A principios de este año, la mayoría de los analistas de Egipto declararon al mariscal Hussein Tantawi la figura clave de la política de aquel país y al Presidente Mohamed Mursi un peso pluma, de manera que fue una sorpresa que Mursi deshiciera de Tantawi el 12 de agosto de 2012. ¿Qué sucede?
Abdel-Fattah El-Sissi, nuevo responsable militar egipcio. |
Algún tiempo después de ser investido Mursi el 30 de junio, Tantawi indicó abiertamente sus intenciones de derrocarle a través de una manifestación masiva que tendría lugar el día 24 de agosto. Su portavoz Tawfik Okasha alentó abiertamente al golpe militar contra Mursi. Pero Mursi se adelantó y el día 12 de agosto adoptaba varias medidas: anulaba la resolución constitucional que limita sus competencias, prescindía de Tantawi y le reemplazaba con Abdel Fattá al-Sissi, el responsable de la Inteligencia militar.
Mursi, en resumen, previno el inminente coup d'état que se preparaba en su contra. Tarek al-Zomor, destacado yihadista y partidario de Mursi, reconocía que "elegir a Sissi para reemplazar a Tantawi fue cortar el golpe por lo sano", admitiendo públicamente la urgente necesidad de actuar por parte de Mursi antes del 24 de agosto. Hamdi Kandil, uno de los periodistas más destacados de Egipto, presentaba con razón la actuación de Mursi como "un golpe civil".
Tarek al-Zomor, un violento salafista pro-Mursi, afirmó públicamente lo que otros susurraban. |
Pasaron por alto un factor invisible: el estamento de los oficiales militares sensibles a la Hermandad viene siendo mucho más numeroso y poderoso de lo que reparaban antes: tenían conocimiento del complot del 24 de agosto, y también ayudaron a Mursi a desactivarlo. Si bien es evidente desde hace tiempo que parte de los militares tiene simpatías hacia la Hermandad, el alcance de la red de ésta salía a la luz apenas transcurridos tres meses del golpe.
Por ejemplo, ahora sabemos que el Brigadier General Abbás Mejeimar, oficial militar a cargo de supervisar la purga de oficiales con vinculaciones con la Hermandad y las demás ramas islamistas, está alineado con la Hermandad y podría ser miembro de ella. En cuanto a Sissi, mientras que la Hermandad niega su vinculación directa, uno de sus líderes dice que pertenece a su "familia política" – cosa que tiene sentido, reparando en que las figuras de elevado perfil público sirven mejor a su programa cuando no son miembros oficiales del grupo. Su posición de responsable de la Inteligencia militar le dio acceso a la información relativa al golpe del 24 de agosto planeado por Tantawi, y el historiador Alí Al-Ashmawi descubrió que Sissi había hecho seguir a los militares leales a Tantawi y les habría relevado.
Abbás Mejeimar, a cargo de mantener a la Hermandad Musulmana fuera del ejército egipcio, era en la práctica miembro de la Hermandad. |
¿Dónde deja esto las cosas? Tantawi y compañía tienen garantizada la inmunidad, y (a diferencia de Hosni Mubarak) no entrarán en prisión. El ejército de Sissi se ha retirado a las mismas posiciones más o menos que ocupaba el ejército de Tantawi antes de la caída de Mubarak en febrero de 2011, lo que viene a significar que es aliado del presidente y que obedece sus órdenes, sin estar totalmente subordinado a ellas. Tiene sus propios presupuestos, sus ascensos y relevos y su imperio económico. Pero la cúpula militar pierde el poder político directo del que disfrutó durante año y medio en 2011-12.
El futuro de Mursi dista mucho de estar garantizado. No sólo sí se enfrenta a facciones islamistas rivales sino que Egipto está abocado a una tremenda crisis económica. El poder de Mursi le acarrea hoy importantes ventajas a corto plazo a él y a la Hermandad; pero a largo plazo desacreditará seguramente al gobierno de la Hermandad.
En resumen, tras los 30 años de parálisis de Mubarak, el drama político egipcio acaba de empezar.