Cordesman y Wagner publican los volúmenes 1 al 3 de Las lecciones de la guerra moderna en 1990, abordando el conflicto árabe-israelí 1973-1989, la Guerra Irano-Iraquí y los conflictos de Afganistán y las Malvinas. Aun siendo estudios amplios y de peso, palidecen en comparación con lo masivo del cuarto volumen, que aborda la Guerra de Kuwáit. Como los estudios anteriores, éste sigue n calendario riguroso: cronología acompañada del análisis de efectivos, operaciones y arsenales, finalizando con las lecciones aprendidas. El resultado es un pulso,una valoración que no es probable que sea superada en muchos años, de serlo alguna vez.
De particular interés es el capítulo del choque de culturas militares, en el que los autores valoran cada una de las partes relevantes del conflicto en términos de debilidades y puntos fuertes. Bautizan la principal confrontación entre Irak y Estados Unidos de "combate de la Tercera Guerra Mundial frente a la Primera Guerra Mundial". Su enumeración de los problemas iraquíes se prolonga durante cuatro folios e incluye puntos como "principales debilidades de cada faceta de la gestión de la batalla" o "maniobras de combate aéreo deficientes en todos los sentidos". Otros puntos dignos de interés incluyen la valoración de que un ataque iraquí antes de finales de septiembre de 1990 podría haber asestado a las fuerzas de la coalición "una importante derrota". Las fuerzas saudíes se desenvolvieron mucho mejor de lo que esperaban los occidentales. "Los efectivos sirios no llegaron a combatir". Aunque los políticos y diplomáticos galos siguieron su propia política, los efectivos franceses se integraron en la iniciativa bélica rigurosamente, "una demostración de que el realismo militar puede triunfar sobre la retórica política".