Robert Marquand hace una defensa convincente aunque anti-intuitiva en el Christian Science Monitor de que "Israel encuentra más simpatía en Europa: la inquietud por la amenaza islamista ha influenciado a la opinión tradicional pro-árabe de Europa en el conflicto palestino israelí".
Empieza observando que los líderes de los socios de la Unión Europea se unieron hace poco a la ministro israelí de exteriores Tzipi Livni al anunciar "Todos somos contrarios al terrorismo", y ofrece esta anécdota como símbolo de "la convergencia desapercibida pero franca entre el razonamiento europeo y el norteamericano-israelí" en el conflicto árabe-israelí.
Durante décadas, escribe Marquand:
Europa fue el contrapeso de Oriente Próximo – generalmente receptiva a los palestinos como parte débil, crítica con un respaldo estadounidense sin fisuras a Israel. La Organización para la Liberación de Palestina tuvo sedes en Europa. La marina francesa ayudó a Yasser Arafat a escapar de Trípoli en 1983. Europa respaldó los Acuerdos de Oslo, y consideró la causa palestina una lucha de territorio e independencia.
Pero la postura tradicional de Europa en torno al conflicto árabe viene cambiando discretamente: Se está aproximando más al marco americano-israelí de una guerra contra el terror, un "choque de civilizaciones", con la preocupación subyacente del ascenso del islam – y alejándose del hincapié en los agravios centrales de los palestinos, como los actuales asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Oriental y "la ocupación".
Las causas del cambio son complejas y múltiples, y se vinculan en buena medida al crecimiento de las poblaciones musulmanas de Europa. Pero desde el 11 de Septiembre, el discurso y la mentalidad de Europa han cambiado, "diluyéndose y debilitándose" el apoyo pro-árabe, en palabras de Karim Bitar, del Instituto Internacional de Relaciones Estratégicas de París – y convergiendo con el marco americano-israelí de una lucha contra el terror. "Se da una convergencia de objetivos entre Europa y Estados Unidos [el terrorismo], y un resquicio de divergencia a tenor de los medios [la lógica militar]", sostiene el intelectual francés Dominique Moisi. "Los europeos son menos pro-musulmanes ahora que antes, tras el 11 de Septiembre. También vemos que ni siquiera los judíos americanos están totalmente de acuerdo con lo que está haciendo Israel. Hay más críticas a Israel que antes, en la opinión americana; y en Europa hay menos apoyo a los árabes".
El apoyo de la opinión pública a los árabes se contrae debido a las tensiones sociales con los inmigrantes musulmanes. "Europa teme una amenaza islamista, sea interna o externa, y esto ha empezado a cambiar las opiniones generales del conflicto Israel-Palestina", dice Aude Signoles, de la Universidad de La Réunion. "Hay un 'hartazgo árabe' general en Europa", dice Denis Bauchard, del L'Institut français des relations internationales.
Un sondeo Pew Global Attitudes realizado en 2006 concluye que las simpatías francesas se reparten de forma equitativa (38%) entre quienes simpatizan con los palestinos y con Israel, lo que representa la duplicación del apoyo a Israel y un avance del 10% para los palestinos con respecto a los dos años anteriores. En Alemania, el 37% simpatiza con Israel – un incremento de 13 enteros con respecto a los valores de 2004 y más del doble de quienes apoyan a los palestinos.
Un indicador es que aparte del español José Luis Rodríguez Zapatero, la totalidad de los líderes europeos de referencia hoy – el francés Nicolas Sarkozy, la alemana Angela Merkel, el británico Gordon Brown o el italiano Silvio Berlusconi – simpatizan con Israel.
Lo que Marquand llama "la convergencia euro-americana" se traduce en que los diplomáticos europeos apoyan a los palestinos por razones emocionales y humanitarias más que políticas. "La propia Europa no es la Europa de las décadas anteriores", escribe, "dominada por la diplomacia gala, con sus vínculos árabes. Hay 27 socios. Los países del Este y antiguos miembros del bloque soviético, como Polonia o la República Checa, a menudo adoptan las posturas norteamericanas en asuntos exteriores".
Comentarios: Otra señal de que Europa no está "acabada", sino que, como he sostenido por doquier, se encuentra en un proceso de cambio fluido, siendo todavía muy incierto su destino frente al islam. (8 de enero de 2009)
Manifestación pro-Israel en Piazza Montecitorio, Roma, frente al edificio del parlamento. |
15 de enero de 2009: Confirmación concreta de esta tendencia llega desde Italia, donde la intrépida reportera metida a parlamentaria Fiamma Nirenstein escribe en su bitácora acerca de una manifestación pro-Israel, fotografiada arriba, celebrada ayer por la noche en Roma, en Piazza Montecitorio, la plaza frente al edificio del parlamento de Italia. (El edificio de la fotografía es el parlamento). Escribe de la fotografía (alguna edición por mi parte):
Lo que no se ve aquí, es la cifra extraordinaria y el abanico de miembros del Parlamento, alrededor del centenar de todas las formaciones políticas, que subieron a la palestra en nuestra concentración: durante alrededor de tres horas intervinimos acerca del papel de Israel, su derecho de autodefensa, su importancia moral, su lucha en nombre de todos nosotros, de nuestra civilización y valores, contra el odio desbocado de la yihad islámica representado por Hamás. Me parece que por primera vez en la excesiva historia del conflicto árabe-israelí, aparte de una minoría de izquierdistas y fascistas desquiciados que se echaron a la calle con eslóganes antisemitas, hemos alcanzado un consenso sustancial en torno a un extremo crítico: no es un episodio de un conflicto local, no hay nada que recuerde a la temática de tierra por paz que viene caracterizando la cuestión palestina. Es un episodio de ataque al mundo occidental, e Irán tiene mucho que ver. El cambio de posturas es enorme… en la plaza del Parlamento, muchos de los parlamentarios dijeron: "Amo Israel". No se imagina cuántos.