Quien no disfraza sus intenciones es un loco, porque nadie inteligente va desnudo al mercado.
-- Dicho alauita[Jimmy Carter descubrió que] la palabra del sirio en realidad no significaba gran cosa, y que lo que aceptaban un día, lo rechazaban al siguiente y volvían a ello al otro.
-- Anwar al-Sadat[Los sirios] no cumplen su palabra. Traman, te prometen algo y clandestinamente hacen otra cosa. En el pasado prometieron, pero nunca cumplieron acuerdo alguno.
-- Michel 'Awn
¿Qué le pasa a Siria? ¿Alcanzará Hafiz al-Asad la paz con Israel o no? ¿Pondrá fin a su gobierno totalitario o no? ¿Qué objetivos tiene?
La polémica que rodea a estos interrogantes apunta el que quizá sea el rasgo más característico del régimen Assad: su reticencia a adoptar una postura firme a tenor de cualquier tema. En lugar de eso, prefiere barajar varias políticas al mismo tiempo — lo que llamo el arte del juego dos bandas. Consiste en tomar dos medidas contrarias o seguir dos políticas opuestas, al mismo tiempo normalmente y secuencialmente en ocasiones.
En el terreno nacional, el doble juego explica que el régimen sirio se limite a un selecto número de oficiales militares alauitas sobre todo pero haciendo denodados esfuerzos por convencer a la población de lo contrario; y su intento de conservar el capitalismo de estado y alentar la libre iniciativa a la vez. Nuestra inquietud aquí, sin embargo, será la política exterior, donde el juego a dos bandas ayuda a explicar lo elusivo y exitoso de la política siria. Empecemos por examinar las relaciones sirias con varios actores de Oriente Próximo, poniendo después el acento en las relaciones con Israel.
1. Amistad y enemistad
En muchas de sus relaciones diplomáticas en Oriente Próximo, Assad mantiene simultáneamente relaciones buenas y malas con los demás gobiernos. En el caso de Irak, trabaja tanto con los grupos de la oposición iraquí que pretenden deponer a Saddam Hussein (los kurdos y los chiítas en particular) como con el Frente de Liberación Árabe, grupo palestino patrocinado por Bagdad. En el caso de Irán, Assad coopera con los mulás en lo que le conviene (apoya a Hezbolá en el Líbano, a los grupos palestinos que rechazan la existencia de Israel, la cuestión de la integridad territorial iraquí) y contra ellos en lo que no (apoya a los líderes egipcios y saudíes). En el caso de Jordania, ambos gobiernos se toleran mutuamente en apariencia; pero cuando el rey Hussein adopta medidas perjudiciales para Assad, a menudo el segundo le complica la vida (por ejemplo, desató una campaña de atentados terroristas en 1985).
Con Yasir Arafat, un político que juega a dos bandas casi con igual destreza que el propio Assad, las cosas se complican especialmente. Arafat y Assad no son enemigos jurados, pero ninguno de los dos guarda afinidad por filosofías políticas opuestas ni están sujetos a intereses contrarios permanentes. Proceden más bien de orígenes políticos distintos y comparten muchas premisas, facetas, enemigos y aspiraciones. Como tácticos, se enfrentan un momento y al siguiente cooperan. Claro, se desprecian mutuamente de forma intensa y su rivalidad ha cobrado tintes criminales — ¿pero qué otra cosa cabe esperar de unos caballeros de su temperamento y bagaje? Assad ha matado a decenas de miles de los suyos; ¿por qué no miembros de la OLP? Recuerdan a dos padrinos de la mafia que asesinan a los hombres del otro pero que también beben juntos en las fiestas y cooperan contra los profanos. Cuando los dos maestros del doble juego libran la partida juntos, los resultados se cuadriplican.
En cuanto al Líbano, el General Michel Awn caracteriza el papel de los sirios allí como el del "bombero pirómano":[i] provocan un problema — contrabando, tráfico de estupefacientes, hostilidades entre sectas, ataques a Israel — presentando a continuación una solución de su interés.
El ejemplo más evidente quizá de este patrón se refiere a las acciones de Hezbolá. Para empezar, los líderes sirios crean el espejismo de que no controlan a este grupo musulmán fundamentalista libanés supuestamente independiente, mientras que en realidad éste les debe a ellos su misma existencia. Hezbolá no sólo recibe dinero, equipo, apoyo logístico e información de Siria, sino que Damasco tiene que dar el visto bueno a toda la ayuda iraní. El espejismo funciona, dado que gobiernos de todo el mundo despachan a Hezbolá el mismo trato que si fuera una organización autónoma.
Assad se ha valido de Hezbolá para librar una serie de encuentros al doble juego con Israel:
1. Cuando Hezbolá lanza ataques balísticos contra Israel, Assad empieza de forma típica apoyando públicamente los ataques (mejorando sus credenciales antisionistas entre la población siria y consolidando su alianza con Teherán), luego ordena a Hezbolá detenerlos discretamente (haciendo así méritos frente a los gobiernos estadounidense e israelí). Los israelíes se dan cuenta de que los sirios "controlan todo lo que hace Hezbolá", [ii] pero no pueden hacer gran cosa para cortar la farsa.
2. Assad utilizó a Hezbolá como cebo de trilero en diciembre de 1993, al anunciar que una delegación legislativa norteamericana compuesta por cinco congresistas se desplazaría a Siria y el Líbano en busca de siete efectivos israelíes desaparecidos combate. Muy bien; a los dos días, Hezbolá denunciaba esta operación y afirmaba que no cooperaría. Dado que Hezbolá no entrega los restos de los al menos dos israelíes, este anuncio anula en la práctica la oferta de Assad.
3. Assad reprime de vez en cuando a Hezbolá, registrando sus almacenes en busca de armamento, explosivos y estupefacientes. En abril de 1994 detuvo a varios líderes de Hezbolá, adoptando supuestamente represalias por su convocatoria de una demostración anti-Siria en el sur del Líbano. Uri Lubrani, coordinador de actividades del gobierno israelí, describía con precisión esta operación como " simple maquillaje " diseñado para tener intervenciones sirias que mostrar sin hacer nada realmente.[iii]
4. Durante los 80, Assad tomó parte en una compleja trama para liberar unos rehenes en cuyo secuestro había participado desde el principio. Hezbolá no podría haber secuestrado a occidentales en regiones del Líbano ocupadas por efectivos regulares sirios ni bajo su influencia, y luego haberlos tenido secuestrados durante meses o años sin el visto bueno sirio. Las pruebas circunstanciales sugieren que luego puso en libertad a los rehenes en el momento en que recibió órdenes de las autoridades sirias. Como era de esperar, los agradecidos diplomáticos no señalaron la complicidad siria al comparecer públicamente con los rehenes recién liberados en el Ministerio de Exteriores de Damasco; todo lo contrario, con independencia de sus opiniones privadas, elogiaron profusamente al Presidente Assad. Este patrón recurre una y otra vez a lo largo de la horquilla de ocho años 1983-91, y a Assad le granjeó considerable reputación a nivel internacional. Por cada periódico que denunciaba el paripé como "una forma vil de política internacional",[iv] había diez ministros de exteriores expresando "gratitud y aprecio".[v]
2. Cumplir y faltar a las promesas
"Siempre queremos decir lo que decimos y cumplimos nuestras promesas".[vi] Eso es lo que dice Assad, pero no se fíe; el hombre fuerte sirio tiene una reputación tan solvente de cumplir sus promesas que hasta sus rivales israelíes reconocen su integridad. Ehud Barak considera que Assad cumplió su palabra forma consistente.[vii] Un responsable de la Inteligencia militar israelí, Uri Saguy, afirmaba que "siempre y cuando firme, [Asad] cumple su palabra".[viii] Yitzhak Rabin declaró abiertamente que "los sirios cumplen sus compromisos".[ix] Shimón Peres convenía: "con los sirios es muy difícil alcanzar un acuerdo, pero el acuerdo se mantiene en el tiempo".[x] Abba Ebán llegó a la misma conclusión y la prensa también conviene: El columnista israelí Yoel Marcus escribe que "un acuerdo con Asad queda grabado a fuego", mientras el New York Times calcula que su régimen "ha reunido precedentes de respetar los acuerdos que llega a firmar".[xi]
Al poner el acento exclusivamente en el acuerdo de 1974, se ignoran los muchos acuerdos que Assad ha roto con varios gobiernos, incluyendo los de Israel, el Líbano y Turquía. Y un escrutinio detenido del acuerdo de 1974 revela también algunas violaciones en ese caso. Examinemos los detalles de este caso y de seis más.
a. Acuerdos para salir del Líbano. En tres ocasiones, las autoridades sirias convinieron con las decisiones tomadas por otras entidades en que los efectivos sirios debían abandonar el Líbano; hasta la fecha, por supuesto, siguen destacados decenas de miles de ellos. Damasco accedió por primera vez a salir del Líbano en octubre de 1976 como parte de los acuerdos de Riad-El Cairo.[xii] En septiembre de 1982, firmó la Declaración de Fez que obligaba a "iniciar negociaciones" con el gobierno libanés a tenor de "la finalización de la misión de los efectivos árabes de disuasión presentes en el Líbano [léase efectivos regulares sirios]".[xiii]
En octubre de 1989, para granjearse el apoyo cristiano libanés a la modificación de las estructuras gubernamentales libanesas (los Acuerdos de Ta'if), Assad aceptó un capítulo que obligaba a que los efectivos sirios fueran enviados al Valle de la Baq'a desde sus posiciones beirutíes a los dos años de cumplirse cuatro condiciones.[xiv] Esas condiciones se cumplieron realmente en septiembre de 1990; pero el plazo de septiembre de 1992 venció sin ningún cambio. (De hecho, llegue usted a Beirut en avión y se encontrará efectivos militares sirios destacados en el mismo aeropuerto). Theodor Hanf, autoridad germana en cuestiones libanesas, considera esto "una vulneración flagrante" de los Acuerdos de Ta'if.[xv]
Los sirios rompieron otras promesas hechas a los libaneses. Por ejemplo, un informe de 1989 de la Liga Árabe, presentado por la "troika" para abordar la crisis del Líbano, conviene afirmando: "A pesar de sus promesas de utilizar su influencia para abrir las vías de circulación y demás comunicaciones, los sirios no han hecho nada en este sentido; todo lo contrario, el bloqueo marítimo se mantuvo y se registró más violencia".[xvi] Más en general, como destaca correctamente Netanyahu, "los sirios en el Líbano han faltado a todo acuerdo que han firmado".[xvii]
b. Actividades anti-turcas del PKK. En 1987 y 1992, Damasco firmó unos protocolos de seguridad con Turquía en los que prometía clausurar las instalaciones utilizadas por el PKK, el grupo kurdo anti-turco. Además, los sirios aseguraron una y otra vez a las autoridades turcas que el PKK no les daría más problemas. Pero nada cambió sobre el terreno de un año a otro. Un emplazamiento era clausurado de forma pretenciosa, sólo para ser reabierto discretamente en otra parte. Según el informe de un intermediario, el gabinete del Primer Ministro turco reúne dieciocho acuerdos que Assad firmó con Ankara y a los que posteriormente faltó. Una nota de prensa turca de finales de 1993 resume el problema: "Siria hace lo posible por compensar las pérdidas del PKK en términos de efectivos, armamento y liquidez".[xviii]
c. El acuerdo de "límites". En abril de 1976, los israelíes accedieron a que efectivos sirios entraran en el Líbano a cambio de recibir varias garantías, bautizadas como "límites", negociadas por funcionarios estadounidenses y el rey Hussein. Estos acuerdos oficiosos limitarían el uso de la fuerza en el Líbano por parte de Siria. Si bien no se divulgó, Assad accedía presuntamente a (entre otras cosas) no desplegar aviación, misiles tierra-aire o más de una única brigada regular en el Líbano; sin destacar ningún efectivo en el sur del Líbano.
Finalmente Damasco vulneró cada una de estas cuatro medidas. En 1981, trasladó efectivos en helicóptero y desplegó misiles-tierra en la región libanesa de Zajle. Los israelíes eran plenos conocedores de estas violaciones. Itamar Rabinovich (próximo embajador israelí en Estados Unidos) las tachó, respectivamente, de "vulneración" y "violación inequívoca" del acuerdo de 1976. Tampoco se trataba de simples cuestiones técnicas, decía; los proyectiles sirios representaban "una grave amenaza" a los intereses israelíes.[xix]
Assad se saltó la prohibición de los vuelos una segunda vez en octubre de 1990, con resultados decisivos en esta ocasión. Sus fuerzas aéreas sobrevolaron primero el palacio presidencial de B'abda, a la espera de ver si los israelíes respondían. Cuando no lo hicieron, los sirios entendieron que el límite del espacio aéreo "parecía haber desaparecido", [xx] de manera que volvieron esa misma jornada y durante los dos días siguientes bombardearon el palacio y ayudaron activamente a las fuerzas sirias a conquistar Beirut. Fida Nasralá, del Centro de Estudios Libaneses de Oxford, considera estas acciones "una clara vulneración" del acuerdo de límites.[xxi]
Assad violó el acuerdo de límites más gravemente al meter más de una brigada en el Líbano; con los años unos diez han estado destacados con regularidad allí. En resumen, Assad pretendió no sólo alterar el equilibrio en el Líbano sino controlar el país entero. Yair Evrón, de la Universidad de Tel Aviv, escribe que Damasco "se saltaría" y "vulneraría" en adelante su acuerdo de 1976.[xxii]
Peor aún, Assad ha negado puntualmente la existencia misma del acuerdo de límites, y por tanto sus futuras obligaciones a la hora de respetarlos. Dirigiéndose a un grupo libanés en una ocasión dijo: "No os molestéis con los 'límites' de los que hablan estadounidenses e israelíes. No existen, [y] en cualquier caso no los contemplo".[xxiii]
d. Operación Ajuste. Tras un ataque con morteros contra Israel en julio de 1993, acompañado de la respuesta militar israelí masiva (Operación Ajuste), Assad alcanzó un acuerdo con el Secretario de Estado Christopher por el que impediría en el futuro que cualquier efectivo en el sur del Líbano lanzara proyectiles contra Israel. Este acuerdo sirio-estadounidense relativo a las normas de actuación en el sur del Líbano fue vulnerado de forma sistemática: en cuatro ocasiones durante 1994 se registraron proyectiles y cinco veces solamente durante la primera mitad de 1995. Para empeorar las cosas, fuentes de Damasco negaron en 1994 la existencia misma de un acuerdo con Israel ("Siria no ha convenido con los israelíes en detener el disparo de proyectiles katyusha contra el norte de Israel"),[xxiv] aunque en otras ocasiones (marzo de 1995 por ejemplo) Damasco reconoció aparentemente las violaciones.[xxv]
Los líderes israelíes condenaron las acciones de Assad con contundencia. El Primer Ministro Rabin acusó a los sirios de "la violación total" del acuerdo en marzo de 1995.[xxvi] Unos meses más tarde, al tiempo que denunciaba las violaciones al gobierno estadounidense, públicamente excusaba las infracciones de los sirios: "No siempre cumplen, nosotros no cumplimos siempre".[xxvii] Amiram Levin, el responsable militar del mando Norte israelí, lo expresaba de forma más dura: Los ataques con misiles katyusha contra Galilea occidental de junio de 1995 "vulneraron groseramente" el acuerdo de 1993.[xxviii] El acuerdo de agosto de 1993 terminó por derrumbarse totalmente en abril de 1996, y el Primer Ministro Shimón Peres inició la Operación Uvas de la Ira para castigar a libaneses y sirios por los ataques. Curiosamente, aun después de que Assad hubiera vulnerado integralmente su acuerdo de 1993, Peres seguía hablando de él como de alguien que cumple su palabra: "es muy difícil alcanzar un acuerdo con Assad. Pero una vez alcanzado… lo respetará".[xxix]
e. Los judíos sirios. Assad se había negado durante mucho tiempo a permitir que parte de los 4.000 judíos sirios emigraran (aduciendo normalmente que no querían marcharse pero diciendo en ocasiones que "los judíos son esenciales para la economía siria").[xxx] Luego, en abril de 1992, anunció su liberación en el curso de una conversación telefónica con George Bush. El congresista Stephen Solarz llamó a la ocasión "un suceso extraordinario"[xxxi] y todos los aludidos esperaban que la comunidad entera de los judíos sirios tuviera libertad para abandonar el país. De hecho, las tres cuartas partes de la población judía llegó a recibir pasaporte y visados de salida hacia mediados de octubre de 1992. El proceso se detuvo por entonces y no sucedió casi nada durante más de un año. Sólo después de que el Secretario Christopher presionara nuevamente, Assad reabrió la puerta a 200 judíos más para que abandonaran el país en diciembre de 1993; el Presidente Clinton logró la liberación de otro millar un mes más tarde. No fue hasta octubre de 1994 que el gobierno sirio permitió abandonar el país a cualquier judío. (Para entonces, 3.670 judíos se habían marchado y 230 habían preferido permanecer en Damasco, Qamishli y Aleppo, normalmente por tener propiedades en Siria).
f. Negociaciones del proceso de paz. En junio de 1995, Assad prometió a Warren Christopher que participaría en negociaciones con Israel en dos etapas: un encuentro del estado mayor en Washington, seguido de un hiato y posterior reanudación de contactos militares a un rango algo inferior. Tan complacido estaba el secretario de estado con este acuerdo que abandonó su desconfianza habitual y anunció en su lugar que "hay una enorme oportunidad de avanzar ahora hacia el objetivo de una paz integral, una oportunidad mejor que en ningún momento de los dos años y medio últimos que llevo en la administración".[xxxii]
Los responsables del estado mayor llegaron a reunirse a finales de junio, pero luego Assad faltó a su promesa de enviar un equipo militar de rango inferior, exigiendo en su lugar que los israelíes accedieran primero a no exigir la disposición de puestos avanzados de aviso en los Altos del Golán. Los israelíes pusieron reparos con vehemencia a esta nueva precondición. El Primer Ministro Rabin afirmó que no iba a permitir que los sirios "faltaran a un acuerdo" y señaló el impacto general de este episodio: "Si los sirios no cumplen lo que aceptaron con los americanos, ¿quién garantiza que vayan a respetar las garantías que ofrezcan a Israel?"[xxxiii]
Retirada de los Altos del Golán. La reputación de solvencia de Assad descansa en especial sobre su respeto durante más de 20 años a la promesa de "cumplir escrupulosamente el alto el fuego por tierra, mar y aire" y "abstenerse de toda acción militar", dentro del Acuerdo de Separación de Efectivos con Israel de mayo de 1974. Todas las partes convienen en que cumplió esta promesa. Richard Murphy, ex asistente del secretario de Asuntos de Oriente Próximo, afirma que el acuerdo "se respetó escrupulosamente".[xxxiv] Ze'ev Schiff, decano de los corresponsales militares israelíes, escribe que "Ambas partes han suscrito el Acuerdo de Separación de Efectivos desde que fue alcanzado por primera vez, y las violaciones han sido irrelevantes".[xxxv] "Con excepción de varias violaciones insignificantes y permanentes", destacaba hace dos años el responsable de la Inteligencia militar israelí, Assad "viene respetando el texto y la intencionalidad del acuerdo de retirada".[xxxvi] Hasta Benjamin Netanyahu conviene, utilizando prácticamente las mismas palabras: "Siria ha respetado tanto el contenido como la intención de su acuerdo de retirada".[xxxvii]
Pero Assad no cumplió exactamente su acuerdo de 1974 con Israel. Sí evitó cualquier acto de violencia a lo largo de la frontera sirio-israelí, haciendo de los Altos del Golán un lugar no sólo tranquilo sino el más seguro quizá de Oriente Medio. Al mismo tiempo, Damasco no cumplió todas sus obligaciones. En primer lugar, Assad aseguró a Jerusalén que sus intenciones no eran beligerantes, prometiendo que "los civiles sirios volverán" al territorio evacuado por las fuerzas israelíes. En realidad, los civiles no se han mudado a la región, que sigue siendo zona militar. En segundo, Damasco sí permitió algunas operaciones terroristas durante los primeros años del acuerdo, incluyendo el atentado contra Ramat Magshimim en 1975.[xxxviii]
En tercero, los sirios introdujeron unidades militares en Quneitra en 1992 y artillería pesada por doquier dentro de la zona desmilitarizada convenida en el acuerdo de 1974. Dispusieron ilegalmente 21 baterías de misiles tierra-aire y 8 lanzamisiles a 25 kilómetros de la frontera, la franja "de reducción gradual". Extrañamente, el Primer Ministro Rabin eligió no hacer públicas estas violaciones recogidas por la fuerza de observación de las Naciones Unidas.[xxxix]
En cuarto, Rabin reconoció en septiembre de 1994 que el gobierno sirio había participado durante cuatro años de "violaciones limitadas" (sin entrar en más detalles; podrían ser los mismos proyectiles y baterías de misiles destacadas arriba) del Acuerdo de Separación de Efectivos. También divulgó que Jerusalén se había quejado reiteradamente de esto a las Naciones Unidas, "sin obtener respuesta de los sirios"; sólo a mediados de 1994 habían manifestado cierta disposición a rectificar estas violaciones.[xl]
El patrón de comportamiento de Assad establece que falta a sus promesas con regularidad. Como es característico de los déspotas, cumple su palabra cuando es conveniente y se la salta cuando no; sibilinamente, se lleva el mérito de cumplirla cuando no la cumple. Assad puede censurar no sólo a los embajadores sino también al primer ministro de Israel. Que salga impune de esto apunta un importante beneficio que acarrea el doble juego.
3. Obstrucción y aceptación del proceso de paz
"Nos sorprendió el acuerdo palestino israelí y luego el acuerdo jordano israelí", reconocía públicamente Assad.[xli] Y aunque el líder sirio deja clara su desaprobación de estas medidas, intentó impedirlas y no lo intentó en la misma medida.
Acuerdos Israel-OLP. Assad reaccionó de dos formas a la vez a los Acuerdos de Oslo, rechazándolos y haciendo que los grupos bajo su influencia atentaran contra ellos, pero sin llevar a cabo un esfuerzo concertado por sabotearlos. Símbolo de esta política dual, despachó a un representante sirio en la primera ceremonia de firma Israel-OLP (la Declaración de Principios de septiembre de 1993, en la Casa Blanca) pero no a la segunda (el acuerdo de El Cairo de mayo de 1994).
Assad despreciaba la Declaración de Principios de septiembre de 1993 ("no contiene nada bueno"),[xlii] basándose en que daba demasiado a los israelíes y obtenía muy poco a cambio. El ministro de información de Assad lo expresaba de forma más afectada: la Declaración significa que "el pueblo palestino estará en una gran cárcel".[xliii] Los medios sirios afirmaron que los cambios prometidos en sus estatutos por la OLP (eliminar las referencias a la destrucción de Israel) "significan la cancelación de los estatutos enteros".[xliv]
Para hacer más eficaces a la hora de obstaculizar el proceso de paz a los diez grupos territoriales palestinos afincados en territorio bajo control sirio, Assad les indujo a constituir una alianza formal que se reuniría más tarde tras la firma de la Casa Blanca para tramar concretamente formas de minar la Declaración de Principios. Sus organizaciones montaron concentraciones, ceremonias, protestas y huelgas en Siria durante las cuales, vigilados por cientos de policías sirios, denunciaban fervientemente la Declaración y exigían la detención de Yasser Arafat. Hicieron algo más que manifestarse: Assad hizo que los grupos a sus órdenes intentaran sabotear la Declaración asesinando repetidamente a israelíes y palestinos pro-Arafat. Por ejemplo, según fuentes israelíes,[xlv] Mohammed Diff, líder de Hamás afincado en Damasco, daba el visto bueno a los atentados terroristas contra israelíes, que costaron la vida a diez personas.
La prensa siria celebraba a continuación estas iniciativas. Cuando agentes de Hamás secuestraron a un soldado israelí, la radio siria les elogió como "los heroicos hombres de la resistencia palestina", "valientes soldados" y "mártires valerosos".[xlvi] Aquel suceso y la masacre de israelíes a bordo de un autobús en Tel Aviv hizo que la célula clandestina radicada en Damasco estallara de júbilo ante la muerte de ciudadanos israelíes y se jactara de "una semana de éxito".[xlvii] La radio justificaba el terrorismo contra israelíes como "valiente", "un castigo justo" y una "operación heroica".[xlviii]
Los grupos territoriales palestinos hacían el trabajo sucio a Assad y se llevaban la culpa, permitiendo así que Assad conservara un cierto aire de no haber roto un plato. El ministro de exteriores negaba el conocimiento de todo lo relativo a ellos: "Siria no ha reparado en los preparativos del Frente Territorial Palestino que opera desde su territorio en oposición violenta al acuerdo israelí con la OLP".[xlix] Los israelíes no se llevan a error. Rabin destacaba que Damasco "brinda todos los emplazamientos a todo tipo de ataques contra Israel, sean desde el Líbano o desde otros sitios".[l]
Y si los sirios no participaron de la iniciativa incondicional encaminada a obstaculizar el acuerdo de la OLP con Israel, lo hicieron por el motivo equivocado. Assad dijo ver la Declaración como un paso irrelevante, indigno de su atención. "Yo no lo considero un suceso significativo. Tampoco me parece que vaya a tener gran repercusión".[li] ¿Por qué? Porque probablemente fracasará. "Nosotros no les hemos puesto obstáculos [a la OLP]. Hasta la fecha, no intuimos que sus movimientos políticos representen una amenaza real. No nos parece que vayan a llegar al final feliz esperado por algunos. En cualquier caso, seguimos la cuestión y esperaremos acontecimientos".[lii] Si por casualidad la Declaración de Principios no llega a fracasar, Assad dice de forma inequívoca que puede descartarla. "De haber querido obstaculizarla, la habríamos frustrado. Si nos queda claro que su perjuicio es enorme, lo haremos".[liii]
Acuerdos Israel-Jordania. El rey Hussein acabó presionado por el acuerdo Israel-OLP; lo que es peor, recibió un importante aviso del Primer Ministro Rabin (en un encuentro clandestino el 19 de mayo de 1994) de que a menos que interviniera pronto, los palestinos se harían con el control de Jordania. En consecuencia, el monarca hizo algo bastante ajeno a su carácter y totalmente inesperado: anunciando que "va siendo hora de que Jordania mire por sus propios intereses",[liv] tomó cuatro medidas dramáticas hacia Israel a lo largo de un periodo de cincuenta jornadas desde el 7 de junio de 1994. Aquella jornada, los negociadores jordano e israelí alcanzaron un grupo de acuerdos en cuestiones de fronteras, agua y seguridad; y los jordanos se comprometieron a formular relaciones con Israel sin referencia a las demás partes árabes (verbigracia, Siria). A continuación, en tres rondas rápidas durante el mes de julio, los equipos de negociación se encontraron en una carpa ubicada en su frontera común; Peres visitó públicamente Jordania; y el rey Hussein se reunió con Rabin en Washington, donde resolvieron el estado de guerra entre ellos y prometieron trabajar de cara a un tratado de paz.
Por supuesto, Assad rechazó cada una de estas medidas y comunicó su disgusto de un buen número de pequeñas formas — vertiendo amenazas, cancelando la visita a Ammán de su primer ministro, y desplegando el insulto mediático por primera vez desde la guerra de Kuwait. Su prensa condenaba el acuerdo Hussein-Rabin como "una violación" del marco de Madrid, que iba a conducir a "una paz incompleta y distorsionada con Israel".[lv] Su firma en la Casa Blanca suponía "una jornada negra en la historia de Jordania",[lvi] una fecha que ocho movimientos jordanos de oposición afincados en Damasco distinguirían en adelante como jornada de luto nacional. Los mismos grupos también condenaron "los abrazos y los apretones de manos" e instaban a "las masas" a oponerse a tales gestos.[lvii] Un periódico vertía la amenaza de que seguir adelante con estos acuerdos con Israel "aislará a Jordania del mundo árabe y paliará su unidad nacional", mientras el Ministro de Defensa Mustafá Talas observaba de forma nada sutil que el acuerdo independiente del monarca con Israel significaba que "su frágil institución puede derrumbarse".[lviii] Hafiz al-Asad se reunió ostentosamente con una delegación de la oposición jordana. Durante meses, los dos gobiernos retiraron a sus embajadores en el otro país.
Pero aun así había canales para manifestar el disgusto sirio ajenos a los habituales. El rey Hussein afirmó públicamente un mes después del encuentro en Washington que Assad "no ha mostrado ninguna oposición hasta la fecha" a sus iniciativas.[lix] No había tenido noticia de protestas directas de Assad, ni Damasco había adoptado medidas graves para obstaculizarlo. De hecho, al conocer a través de Bill Clinton la noticia del inminente encuentro Hussein-Rabin, Assad informó al parecer al presidente estadounidense de que "no estaba contento, pero lo aceptaba".[lx] Menos de una semana después del encuentro, Assad pronunció un discurso para conmemorar el Día del Ejército y se esforzó explícitamente por evitar toda la cuestión ("No quiero hablar hoy de la postura de las partes árabes en el proceso de paz"), contentándose con verter una amenaza abstracta (a los líderes árabes que rompan la disciplina "les serán pedidas cuentas por los suyos y por toda la masa árabe").[lxi] Un ministro sirio del gabinete afirmaba que "Ningún acuerdo independiente entre Israel y Jordania afectará a la postura siria".[lxii] De hecho, el comercio entre Jordania y Siria continuó sin interrupción, la población entró y salió de los dos países y las empresas conjuntas funcionaron con fluidez.
Shimón Peres resumía con precisión la respuesta de Damasco a las maniobras jordanas como "moderada y contenida" y "menos de lo que habría esperado".[lxiii] El Primer Ministro de Jordania se refería a "un nubarrón que se cierne actualmente" sobre las relaciones de los dos países,[lxiv] pero al parecer no descargó grandes trombas.
El mismo patrón volvía a producirse en octubre de 1994, cuando los gobiernos jordano e israelí firmaron un tratado de paz. Assad volvió a responder negativa, pero no activamente. Denunció con vehemencia el capítulo por el cual Israel alquilaba territorio entregado a Jordania durante veinticinco años, temiendo correctamente que los israelíes pretendieran aplicar este enfoque a los Altos del Golán. "Nuestro territorio es nuestro", afirmaba Assad. "Consideramos apostasía (kufr) que un país alquile su territorio a otro país". Pero aun destacando que "podemos poner obstáculos", prometía no bloquear el tratado. Assad se citaba diciendo a los jordanos:
No os apoyamos. Habéis cometido un gran error, pero no vamos a hacer un escándalo ni a enfrentarnos a vosotros por esta cuestión. Aun estando convencidos de que hacéis algo equivocado y habéis perjudicado a la postura colectiva [árabe], os deseamos buena suerte. No os apoyamos, pero no vamos a adoptar medidas prácticas para poneros trabas.[lxv]
¿A qué se reduce toda esta actividad contradictoria? A un condensado de paradojas en torno al proceso de negociación que blinda el espacio de maniobra de Assad y le permite avanzar o alejarse a voluntad de la paz con Israel.
4. Hacer la paz y no hacerla con Israel
Entre su acuerdo de negociar con Israel de julio de 1991 y la caída del gobierno Laborista en mayo de 1996, Assad adoptó un aluvión de medidas contradictorias, avanzando y distanciándose de Israel al mismo tiempo. En palabras de Rabin: "Una mano siria como tendida en paz. La otra te dispara".[lxvi] He aquí algunos puntos de este audaz doble juego:
Señales positivas. Assad informó a puerta cerrada a los líderes del Partido Baaz al parecer de la decisión de hacer la paz con Israel en principio, y que sólo era cuestión de zanjar los detalles. Como se destaca arriba, los sirios indicaron en julio de 1994 su disposición a corregir sus violaciones del Acuerdo de Separación de Efectivos con Israel. Las infraestructuras civiles ubicadas en la región siria de la frontera con Israel han vuelto a ser remozadas y ampliadas con casas renovadas, mezquitas construidas, depósitos de agua levantados y generadores eólicos instalados (para la luz).
La cobertura mediática hacia Israel dejó de incluir su tenaz hostilidad. El régimen tomó medidas modestas pero reales para preparar a los sirios para el acuerdo con Israel: "paz" y sus sinónimos reemplazaron a "firmeza" y "confrontación" como banderas del discurso público sobre Israel. La prensa siria planteó panoramas como el tierra por paz y destacaba los beneficios de la paz con Israel.[lxvii] Lo más dramático fue que la televisión siria cubrió el primer encuentro público del rey Hussein e Yitzhak Rabin en la Casa Blanca, en directo y en su totalidad, incluyendo las oraciones de Rabin en hebreo, y lo volvió a emitir en diferido. La prensa siria publicó fotografías en portada de los dos juntos. Unos días después, emitió el vuelo sin precedentes del rey Hussein sobre Israel. Más en general, la prensa siria hizo la crónica jordano-israelí sin adulterar, sin falsedades ni opiniones engañosas. Damasco ponía fin a cuatro años de alteración de la señal de la televisión jordana en agosto de 1994, y alrededor de la misma época permitía que el The Jerusalem Report se vendiera en el hotel Meridien de Damasco.
Proliferaron los contactos entre israelíes y sirios en terceros países. Los diplomáticos sirios de Berlín recibían públicamente a sus homólogos de Israel. El ministro de economía y comercio exterior concedía una entrevista preparada a un periódico israelí, y un agregado de la embajada siria en Londres declaraba a otra cabecera de Tel Aviv que los israelíes que viajaran con pasaporte distinto serían bien recibidos en su país.[lxviii] Los académicos sirios mantuvieron con sus homólogos israelíes un encuentro privado en Oslo en octubre de 1993, con permiso de Assad presumiblemente. También por esa época, representantes de las empresas sirias de turismo mantuvieron contactos con diplomáticos y organizaciones turísticas de Israel para tratar la cooperación. En julio de 1994, el embajador sirio en funciones asistió al encuentro Hussein-Rabin en Washington y estrechó la mano a Rabin. Durante una visita a Washington, el Ministro de Exteriores Shar' atendió en dos ocasiones las preguntas de los periodistas de Israel, y se reunió con líderes de organizaciones judías norteamericanas como el American Israel Public Affairs Committee, el Congreso Judío Americano o B'nai B'rith.
Los desplazamientos entre Israel y Siria remontaron. Un periodista israelí estuvo destacado en territorio sirio con un pasaporte de emergencia. Varias docenas de sirios drusos llegaron a Israel a través del Líbano para asistir al funeral del líder espiritual de los drusos en octubre de 1993. Un grupo de sirios árabes visitó a sus parientes en el norte de Israel en diciembre de 1994. En dirección contraria, una delegación de cincuenta y siete notables árabes israelíes encabezados por un diputado del parlamento israelí visitó Damasco (pero vía El Cairo y sin viajar con pasaporte israelí) para dar el pésame a Hafiz al-Asad por la muerte de su hijo Basil. Al final del viaje, Shar' retrató la visita como "una apertura con vistas a visitas adicionales a Siria por parte de israelíes" — condicionadas, por supuesto, a la retirada total de los Altos del Golán.[lxix]
Hasta la actividad comercial creció. Un periódico de Tel Aviv informaba que, desde principios de 1994, una empresa pública israelí compraba materias primas directamente a Siria; aunque utilizaba la tapadera de otros países para disfrazarse, lo hacía con "el conocimiento y la aprobación de las instancias más altas del gobierno sirio".[lxx]
Señales negativas. Una larga lista de medidas problemáticas apuntaba la intención por parte de Assad de mantener vivo el conflicto con Israel. La postura de negociación de Assad instaba a Israel a abandonar todos sus activos y no prometía prácticamente nada a cambio. Además, su incómodo estilo diplomático — construyendo formas pasivas y discursos indirectos — señalaba un profundo rechazo a reconciliarse con Israel; también pudo indicar la intención de no cerrar la opción territorial. Escribiendo antes de ser responsable israelí de negociaciones con Siria, Itamar Rabinovich escribía que
Casi un año después de la decisión siria de asistir a la conferencia de Madrid, no había señales ni de movimiento entre la opinión pública ni de esfuerzo alguno por parte del régimen de ir preparando a la opinión pública para un cambio radical de postura y política hacia Israel.[lxxi]
Un manual para docentes sirios impreso en 1994 les proporcionaba información para presentar a sus estudiantes "la liberación del territorio ocupado en 1967 como objetivo intermedio"[lxxii] (insinuando que el objetivo final es la destrucción de Israel). Los diplomáticos sirios que negociaban todo tipo de cuestiones con los israelíes les dispensaron casi todo el tiempo una frialdad artificial. Damasco eligió boicotear la mitad del proceso de paz, léase conversaciones multilaterales, y ordenó a su satrapía libanesa hacer lo propio. Las pruebas sugieren que Ron Arad, el piloto israelí capturado, sigue en manos de los sirios o de sus aliados.
En un giro extraordinario del doble juego, Assad ha condenado su propia diplomacia con Israel. Despachó diplomáticos a Washington con motivo de las conversaciones directas oficiales con los israelíes; pero cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó entre diciembre de 1993 y el 95 varias resoluciones que manifestaban de forma idéntica "el apoyo total a los avances del proceso de paz hasta la fecha" y destacaban "la necesidad de alcanzar un progreso fluido en las otras vías de la negociación árabe-israelí" — mención a las conversaciones con Siria y el Líbano — ¡Assad votó cada una de las tres veces en contra!
Funcionarios y medios sirios siguen reaccionando con hostilidad al abordar la cuestión de Israel, utilizando términos como "el enemigo", "el enemigo sionista", "la Palestina ocupada", "el Jerusalén ocupado" o "la entidad sionista".[lxxiii] Una emisora siria llamó "operación de martirio" a un atentado suicida contra israelíes".[lxxiv] También se reanimaron viejas calumnias, sacando en 1995 el episodio de agosto de 1969 de Michael Dennis Rohan, un cristiano australiano demente que prendió fuego a la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén. De forma gratuita afirmaba que Rohan "es un judío israelí aunque Israel intentó demostrar que no", que las autoridades israelíes "no hicieron nada" para sofocar el siniestro, y que Rohan se encontraba bajo arresto domiciliario en "un lujoso complejo turístico israelí".[lxxv]
De forma todavía más aberrante, en vísperas de la llegada a Damasco del Secretario de Estado Christopher (junto a un nutrido séquito de prensa) en mayo de 1994, el medio en inglés Syrian Times publicó un artículo en donde se afirmaba que los judíos estadounidenses están legalmente exentos de tributar en Estados Unidos, y que "el 30 por ciento de los obispos Protestantes en Estados Unidos son originalmente judíos que no abandonaron el judaísmo".[lxxvi] En respuesta al posterior escándalo, las autoridades sirias "lamentan el contenido y el tono" del artículo unos días más tarde de forma tibia.
Las movilizaciones militares extremadamente ambiciosas de Assad parecían dirigirse principalmente contra Israel. Su régimen apoyaba públicamente a los grupos palestinos anti-Arafat (el Vicepresidente Jaddam, por ejemplo, confirmó en noviembre de 1994 su apoyo al colectivo de George Habash)[lxxvii] y en privado respaldó sus actos de violencia contra israelíes. Lo mismo sucedió en el caso de las fuerzas de respaldo sirio en el Líbano; sus ataques al Ejército del Sur del Líbano registrados durante la primera mitad de 1995 superaron un 55 por ciento los de 1994. En un encuentro diplomático Europa-Oriente Medio celebrado el 24 de julio de 1995, jornada del atentado terrorista contra el autobús de Ramat Gan, Israel, que costó la vida a seis personas, el responsable de la delegación siria instó a todos los países a apoyar "los movimientos de liberación nacional" contra Israel.
Damasco se esforzó por obstaculizar el acercamiento israelí a las relaciones con otros países árabes. El gobierno libanés acusó a la ganadora libanesa de un concurso de belleza, Ghada al-Turk, de colaborar con el enemigo cuando posó en una foto con Miss Israel. La prensa siria criticó con virulencia a Omán por recibir a una delegación israelí a las conversaciones de paz multilaterales, y criticó a los Emiratos Árabes Unidos por abandonar sus libros de texto antisemitas. En mayo de 1994, Damasco inició una iniciativa encaminada a conservar en vigor el boicot económico a Israel hasta que las fuerzas israelíes se retiraran de todos los territorios ocupados en 1967, y luego se quejó con virulencia cuando Túnez y los países integrantes del grupo GCC resolvieron el boicot. Las autoridades israelíes culparon a Assad de la cancelación por parte de Túnez de unas maniobras navales que incluían naves israelíes, como hicieron con la decisión de Omán de aplazar la apertura de una oficina de intereses.
Señales variadas. Mientras comenzaba el proceso de paz en 1991, se erigía en una céntrica plaza de Damasco una enorme estatua de Saladino a caballo, arrastrando a dos soldados cruzados, con la inscripción "Jerusalén: perdida en 1099, recuperada en 1187". Luego, durante el verano de 1994, a lo largo de la principal vía de acceso al aeropuerto internacional de Damasco aparecieron vallas publicitarias de la paz. Ninguna de ellas, sin embargo, mencionaba a Israel por su nombre, sino que proclamaban una paz abstracta (a lo soviético) como objetivo: "Amamos la paz", "Creemos y trabajamos por la paz", "La paz permitirá a Siria invertir todos sus esfuerzos en el bienestar de la población". Estas señales contradictorias llevaron el doble juego a las calles de la capital.
Los rumores de relevo ministerial también enviaron una doble señal. Cuando Assad prescindió de veteranos puntales de su régimen como Alí Haydar, Shafiq Fayyad o Majid Sa'id en agosto y noviembre de 1994, los observadores especularon[lxxviii] con que Assad se deshacía de una vieja guardia ofensiva y quemada con vistas a la paz con Israel. Pero entonces, ¿por qué nombra responsable de las fuerzas aéreas sirias, según otros rumores, nada menos que a Mohammed al-Juli a finales de 1994, el caballero implicado en el atentado frustrado de 1983 contra un aparato comercial de El Al en Londres?
Un desconocido incidente plasma la inestable y turbia situación. En un caso de improbable arrogancia, dos o tres agencias sirias de viajes se saltaron la política gubernamental de boicot a las conversaciones multilaterales con Israel y tomaron parte, junto a empresas israelíes, en una feria de turismo celebrada en El Cairo en septiembre de 1994. Por esta transgresión, el Ministerio de Turismo primero expulsó de la asociación nacional de turismo de Siria a las empresas que habían violado los términos, clausurándolas más tarde.[lxxix] ¿Señala esta secuencia de acontecimientos que ciertos sirios percibían un nuevo aperturismo en su país? ¿O fue una provocación planeada por las autoridades, para poner de relieve su desprecio al proceso de paz? Sólo cabe conjeturar.
Generalizando, parece que las autoridades sirias han adoptado una postura cada vez más abierta a nivel oficial, pero a nivel popular han mantenido las cosas relativamente igual. Como explicaba Rabin: "Los sirios son normalmente más comedidos fuera de su país que en las intervenciones destinadas a consumo nacional".[lxxx]
El doble juego en el proceso de paz consistió en que Damasco seguía simultáneamente las opciones políticas y militares frente Israel, ofreciendo rostros amistosos y antagónicos a la vez. Assad participaba de negociaciones auspiciadas por los americanos pero también hablaba como un nacionalista árabe. Intentó, en palabras del responsable de las negociaciones con Siria, "demostrar a la opinión pública árabe que aun impulsando el proceso de paz, no ha abandonado sus principios",[lxxxi] tarea nada fácil. Sí, Assad se abrió a Occidente uniéndose al proceso de paz, pero no renunció a su asentada postura como enemigo de Israel. Mantuvo las opciones abiertas: mientras complacía a Estados Unidos hablando con Israel, indicaba a los antisionistas fanáticos que su corazón seguía con ellos. Indicó cierta disposición a hacer la paz con Israel, si hacía falta, al tiempo que también manifestaba que, siendo posible, prefería emprender la guerra contra él.
Conclusiones
¿Quién niega que Assad haya elevado el doble juego, patrón común de la política de Oriente Próximo, a la categoría de arte? Mantiene relaciones buenas y malas a la vez con líderes extranjeros. Tiene rehenes occidentales secuestrados, que después pone en libertad. Cumple promesas y las rompe. Participa formalmente de negociaciones con Israel y públicamente las condena. La política de hoy puede invertirse mañana; puede contradecirse hoy; o puede ni siquiera existir.
El doble juego es verdaderamente el colofón de Hafiz al-Asad como baza política sutil y muy sofisticada. Él se sitúa como uno de los técnicos políticos de más talento de sus tiempos. Otros tiranos podrían aprender algo de Assad; un día, a lo mejor, algún Maquiavelo recogerá y analizará sus estratagemas como referente a imitar por los demás.
¿De dónde sale el doble juego? Puede ser producto, en parte, de los orígenes alauitas de Assad. Como sugiere el epitafio de este documento, los alauitas tienen una larga tradición de disimulo religioso (taqiya), refinado a lo largo de los siglos por la necesidad de simular ser musulmanes. Los alauitas llevan doble vida, manteniendo un exterior islámico pero maldiciendo a los musulmanes en la privacidad de sus aldeas. También en parte, el doble juego es reflejo de la personalidad cauta de Assad. Evita los riesgos cuando es posible ("Si hay un 5 por ciento de probabilidades de fracasar en un 100 por ciento de probabilidades de éxito, no correrá el riesgo")[lxxxii] y ello le permite no tentar a la suerte.
El doble juego también se desprende de la naturaleza del despotismo; en esto Assad se enmarca en una tradición larga y desacreditada. Stalin, por ejemplo, también fue un maestro de este arte. Durante los juicios a la oposición soviética de agosto de 1937, en los que un grupo de destacados bolcheviques fue acusado de tratar de sabotear el estado soviético en nombre de León Trotsky y el gobierno Nazi, Stalin intentaba construir relaciones con Berlín simultáneamente. Esto le puso en un brete: Evidentemente deseaba presentar a los acusados como fascistas y de ahí retratar el juicio y el terror masivo que anunciaba como empresa antifascista, pero deseaba hacer esto sin molestar más de lo necesario a las autoridades de Berlín, con las que seguía negociando y esperaba alcanzar un acuerdo.
No era tarea fácil, pero logró llevarla a puerto. Para compensar el ataque público al fascismo que tenía lugar en su sala de justicia y las flagrantes mentiras de sus secuaces en relación a los vínculos de los acusados con Alemania, Stalin adoptó varias estrategias. Orquestó un enfoque diplomático con los alemanes con vistas a que las conversaciones tuvieran lugar mientras se celebraban las breves vistas del juicio. Dispuso ayudantes señalando que 13 de los 18 acusados que se juzgaban (2 de ellos in absentia) eran judíos, incluyendo a los mismos tres a los que las publicaciones Nazis habían señalado como "elementos judíos de la cúpula del bolchevismo".[lxxxiii] Hasta hizo que sus diplomáticos insinuaran que "Trotsky pudo haber mentido" cuando supuestamente Trotsky dijo de un acusado en el juicio que trabajaba para Berlín.[lxxxiv]
El doble juego acarrea un buen número de beneficios. El aire de misterio mejora la reputación de Assad y hace que los enemigos le teman. Las palabras apenas señalan lo que piensa vagamente; y las acciones sólo insinúan lo que realmente pretende. Assad es verdaderamente inescrutable — "la esfinge de Damasco", como le llama su biógrafo Moshe Ma'oz. O, en la idónea fórmula de Milton Viorst, es un gobernante para el que "el aire de misterio es un instrumento de estado".[lxxxv]
En segundo lugar, Assad prefiere avanzar lentamente a la hora de hacer cambios importantes de política, y el doble juego le proporciona tiempo.
En tercero, prefiere con mucho las cosas como estaban cuando existía la Unión Soviética, y el doble juego es la opción que le obliga a hacer el menor número de ajustes. Ofrece un refugio a alguien nostálgico de la red soviética internacional y de las ideologías antiamericanas, pero abocado a las nuevas realidades.
En cuarto lugar, si bien el juego de Assad no engaña ni a los sirios ni a los extranjeros, ofrece una flexibilidad de acción enorme. Le permite evitar tener que elegir entre alternativas crudas, pudiendo seguir en su lugar dos vías o más a la vez. ¿Abro Siria o la tengo aislada? El doble juego hace que Assad abra ligeramente, por la banda, sin hacer ningún cambio elemental. ¿Paz con Israel o guerra contra Israel? Al negociar con Israel y simultáneamente movilizar su maquinaria militar en su contra, Assad se asegura la posibilidad de "avanzar en cualquier dirección".[lxxxvi] ¿Unirse al bando occidental u oponerse a él? El doble juego le permite no cerrarse puertas; tiene una tercera vía, seguir siendo un estado disfuncional, conservando sus vínculos no occidentales pero midiendo las distancias lo suficiente en la dirección de Occidente para granjearse su paciencia e incluso su benevolencia. La ambigüedad creativa deja a enemigos y amigos igualmente inseguros, ganando el máximo espacio para maniobrar sin realizar cambios fundamentales de administración. Assad puede hacer concesiones donde sea necesario y sacar tajada de las oportunidades donde sea posible.
Notas
[i] Michel Aoun, "Si el Líbano se derrumba, Oriente Próximo también", Middle East Quarterly, volumen II, número 4 (diciembre de 1995), página 59.
[ii] Ministro de Defensa en funciones Mordechai Gur, La Repubblica, 24 de agosto de 1993. The Jerusalem Post afirma (23 de octubre de 1994) que las críticas de Washington a Damasco por "no hacer lo bastante" a la hora de impedir que Hezbolá dispare artillería katyusha contra Israel "es como sugerir que Estados Unidos no está haciendo lo bastante para controlar a los Marines".
[iii] Qol Yisra'el, 19 de abril de 1994.
[iv] The Wall Street Journal, 19 de noviembre de 1991.
[v] James Baker, citado en la televisión de Damasco el 30 de abril de 1990.
[vi] Cadena árabe siria, 10 de septiembre de 1994.
[vii] The Washington Post, 7 de marzo de 1995.
[viii] Yedi'ot Aharonot, 25 de marzo de 1994.
[ix] Jewish Exponent (Filadelfia), 14 de julio de 1995. Explicó más detalladamente en 1991 al secretario de estado norteamericano que Assad es "muy duro, pero si se alcanza un acuerdo con él, respeta absolutamente el contenido del acuerdo. No vayamos a pensar que habrá cierta tendencia a cumplir con la intención, pero se puede contar con que cumpla aquello a lo que acceda". Citado en James A. Baker III con Thomas M. DeFrank, La política de la diplomacia: Revolución, guerra y paz, 1989-1992 (Nueva York, 1995), páginas 425-26.
[x] emisora militar del ejército israelí IDF, 19 de mayo de 1994.
[xi] Ha'aretz (Tel Aviv), 30 de septiembre de 1994; The New York Times, 26 de octubre de 1994.
[xii] Concretamente, Damasco accedía a "la retirada de los efectivos armados a las posiciones ocupadas antes del 13 de abril de 1975, y eliminar toda presencia armada". Para leer el texto del documento en inglés, consulte: Subcomité de Europa y Oriente Próximo, Comité de Asuntos Exteriores, Cámara de Representantes de los Estados Unidos, La Búsqueda de la Paz en Oriente Próximo: Documentos y Declaraciones, 1967-79 (Washington: Oficina del Registro Público del Gobierno de los Estados Unidos, 1979), páginas 336-37.
[xiii] Para leer el texto de la declaración en inglés, consulte: John Norton Moore (ed.) El conflicto árabe-israelí, volumen 4, La difícil búsqueda de la paz (1975-1988), segunda parte, páginas 1154-56.
[xiv] Para leer el texto del acuerdo en inglés, consulte: Dilip Hiro, El Líbano, fuego y brasas: Historia de la guerra civil libanesa (Nueva York, 1993), páginas 231-40.
[xv] Theodor Hanf, Coexistencia en el Líbano en guerra: Declive de un estado y ascenso de una nación, traducido del alemán por John Richardson (Londres, 1993), página 636 [en adelante: Hanf, Coexistencia en el Líbano en guerra].
[xvi] Citado en ídem, página 579. La troika consistía en los monarcas de Marruecos y Arabia Saudí, con el presidente de Argelia.
[xvii] The Star (Ammán), 21-26 de julio de 1994.
[xviii] Sabaj (Estambul), 7 de noviembre de 1993. He abordado en profundidad este caso en el quinto capítulo de Siria, más allá del proceso de paz (Washington, D.C.: Washington Institute for Near East Policy, 1996).
[xix] Itamar Rabinovich, La guerra por el Líbano, 1970-1983 (Ithaca, N.Y., 1984), páginas 117, 118, 122.
[xx] Hanf, Coexistencia en el Líbano en guerra, página 611.
[xxi] Fida Nasrallah, "El tratado de la Hermandad, cooperación y coordinación: evaluación", en Youssef M. Choueiri (ed.), Estado y sociedad en Siria y el Líbano (Nueva York, 1993), página 107; ídem, "Siria después de Ta'if: el Líbano y los libaneses en la política siria", en Eberhard Kienle (ed.), La Siria contemporánea: liberalización entre la Guerra Fría y la paz fría (Nueva York, 1994), página 135.
[xxii] Yair Evrón, Guerra e intervención en el Líbano: El diálogo disuasor sirio-israelí (Baltimore, 1987), página 97.
[xxiii] Karim Pakradouni, Paz abortiva: El mandato de Elías Sarkis, 1976-1982 (Beirut: Editions FMA, 1985), página 72.
[xxiv] Al-Hayat (Londres), 6 de junio de 1994.
[xxv] emisora militar del ejército israelí IDF, 2 de abril de 1995.
[xxvi] Qol Yisra'el, 1 de abril de 1995.
[xxvii] Jewish Exponent (Filadelfia), 14 de julio de 1995.
[xxviii] emisora militar del ejército israelí IDF, 16 de junio de 1995.
[xxix] Discurso al Washington Institute for Near East Policy, 29 de abril de 1996, transcrito por el Servicio Federal de Información.
[xxx] Asad en privado a "un alto diplomático europeo" sin identificar, citado en el Ma'ariv (Tel Aviv), 6 de agosto de 1991.
[xxxi] The New York Times, 28 de abril de 1992.
[xxxii] Jewish Exponent (Filadelfia), 16 de junio de 1995.
[xxxiii] Ha'aretz, 16 de julio de 1995, Qol Yisra'el, 17 de julio de 1995.
[xxxiv] Richard Murphy, "La política exterior de Siria: Más allá de la crisis del Golfo; Esperanzas de mantener mejores relaciones con Occidente", estudio sin publicar, junio de 1991, página 3.
[xxxv] Ze'ev Schiff, Paz con seguridad: Requisitos israelíes mínimos en materia de seguridad en las negociaciones con Siria (Washington, D. C.: Washington Institute for Near East Policy, 1993), página 23 [en adelante: Schiff, Paz con seguridad].
[xxxvi] Yedi'ot Aharonot, 10 de noviembre de 1994.
[xxxvii] The Star, 21-26 de julio de 1994. Tras la publicación parcial de los materiales de este capítulo por parte del autor en una columna del Jerusalem Post el 19 de agosto de 1994, ciertos observadores israelíes -- Netanyahu incluido -- cambiaron sus opiniones de Assad. Por ejemplo, Arye Der'i, secretario del Partido Shas, decía que "Casi todo acuerdo [sirio-israelí] ha sido vulnerado" por Assad (emisora militar del ejército israelí IDF, 25 de julio de 1995). En un destacado intercambio, Ya'acov 'Ami-Dror, responsable de la división de investigación de la Inteligencia militar israelí, decía que "Assad cumple un acuerdo solamente cuando le conviene" (Davar, 9 de noviembre de 1994); a lo que Rabin replicó: "No es la primera vez que la Inteligencia comete errores en sus valoraciones" (The Jerusalem Post International Edition, 19 de noviembre de 1994).
[xxxviii] En qué momento se produjo exactamente el último de esos ataques es difícil de calcular a partir de las inconsistentes intervenciones públicas israelíes. Rabin afirmaba el 26 de mayo de 1995 que "Durante diecisiete años no hemos tenido un incidente a lo largo de la frontera con Siria" (Primera Cadena israelí) y el 8 de junio de 1995 afirmó que "no ha habido incidentes en diecinueve años, no se han producido intrusiones" (Qol Yisra'el).
[xxxix] Hadashot (Tel Aviv), 11 de noviembre de 1992. David Wurmser me facilitó amablemente esta crónica.
[xl] The Jerusalem Post, 5 de septiembre de 1994.
[xli] Cadena árabe siria, 10 de septiembre de 1994.
[xlii] Cadena árabe siria, 2 de octubre de 1993.
[xliii] Mohammed Salmán en Radio Montecarlo, 15 de abril de 1994.
[xliv] Tishrín (Damasco), 22 de agosto de 1994.
[xlv] Citado en el New York Times, 24 de agosto de 1995.
[xlvi] Emisora de la república árabe siria, 15 de octubre de 1994.
[xlvii] Emisora árabe palestina Al-Quds (Damasco), 20 de octubre de 1994.
[xlviii] Exultante: emisora de la república árabe siria, 26 de mayo del 94; "valiente": misma fuente, 28 de noviembre de 1994; "castigo justo": misma fuente, 29 de agosto de 1994; "operación heroica": emisora Al-Quds 20 de noviembre de 1994.
[xlix] Según declaró el Ministro de Exteriores de Gran Bretaña Douglas Hurd, Yedi'ot Aharonot, 29 de octubre de 1993.
[l] Al-Musawwar (El Cairo), 22 de abril de 1994.
[li] Televisión árabe siria, 2 de octubre de 1993.
[lii] Al-Qabás (Kuwait), 9 de diciembre de 1989.
[liii] Al-Ajbar (El Cairo), 20 de septiembre de 1993.
[liv] As-Safir (Beirut), 9 de julio de 1994.
[lv] Al-Baaz (Damasco), 29 de julio de 1994.
[lvi] Tishrín, 28 de julio de 1994.
[lvii] Emisora de la república árabe siria, 8 de agosto de 1994.
[lviii] Tishrín, 8 de junio de 1994; Mustafá Tlass, "Siria y el futuro del proceso de paz", Jane's Intelligence Review, septiembre de 1994.
[lix] Der Spiegel (Hamburgo), 22 de agosto de 1994.
[lx] The Jerusalem Post International Edition, 30 de julio de 1994.
[lxi] Emisora de la república árabe siria, 1 de agosto de 1994. Evitar los intercambios relativos a los acuerdos entre Jordania y la OLP con Israel se convirtió en un rasgo extrañamente cotidiano del discurso oficial sirio. Por ejemplo, un grosero "No queremos debatir lo que lograron" fue todo lo que dijo el Primer Ministro Zu'bi acerca de ellos en el curso de una sesión de control sobradamente larga (cadena árabe siria, 14 de noviembre de 1994).
[lxii] Nabil al-Mala, al-Hayat, 18 de junio de 1994.
[lxiii] Qol Yisra'el, 28 de julio de 1994; emisora militar del ejército israelí IDF, 30 de julio de 1994.
[lxiv] Al-Ra'y (Ammán), 31 de agosto de 1994.
[lxv] Agencia árabe siria, 18 de octubre de 1994. La mayoría de las crónicas han traducido incorrectamente el término kufr como "blasfemia". En esto el rey Hussein se mantuvo firme, insistiendo en que el tratado jordano-israelí "podría sentar un precedente de avance en la dirección correcta" (al-Ra'y, 20 de febrero de 1995).
[lxvi] The New York Times, 16 de septiembre de 1994.
[lxvii] Eyal Zisser, "Asad avanza lentamente hacia la paz" Middle East Quarterly, volumen 1, número 3 (septiembre de 1994), páginas 37-44.
[lxviii] Yedi'ot Aharonot, 26 de septiembre de 1993; Ha'aretz, 18 de noviembre de 1993.
[lxix] Qol Yisra'el, 11 de marzo de 1994. El Ministro de Exteriores Shimón Peres envió una nota de pésame a Assad a través de un intermediario en Inglaterra.
[lxx] Ha'aretz, 7 de abril de 1995.
[lxxi] Itamar Rabinovich, "Estabilidad y cambio en Siria", en Robert B. Satloff (ed.), La política del cambio en Oriente Medio (Boulder, Colo., 1993), páginas 26-27.
[lxxii] Nujba min al-Mudarrisín, Al-Mawjiz fi't-Tarbiya al-Qawmiya al-Ishtirakiya li-Tullab ash-Shihadatayn (sin fecha ni lugar de publicación), página 13.
[lxxiii] Mustafá Talas, en Radio Líbano, 2 de agosto de 1995; emisora de la república árabe siria, 7 de agosto de 1994, 29 de abril de 1993, 16 de julio de 1994, 29 de agosto de 1994.
[lxxiv] Emisora de la república árabe siria, 24 de julio de 1995.
[lxxv] Emisora de la república árabe siria, 22 de agosto de 1995.
[lxxvi] Syrian Times (Damasco), 14 de mayo de 1994.
[lxxvii] Reuters, 17 de noviembre de 1994.
[lxxviii] Lamis Andoni, "Assad acerca Siria a un acuerdo de paz con Israel", The Christian Science Monitor, 31 de agosto de 1994; James Bruce en el Jane's Defence Weekly, 26 de noviembre de 1994.
[lxxix] Radio Montecarlo, 28 de septiembre de 1994; Agence France Presse, 3 de octubre de 1994; al-Wasat (Londres), 31 de octubre de 1994.
[lxxx] Davar (Tel Aviv), 14 de septiembre de 1994.
[lxxxi] Itamar Rabinovich, Qol Yisra'el, 27 de agosto de 1993.
[lxxxii] Jacob Goldberg, "Siria y los palestinos: El cambio es real", New Outlook, volumen 35 (Enero-Febrero 1992), página 23.
[lxxxiii] Robert C. Tucker, Stalin en el poder: La revolución en perspectiva, 1928-1941 (Nueva York, 1990), página 371.
[lxxxiv] Citado en Tucker, Stalin en el poder, página 412. Durante el proceso, los asistentes de Stalin reconocieron lo mezquino del concepto entero de los juicios.
[lxxxv] Milton Viorst, Castillos de arena: Los árabes en busca del mundo moderno (Nueva York, 1994), página 123.
[lxxxvi] Schiff, Paz con seguridad, página 85.
10 de abril de 2011: Itamar Rabinovich destaca la destreza de Hafiz en el doble juego y el fracaso de Bashshar en él. Hafiz, escribe,
fue el maestro del juego a dos bandas: hablaba con Washington y se aliaba con Irán; negociaba con Israel y apoyaba la ofensiva antiisraelí de Hezbolá en el Líbano; participó en el proceso de Madrid pero alentó una campaña contra el líder palestino Yasser Arafat, acusándole de venderse a Israel por unirse a las negociaciones de paz. Destacó a la hora de explotar el valor de Siria para Israel y Estados Unidos como jugador clave de la política árabe y como baluarte simbólico del nacionalismo árabe radical.
Bashar al-Assad ha tratado de jugar partidas dobles parecidas en Irak y el Líbano, pero ha fracasado a la hora de jugar con igual arte que su padre, situándole en un rumbo de colisión frontal con el Presidente estadounidense George W. Bush. Aunque su padre había logrado una sociedad entre iguales con Irán, Assad parece más satélite que igual en sus relaciones con Teherán. Bajo su gobierno, Siria se transformó en un componente crucial del llamado eje de la resistencia construido por Irán, junto a Hezbolá y Hamás...
Assad también siguió el discurso a dos bandas de su padre con respecto a las conversaciones de paz con Israel. Ha afirmado que le encantaría firmar un tratado con Israel a cambio de la retirada total por su parte de los Altos del Golán, pero también ha dicho estar preparado para la guerra en caso de que la opción diplomática fracase.
14 de abril de 2011: Andrew J. Tabler está algo más impresionado por los esfuerzos de Bashar jugando a esto:
Assad gobierna a través de la ambigüedad y el disimulo, y su intervención el 30 de marzo, en la que achaca el descontento que asola su país a "conspiraciones" extranjeras y se niega a anunciar cualquier reforma concreta, indica que no está a punto de cambiar sus costumbres -- por lo menos no sin presiones desde fuera. Assad lleva los últimos 11 años prometiendo "reformas" políticas, pero nunca cumple. Es un patrón conocido. Habla de paz con Israel al tiempo que proporciona misiles Scud a Hezbolá. Promete mantenerse al margen del Líbano, pero últimamente trabajaba con Hezbolá en derrocar al gobierno de Beirut. En calidad de firmante del Tratado de Proliferación Nuclear, dice querer un Oriente Próximo sin armas nucleares, pero se niega a cooperar con los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica que examinan los escombros de su programa nuclear de diseño norcoreano.