La República de Chipre ha entrado de lleno en las turbulentas aguas de la región más volátil del mundo, cortesía de las reservas de gas y petróleo recién descubiertas, maridadas con una política exterior turca errática y una guerra civil en Siria. Si bien los líderes de esta isla mediterránea manifiestan destreza al abordar estas amenazas y oportunidades novel, precisarán del apoyo de una marina norteamericana fuerte, algo que no se da ahora.
Solón Kassinis, el caballero tras la estrategia gasística chipriota. |
El montante de esta reserva energética será exportado a Turquía o Europa probablemente. Un oleoducto a Turquía sería lo más económico y fácil, pero esto no sucederá mientras haya destacados efectivos regulares turcos ocupando el 36 por ciento de Chipre. La reciente sentencia que autoriza al gobierno israelí a decidir el volumen energético a exportar abre hoy otras posibilidades: Chipre podría canjear gas con Israel que a su vez llegaría a Turquía, o los dos aliados podrían construir de forma conjunta una terminal de carga de gas natural licuado en Chipre.
Con el tiempo, si Egipto, Gaza, el Líbano o Siria encuentran gas e ingresan en el mundo moderno, también podrían participar, convirtiendo la zona entre Egipto y Chipre en un recurso natural verdaderamente valioso; según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, la plataforma levantina y la contigua del Delta del Nilo albergarían juntas un total de 9.769 billones de litros de gas natural y 3.440 millones de barriles de crudo.
Las plataformas levantina y del Delta del Nilo albergan combinadas unos 9.769 billones de litros de gas natural y 3.440 millones de barriles de crudo. |
Estas reservas recientemente descubiertas pueden resolver o inflamar el Problema de Chipre. El gobierno chipriota delimitó sabiamente su frontera marítima con Egipto en 2003, con el Líbano en 2007 y con Israel en 2010. Tiene contratadas nuevas prospecciones con la francesa Total, la italiana Eni y la surcoreana Kogás. La energéticamente deficiente Turquía acecha este tesoro, no obstante. Ankara quiere que su satélite al norte de Chipre obtenga parte de los ingresos procedentes de las reservas halladas, al tiempo que la invasión turca de la isla en 1974 agita el temor a que su errático y disfuncional primer ministro, Recep Tayyip Erdoğán, invada el territorio de la república.
El Ministro de Exteriores Ajmet Davutoğlu y Erdoğán han seguido una ambiciosa política exterior de "cero problemas vecinales" que, irónicamente, ha conducido en su lugar a contar con cero amigos. Las tensas relaciones con Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Irán, Irak, Siria, Israel, la Autoridad Palestina, Arabia Saudí, Egipto y Serbia plantean la posibilidad de que Ankara vuelva a un viejo patrón turco y se cebe con Grecia y Chipre. En ambos casos, por ejemplo, podría alentar problemáticos flujos de refugiados.
El recuento de refugiados sirios de julio de 2013 demuestra que Chipre ha evitado hasta la fecha el aluvión. |
Aquí es donde entra en la ecuación la brutal guerra civil abierta en Siria, a sólo 110 kilómetros (70 millas). Por el momento, ese conflicto no ha revestido un impacto sustancial en Chipre, pero la proximidad de la isla, su mínima defensa y su pertenencia a la Unión Europea (que se traduce en que un inmigrante ilegal que ponga el pie en Chipre está a un paso de llegar a Alemania o Francia) la dejan sobradamente expuesta. Los 2,2 millones de refugiados salidos de Siria desde 2011 han pasado Chipre por alto hasta la fecha en favor de (por orden descendiente) el Líbano, Jordania, Turquía, Egipto e Irak, pero eso podría cambiar rápidamente si los alauitas afincados más cerca de Chipre trasladan al mar su considerable número. O si Ankara anima a los sirios irregulares a emigrar al norte de Chipre y entrar después en la república atravesando la frontera clandestinamente.
A diferencia del vecino Israel, que también está rodeado, Chipre carece de una opción militar o de barreras protectoras: las filas regulares de las fuerzas armadas turcas, de unos 700.000 efectivos, rondan en número a la población entera de la República de Chipre, unos 850.000 habitantes. Dicho en plata, la población turca supera a la de Chipre casi un centenar de veces. Pero Nicosia puede sentar alianzas que mejoren su seguridad, con Israel en especial. Al combinar las operaciones de explotación de las reservas de gas, Israel obtiene a su vez ventaja estratégica para su fuerza aérea y un amigo diplomático. Como me decía un ayudante del Presidente de Chipre Nicos Anastasiades: "Nosotros somos el embajador de Israel en la Unión Europea".
Ahí es nada. Pero la marina de los Estados Unidos ha sido saneada en el Mar Mediterráneo al extremo de que Seth Cropsey, antiguo oficial, describe la Sexta Flota como un buque de mando anclado en Italia y unos cuantos destructores balísticos fondeados en España. Esta presencia necesita ser revitalizada con urgencia para apoyar a los aliados de América en Levante a medida que las tensiones se agraven en su región inmediata.