Después de que las fuerzas estadounidenses abandonen Irak a finales de 2011, Teherán tratará de convertir a su vecino en un territorio gobernado por un sátrapa (una provincia o un satélite, por ejemplo) en enorme detrimento de los intereses occidentales, israelíes y árabe moderados.
Ya hay en marcha intensos esfuerzos iraníes, patrocinando Teherán a las milicias de Irak y enviando a las zonas fronterizas iraquíes a sus propias fuerzas militares. Bagdad responde con debilidad, proponiendo su jefe del estado mayor un pacto regional con Irán y ordenando sus legisladores ataques al colectivo Mujahidín-e-Jalq (MEK), una organización iraní disidente con 3.400 miembros radicada en Camp Ashraf, a 100 kilómetros al noreste de Bagdad. La cuestión del MEK revela con especial claridad el comportamiento sumiso hacia Irán que manifiesta Irak. Observe los últimos acontecimientos:
El día 7 de abril, el MeK difundía información de espionaje que evidencia la creciente capacidad de Irán para enriquecer uranio, revelación que el ministro iraní de exteriores confirmaba rápidamente.
Imagen de una grabación obtenida por Fox News que muestra a militares iraquíes atacando Camp Ashraf. |
Este incidente se desarrolló a pesar de las nuevas promesas realizadas por Bagdad de tratar de forma humana a los disidentes iraníes y de protegerlos. El secretario del Comité de Exteriores del Senado John Kerry describe con acierto el ataque como "una masacre" mientras el ex gobernador Howard Dean llama al primer ministro iraquí "un asesino múltiple". El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas "condenaba" el ataque y la Misión de Apoyo a Irak de las Naciones Unidas (UNAMI) manifestaba "profunda inquietud".
El 11 de abril, el asesor militar del Líder Supremo iraní Alí Jamenei (según una información), "elogió al ejército iraquí por su reciente ataque a los enclaves [del MEK] y solicitó a Bagdad que siguiera atacando la base terrorista hasta su destrucción".
El primer ministro iraquí Nouri al-Maliki y el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. |
El maltrato iraquí a los disidentes iraníes plantea cuestiones humanitarias y en la misma medida apunta la creciente importancia del MEK como mecanismo para frustrar el objetivo estadounidense de minimizar la influencia de Teherán en Irak.
Dicho eso, Washington -- que concede el estatus de "asilados" a los residentes de Ashraf desde 2004 a cambio de que depongan sus armas -- acarrea la responsabilidad parcial de los ataques sobre Ashraf; en el año 1997 echó un cable a Teherán y, en contra tanto de los hechos como del código, incluyó erróneamente (y lo sigue incluyendo) al MeK en la lista de "Organizaciones Terroristas Extranjeras".
Bagdad está explotando esta etiqueta terrorista. Por ejemplo el congresista Brad Sherman (Demócrata de California) informa que "en conversaciones mantenidas en privado, el gabinete del embajador iraquí ha dicho que la sangre no mancha las manos del ejecutivo iraquí pero mancha al menos parcialmente las manos del Departamento de Estado porque el MeK está incluido como organización terrorista y en consecuencia, Irak no piensa que tenga que respetar los derechos de los residentes del campamento". La calificación de terrorista también ofrece a Bagdad la excusa para expulsar a los residentes de Ashraf y probablemente extraditarlos a Irán.
¿Cómo satisfacer en este momento de crisis el llamamiento del Senador Kerry a que "todas las partes relevantes... busquen una solución pacífica y duradera"? Algunas recomendaciones:
- Administración estadounidense: excluir al MeK de la lista de organizaciones terroristas, cumpliendo los deseos de una importante mayoría bipartidista en el Congreso, del antiguo asesor de seguridad nacional de Barack Obama, y de destacados Republicanos.
- Unión Europea: imponer sanciones económicas a Irak si Bagdad sigue impidiendo que una delegación parlamentaria de la Unión visite Ashraf. (La Unión Europea es el segundo socio comercial más importante de Irak).
- Naciones Unidas: destacar una delegación de la UNAMI en Ashraf, protegida por una pequeña fuerza estadounidense, para disuadir de futuros ataques iraquíes y satisfacer la exigencia del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de "una investigación transparente, independiente y completa" del ataque de Ashraf con vistas a procesar a "cualquiera responsable del uso excesivo de la fuerza".
Ahora es momento de actuar con urgencia en Camp Ashraf, un referente de la creciente influencia iraní en Irak, antes de que Teherán convierta Irak en un satélite.