Un asunto secundario en el Aeropuerto Internacional de Minneapolis-St. Paul (MSP) tiene implicaciones potencialmente cruciales para el futuro del Islam en los Estados Unidos.
Algunos taxistas musulmanes que prestan servicio al aeropuerto declararon, empezando hace alrededor de una década, que no transportarían pasajeros que transportasen alcohol de manera visible, por ejemplo, en bolsas de compra transparentes del duty-free. Esta postura se derivaba del cumplimiento de la prohibición del Corán sobre el alcohol. Un conductor llamado Fuad Omar explicaba: "Esta es nuestra religión. Podríamos ser castigados en la otra vida si accedemos [a transportar alcohol]. Esto es un tema del Corán. Esto vino del cielo". Otro taxista, Mohamed Mursal, se hacía eco de sus palabras: "Está prohibido transportar alcohol en el Islam".
El tema salió a la luz pública en el 2000. En una ocasión, 16 taxistas seguidos rechazaron a un pasajero con botellas de alcohol. Esto hizo que el pasajero, que legal y moralmente no había hecho nada malo, se sintiera como un criminal. Por su parte, los 16 taxis perdieron ingresos. En palabras de Josh L. Dickey, de Associated Press, cuando los taxistas en el Aeropuerto Internacional de Minneapolis-St. Paul rechazan una carrera por cualquier motivo, "vuelven al final de la cola. Muuuuy atrás. Más allá de la Terminal, al extremo de un largo camino de servicio, y dentro de un aparcamiento serpenteante repleto de taxis en Bloomington, donde los taxistas se sientan a la espera durante horas, esperando ser llamados de nuevo".
Para evitar esta situación desagradable, los taxistas musulmanes solicitaron permiso a la Comisión de Aeropuertos Metropolitanos para rechazar a los pasajeros que llevasen licores, incluso los sospechosos de llevar licores, sin ser castigados al final de la cola. La Comisión de Aeropuertos Metropolitanos rechazó esta solicitud, temiendo que los taxistas pudieran esgrimir la religión como excusa para rechazar a los pasajeros de carreras cortas.
La cifra de taxistas musulmanes se ha incrementado hasta la fecha, hasta el punto que suponen presuntamente tres cuartas partes de los 900 taxistas del Aeropuerto Internacional de Minneapolis. Hacia septiembre del 2006, de media, los musulmanes rechazaban tres carreras al día por motivos relacionados con el alcohol. Según el portavoz del aeropuerto, Patrick Hogan, este tema "ha crecido lentamente a lo largo de los años hasta el punto en que se ha convertido en un tema significativo de servicio al cliente".
"Los pasajeros se muestran sorprendidos y se sienten insultados con frecuencia", añadía Hogan.
Con esto en mente, la Comisión de Aeropuertos Metropolitanos propuso una solución pragmática: los taxistas reticentes a transportar alcohol podían hacerse con una luz especial en el techo de sus coches, que señalara sus opiniones a clientes y taxistas nuevos por igual. Desde el punto de vista del aeropuerto, este plan ofrece un mecanismo eficaz y sensato para solucionar un irritante menor, no dejando insultado a ningún pasajero y sin que ningún taxista pierda negocio. "Las autoridades aeroportuarias no están metidas en interpretar textos sagrados o dictar las elecciones religiosas de nadie", señala Hogan. "Nuestro objetivo simplemente es garantizar que los pasajeros (en el aeropuerto) quedan bien atendidos". En espera de la aprobación solamente del comité asesor de taxis del aeropuerto, la propuesta de las dos luces probablemente entrará en vigor a finales del 2006.
Pero a nivel social, la solución propuesta tiene implicaciones masivas y preocupantes. Entre ellas: el plan de las dos luces introduce por las buenas la shari‘a o ley islámica, con el visto bueno estatal, en una transacción comercial cotidiana en Minnesota. Una autoridad gubernamental da su bendición a una señal de quién sigue la ley islámica y quién no.
¿Qué pasa con los taxistas más allá de los del Aeropuerto Internacional de Minneapolis? Otros taxistas musulmanes en Minneapolis-St. Paul y por todo el país bien pueden exigir el mismo privilegio. Los conductores de autobús seguirán la iniciativa. Todo el sistema de transporte público entero podría dividirse entre aquellos islámicamente observantes y aquellos que no.
¿Por qué detenerse en el alcohol? Los taxistas musulmanes de varios países ya se quejan vigorosamente por aguantar perros lazarillo en sus coches. Futuras exigencias pueden incluir no llevar a mujeres con los brazos al descubierto o el pelo suelto, a homosexuales, o a parejas que no estén casadas. A esos efectos, podrían vetar los varones que llevasen kippas, como también los hindúes, los ateos, los camareros de coctelería, los croupiers, los astrólogos, los banqueros o los quarterbacks.
La Comisión de Aeropuertos Metropolitanos ha consultado el tema de los taxis con la sucursal en Minnesota de la Sociedad Musulmana Americana, una organización que el Chicago Tribune ha demostrado que está dedicada a convertir Estados Unidos en un país gobernado según la ley islámica. La esposa de un exdirectivo de la organización, por ejemplo, ha explicado que su objetivo es "educar a todo el mundo acerca del Islam y seguir las enseñanzas del Islam con la esperanza de establecer un estado islámico".
Es precisamente la naturaleza inocua de la solución de los taxis con dos luces lo que la hace tan insidiosa, y el motivo por el que la Comisión de Aeropuertos Metropolitanos debe reconsiderar su errónea decisión. Los lectores que deseen dar a conocer sus opiniones a la Comisión de Aeropuertos Metropolitanos pueden escribir a publicaffairs@mspmac.org.