El soldado regular estadounidense Nasser Jason Abdo, de 21 años de edad, salta a la palestra por primera vez el pasado agosto cuando, aduciendo que su religión islámica le impide formar parte del ejército estadounidense, se declara objetor de conciencia (C.O.). Aludiendo a los actuales conflictos estadounidenses en Irak y Afganistán, Abdo afirma que el musulmán "no tiene permitido participar en una guerra islámicamente injusta. Cualquier musulmán que conozca su religión... no debería de ingresar en el ejército estadounidense". Además, escribía: "No puedo ser soldado del ejército estadounidense y seguir siendo practicante del islam".
Nasser Abdo en el año 2010, cuando concedía entrevistas acerca de su solicitud de la objeción de conciencia. |
El día 13 de mayo de 2011, a Abdo le era concedida la objeción. Pero esa misma jornada, a causa de una investigación abierta por sus arengas antiamericanas, se enfrentó a una vista convocada en virtud del Artículo 32 (el equivalente militar a una sala de lo penal) por haber bajado 34 fotografías pornográficas de menores a su ordenador propiedad del gobierno. Abdo prometió combatir esta acusación y rechazaba los motivos del ejército para abrirla ("Han transcurrido casi 10 meses desde que se abrió la investigación y sólo ahora que se me concede la objeción se presentan cargos de pornografía infantil en mi contra. Me parece que todo suena muy raro").
El 15 de junio, la vista del Artículo 32 recomienda que Abdo comparezca ante un tribunal militar por posesión de pornografía infantil. El 4 de julio se ausenta sin permiso de las instalaciones de la 101 Aerotransportada de Fort Campbell, Kentucky. El 27 de julio entra en Guns Galore, una armería de Killeen, Texas, cercana al cuartel de Ft. Hood, donde compra munición, armas de repetición y materiales explosivos. También adquiere un uniforme con distintivo de Ft. Hood en una tienda de artículos militares rebajados.
Cuando la policía le detiene más tarde esa misma jornada, recuerda la circular de prensa del FBI, "Abdo estaba en posesión de un revólver del 40, un artículo periodístico [de la revista Inspire, la publicación en inglés de Al-Qaeda] titulado 'Cómo fabricar una bomba en la cocina de tu madre' así como de componentes explosivos incluyendo seis cilindros de nitrocelulosa, cartuchos de escopeta, perdigones, dos relojes, dos bobinas de alambre para coches, un taladro eléctrico y dos ollas express". Los materiales descubiertos en posesión de Abdo concuerdan exactamente con los "ingredientes" enumerados en el artículo relativo a la fabricación casera de explosivos de la revista Inspire.
Abdo admite al FBI que "planeaba fabricar dos explosivos en la habitación de hotel utilizando pólvora y metralla introducida en las ollas a presión a detonar en el interior de un restaurante cualquiera frecuentado por los soldados de la base de Fort Hood".
¿Cuáles fueron sus móviles?
Destacan dos: confiesa planear matar soldados para "equilibrar el marcador" con el ejército, presumiblemente a causa del tribunal militar. Pero su objetivo principal era islamista. Se puso a hablar sin parar de "islamofobia", elogió a CAIR, realizó comentarios antiamericanos y afirmó que no podía matar a correligionarios musulmanes. Su mochila contenía lo que un agente de las fuerzas del orden llama "literatura fundamentalista islámica". Guns Galore es la misma armería en la que el Mayor Nidal Hasán adquirió las armas de fuego que utilizó para matar a 14 en Ft. Hood en noviembre de 2009. Ante el tribunal, Abdo se pone a gritar "Nidal Hasán – Fort Hood 2009" y "Anwar al-Awlaki" (el guía espiritual de Hasán en Al-Qaeda). También grita "Abir al-Janabi - Irak 2006", el nombre de una niña violada colectivamente y asesinada ese año por efectivos estadounidenses.
Este caso destaca una cuestión más profunda: ¿es compatible el islam con formar parte del ejército estadounidense? La objeción de conciencia de Abdo y su aspiración al terrorismo ilustran de formas opuestas pero complementarias su incompatibilidad. El ejército de los Estados Unidos aceptó tácitamente su razonamiento al concederle la objeción, decisión influenciada quizá por los repetidos ataques musulmanes al ejército estadounidense, que incluyen el ataque del sargento Hasán Ajbar a sus superiores con granadas en Kuwait, el episodio de Hasán en Ft. Hood y el ataque de Abdaljakim Muyahid Mohammed a un centro militar de Arkansas.
Este consenso entre Abdo y el ejército guarda enormes implicaciones para el islam en América, al insinuar que los musulmanes no pueden ser ciudadanos leales del país y que constituyen una quinta columna. Yo discrepo: los musulmanes pueden ser estadounidenses patriotas y soldados ejemplares. Dicho eso, el caso Abdo señala una vez más la necesidad de un escrutinio extra de los musulmanes, ya formen parte de la administración o embarquen en un vuelo comercial. Es una pena y de mal gusto, pero la seguridad común no merece menos.