No me encontraba en Egipto ayer, 30 de junio, pero estuve siguiendo algunas de las retransmisiones en directo de abarrotadas plazas y calles de todo el país emitidas en la televisión egipcia, de presentadores gesticulantes, portavoces del gobierno a la defensiva y tertulianos elocuentes. Las manifestaciones convocadas por todo el país, según cálculos de consenso, fueron de 7 a 10 veces más multitudinarias que las concentraciones anti-Mubarak con mayor participación a principios de 2011. Empequeñecen por comparación a rebeliones callejeras como las de Irán en 1979 o las de Pekín en 1989. Sencillamente, probablemente fueran las manifestaciones políticas más multitudinarias de la historia de la humanidad.
Una cadena se bautizó "la Voz de la Plaza Tajrir", y simultáneamente emitía desde allí y desde otros siete municipios. |
Me conmovió la humanidad de la multitud y me emocionó (en contra de mi voluntad en ocasiones) su centrismo y su enfoque constructivo. ¿Quién se podría haber imaginado hace solamente un año, cuando supuestamente Mohamed Mursi se alzaba con la victoria en las presidenciales, que esta Rebelión multitudinaria sería su regalo de aniversario mientras él se oculta en un palacio remoto?
La jornada también plantea dos ideas políticas:
El papel estadounidense: Una y otra vez, los tertulianos plantearon la importancia vital del gobierno estadounidense en la tragedia de la jornada. Una persona, por ejemplo, contabilizaba cuatro actores principales: los manifestantes, el presidente, el ejército y Washington. Los congregados manifestaban opiniones anti-Obama; una pancarta bilingüe al menos, muy fotografiada, brindaba una traducción al inglés: "OBAMA APOYA EL TERRORISMO". (Los críticos de Mursi le llaman terrorista con regularidad).
Un cartel en la Plaza cairota de Tajrir anuncia en inglés y árabe que "Obama apoya el terrorismo". |
El mensaje desde Egipto queda claro como el cristal: Es hora de que la administración deje de dispensar a Mursi un trato indulgente y respalde a los millones de manifestantes. ¿Pero van a escuchar los genios de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y la embajada de El Cairo? La respuesta inicial de Obama hoy fue tibia pero por lo menos se orientó ligeramente en la dirección adecuada: "Nuestro compromiso con Egipto nunca se ha contraído con alguna formación o individuo en concreto. Nuestro compromiso viene siendo con un proceso".
Dónde va Mursi: Tan notable y satisfactorio como pueda ser el rechazo al gobierno de la Hermandad Musulmana el 30 de junio, lo que debería de venir ahora no es evidente. A nivel emocional, desearía que Mursi y su detestable tropa desaparecieran de los entresijos del poder tan pronto como fuera posible. A nivel táctico, sin embargo, me temo que una vez se les dé pasaporte, la cúpula militar políticamente carente de inteligencia echará probablemente a perder las cosas y la oposición será incapaz de unificar o administrar la inminente catástrofe económica. Si la tesitura egipcia reviste beneficio, es la desacreditación del islamismo. Para que eso suceda, probablemente sería mejor que Mursi aplazara su marcha de la administración y que le fuera atribuida la responsabilidad del hambre y los demás desastres que se avecinan.
Escribo esto con aprehensión, como siempre que corazón y cerebro discrepan.