Un estadounidense y un somalí son autores de otro buen tratado de la creciente serie "Perfiles" de Westview Press acerca de los estados modernos. El subtítulo plasma de manera idónea la ironía integral del sistema: aunque los somalíes constituyen una de las pocas poblaciones de África que encajan en el concepto europeo de nación independiente, los caprichos de la historia colonial les dividieron en cuatro estados (Somalia, Yibuti, Etiopía y Kenia). Las iniciativas encaminadas a incorporar a todos los somalíes bajo un mismo techo han sido el objetivo preferente del gobierno somalí desde la independencia en 1960, para tormento de los tres vecinos del país y de grandes potencias.
Laitin y Samatar firman un estudio lleno de encanto. Lo más atractivo quizá sea el retrato de "una nación de poetas", y la manifestación del lugar crítico de la poesía en la vida política y cultural del país. Imagine la visión "de un grupo de nómadas en lo profundo de los matorrales congregados alrededor de un pequeño transistor, debatiendo melancólicos el contenido de un poema recién emitido por el servicio de la BBC en somalí, mientras sus camellos pastan en las inmediaciones, indiferentes a las apasionadas críticas literarias de sus dueños". También es fascinante la influencia del camello en la vida somalí moderna y la descripción de la inversión poscolonial a una economía no industrial.
El único defecto relevante se refiere a la aceptación vergonzosamente sencilla por parte de los autores de los métodos y los objetivos marxistas. Son lo bastante honestos para admitir que "el socialismo científico" de los 70 arruinó la economía del país, pero parecen desconcertados ante este infeliz acontecimiento. Pase por alto los esfuerzos de análisis económico, sin embargo, y la obra supone una fabulosa introducción a un país desconocido pero absorbente.