Hipótesis: La naturaleza humana de poblaciones sustanciales es universalmente homogénea en tiempo y lugar. Las instituciones difieren y son lo que define a las sociedades.
Explicación: Siempre que los humanos viven juntos, forman instituciones. Las instituciones definen, suman y limitan. Una sociedad está definida en gran medida por sus instituciones. Los gobiernos están encabezados por las personas elegidas a través del proceso de selección de las instituciones
Implicaciones: La forma de juzgar una institución es en función de las personas que alumbra. ¿Qué rasgos son alentados y recompensados, los buenos o los malos? ¿La integridad o la intriga, la compasión o la crueldad, la modestia o la arrogancia? Ciertos sistemas alumbran al inteligente, otros a mercenarios. Los que destacan, los que tienen éxito, los que albergan las cualidades que recompensa el sistema, dirigen después el sistema.
- Los que no son democracias permiten prosperar a cualquiera, dado que los rasgos recompensados por el sistema están fuera del alcance de la opinión pública. Un selecto grupo puede montar un sistema repulsivo para el grueso de la población, que no puede hacer nada por cambiarlo. Generaciones de personas equivocadas pueden alcanzar el poder y la gloria.
- Las democracias promueven mejores gobernantes que los demás sistemas, porque la opinión pública juega un papel vital en el proceso de selección. Los candidatos de unas elecciones tienen que atraer al electorado; el candidato que no logra tirón popular no avanza. Si bien el electorado dista de ser infalible, tiene mejores antecedentes que cualquiera de los demás procesos de selección.
De ahí la importancia de acertar con las instituciones – o la razón de que 1776 y 1787 sigan siendo fechas vitales de la historia norteamericana.