogados para examinar si simpatizan con el islam militante. Los que lo hagan no deben entrar. "¿Por qué dejar entrar a gente que desprecia a este país?" pregunta Pipes de forma retórica.
Pero Pipes insiste en que no es racista. "No insto a la imputación de nadie", explica, afirmando que a la luz de los casos John Walker Lindh, Richard Reid o José Padilla, los federales deberían limitar sus duros interrogatorios a los árabes.
"Digo que hemos de protegernos de los que se declaran nuestros enemigos. Ellos nos declararon la guerra, no nosotros a ellos".
Los grupos islámicos convencionales son contrarios a las opiniones de Pipes en relación a todos estos detalles concretos de la "guerra contra el terror", pero es su nuevo ataque, que los propios grupos se alinean en esencia con los enemigos de América, lo que ha encendido más los ánimos de las organizaciones musulmanas norteamericanas.
Cada uno de los tres grandes grupos en los que se centra Pipes tiene su propio objetivo - y todos niegan querer implantar la ley islámica en América.
Ibrahim Hooper, portavoz del Consejo de Relaciones Islámico-Americanas (CAIR), dice que su grupo aspira a "la justicia y el acomodo de la minoría islámica norteamericana para poder practicar nuestra confesión en un clima multiétnico".
Salam Al-Marayati, director ejecutivo del Consejo Musulmán de Relaciones Públicas (MPAC), explica que "Nuestro objetivo es servir de voz de la minoría musulmana norteamericana, integrarla. Nuestro hincapié es el pluralismo".
Faiz Rejman, responsable de prensa del Consejo Musulmán Americano (AMC), dice que su organización aspira a "la autonomía de los musulmanes de América en el terreno político", añadiendo "Éso es lo que teme Don Pipes".
Los líderes musulmanes afirman que Pipes se vale de la falsa dicotomía del islam militante y el moderado para zafarse de las acusaciones de racismo. Pipes dice no tener miedo a una minoría musulmana norteamericana organizada per se, sólo a una minoría dominada por fundamentalistas. Pero puesto que afirma que la minoría musulmana norteamericana actualmente vigente está dominada por fundamentalistas, Pipes dice considerar la autonomía política de la minoría como una amenaza.
Para la mayoría de los líderes de los grupos islámicos estadounidenses, esto equivale a un miembro del KKK que dijera: "Yo no soy racista. No tengo problemas con los negros. Si no fueran todos delincuentes, nos llevaríamos perfectamente".
Por lo pronto, los líderes musulmanes estadounidenses dicen que se dedica a poner de relieve lo más rancio de las manzanas podridas proverbiales y decir que son representativas de la cosecha entera.
Hooper sostiene que decir que los terroristas representan al islam es como decir que "América es la masacre de Columbine y el [antiguo] representante de los baptistas [del Sur] que dijo que Mahoma fue un pedófilo. América es O.J. y alcoholismo. En América suceden estas cosas, pero ¿son representativas de América?"
Pipes se defiende diciendo que apoya a ciertos grupos musulmanes estadounidenses, así como a la gran mayoría de los musulmanes norteamericanos que dice son moderados, a diferencia de los que hablan en su nombre en Washington. En sus tribunas, Pipes elogia al Consejo Islámico Supremo de América (ISCA), que se opone frontalmente a lo que llama "el fundamentalismo islámico" y viene siendo crítico con el régimen saudí por exportar su ideología militante al mundo musulmán entero.
Nadie del Consejo accedió a ser entrevistado en este artículo.
Los colectivos CAIR, AMC y MPAC restan importancia por falsedad ridícula a la idea más reciente de Pipes de que están trabajando en secreto para, en palabras de Pipes, "sustituir la Constitución por el Corán".
"Nunca se me pasó por la cabeza", dice Hooper. "No me dedico a despertarme por las mañanas y ponerme a pensar '¿Cómo puedo someter a América?'"
Al-Marayati dice que Pipes "desconoce [la verdad] o manipula la realidad".
Rejman dice que el AMC "es una organización muy convencional", destacando que sus líderes vienen siendo invitados a la Casa Blanca y que el director del FBI Robert Mueller intervino en su convención más reciente. De la acusación vertida por Pipes, Rejman pregunta de forma retórica: "Si es secreto, ¿cómo lo sabe?"
Cuando en noviembre se le hizo a Pipes esta misma pregunta durante una entrevista publicada por la revista Salon, respondió: "Mire, yo pongo un filtro. Llevo 30 años estudiando el islam y el islamismo. Tengo desarrollada la intuición de su forma de proceder y su programa. Y se puede ver. Usted no".
La respuesta era ridiculizada en una circular de prensa de CAIR titulada "Daniel Pipes debe graduarse la vista'", que insinúa que "el tertuliano islamófobo... debería visitar a un especialista".
La mayor parte de las pruebas de Pipes para sustentar sus acusaciones se apoyan en un argumento delicado. Por ejemplo, muchos grupos musulmanes norteamericanos defienden actualmente a una mujer de Florida en sus esfuerzos por llevar la prenda tradicional niqab en la foto de su permiso de conducir. Afirman que la mujer practica su religión simplemente, derecho amparado por la Primera Enmienda y el principio elemental de nuestra sociedad plural.
Pipes discrepa. "¿Nos adaptamos a eso?" pregunta. "¿Se va a convertir esto en un sitio como Arabia Saudí, en el que las mujeres solamente tienen que enseñar sus ojos y es aceptado por [las autoridades nacionales]?"
Pipes dice que al defender a la mujer de Florida, los colectivos musulmanes "están despejando el terreno a la ley islámica. Hablando en plata, allí donde chocan Estados Unidos el islam, ellos quieren que Estados Unidos se adapte al islam, no al revés".
Entrevistado la pasada semana, Pipes dice disponer ya de pruebas más concretas de sus acusaciones, al haber descubierto hace poco intervenciones de líderes musulmanes estadounidenses de referencia en "momentos de descuido o al principio de sus carreras" en las que dicen de forma explícita cosas radicales.
En octubre del año 2000, durante una manifestación antiisraelí delante de la Casa Blanca, el fundador del AMC Abdurajmán Alamoudi dijo a la prensa: "Todos somos partidarios de Hamás", añadiendo: "Yo también soy partidario de Hezbolá", el grupo libanés implicado en el atentado contra las instalaciones militares de Beirut en 1983 que arrojó un balance de 200 Marines estadounidenses muertos. Claramente no se trata de una opinión mayoritaria, pero ¿no demuestra que el AMC quiere implantar la ley islámica en Estados Unidos? El AMC se defiende diciendo que Alamoudi ya no forma parte del colectivo.
Luego está la cita que Pipes considera que más salta a la vista. A principios de los 90, antes de ser portavoz de CAIR, Hooper dirigía el Servicio Islámico de Información, grupo representante de los musulmanes de Minnesota. El 4 de abril de 1993, la edición del Minneapolis Star-Tribune cita a Hooper diciendo: "No quiero dar la impresión de que no me gustaría que el gobierno de los Estados Unidos fuera islámico en algún momento del futuro, pero no haré nada violento para adelantar ese momento. Yo trabajo para ello a través de la educación".
Hooper destaca que cuando realizó la intervención, CAIR ni siquiera existía, y que no representa las opiniones de CAIR. Afirma que la intervención pretendía indicar que quiere que América refleje "las costumbres islámicas de justicia y tolerancia". En cuanto a la implantación de la ley islámica, Hooper pregunta: "En sus casi nueve años de existencia, ¿ha manifestado CAIR en algún lugar público alguna vez algo que pueda considerarse equivalente a que desea implantar la ley islámica en América? Ibrahim Hooper no desea eso. CAIR no desea eso".
Lo que desean Ibrahim Hooper, CAIR y los demás grupos musulmanes claramente es que Daniel Pipes reciba menos atención.
"Antes del 11 de Septiembre se le consideraba lo que es - alguien que solamente desea agitar a las masas", dice Ajmed Bouzid, que dirige Palestine Media Watch, una organización nacional afincada en Pennsylvania. "Tras el 11 de Septiembre, fue elevado a la categoría de profeta, como si hubiera tenido razón todo el tiempo".
"Había quedado totalmente desacreditado, y entonces sucede el 11 de Septiembre", se lamenta Rejman.
De hecho, Pipes quedó en evidencia al sugerir que el atentado de Oklahoma City había sido probablemente obra de radicales musulmanes. Pero aún hoy, Pipes insiste en que "hay motivos para pensar que hubo relación con [Terry] Nichols, al haber visitado las Filipinas y a los colectivos islamistas de allí".
Al-Marayati llega a cuestionar la opinión generalizada de que Pipes tiene el mérito de "entender correctamente el 11 de Septiembre", lo que le coloca así en el candelero. Los campos académicos de Pipes, como las teorías conspirativas y el papel saudí en la financiación del islam militante, son "corrientes", dice Al-Marayatí. "Cualquiera que dedique tiempo a Oriente Próximo podría haber expuesto las mismas ideas".
¿Por qué ha destacado tanto Pipes?
La periodista de la MSNBC Cheryl Daly dice que es sencillo. "Se le entrevista en los programas de la MSNBC porque nos parece cercano y conocedor de los asuntos de Oriente Próximo".
El catedrático Ian Lustick piensa que es más complejo. El docente de la Universidad de Pennsylvania, que debatió con Pipes frente a la delegación en Filadelfia del Congreso Judío Estadounidense, afirma que el director del Middle East Forum "elabora puntos de vista en los que ningún académico sensato incidiría nunca. Hasta la fecha se ha desmarcado del grueso de la docencia académica convencional, pero las cadenas precisan de gente que exponga esta opinión porque se trata de una opinión popular. La postura sensata pueden obtenerla de cualquier parte. Lo que se busca es la postura exagerada".
Los responsables de dos de los colectivos islámicos a los que critica Pipes aluden a algo más siniestro.
Al-Marayatí dice: "El grupo pro-Israel le ha hecho referencia [a través de] sus relaciones públicas. Hay muchos otros académicos judíos más moderados que él, pero él sale en televisión con más frecuencia, de forma que obviamente tiene mucho respaldo".
Hooper dice: "Daniel Pipes es básicamente la referencia del grupo pro-Israel en sus esfuerzos por desencantar a la minoría musulmana norteamericana… todo en beneficio de un gobierno extranjero - el del Estado de Israel".
Según Josh Block, portavoz del American Israel Public Affairs Committee (AIPAC), "Si bien Daniel Pipes acierta a menudo en lo que dice, no habla por 'el grupo pro-Israel' - habla por él mismo".
"Tiene sus propias opiniones", dice Giora Becher, cónsul general israelí en Filadelfia. "Muchas veces coinciden con las opiniones del gobierno de Israel. Pero mire usted, estamos en una democracia. Depende del gobierno que haya en Israel. Dice mucho que no siempre apoye las decisiones del gobierno de Israel".
Pipes, que rechaza debatir de etnia o religión, no es miembro del AIPAC, pero es invitado frecuente a las convenciones del grupo.
Pipes reseña el destacado papel de AIPAC en las teorías conspirativas de Oriente Próximo. Una teoría, detallada en La mano oculta, sostiene que Israel controla Estados Unidos a través del AIPAC, entre otros agentes. La conclusión de la teoría, según Pipes, es que "Estados Unidos e Israel no pueden mantener relaciones internacionales cordiales, sino que tiene que haber alguien que controle a alguien. Es teoría conspirativa en estado puro".
Hooper dice que es Pipes, no CAIR, quien difunde teorías conspirativas. "Es la madre de todas las ironías", dice Hooper, "que escriba un libro para refutar teorías conspirativas. Es una teoría conspirativa que [4.000 judíos] no fueron a trabajar al World Trade Center, pero también es una teoría conspirativa que Pipes diga que los musulmanes pretenden dominar América. Una es ridiculizada con razón, y la otra tiene apoyo en determinados círculos políticos".
A pesar de toda su influencia y renombre, Pipes no declara victoria. "Son ideas muy ambiciosas", dice Pipes, "y desde septiembre, van contra la interpretación del gobierno estadounidense". La administración Bush, destaca Pipes, "se refiere al problema como 'terrorismo'. Insiste en ignorar la relación con el islam".
Pero Pipes, poniéndose profético, tiene fe en que el país cierre filas con el tiempo. "Lo que anticipo es que nos atacarán una y otra vez. En algún momento creo que ganaremos, y la pregunta es cuántas bajas superfluas vamos a soportar por no ser lo bastante serios. Lo que lamento es que solamente aprendemos después de haber pérdidas personales".