Los yemeníes representan uno de los grupos inmigrantes más reducidos y exóticos en Estados Unidos — unos 10.000 en total. La mayoría de los inmigrantes se concentran en tres zonas — Detroit, Buffalo y el Valle de San Joaquín en California — donde trabajan, respectivamente, en plantas de automoción, fundiciones del acero y la recogida de hortalizas y frutas. Su experiencia es animada a través de fotografías fabulosas en este generoso volumen (por el que University of Utah Press debería ser felicitado, sobre todo por un precio tan razonable). Las ilustraciones muestran en particular el acusado contraste entre la rica geografía de Yemen y el total anodino de la vida yemení en Estados Unidos; y que los varones que se enorgullecen en 'Amran, Yemen, resultan ser los temporeros más frecuentes de Lackawanna, Nueva York. La mayor parte de los capítulos documentan a esta reducida minoría; en el esfuerzo más analítico, Georges Sabbagh y Mehdi Bozorgmehr muestran la forma casi imperceptible en la que el varón soltero se transforma con el tiempo en familia asentada.
Si los inmigrantes yemeníes casi desaparecen en lo vasto de los Estados Unidos, Manfred W. Weiner muestra que los emigrantes yemeníes son un fenómeno muy relevante. Uno de cada cuatro miembros de la población masculina adulta ha dejado Yemen del Norte, y su ausencia ha afectado profundamente a casi todos los aspectos de la vida cotidiana en el país, incluyendo la importancia de la agricultura, las costumbres de inversión, el lugar de la mujer, la demografía, la movilidad social y la política exterior. Está claro que con independencia de los beneficios a corto plazo, una dependencia tan pesada del empleo exterior reviste gran riesgo para los yemeníes.