Dictado con motivo de la conferencia La militarización de los esclavos, del mundo antiguo a la Guerra Civil americana organizada por la Universidad de Yale del 16 al 18 de noviembre de 2000, el presente texto ofrece una versión resumida de la obra de Daniel Pipes Soldados esclavo y el islam, que hace hincapié en el componente esclavo, no el islámico.
Hasta un vistazo rápido a la historia de las poblaciones musulmanas revela el extraordinario papel que interpretaban los varones de origen servil en las fuerzas armadas. Formaron parte de ellas como efectivos regulares y como oficiales en la misma medida, llegando después a cargos destacados en la administración, la política y todos los aspectos de la gestión pública con frecuencia.
Como deja claro esta conferencia, los esclavos han sido utilizados como soldados en muchos lugares del mundo; pero yo voy a defender que su uso en los países musulmanes reviste algo característico. Entre los musulmanes, este uso de los esclavos adquirió un rasgo sistemático que permitía a los esclavos ocupar funciones militares centrales y prosperar por la jerarquía del Estado, llegando a veces a ocupar cargos relevantes. Estoy convencido de que el uso sistemático de esclavos como soldados constituye el rasgo más característico de la vida pública musulmana en los tiempos premodernos.
Para empezar, cierta terminología. Esclavo se utiliza aquí para denotar "particular de origen servil" con independencia de su posterior situación. El término no indica si más tarde es libre según la ley o no, en la práctica, o las dos cosas. Este uso especial corresponde al uso de esclavo en lenguas vernáculas musulmanas. Un esclavo militar es una persona de origen servil que se somete a un proceso de adquisición de una forma sistemática, acompañado de instrucción y empleo como soldado regular. Este término no se aplica a todos los esclavos que combaten en guerra, sino sólo a aquéllos cuyas vidas giran en torno al servicio militar. El esclavo militar conserva este apelativo aun después de alcanzar la libertad jurídica o real. La esclavitud castrense es el sistema que compra, instruye y emplea a esclavos militares.
En la historia
Durante un milenio entero, desde principios del siglo IX hasta principios del siglo XIX, los musulmanes emplearon de forma regular y deliberada a los esclavos como soldados. Esto tenía lugar a lo largo de la práctica totalidad del mundo musulmán, desde África Central hasta Asia central, desde España a Bengala y puede que más allá. Pocas dinastías comprendidas en esta horquilla y amplia demarcación carecieron de esclavos militares.
Dinastías. Justamente a causa de su relevancia y carácter generalizado, la esclavitud castrense en el mundo musulmán desafía la descripción breve; los esclavos ocupaban demasiados puestos y cumplían demasiadas funciones. De ahí que la documentación integral de su repercusión y actividades no pueda recogerse aquí, tan sólo alguna indicación de su distribución. Los ejemplos concretos demuestran la importancia, la incidencia generalizada y la frecuencia de la esclavitud castrense.
Casi todas las principales dinastías del mundo musulmán dependieron de esclavos militares. Son los gobiernos que controlaron las zonas más grandes, duraron más tiempo y tuvieron mayor influencia sobre el desarrollo de las instituciones musulmanas. Yo he seleccionado diecisiete dinastías destacadas; de ellas, parece que todas menos una se apoyaron en el uso de esclavos militares. La excepción, la dinastía omeya, es anterior a la vigencia del sistema de esclavitud castrense; pero llegó a emplear a los que no eran libres de una forma que auguraba la esclavitud militar. Una breve caracterización de los soldados esclavos de estas dinastías sería:
- Los Omeyas (661-750). El gobierno Omeya, con sede en Damasco, se apoyaba en los mawlas, varones que no siendo libres exhibían rasgos de esclavos militares; la institución de la esclavitud castrense no existía antes del siglo IX, pero los Omeyas se anticiparon todo lo posible al uso de la misma clase de efectivos.
- Los Abasidas (749-1258). Los soldados esclavos dominaban el ejército abasida y el gobierno de Bagdad hacia mediados del siglo IX. Luego, mucho más tarde, cuando los abasidas reaparecen durante el siglo XIII, los esclavos vuelven a ocupar un destacado papel militar.
- Los Omeyas españoles (756-1031). Los Omeyas de España también desarrollaron un sistema de esclavitud a principios del siglo IX; los esclavos interpretaron un papel consistentemente relevante de principio a fin de la dinastía. En el momento de su disolución en el 1031, surgieron siete dinastías de gobernantes de origen servil.
- Los Búyidas (932-1062). Aunque los soldados tribales de la cordillera iraní de Daylami les condujeron al poder, los búyidas reclutaban rápidamente soldados esclavos turcos. Este cambio también plasmaba el paso de la infantería a la caballería.
- Los Fatímidas (909-1171). Al igual que los Búyidas, salidos de un ejército tribal inicial, los Fatímidas (inicialmente de Túnez, luego de El Cairo) dependieron enseguida de los esclavos militares, aunque empleaban esclavos de origen diverso, abarcando turcos, bereberes, negros y eslavos.
- Los Gaznávidas (977-1186). Fundada por un esclavo militar que se escindió de los Samánidas, la dinastía Gaznávida del Irán oriental incorporó a sus filas esclavos procedentes sobre todo de Asia Central, y en segundo lugar de la India.
- Los Seljúcidas (1038-1194). Los Seljúcidas establecieron la dinastía que tuvo mayor influencia entre las instituciones musulmanas. Llegaron al poder como líderes de las tribus de guerreros de las planicies semiáridas del sureste de Europa, pero enseguida hicieron un uso abundante de los esclavos militares en Irán. Para el momento de la caída de los seljúcidas, los esclavos se habían hecho prácticamente con el control de la dinastía.
- Los Almorávides (1056-1147). Primera dinastía relevante del norte de África, los almorávides empezaron siendo un movimiento religioso pero gradualmente se apoyaron de forma moderada en los esclavos de sus ejércitos.
- Los Almohades (1130-1269). Parecidos a los almorávides en sus orígenes geográficos y religiosos, y en su uso moderado de los esclavos militares.
- Los Ayúbidas (1171-1250 en Egipto: después por todo el levante). Partiendo de los efectivos kurdos y turcos libres, los Ayúbidas acabaron dependiendo enormemente de los esclavos militares de Asia Central. La oferta desde allí se incrementó sustancialmente a causa de la agitación provocada por las invasiones mongolas. La dinastía Ayúbida acabó cuando sus esclavos militares usurparon el trono.
- Sultanato de Delhi (1206-1555). El sultanato de Delhi estaba compuesto en realidad por seis dinastías diferentes, todas las cuales utilizaban esclavos militares. La primera de ellas, los Muezíes, fue fundada por un esclavo soldado que se separó de sus amos Guríes; varios muezíes que vinieron después y otros gobernantes tenían también orígenes serviles, y los esclavos jugaron un papel destacado de principio a fin.
- Los Háfsidas (1228-1574). Los gobernantes Háfsidas de Túnez empleaban una guardia de guardaespaldas africanos negros compuesta por esclavos, pero no está claro que los turcos que empleaban lo hicieran como esclavos u hombres libres. En cualquier caso, los soldados esclavos solamente jugaban un papel secundario.
- Los Mamelucos (1250-1517). La dinastía esclava militar por excelencia; no sólo casi todos los soldados comenzaban sus carreras siendo esclavos, sino que constituyeron el gobierno de El Cairo y pasaron el control a otros esclavos. Los mamelucos mantuvieron una oligarquía consuetudinaria servil durante siglos, reclutando efectivos principalmente en Asia Central y la región del Mar Negro.
- Los Otomanos (1281-1924). Junto a los mamelucos, esta dinastía afincada en Estambul disponía del sistema más afamado de esclavitud castrense. Los soldados esclavo se introdujeron alrededor del siglo XIV y sus últimos vestigios fueron abolidos en 1826 nada menos. Además de abastecer al ejército de efectivos regulares de infantería (los Jenízaros), los esclavos asumían muchas cargas de la administración central.
- Los Safávidas (1501-1732). Los esclavos completaban a los efectivos tribales que habían llevado al poder en Irán a los safávidas. Los esclavos procedían sobre todo de la región del Cáucaso y perduraron hasta el final de la dinastía.
- Los Sharif de Marruecos (Sa'di y Filali, 1511-). El uso Sa'di de esclavos en el ejército siguió siendo secundario, pero los Filali se apoyaron mucho en ellos, sobre todo durante el siglo XVIII. Los esclavos eran africanos negros.
- Los Mugales (1566-1858). Mientras el gobierno central de Delhi utilizaba como soldados a los esclavos de forma exclusivamente errática, los mansabdar los reclutaron ampliamente. El gobierno central encontraba sus efectivos en muchos sitios, normalmente libres.
En resumen, todas las dinastías musulmanas más influyentes hicieron uso militar de esclavos; en muchas, estos soldados interpretaron papeles importantes. El papel visible y extendido del esclavo castrense en las principales dinastías da fe de su relevancia capital militar y política. Más allá de estas dinastías clave, está claro que los esclavos castrenses combatieron en todo el mundo musulmán. Las cuatro quintas dinastías musulmanas quizá hicieron uso regular de ellos. Unos cuantos casos de los rincones del mundo musulmán (sobre todo de las áreas no representadas por las principales dinastías enumeradas arriba) pueden ayudar a ilustrar esto:
Las dinastías musulmanas africanas subsaharianas hicieron probablemente el mayor de los usos de los esclavos castrenses, dato que plasma el lugar particularmente importante de los esclavos en su economía y su vida social. Los esclavos ocupaban puestos políticos y militares por doquier en muchas dinastías; algunas de las más estudiadas incluyen Darfur, la región sudanesa de Majdiya, Bornu, los emiratos Fulani y el Ton-Dyon.
La esclavitud castrense se daba en la mayoría de regiones de la península arábiga, pero sobre todo en la región de instituciones políticas más desarrolladas - el Yemen. Por ejemplo, una dinastía del siglo XI presente allí, los Najáhidas, salió de un cuerpo de esclavos castrenses. Uno de los últimos casos de esclavitud castrense se dio en la Meca a principios del siglo que ahora termina.
En la India, los esclavos castrenses del norte procedían en su mayor parte de Asia Central, mientras que los del sur y el este procedían de África. Por ejemplo, Malik Ambar, que gobernó una parte notable de las llanuras del Deccán entre 1601 y 1626, era un esclavo de origen africano. No está claro que la esclavitud castrense existiera en su plenitud al este de Bengala, pero parece probable.
El caso egipcio. La concentración en el uso de los esclavos castrenses en una única región o periodo puede trasladar su extraordinario uso. Mientras casi todas las áreas del mundo musulmán lo hacían, Egipto reviste la ventaja doble de haber sido estudiado en profundidad y ser accesible.
La primera expedición a gran escala de soldados castrenses de la historia fue probablemente la de al-Mu'tasim en el año 828, integrada por 4.000 turcos enviados a Egipto durante dos años. A medida que los esclavos castrenses constituían una parte progresivamente mayor del ejército abasida en las décadas posteriores, fueron jugando también un papel más relevante en Egipto, culminando en el 868, cuando el hijo de un esclavo militar turco, Ajmed b. Tulún, ascendió a gobernador de la provincia y luego a gobernante independiente, apoyándose en gran medida en unas fuerzas armadas compuestas por esclavos. Para cuando los abasidas recuperaban el control del país en el 905, los esclavos castrenses ocupaban un papel destacado en la jerarquía militar. Bajo la dinastía siguiente, los Ijshididas, "muchos esclavos liberados llevaban armas e ingresaron en organizaciones castrenses, alcanzando cargos importantes algunos de ellos". Kefir, un eunuco esclavo negro con experiencia militar, se hizo con la administración ijshidida en el 946 (pasando a ser su responsable oficial en el 966) y gobernó hasta justo antes de la conquista fatímida del 969.
Con la llegada del gobierno fatímida, los esclavos castrenses cobraban nueva importancia; lo más característico fue quizá que los soldados de orígenes diversos combatían bajo el liderazgo chiíta, lo que condujo a un descontento constante en las fuerzas armadas. Desde el momento en que los ayúbidas se hicieron con el poder en el 1169, predominaron los esclavos oriundos del subcontinente asiatico. Con el tiempo, su control sobre el ejército y la administración creció, hasta que en el 1250 se hicieron también con el gobierno, conservándolo durante más de dos siglos y medio. Aun después de la conquista otomana del 1517, los esclavos castrenses y sus descendientes siguieron dominando la política egipcia. Perdieron contra Napoleón en 1798 y fueron masacrados por Mohammed 'Alí en el 1811, lo que puso fin a su control de la vida pública egipcia. Parte de su descendencia, bautizada como los turco-egipcios, siguió ocupando cargos importantes hasta la caída del rey Faruq a manos de Gamal Abdel Nasser en 1952.
El sistema
¿Había un sistema? Conocemos muchos datos de los esclavos castrenses pero no sabemos casi nada de la esclavitud militar. Aunque los esclavos castrenses están presentes en casi toda dinastía musulmana premoderna entre España y Bengala, del sistema que les instruía y empleaba sólo se conoce su vigencia en unos cuantos casos. Esta curiosa tesitura intelectual refleja la información de fuentes contemporáneas; aunque muy conscientes de la existencia de esclavos castrenses como individuos, los escritores parecen no reparar en que un sistema hacía funcionar la servidumbre castrense. En el sustancial y diverso grueso de la literatura musulmana premoderna, sólo un puñado de escritores - sobre todo Nizam al-Mulk e Ibn Jaldún - reconocían este sistema y lo describían.
A pesar del desconocimiento de los contemporáneos, existía en vigor un sistema que adquiría, formaba y empleaba a esclavos militares; cuidadas reconstrucciones realizadas a partir de pruebas circunstanciales han demostrado la vigencia de este sistema en varias dinastías, durante muchos años del siglo XIII en adelante especialmente. Las organizaciones mamelucas y otomanas son con mucho las más conocidas, pero también tenemos ciertas nociones de los sistemas vigentes en otras zonas del mundo musulmán. Con independencia de lo diferentes que sean unos de otros en los detalles, la lectura comparativa demuestra que todos comparten estos rasgos cruciales: adquisición sistemática de los esclavos, instrucción militar organizada y empleo de los esclavos como soldados profesionales.
En resumen, el sistema funcionaba de la siguiente manera: Nacido no musulmán en alguna región que no se encontraba bajo control musulmán, el esclavo militar era comprado por una figura musulmana de poder como joven lo bastante mayor para superar la instrucción militar, pero lo bastante joven aún para ser moldeado por ella. Conducido a un país islámico como esclavo, se convertía al islam y se alistaba en la instrucción, saliendo de ella de cinco a ocho años más tarde como soldado adulto. Si mostraba aptitudes especiales, podía progresar hasta cualquier jerarquía del ejército o (a veces) del Estado; mientras que la mayoría de los esclavos castrenses pasaron su vida adulta en el ejército del gobernante, no eran únicamente soldados sino un elemento clave de la élite en el poder en la mayoría de dinastías musulmanas.
La ceguera de los contemporáneos ante el sistema de la esclavitud castrense constituye la dificultad notable a la que se enfrenta el historiador moderno que desea estudiarla; pero aunque nada puede completar los vacíos en las fuentes, la lectura escrupulosa y la hipótesis cuidada pueden devolver a la vida esta esquiva institución. La información acerca de la esclavitud castrense antes del siglo XIII es escasa; David Ayalón, erudito de referencia de esta institución renuncia a esos tiempos: "Nuestra información se ve gravemente limitada en lo que respecta al sistema mameluco desde su origen hasta el 1250. Es dudoso que las fuentes que conocemos por fuerza se puedan utilizar para arrojar luz sobre ese largo periodo". Mis investigaciones de los dos primeros siglos islámicos confirman la conclusión de Ayalón: las fuentes no proporcionan pruebas suficientes ni siquiera para postular la existencia de algún sistema, y mucho menos para recrearlo.
Postulados. Para estudiar el sistema, por tanto, hay que partir de postular su existencia; los dos postulados siguientes pueden hacer de base para hacer esto:
1. Siempre que los soldados de origen servil se han convertido en la fuerza militar dominante, tiene que haber en vigor un sistema para comprarlos, instruirlos y emplearlos. Los esclavos pueden ocuparse de labores de apoyo, tareas auxiliares o de urgencia para un ejército de forma desorganizada, pero para convertirse en una presencia independiente relevante tienen que haber sido utilizados de forma sistemática. No es una teoría sino una hipótesis; los esclavos alcanzaron la presencia predominante en muchas dinastías musulmanas de las que casi no tenemos conocimiento de un sistema. Pero esta premisa encuentra cierta validación en la lectura comparativa de los sistemas de servidumbre. En concreto, dos datos la sustentan: En los momentos en los que se sabe que había en vigor un programa de instrucción militar, los esclavos adquirían a menudo una importancia desproporcionada (por ejemplo, los abasidas con al-Mu'tadid, los seljúcidas, los mamelucos, los otomanos, los tunecinos con la gobernación bey y Darfur); fuera del mundo musulmán, no se tiene conocimiento de la existencia de algún sistema en el que los esclavos hayan adquirido una importancia tan desproporcionada.
2. Un sistema de esclavitud castrense tiene que haber estado en vigor treinta años antes de haber reclamado el poder los esclavos castrenses por lo menos. Treinta años constituye el margen aproximado de tiempo entre la instrucción militar del esclavo en un cuerpo (en torno a los quince años de edad) y su ascenso al poder (en torno a los cuarenta y cinco). También puede que los esclavos tardaran mucho más en adquirir poder, o que nunca lo hicieran, pero su llegada a los cargos militares y políticos importantes en menos de treinta años parece algo muy improbable.
En combinación, estas dos hipótesis permiten postular la existencia de un sistema de esclavitud castrense treinta años antes de que los esclavos dominaran una dinastía. Por ejemplo, los ayúbidas perdieron el poder en favor de sus esclavos militares en el 1250; esto implica que había en vigor un sistema por lo menos en torno al 1220.
El propio sistema. Desde el momento en que un gobernante o cualquier otro notable decide comprar esclavos militares, destinará una atención excepcional a la selección de los reclutas. En concreto, el futuro propietario busca dos rasgos: potencial militar y maleabilidad. El gusto por los jóvenes de origen noble y el elevado precio que se abonaba por los reclutas pendientes de adquisición plasma el interés del amo en encontrar los candidatos más cualificados a esclavo militar. En un caso bien documentado, al-Mansur Qala'un al-Alfi, un sultán mameluco (entre el 1280 y el 1290), debería parte de su nombre (alf, "mil" en árabe) al desproporcionado precio de su compra, 1.000 dinares. Los criterios de selección también determinan el origen geográfico de los esclavos castrenses, dado que algunas regiones son famosas por alumbrar mejores efectivos que otras. De manera que mientras los esclavos hindúes no combaten a menudo, los esclavos varones del subcontinente combaten de forma casi invariable.
Además de elevada calidad, un amo busca lealtad potencial en sus esclavos militares. El amo se asegura la vinculación fuerte comprando esclavos jóvenes y extranjeros en la misma medida. El esclavo de a pie puede ser inducido por la fuerza a desempeñar sus labores (llegando a incluir ciertos encargos militares), pero al esclavo castrense hay que convencerlo. Puesto que estos hombres acarrean casi siempre enormes responsabilidades y llegan a tener una considerable libertad de acción, el vínculo personal entre el amo y su esclavo cobra gran importancia. Siendo los niños mucho más impresionables que los adultos, el amo no escatima esfuerzos a la hora de comprar reclutas jóvenes. Acepta chavales de hasta diecisiete años pero los prefiere en torno a los doce; a esas edades son todavía muy susceptibles a la instrucción pero ya están formados en las técnicas de defensa personal de sus poblaciones. La transferencia de estos conocimientos al ejército del amo constituye uno de los principales beneficios de la esclavitud castrense. De los numerosos rasgos deseados en un esclavo militar, la juventud es incuestionablemente el más importante. El origen noble, el potencial elevado y ser extranjero, todo es de ayuda, pero la juventud es lo que más importa, porque este rasgo basta por sí solo para garantizar el éxito de la etapa siguiente, la instrucción.
Un propietario de esclavos recluta extranjeros porque su origen foráneo también eleva su susceptibilidad a la hora de ser moldeado; el propietario puede aislar al extranjero eliminando cualquier vínculo ajeno a su hogar inmediato y obligándole a depender por completo del reducido mundo del amo y sus homólogos esclavos. Para rematar este aislamiento, la mayoría de los esclavos castrenses llegan al lugar ignorando el idioma del país de cuyo ejército formarán parte.
La posición especial del esclavo castrense se vuelve todavía más acusada durante sus primeros años de servicio. A su llegada a su nuevo país, se enfrentará a un buen número de experiencias concebidas para orientarle hacia la carrera militar. Claramente, para que el esclavo reciba el uso más eficaz, no podrá alistarse directamente en el ejército, sino que tendrá que aprender sus costumbres y crear nuevas lealtades. El período de transición servirá para transformarle de extranjero dispuesto en soldado leal y hábil. Sus capacidades, su juventud y su aislamiento combinados con lo integral de la instrucción militar servirán para garantizar este cambio. Mientras los esclavos de aquí son explotados por su trabajo, el esclavo castrense es instruido y formado. Estos largos años de formación y reorientación acusarán todavía más el contraste entre los dos.
La instrucción militar ocupa el núcleo de la esclavitud castrense. Para entender los logros de estos soldados, hemos de estudiar su instrucción, dado que esta experiencia marcará su vida adulta entera. Mientras los esclavos sin instrucción aportan unos conocimientos y una lealtad dudosas, aptos solamente para funciones militares limitadas, los esclavos que superan la instrucción ocupan todos los cargos de responsabilidad y conocimiento. La instrucción durará de cinco a ocho años y cumplirá una finalidad doble: desarrolla habilidades e inculca la lealtad. Las habilidades se trasladan a través de un programa intensivo de instrucción física y espiritual, haciendo más énfasis en lo primero. A través de juegos, competiciones, cacerías y similares, los reclutas se ejercitan continuamente en la defensa personal. El producto es un soldado supinamente formado y muy disciplinado. O, si se valora intelectualmente prometedor, el esclavo recibirá más educación y será preparado para las labores de la administración pública.
La instrucción cumple también otro propósito: transformar la identidad del recluta. Empieza siendo un extranjero pagano que debe lealtad solamente a los suyos; transcurrido el periodo de transición, es un musulmán ducho en las costumbres de su nuevo país e intensamente leal a su amo y sus homólogos esclavos. Como resultado, los esclavos castrenses demuestran contarse entre los efectivos más solventes y leales de su amo.
Al completar la instrucción, los esclavos militares ingresan en el ejército. Aquí deja de haber papeles de apoyo, de urgencia o auxiliares: se alistan como soldados profesionales a jornada completa. Sus amos les prestarán apoyo económico directo, para que no tengan intereses rivales que les distraigan del servicio militar. Los esclavos castrenses desarrollan funciones militares clave y acarrean pesadas cargas; trabajan todo el año, constituyen cuerpos de élite, abastecen a muchos mandos y prosperan con rapidez por la jerarquía militar. En esto no puede darse una relación completa de sus actividades; en circunstancias distintas, desempeñan cualquier función militar concebible.
El ritmo. Una dinastía nueva normalmente no se apoya en los esclavos castrenses a su llegada al poder; comúnmente aparecen de forma espontánea dos o tres generaciones después, cuando el gobernante se dispone a relevar a los efectivos que no son de su confianza con otros procedentes de fuentes nuevas a los que puede controlar mejor. Característicamente, el patrón se desarrolla de esta forma: Los esclavos militares hacen al principio las veces de guardaespaldas personal real, pasando después a otros sectores de su séquito y de ahí al ejército, e incluso a la administración provincial. A medida que el gobernante confía cada vez más en los esclavos castrenses, ellos adquieren capacidad independiente de influencia y a veces se ocupan de las cosas por su cuenta, controlando al gobernante o llegando a usurpar su posición. No siempre, no obstante: en muchos casos, utilizados con juicio, los esclavos militares prestan un servicio fiel y competente a sus amos durante largos periodos de tiempo.
Diferencias con los demás esclavos
En contraste con todos los demás esclavos, el castrense consagra su vida al servicio militar. Sus rasgos característicos se desprenden del hecho de que son soldados. Desde el momento en que es comprado hasta su marcha del servicio, lleva una vida distinta a la de los demás esclavos, al participar en un sistema vitalicio con sus propias motivaciones y reglamentos. En concreto, se diferencia de otros dos tipos de esclavos: el de a pie que combate por casualidad y el gubernamental.
El esclavo ordinario en el conflicto bélico. Los esclavos comunes son todos los que no están en el ejército ni en la administración. Vienen a la cabeza al pensar en la esclavitud en su forma usual: el servicio doméstico o el trabajo en alguna labor económicamente productiva. Tales esclavos llegan a combatir de forma ocasional, pero son totalmente diferentes de los esclavos militares. A efectos comparativos con los esclavos comunes, la vida de un esclavo castrense puede dividirse en tres partes: la compra, la transición y el empleo; en cada etapa su estilo de vida se diferencia de forma dramática de la del esclavo de a pie.
Las diferencias empiezan con el régimen de propiedad, dado que la posesión de un esclavo castrense está mucho más restringida que la del esclavo ordinario. Mientras hasta los pobres pueden ser propietarios de un esclavo de a pie, solamente las figuras políticas de referencia - el gobernante, sus funcionarios, los líderes provinciales - pueden ser propietarios de esclavos castrenses, al representar el poder militar. La mayoría de los esclavos castrenses, en la práctica, pertenecen al gobernante o a la administración central. Esta propiedad exclusiva se traduce en que los esclavos militares casi siempre respiran un clima enrarecido y se codean con los poderosos.
Además, mientras que la decisión de adquirir un esclavo de a pie se reduce principalmente a una cuestión económica (¿puede permitirse el amo su servicio doméstico o se lucra de las actividades económicas del esclavo?), la compra de un esclavo castrense depende de consideraciones militares; también depende de la disponibilidad de los esclavos considerados aptos para esta clase de labores. El amo reclama mayor capacidad que la exigida a los esclavos de a pie; si bien cualquier descarriado puede llevar agua o extraer sal, el futuro soldado habrá de acarrear responsabilidades más graves. Como resultado, el comercio de esclavos castrenses cobra un ritmo y una orientación propias. El amo busca esclavos corrientes entre los adultos jóvenes cuando están en el apogeo de su productividad económica; al esclavo castrense lo prefiere mucho más joven, para poder moldearlo.
A diferencia de los esclavos de a pie, habitualmente se convierten en la sal de los ejércitos de los que forman parte. Y mientras los esclavos corrientes pertenecen a particulares privados, los esclavos militares pertenecen a autoridades; de forma que los primeros tienden a combatir junto a sus amos, mientras los segundos constituyen grupos sustanciales y combaten en unidades serviles independientes.
En virtud de su fortaleza militar, las vidas de estos caballeros difieren de forma notable de las de los esclavos de a pie. Lejos de ser trabajadores serviles o servicio doméstico, disfrutan del respeto y la influencia de los efectivos militares. Aun esclavos, son parte de la élite en el poder; llevan armas, tienen acceso al gobernante, ocupan cargos relevantes y disfrutan de las ventajas del poder y la riqueza. De hecho, disfrutan de muchos privilegios que la mayoría de los hombres libres no pueden alcanzar y, como resultado, su posición servil no conlleva ningún estigma. Por el contrario, se convierte en un distintivo; la esclavitud, en una inversión extraordinaria, brinda acceso al poder y superioridad social que se negarían a ciudadanos libres de nacimiento. Lejos de considerarlo una humillación, los hombres libres codician esta posición y los esclavos la protegen con celo. Nada de esto, por supuesto, es válido en el caso de los esclavos de a pie.
El poder detentado por los esclavos castrenses les permite hacerse con el control de su propio destino. El esclavo corriente solamente es libre cuando su amo decide liberarlo. Pueden huir o rebelarse, pero estas empresas normalmente fracasan; las revueltas de esclavos pueden suscitar enormes levantamientos y tumbar gobiernos, pero no instauran a los esclavos en el poder durante mucho tiempo. ¡Qué diferente es la situación de los esclavos castrenses! Comúnmente se liberan a través de un cambio gradual en la relación con sus amos. Con el tiempo, pasan de su subordinado a ser una unidad militar independiente. Esta oportunidad de ganar poder desde dentro está completamente vedada al esclavo corriente.
Esclavos gubernamentales. Un gobernante puede utilizar a los esclavos de su servicio como agentes políticos; compartirán entonces la elevada posición de los esclavos castrenses pero no serán soldados. Los esclavos administrativos adquieren poder político si el gobernante precisa de agentes de confianza, dado que como su servicio están completamente a sus órdenes y cumplen su voluntad con enorme lealtad. Carentes de cualquier influencia aparte de su favor, tales caballeros son herramientas ideales para su amo; y en caso de desear dedicarse a búsquedas más placenteras, ellos pueden asumir las responsabilidades de la administración sin poner en peligro su posición de gobernante.
Los esclavos administrativos se encuentran por todo el mundo. En Europa, los servi Caesaris del Imperio Romano son los más afamados y mejor estudiados; pero distan de ser únicos. Se encuentran esclavos gubernamentales, por ejemplo, en los reinos bárbaros, vándalos y burgundios; recibían el nombre de ministeriales en la Alemania medieval; y en la región del principado de Muscovy, dominaron las instancias tanto central como provincial durante varios siglos hasta el 1550. Fuera de Europa, el uso de gestores serviles por parte de la dinastía Ch'ing temprana es quizá el ejemplo más conocido; su presencia en Etiopía podría haberse debido a la imitación de los modelos musulmanes.
A pesar de la elevada posición y la influencia que comparten los esclavos de la administración con los esclavos castrenses, los dos grupos son fundamentalmente diferentes. Mientras los esclavos gubernamentales se eligen entre el servicio del gobernante, los esclavos militares son soldados. Los esclavos gubernamentales no pueden ganar una influencia propia y casi nunca amenazan a su amo; los esclavos militares, sin embargo, pueden desarrollar tal influencia desde dentro de sus propias filas y utilizarla para plantar cara al gobernante. La diferencia aquí la explica el origen, no las funciones, dado que los esclavos gubernamentales pueden asumir funciones militares y los esclavos militares ocupan a menudo cargos administrativos. Pero, aun a las órdenes militares, los esclavos gubernamentales siguen siendo simplemente agentes de su amo; los esclavos militares que ocupan cargos administrativos o políticos, sin embargo, conservan su influencia militar y pueden desarrollar una influencia política independiente partiendo de ella. Sus conexiones militares, la solidaridad colectiva y sus vínculos estrechos con el gobernante les catapultaron a un amplio abanico de cargos - consejeros personales, administradores, gobernadores provinciales, agentes especiales, confidentes y demás. En un caso tras otro ingresan en el séquito del gobernante, pasaron a dominar la corte y luego el gobierno central, y a veces llegan a tomar la instancia entera. Estas muchas oportunidades están exclusivamente al alcance de los esclavos castrenses.
Reflexiones
Dos conclusiones breves. ¿Por qué ocupó un papel tan relevante en el mundo musulmán la esclavitud militar, en primer lugar? La esclavitud sistemática de los efectivos militares desde luego no es un concepto islámico ni fue una faceta de Oriente Próximo; más bien estoy convencido que es producto de la no implantación de los preceptos e ideales islámicos en la vida pública por parte de los gobernantes, la consiguiente retirada de la vida pública por parte de la gran mayoría de población musulmana, y la necesidad del gobernante de salir a buscar relevos de confianza. Cuando la población musulmana percibía que su orden público no correspondía con esos objetivos, se apartaba de su propio ejército, obligando al gobernante a buscar soldados en otro lado, lo que a su vez conducía al desarrollo de la esclavitud militar como solución. En este sentido, el sistema plasma la imposibilidad histórica de que los pueblos musulmanes alcancen los objetivos políticos y militares marcados por su religión.
En segundo lugar, este uso musulmán de esclavos como militares es exclusivo. A diferencia del uso institucionalizado de esclavos como soldados en el mundo musulmán, los esclavos combatieron en otros lados como fuerzas de intervención, protectores personales, auxiliares o carne de cañón. En ninguna parte fueron utilizados en grandes cantidades de forma regular como soldados profesionales, y mucho menos como herramienta casi universal de administración pública. Asimismo, habría que reseñar que los pocos ejemplos sistemáticos de no musulmanes que utilizan esclavos se remontan apenas al siglo XVI, mucho después de la creación y difusión del sistema musulmán. Exceptuando estos casos inusuales, sólo los musulmanes eligieron reclutar militares a través de la esclavitud.