El caballero conocido en tiempos como H. Rap Brown, cuyas extravagancias durante los 90 le hicieron fama de ser el pirómano violento de la extrema izquierda, se sienta hoy en el banquillo acusado de asesinar a un agente del orden, fijada la vista en enero. Promete ser uno de los juicios del año. El acusado es una de las figuras más visibles de la minoría musulmana norteamericana, colectivo que atrae nuevamente la atención de la opinión pública. Su proceso y los acontecimientos que conducen a su detención ofrecen algunas muestras de esa comunidad.
El caso se remonta a mayo de 1999, cuando un caballero afroamericano de 55 años de edad que responde al nombre de Jamil Abdalaj Al-Amín es detenido a las afueras de Atlanta conduciendo un vehículo Ford Explorer robado. Para evitar la detención, exhibe una insignia policial de White Hall, un municipio de Alabama. La treta funciona, y sale airoso - pero no por mucho tiempo. La investigación concluye que Al-Amín no es ningún oficial de policía; en septiembre de 1999 es procesado por robo, conducción sin seguro y usurpación de funciones públicas. La fecha de la vista se fija en enero de 2000.
Jamil Al-Amín en sus tiempos mozos, cuando se llamaba H. Rap Brown. |
Cuando Al-Amín no comparece, se dicta la orden de detención. Alrededor de las 10 de la noche del 16 de marzo de 2000, dos ayudantes del comisario de Fulton County se desplazan hasta el pequeño ultramarinos de Al-Amín en el West End, una de las zonas más deprimidas de Atlanta, para cumplir la orden. Los jóvenes agentes son advertidos del prófugo: "asalto con agravantes, armado probablemente". Pero no tenían idea de que perseguían a un célebre nacionalista negro y pariente de la música "rap" cuyos antecedentes son más antiguos que ellos.
He aquí unos cuantos extractos de su carrera: H. Rap Brown fue el fundador y más tarde secretario del Comité de Coordinación Estudiantil No Violenta, cuya definición de no violencia incluía su célebre jaculatoria: "Vamos a reducir América a cenizas". En 1967 Brown incitaba a un grupo a incendiar dos manzanas de viviendas en Cambridge, Maryland; "Vamos a quemar Cambridge, cariño" fue su broma. En 1970, siendo "Ministro de Justicia" en fuga del criminal Partido de los Panteras Negras, entraba por primera vez en la lista de los "Más Buscados" del FBI. Un tiroteo durante el robo frustrado de un bar del Upper West Side neoyorquino causaba heridas a dos agentes de policía y él. Cumplió cinco años en cárceles neoyorquinas que incluyeron la conversión penitenciaria al islam, con la que pasó a llamarse Jamil Abdalaj Al-Amín.
Predicando una versión incendiaria del islam, Al-Amín se convertía en la década de los 80 en el primer pilar de la emergente comunidad musulmana de Atlanta. Las fuerzas del orden y él no se vieron las caras hasta 1995, cuando fue detenido por disparar cuatro veces en las piernas a un camello y acusado también de llevar un arma del calibre 45 escondida y sin permiso de armas. Un año más tarde era investigado en relación con más de una docena de homicidios, con los que un auto policial le relaciona por venganza, competencia económica y deshacerse de personas "que saben demasiado". Para 1999 era detenido bajo cargos de conducción de un vehículo robado y tenencia de un arma de fuego oculta.
Aun así, cuando los dos ayudantes del comisario, Aldranon English, de 28 años, y Ricky Kinchen, de 35, encuentran a Al-Amín enfundado en un abrigo largo oscuro junto a un Mercedes-Benz negro, no estaban preparados para lo que se preparaba. Al no tener a la vista las manos de Al-Amín, siguieron el protocolo estándar y le ordenaron que pusiera las manos a la vista. "Vale, aquí las tenéis" respondía, y presuntamente sacaba dos armas, disparando en primer lugar un rifle de asalto del calibre 223 y pasando después a un revólver de 9 milímetros. English era alcanzado en ambas piernas, el brazo derecho y el pecho a la altura del corazón. Seis balas mataban a Kinchen. Al día siguiente English identificaba a Al-Amín en un almanaque de sospechosos.
Al-Amín, mientras tanto, se daba a la fuga hasta White Hall, Alabama, y por segunda vez en su vida entraba en la lista de los más buscados del FBI. Cuatro días más tarde era sorprendido - por la friolera esta vez de casi un centenar de agentes de policía armados. Al-Amín llevaba un chaleco antibalas en el momento de su detención. La policía hallaba su Mercedes negro en White Hall - junto a un agujero de bala delator, dos cartuchos, un rifle del calibre 223 y un arma de fuego de 9 mm. Las pruebas balísticas determinaron que las armas eran las utilizadas para disparar contra English y Kinchen.
En mayo de 2000, el fiscal del distrito de Fulton County anunciaba que la fiscalía solicitaría la pena de muerte por el asesinato de Kinchen y los demás cargos. Al-Amín se declaró no culpable.
Un distinguido ex activista de los Panteras Negras juzgado por matar a un policía garantiza el circo mediático. También abre el debate de las armas de fuego; la Asociación Nacional del Rifle achacaba la muerte de Kinchen a la forma inusitada en la que Al-Amín fue puesto en libertad tras su detención en 1995, aduciendo que el criminal violento con antecedentes de tenencia de armas de fuego "debería de haber cumplido un mínimo de diez años de cárcel en una prisión federal".
Pero el verdadero significado del proceso está en otra parte - en las conexiones islámicas de Al-Amín. Su conversión en 1971 llegaba de la mano de Dar-ul-Islam, una organización sunita de afroamericanos. Él estuvo de peregrinación en la Meca tras su puesta en libertad en 1976, afincándose después en Atlanta, donde fundaría al poco la Mezquita Municipal. Hacia 1980, Al-Amín se había convertido en el líder espiritual - el imán - de más de una treintena de centros islámicos afiliados a la "comunidad nacional" de Dar-ul-Islam. El cálculo de su cifra total de seguidores roza los 10.000.
El islam adoptado por Al-Amín pertenece - qué sorpresa - a la variante radical. La transición fue fácil partiendo del sentimiento de odio a América que desposaba como nacionalista negro de los 60. "Cuando empezamos a mirar de forma crítica la Constitución de los Estados Unidos", escribe en el libro de 1994 La revolución al pie de la letra (El Rap está vivo), "vemos que constituye en su esencia lo diametralmente opuesto a lo que ha ordenado Alá".
Critica con virulencia a los negros americanos por integrarse demasiado en la vida de su país: "El problema de los afroamericanos es que son demasiado americanos", escribe. Los caballeros afiliados a la mezquita de Al-Amín en Atlanta llevan coberturas de corte islámico y túnicas o bien botas de combate e indumentaria nacionalista negra. En 1995, dos fieles son condenados por desviar de forma ilegal más de 900 armas a colectivos de Detroit y Filadelfia, y a un grupo islámico vinculado al jeque Omar Abdel Rajmán, el jeque ciego de Nueva York. Un joven converso de la mezquita de Al-Amín se une posteriormente a los separatistas islámicos de Cachemira, donde pierde la vida atentando contra un puesto militar hindú.
Al-Amín nunca se ha cortado a la hora de invocar el islam en su lucha contra la "amériKKKa" blanca. De hecho, entra en la trampa usual de los fundamentalistas, la proyección psicológica - da por sentado que el gobierno estadounidense refleja su propio temor y odio. "El islam se encuentra a una escala global bajo el ataque de los que quieren controlar el mundo" escribía tras su detención en 1995. "Los cargos presentados contra mí guardan una relación directa con el éxito que ha experimentado el islam en nuestra zona. Mi imputación por parte del gobierno estadounidense no tiene nada de nuevo".
Al-Amín pasa a llamar a Estados Unidos un país "en el que el islam está bajo ataque". De igual forma, sus primeras palabras en una audiencia de Alabama, explicando su detención en el año 2000, fueron: "Es una conspiración del gobierno". Su petición de habeas corpus presentada a tenor de esta acusación, afirma que las fuerzas del orden y el crimen organizado "le quieren matar", y que habían unido fuerzas para encerrarle por el crimen de Kinchen. "Esta cuestión no tiene que ver conmigo solamente", escribía en una carta publicada más tarde. "Tiene que ver con el islam y toda la umma islámica. Hay una conspiración premeditada para destruir a la cúpula islámica. Cuando se demuestre la verdad, los incrédulos empezarán a hacer cosas".
Creería, teniendo en cuenta sus antecedentes y sus opiniones descabelladas, que Al-Amín sería marginado por el escalafón islámico de América. Más bien al contrario. Fue distinguido por el Consejo de Relaciones Islámico-Norteamericanas a cuenta de "su carácter moral" - nada menos. Una coalición de organizaciones islámicas le declaraba en 1995 una de "las principales figuras" del islam estadounidense.
Al-Amín ha sido un codiciado orador del círculo islamista, interviniendo en reuniones de CAIR, la Sociedad Islámica de Norteamérica o el Comité Islámico por Palestina. Ha protagonizado las principales concentraciones musulmanas, incluyendo la manifestación de la Bosnia Task Force USA en los exteriores del edificio de las Naciones Unidas en Nueva York en octubre de 1995, donde 18.000 presentes le escucharon condenar al mundo por su "traición" a los musulmanes de Bosnia. Revolución al pie de la letra obtuvo entusiastas críticas literarias en la prensa islámica. "Claro, certero, centrado, despierto, vivo, inteligente; notablemente razonable y legible por todo el mundo", rezaba una valoración, que lo consideraba "un clásico de su género".
Jamil Al-Amín en plena oración islámica. |
Al-Amín es fundador y ex presidente del Consejo Islámico de la Shura de Norteamérica, institución que toma decisiones relativas a la vida religiosa musulmana en Estados Unidos (determina, por ejemplo, el mes exacto que da comienzo del ramadán). Mientras ocupa una celda de Georgia, el Consejo Musulmán Americano radicado en Washington - del que venía siendo presidente - le elogia por ser "un líder de la minoría musulmana norteamericana".
Cuatro organizaciones musulmanas de referencia - CAIR, AMC, ISNA y la Sociedad Musulmana Americana - difundían en el año 2000 una declaración conjunta: "Los cargos presentados contra el imán Jamil son problemáticos porque son inconsistentes con lo que se sabe de su carácter moral y su anterior comportamiento como musulmán". Louis Farraján, de la secta Nation of Islam, visitaba a Al-Amín en su celda, al igual que el director ejecutivo de CAIR.
Todo el peso institucional se concentra hoy en exonerar a Al-Amín del cargo de asesinato de un agente del orden. La Jamaat al-Muslimin de Baltimore fijaba el objetivo de un millón de firmas solicitando su puesta en libertad incondicional. 12 organizaciones islamistas destacadas se unían para recaudar 1,3 millones de dólares para su defensa. Mezquitas tan distantes como la de Connecticut, Nueva York o California celebraban actos sociales para financiar las costas de Al-Amín. La Asociación de Activistas Musulmanes de Southern California repartía un escrito a efectos de recaudación telefónica de fondos. En Los Ángeles llegó a celebrarse el "Concierto Benéfico Hip Hop de Concienciación en Defensa de Jamil Al-Amín".
Estas iniciativas tuvieron al parecer un éxito limitado. Algunos fieles de la mezquita de Al-Amín renunciaron a la campaña cuando no recaudaron lo suficiente para la impresión de los folletos. Los hay que recaudaron más dinero de una forma nada ortodoxa: Ishmael Abdalaj y un socio robaron tres bancos en 22 días, gritando al escapar "¡Al-Amín libre!", pero su carrera acabó de pronto con su detención en mayo de 2000.
La respuesta más reveladora quizá es la de Masjid Al-Islam, de Los Ángeles. Llamando a Al-Amín "uno de los pilares de nuestras minorías islámicas locales", retrata su detención nada menos que como un desafío "al establecimiento del islam en América". De hecho, la mezquita afirma que en función de cómo se desarrolle el proceso "se determinará el futuro crecimiento del islam en América".
No es probable eso, pero la solidaridad con Al-Amín demuestra la verdadera naturaleza de las organizaciones musulmanas de referencia - las mismas invitadas de forma asidua la Casa Blanca, consultadas por los medios e invitadas a participar en diálogos interreligiosos. Elogian "el carácter moral" de Al-Amín en lugar de condenar sus 35 años de antecedentes de extremismo ideológico, violencia política y delincuencia. Recaudan dinero para el fondo de sus costas en lugar de destinarlo a un fondo de educación que ayude a pagar los gastos de las dos hijas pequeñas huérfanas con la muerte del agente Kinchen. Presentan peticiones pidiendo la puesta en libertad de Al-Amín en lugar de renunciar a sus acciones y pedir que se haga justicia.
Esto también encaja en un patrón más extendido en el que las organizaciones islamistas salen de forma constante en defensa de los musulmanes que participan en actividades delictivas. Cuando Ajmed Adnán Chaudhry era condenado de intento de homicidio en San Bernardino, California, el año pasado, CAIR criticaba el fallo y creaba un fondo en su defensa con su nombre. Otros colectivos han acudido en ayuda de Mohammed Salaj, acusado de financiar las actividades terroristas del grupo terrorista palestino Hamás, y de Musa Abú Marzouk, detenido en Nueva York con cargos de asesinato en nombre de Hamás.
Ahora es momento de que los musulmanes moderados denuncien públicamente al ex convicto reincidente acusado de matar a sangre fría a un agente del orden. Ahora es momento también de que denuncien a las organizaciones islamistas que secuestran su religión. Es la oportunidad de que los moderados pongan la voz al islam que puede ser fuerza positiva en la vida norteamericana.
7 de enero de 2002: La víspera de su juicio, vuelvo a esta cuestión en "[Jamil Al-Amín:] un O.J. musulmán."
9 de marzo de 2002: Visite "Jamil Al-Amín entra en prisión" para consultar las novedades de este caso.