[Traducción libre del título publicado en inglés: Hassan Abbas, The Prophet's Heir. Life of Ali ibn Abi Talib, New Haven: Yale University Press, 2021. 239 pp. $30]
Este lector admite tener ciertas expectativas cuando abre un libro publicado por la Universidad de Yale, escrito por un distinguido profesor de Relaciones Internacionales del Near East South Asia Strategic Studies Center (Centro de Estudios Estratégicos de Oriente Próximo y Asia del Sur) de la National Defense University (Universidad Nacional de la Defensa). Dicho centro, vale recalcar, es una unidad del Departamento de Defensa de Estados Unidos, "enfocado en mejorar la cooperación en seguridad" entre los estadounidenses y los profesionales regionales "de la política exterior y de defensa, diplomáticos, académicos y líderes de la sociedad civil".
Estas expectativas se refieren principalmente a la objetividad académica. Uno no esperaría encontrarse con un tratado religioso devoto hacia el islam chiita. Esto, sin embargo, define tal cual al "Heredero del Profeta" (The Prophet's Heir), un texto que hace apología a la figura clave del chiismo, uno de los personajes más importantes de la historia islámica, y el primo y yerno de Mahoma, el profeta del islam.
Consideremos cómo Abbas describe el tema en su introducción (disponible gratis aquí). El distinguido profesor de Relaciones Internacionales, cuyo salario es pagado por el contribuyente estadounidense, nos informa en la primera página acerca del "incomparable valor y espiritualidad" de Alí. Asegura que el islam comenzó "cuando el arcángel Gabriel honró la ciudad de Makkah [La Meca] con un mensaje divino para alguien muy especial ... el último profeta de Dios en la tierra". La página dos continúa explicando que el mensaje divino a Mahoma fue "una continuación de lo que ya había sido revelado, pero que había sido olvidado o modificado". Esta es precisamente la visión estándar, superior y desdeñosa, que el islam tiene hacia el judaísmo y el cristianismo. La página cuatro llama a Alí "un ávido defensor de la justicia...un guerrero valiente".
La apologética también va mucho más allá de Alí propiamente dicho. La página nueve anuncia que los musulmanes "sobresalieron en áreas que van desde las artes y las ciencias hasta la gobernanza y la construcción de imperios en todos los continentes durante los últimos catorce siglos". Las siguientes 190 páginas continúan con un espíritu da'wa (misionero) similar, sin molestarse siquiera por disfrazar la hagiografía como biografía. Por sobre todas las cosas, el autor trata la historia piadosa como si fuera historia fáctica. Que un musulmán chiita reverente quiera escribir semejante himno a su parangón religioso es bastante natural. Pero los fondos gubernamentales de Estados Unidos y la Universidad de Yale no tienen por qué hacerlo. Que difundan tales materiales, propios de una escuela dominical y no de una universidad, sorprende y consterna simultáneamente a este lector.
El "Heredero del Profeta" debería alarmar a todos aquellos que se preocupan por la separación entre Iglesia y Estado, a aquellos que se preocupan por el despilfarro gubernamental, y también a aquellos que temen las avanzadas legales que los islamistas impulsan para ganar influencia en la sociedad.