He aquí un consejo a los legisladores del Congreso de los Estados Unidos cuando se les solicita su apoyo al ataque al gobierno a Siria liderado por América:
Parta su consideración de poner prioridades, aclarando lo que más importa al país. La administración Obama señala correctamente dos cuestiones urgentes: detener la proliferación nuclear iraní y proteger la seguridad de Israel. A éstas, añadiré una tercera: restablecer la capacidad disuasoria norteamericana, depreciada por el propio Barack Obama.
Observe que inefablemente, esta lista no menciona el arsenal químico del régimen sirio (el mayor del mundo) ni su utilización reciente. Es porque ambas palidecen por comparación en horror y peligro con el arsenal nuclear hoy en construcción en Irán. Asimismo, el ataque perpetrado el 21 de agosto en Ghouta, Siria, causó consternación, pero no fue peor que asesinar a un número cien veces mayor de civiles mediante otros medios, incluyendo la tortura. Además, ese ataque vulneró múltiples convenciones internacionales, pero desde luego nadie espera que unos "ataques quirúrgicos" vayan a contener a los dictadores desesperados.
El debate legislativo en torno a Siria se celebra justamente cuando el antiguo municipio cristiano sirio y arameoparlante de Maaloula ha caído en manos de un grupo yihadista vinculado a Al-Qaeda. |
¿Cómo lograr mejor pues las verdaderas prioridades a tenor de Irán, Israel y la disuasión norteamericana? Hay varias opciones. En orden de violencia decreciente, serían:
1. Tumbar al régimen Assad. Atractivo en sí mismo, sobre todo porque se elimina al principal aliado de Teherán y se daría al traste con las líneas de abastecimiento de Hezbolá, este escenario es una compleja fuente de problemas: anarquía en Siria, intervención de los vecinos, la perspectiva de que los islamistas relacionados con Al-Qaeda se hagan con el poder en Damasco, hostilidades contra Israel en los hasta ahora tranquilos Altos del Golán y dispersión del arsenal químico del régimen entre las organizaciones terroristas. Deponer a Bashar al-Assad amenaza con recapitular la eliminación de los veteranos dictadores de Irak y Libia en 2003 y 2011, conduciendo a años, décadas incluso, de inestabilidad y violencia. Peor aún, este resultado podría rejuvenecer la por lo demás feneciente carrera de Recep Tayyip Erdoğán, el matón de Turquía, ahora mismo desbordado por sus errores de actuación.
2. Derrotar al régimen sin derrocarlo – el enfoque de la administración Obama propuesto. Este escenario no nos conduce sino a lo desconocido: hay pruebas de que al régimen Assad no le preocupa "el castigo" administrado por Estados Unidos sino que ya estaría planeando volver a hacer uso de armas químicas, puede que contra civiles, como planea Teherán contra objetivos estadounidenses. Además, como he señalado, un ataque limitado puede conducir a "violencia contra Israel, activación de células clandestinas en países occidentales o dependencia agravada de Teherán. Sobrevivir a los ataques también permitiría jactarse a Assad de haber derrotado a Estados Unidos". Este paso se expone prácticamente al mismo peligro que el de derrocar a Asad sin el beneficio de deshacerse de él, lo que lo convierte en la peor de estas tres opciones.
3. No hacer nada. Este escenario reviste varias desventajas: deja que Bashar al-Assad salga impune de su ataque químico; erosiona la credibilidad de Obama tras declarar "límite inquebrantable" el uso de arsenales químicos; y consolida a los fanáticos de Irán. Pero reviste las ventajas todavía mayores de no inflamar más una región de hostilidades ya volátil, respeta el conflicto entre régimen y rebeldes en punto muerto estratégicamente beneficioso, y lo más importante, no distrae a Washington del país realmente importante – Irán.
El cómputo que hace RealClearPolitics.com entre 5 sondeos norteamericanos y 1 británico arroja una oposición total a la intervención militar norteamericana en Siria 52% frente a 32%. |
Según todas las versiones, los mulás de Teherán se estarían acercando progresivamente al extremo de poder ordenar la fabricación y preparación de bombas atómicas para su uso. A diferencia del uso de armas químicas contra civiles sirios, esta posibilidad cobra la más directa y vital de las importancias personales para los estadounidenses, dado que podría conducir a un ataque con pulso electromagnético contra su red de abastecimiento eléctrico y devolverles de la noche a la mañana a una economía preindustrial provocando probablemente un par de cientos de millones de muertos.
Tal posibilidad hace decididamente menos vitales de cara al Congreso los métodos sirios de matarse mutuamente que los planes iraníes de derrotar por completo a Estados Unidos. Bajo este prisma, observe que Barack Obama ha seguido a su colega Demócrata Bill Clinton en la disposición a un uso de la fuerza dentro del que no hay implicados intereses estadounidenses de forma vital – Somalia, Bosnia, Kosovo, Haití, Libia y ahora Siria. ¿En serio hay que argumentar que los efectivos estadounidenses sólo se desplieguen para proteger a su país?
Los Kerry y los Assad cenaron juntos en el restaurante Naranj de la ciudad vieja de Damasco en el año 2009, un recordatorio de que algunos de los que hoy son más febrilmente anti-Bashar se encontraban hasta hace poco también entre sus apologistas más deseosos. |
Mientras el titular saudí de exteriores y la Liga Árabe exigen de forma condescendiente que "la comunidad internacional" cumpla con su deber y detenga el baño de sangre en Siria, este americano sugiere que los musulmanes sunitas que deseen proteger a los suyos en Siria lo hagan con sus propios ejércitos sustanciales y sus abundantes petrodólares.
Visto así, recomiendo que el Congreso rechace el espectáculo ofrecido por la administración y en su lugar apruebe una resolución que apoye y aliente el uso de la fuerza contra la infraestructura nuclear iraní.