El polémico estudio académico de Oriente Próximo y el islam por parte de los estadounidenses está cambiando de formas fundamentales. Voy a ofrecer unas cuantas ideas apoyadas en 42 años de observación de primera mano:
Uno de los muchos libros acerca de "el mundo árabe". |
Cuando llegué al terreno académico de Oriente Medio y el islam en el año 1969, los estadounidenses examinaban casi en exclusiva el impacto occidental sobre los musulmanes modernos; en la actualidad, el impacto musulmán sobre Occidente protagoniza el terreno casi con igual relevancia, desde la esclavitud americana a los problemas en Malmö, Suecia.
De árabes a musulmanes: Las obras acerca de "los árabes", "el mundo árabe", "la política árabe", "el nacionalismo árabe", o "el socialismo árabe" volaban de las imprentas durante mis años de estudiante. Con el tiempo, sin embargo, la falsedad de este concepto moderno de los árabes se hizo evidente. Yo fui uno de los que razonaban del islam como el verdadero rasgo definitorio, dedicándome hace 30 años a demostrar que "el islam marca de forma profunda las posturas políticas de los musulmanes". Recibida con escepticismo allá por entonces, esta interpretación se ha hecho en la actualidad tan cegadoramente evidente por sí sola que Amazon.com tiene catalogadas no menos de 3.077 obras en inglés acerca de la yihad.
De la lectura crítica a la redacción apologética: era poco consciente, pero optar por la historia islámica cuando lo hice se traducía en ser arrollado por la avalancha del revisionismo. Ya en 1969 los eruditos académicos veneraban la civilización islámica al tiempo que normalmente (pero no siempre) conservaban un enfoque orgullosamente occidental. Símbolo del aprendizaje a la vieja usanza, mi primer profesor de historia de Oriente Medio nos encargó la lectura de la obra de Julius Wellhausen Das Reich und sein arabische Sturz (en inglés claro está), publicada en 1902.
La vieja guardia: Julius Wellhausen (1844-1918), autor de mi disertación acerca de la dinastía Omeya. |
Los viejos maestros se salían de los planes de estudio. El Seminario Hartford "pasó rápidamente de ser el seminario Protestante de referencia para las misiones en el mundo musulmán a ser una institución que promovía la islamización". La interpretación académica de la yihad plasma perfectamente esta transformación: en cuestión de una única generación, la yihad pasa de interpretarse como belicismo agresivo a considerarse automejora moral. Los académicos trasladaron sus trabajos parciales y de baja calidad a las instancias del estado.
La labor académica en ocasiones se ha convertido prácticamente en una parodia de sí misma, con especialistas pretendiendo demostrar absurdos tan monumentales como: que la historia israelí antigua es la invención de la propaganda sionista moderna, que el movimiento islamista habría desaparecido ya antes de 1992, que la necesidad de agua potable mueve el conflicto árabe-israelí, o que en Oriente Medio no existe la homosexualidad. Como sugieren los sensibleros homenajes póstumos a Said, muchos especialistas siguen siendo sus súbditos perversos.
De la indiferencia de la opinión pública a la participación: Oriente Medio era un terreno políticamente destacado mucho antes del año 2001 gracias a las tensiones de la Guerra Fría, las exportaciones de crudo, el conflicto árabe-israelí y la revolución iraní. Pero el interés de la opinión pública estadounidense en la región siguió siendo modesto hasta el 11 de Septiembre y los posteriores conflictos afgano e iraquí. Ese rápido aumento del interés condujo a la concienciación generalizada de la deficiencia de la labor académica en el terreno. Con la ayuda de sofisticadas críticas como las de Kramer, además de organizaciones como Campus Watch, la opinión pública se ha implicado activamente en la oposición a los especialistas radicales en Oriente Próximo, por ejemplo a través de las iniciativas activistas encaminadas a negarles las plazas académicas. No existe ningún paralelismo con el resto de terrenos.
De estar de moda a ser retro: Otra respuesta a este fracaso consiste en que los autores -- con frecuencia fuera del estamento académico -- se remontan a trabajos académicos previos a 1980 para entender la región. Ibn Warraq, ex musulmán bajo seudónimo, publicó una serie de obras acerca de la vida de Mahoma, los orígenes del Corán, sus variantes, e interpretación, apoyadas todas en escritos de generaciones de antigüedad. Andrew Bostom, investigador médico, hizo antologías de porciones significativas de trabajos anteriores a 1980 acerca de la yihad y el antisemitismo. El historiador Efraim Karsh escribió El imperialismo islámico, en el que sostiene que las tendencias expansionistas del islam mueven la región desde los tiempos de las guerras de Mahoma.
Estos libros redactados a la vieja usanza son todavía contados en número en comparación con el torrente de obras del revisionismo, pero plantean el renacimiento de ideas y temáticas que en tiempos parecían moribundas. Su aparición, junto a la implicación de la opinión pública y la creciente influencia de prometedores nuevos académicos, indica que -- con un carácter casi exclusivo en el terreno de las humanidades -- la interpretación sólida del islam y de Oriente Medio se puede recuperar.