El presente artículo se apoya en el estudio "La crisis discreta: relaciones turco-sirias" elaborado por Daniel Pipes y Adam Garfinkle por encargo de la Agencia Central de Inteligencia en noviembre de 1989.
Hay una tónica hostil entre el pueblo turco no contra la población siria, sino contra el régimen de Siria, y estoy convencido de que Hafiz al-Asad debería andarse con ojo.
- Turgut Özal, presidente de Turquía
Las relaciones entre Turquía y Siria son malas y están empeorando. Las dos partes difieren a tenor de un amplio abanico de cuestiones, la violencia se presenta a menudo entre ellas y la ausencia de un proceso de negociación reviste sus problemas de una volatilidad potencial.
Pero es fácil pasar por alto las tensiones sirio-turcas, y los occidentales en general lo hacen. Damasco y Ankara no participan de polémicas visibles sino que en su mayor parte mantienen relaciones sorprendentemente cordiales a nivel formal. Los actos violentos por parte de Siria se han dado normalmente a pequeña escala, lejos de las ciudades, y han sido perpetrados por satélites. En las burocracias occidentales, los responsables de Turquía tienden a considerarla una región distante de la OTAN, al tiempo que los preocupados por Siria dedican su atención principalmente al conflicto árabe-israelí. Las cosas están peor en el gobierno estadounidense, donde Turquía entra en la jurisdicción de la sede europea y Siria en la de Oriente Próximo; en consecuencia, las dificultades turco-sirias se reparten en dos categorías administrativas.
Examinaremos el clima actual de las relaciones turco-sirias, especulando a continuación en torno a su futuro rumbo.
Contenciosos
Turquía y Siria difieren en torno a un amplio abanico de cuestiones. El régimen Asad alberga tres motivos de rencor principales contra la República de Turquía: reclama la provincia turca de Hatay, quiere evitar que los turcos controlen las aguas del Eúfrates, y teme el ingreso turco en la alianza occidental. Por su parte, a los turcos les preocupa el contrabando sirio, los incidentes fronterizos y (lo más importante) el apoyo sirio a grupos terroristas.
Hatay y aledaños. La cúpula siria no acepta por completo las fronteras sirias vigentes con Jordania, Israel o el Líbano; solicitar que acepte las fronteras con Turquía sería demasiado pedir. Damasco reclama en principio la provincia turca de Hatay (antes Alejandretta), una región que pasó a ser turca en 1939 producto del acuerdo franco-turco en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, cuando los franceses controlaban Siria. Ningún gobierno sirio ha aceptado ese acuerdo y, todas las noches, el mapa del tiempo en la televisión siria muestra a Hatay dentro de Siria. Con regularidad comparable, la delegación siria ante las Naciones Unidas exige cada año la devolución de Hatay. Los sirios también han manifestado puntualmente aspiraciones de hacerse con un territorio del tamaño de Inglaterra al sur de las cordilleras de Taurus y Anti-Taurus. Estos territorios pasaron a ser parte de la república turca en 1921, de nuevo producto de un acuerdo franco-turco.
Estas pistas aparte, Damasco evita hacer una reivindicación pública de territorio turco. Un periodista de la televisión turca se lo ponía en bandeja al Ministro de Exteriores Faruq ash-Shar' a mediados de 1992: "Por una parte, habla usted de la integridad territorial de Turquía y de buenas relaciones vecinales, y por la otra sus mapas sitúan Antakya e Iskenderún como territorio sirio. ¿No le parece que hay una contradicción?" He aquí la respuesta totalmente insignificante que obtuvo: "Estoy convencido de que tales malentendidos entre nuestros países se resolverán mediante la cooperación política y económica y la atmósfera de confianza mutua que intentamos construir. Es necesario sentar una cooperación duradera entre los dos países. Estoy convencido de que así podremos solventar todos los problemas que haya entre Siria y Turquía".
Aunque teóricas y lejanas, las reivindicaciones sirias sobre territorio de Turquía subyacen a muchas de las tensiones entre los dos países, y en concreto a la campaña siria de terrorismo. Alí Oncu, periodista turco, resumía la sospecha turca generalizada: los sirios financian actividades anti-turcas con el fin de fragmentar Turquía y poder anexionarse Hatay".
Las aguas del Eúfrates. Cuando en noviembre de 1989 empezaba a llenarse la Presa de Atatürk, quinta mayor del mundo y remate del monumental Proyecto de Desarrollo del Sureste de Anatolia (GAP), el gobierno turco obtenía la facultad de controlar el caudal de las aguas del Eúfrates a Siria (y hasta Irak). Ankara se había comprometido en julio de 1987 a proporcionar un mínimo de 500 metros cúbicos de agua por segundo y tomando todo en consideración, ha satisfecho esta obligación. Aun así, el gobierno sirio achaca muchos de sus problemas de abastecimiento eléctrico y agrícola a las presas turcas. Las presas también constituyen una nueva herramienta de influencia de importantes implicaciones políticas. Hablando en plata, Ankara amenaza ahora con retener el abastecimiento a Siria, perspectiva que los políticos turcos han saboreado en público. (El Primer Ministro Süleymán Demirel era citado en 1992 diciendo que "El agua está en nuestra orilla de la frontera y la suya en la otra orilla"). En tiempos de sequía relativa sobre todo (como la que castigó a la región a mediados de 1989), esto concede una extraordinaria influencia a los turcos. En segundo lugar, dado que muchos turcos no comprenden la lógica según la cual ellos pagan el crudo árabe pero los árabes no pagan "el agua turca", puede llegar un día en que exijan alguna forma de remuneración a cambio del agua que recibe Siria. En tercer lugar, los sirios han llevado a cabo algunas iniciativas de sabotaje a pequeña escala contra las presas (pruebas circunstanciales sugieren que los 11 miembros del PKK capturados en diciembre de 1988 infiltrándose desde Siria pretendían atentar contra la Presa de Atatürk); algún día, los sirios pueden desplegar concebiblemente la fuerza militar contra las obras hidráulicas.
Turquía en la OTAN. Como miembro de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), Turquía es aliado formal de los Estados Unidos. Con Siria firmemente en el bando soviético hasta 1991, esto colocaba a los dos países en bandos diametralmente opuestos del gran cisma. Aun hoy, cuando Damasco aspira a mejorar relaciones con Occidente, las conexiones estadounidenses de Turquía se irritan. Las intervenciones de los líderes sirios apuntan sus sospechas de que Ankara (al igual que Jerusalén) siga órdenes de Washington.
La perspectiva de cooperación turco-israelí asusta enormemente a los sirios, y con razón. Los dos países no sólo comparten rasgos importantes en calidad de ser las dos democracias formales de Oriente Próximo, también tienen problemas parecidos con la belicosidad siria. Y a medida que los turcos ponen menos reparos a tratar con Israel, las perspectivas de cooperación a ojos de Siria se incrementan.
Contrabando. Volviendo a los problemas turcos con Siria, los turcos lamentan con intensidad que su país se haya convertido en una importante vía de paso del tráfico de estupefacientes entre el Valle de la Bekaa y Europa. A menor escala, la circulación clandestina de productos agrícolas a través de la frontera turco-siria también causa problemas, dado que los sirios introducen de contrabando productos agrícolas para evitar los elevados aranceles sirios y llegar a los mercados turcos, donde pueden tener un margen mayor. En los últimos años, antes de mejorarse la seguridad fronteriza turca, el ganado y los productos caros de alimentación que pueden haber atravesado de forma irregular la frontera habrán tenido el mismo valor que el obtenido de forma legal.
Incidentes fronterizos. Las fuerzas sirias atacan en ocasiones a los turcos sin mediar provocación y sin objetivo aparente. El 21 de octubre de 1989 a las diez de la mañana, por ejemplo, dos cazas sirios MiG-21 entraron en el espacio aéreo turco sobre la provincia de Hatay y fueron directamente a por una avioneta de fumigación perteneciente al Ministerio Territorial provincial. Los MiG abatieron a este pequeño aparato civil (10 metros), matando a los cinco tripulantes. Tras destruir el aparato, los cazas volvieron enseguida al espacio aéreo sirio. En el momento del tiroteo, los MiG habían invadido más de 20 kilómetros de espacio aéreo turco; la avioneta abatida no pudo haber sido confundida, a plena luz del día, con un aparato militar de forma plausible. El gobierno sirio se disculpó posteriormente por el incidente, diciendo que se trató de un accidente, pero no pagó ninguna compensación hasta año y medio después. A los turcos, los incidentes así les parecen mala leche. Otros actos de violencia, sin embargo, van más orientados y a esto dedicamos ahora nuestra atención.
Terrorismo
El terrorismo se convierte en parte integral de la campaña soviético-siria contra Turquía en la década de los 70, y hoy es el punto más importante del programa turco relativo a Siria. Damasco se ha apoyado en diversos grupos étnicos a la hora de seguir adelante con su campaña de intimidación a Turquía, incluyendo turcos, griegos y grecochipriotas. Pero los palestinos, los kurdos y los armenios han llevado a gala los esfuerzos sirios contra Turquía.
Los palestinos. A cambio de la ayuda de Assad, los grupos palestinos contrarios a Arafat le han hecho puntualmente el trabajo sucio en Turquía. Por ejemplo, el grupo de Abú Nidal participó en la masacre de la sinagoga de Neveh Shalom de Estambul en septiembre de 1986. Pero el papel palestino ha sido principalmente indirecto: no tan relacionado con perpetrar operaciones contra los turcos como con formar a los demás para hacerlo; y (lo más provechoso) poniendo a los segundos en contacto con Damasco. El FPLP de George Habash entrenó al grupo turco Dev-Sol y al armenio ASALA en el Líbano y les dotó de armamento; a cambio, los miembros de estos grupos combatieron con los palestinos, especialmente en 1982.
Kurdos. Los kurdos viven en cuatro países principalmente (Siria, Turquía, Irán, Irak), estando el mayor número (más de diez millones) en Turquía. Desde la creación de la república turca en 1923 en adelante, los kurdos han emprendido una insurrección intermitente contra el gobierno central. En 1974 los soviéticos auspiciaron una organización marxista-leninista de kurdos turcos que pretendía crear un país kurdo independiente al este de Turquía en línea con la URSS. El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), encabezado por Abdalaj Öcalan (conocido como Apo) jugó un papel activo en la espiral de violencia y terrorismo que envolvió Turquía a finales de los 70; hacia finales de los 80, se había convertido en la principal amenaza con diferencia a la seguridad nacional turca. Hoy, tras más de diez mil muertos, controla regiones importantes del este de Turquía, especialmente de noche.
El PKK depende fuertemente de la ayuda siria desde 1979. Öcalan solicitó apoyo, formación y contactos a los palestinos de Siria aquel año, todo lo cual le fue proporcionado. Hacia 1980, Öcalan había pasado a ser un satélite del régimen sirio, y de los dos hermanos de Hafiz al-Asad, Jamil y Rif'at, en particular. En 1982, el PKK puso a prueba su suerte enfrentándose a las fuerzas israelíes en el Líbano y fue recompensado con un gran campamento en el Valle de la Bekaa que pasaría a ser su cuartel general. En 1991, Öcalan dijo disponer de "centenares de campamentos" en el Líbano; y un periodista llegó a ser testigo de que palestinos y turcos utilizaban las instalaciones del PKK. Por la misma época, la policía turca sospechaba que los agentes de la organización Dev-Sol trabajaban contratados por el PKK en municipios como Estambul. La principal sede política del PKK se encuentra en Alemania, y dispone de casi un centenar de ramas por toda Europa Occidental. Las embajadas sirias mantienen un contacto estrecho con el PKK en lugares tan surtidos como Estocolmo o Madrid, proporcionando útiles servicios y percibiendo a cambio diversas formas de apoyo. Aunque los países occidentales reconocen oficialmente los antecedentes de terrorismo del PKK, la organización sigue disfrutando de un estatus legal en algunos países europeos (por ejemplo, Dinamarca).
Armenios. El nacionalismo armenio surgió a finales de los 60 del siglo XIX con el objetivo de cincelar un estado armenio independiente a partir del por entonces decrépito Imperio. Otomano; este objetivo se acompañó del presunto genocidio de los armenios en 1915, creando tensiones entre armenios y turcos que todavía perduran. En torno a 1970, muchos armenios, "en su búsqueda de un referente", contemplaban con admiración la forma en que los palestinos triunfaban a la hora de obtener publicidad para su causa. Algunos armenios ingresaron en la OLP, más o menos como aprendices. Según un informe, el Ejército Armenio Secreto para la Liberación de Armenia fue conceptualizado por el número dos de la OLP, Salaj Jalaf, y uno de sus ayudantes armenios. La influencia de la OLP está muy presente en la organización ASALA. A partir de 1975, ASALA inicia una campaña terrorista contra turcos y occidentales. Las relaciones seguirán fuertes unos años: por ejemplo, cuando en agosto de 1982 la OLP evacuaba Beirut, aparentemente entregó gran parte de su armamento a ASALA.
La relación entre ASALA y la OLP despertó en su momento cierto interés sirio en ASALA, y ambos desarrollaron estrechas relaciones de trabajo. Por ejemplo, el agente de ASALA que se abrió paso a tiros por el aeropuerto en Ankara el 7 de agosto de 1982, matando a 10 personas e hiriendo a setenta y una, había llegado a Turquía procedente de Siria. Cuando ASALA se dividió después de que la OLP abandonara el Líbano, los elementos más radicales y violentos reconstituyeron su sede de Damasco y reconstruyeron sus bases en el Valle de la Bekaa en 1983-84. ASALA desplazó más tarde su campamento de entrenamiento de allí hasta ubicaciones de Siria (incluyendo un emplazamiento en la frontera turca, a la altura de Qamishli). Con los años, "ASALA recibió entrenamiento, armamento y documentos falsificados procedentes de Siria, aceptando a cambio la participación siria en la planificación de los atentados de ASALA".
Aunque en los últimos años ASALA ha perdido importancia, la aparición de una Armenia independiente en 1992 abrió otro frente de confrontación sirio-turca. Que el Presidente Levon Ter-Petrossian fuera el hijo del secretario del Partido Comunista en Siria ayudó a cimentar la relación, pero la hostilidad compartida hacia la República de Turquía brindó el sustento real de la cooperación. Yerevan abre una embajada en Damasco en plena guerra con Azerbaiyán en abril de 1993, y otra en Beirut un año más tarde. A cambio, Asad prometió 7.000 toneladas de petróleo líquido gratuito a los armenios. El Presidente de Azerbaiyán Ebulfez Alí Elçibey anunciaba a principios de 1993 que quinientos terroristas habían llegado a Armenia procedentes del Líbano, al tiempo que su embajador en Ankara afirmaba que había ciudadanos sirios combatiendo con Armenia contra Azerbaiyán. Más tarde aquel año, veían la luz crónicas acerca de bases del PKK en Armenia.
Problemas recientes
Si bien muchas cuestiones obstaculizan las relaciones turco-sirias, dos han surgido como capitales: El control turco de las aguas del Eúfrates, y el patrocinio sirio del PKK. Para los sirios, estas dos cuestiones están estrechamente relacionadas, mientras Assad se ha valido con los años de cualquiera de ellas o se ha sacado su baza (los kurdos) contra el as turco (el agua). A ojos turcos, las dos cuestiones no han de estar vinculadas por fuerza. El agua es una cuestión diplomática convencional con la que negociar, al igual que muchas otras (las aguas jurisdiccionales, los permisos para faenar); el terrorismo es harina de otro costal. Tal como lo ve Ankara, recompensar a Assad por patrocinar al PKK le animaría a utilizar este instrumento para plantear otras cuestiones, como el control turco de la provincia de Hatay.
Hasta 1987, las autoridades turcas negaban tajantemente la presencia de Öcalan en su país. Sólo cuando los turcos dejaron claro lo mucho que sabían (incluyendo la dirección de su paradero en Damasco) los sirios reconocieron su presencia delante de los turcos. Entonces comenzó la verdadera partida. Los dos gobiernos firmaron en julio de 1987 un protocolo de seguridad durante la visita a Damasco del Primer Ministro Turgut Özal, en el cual prometían "impedir el paso a los grupos inmersos en actividades destructivas dirigidas contra cualquiera en su propio territorio y no hacerse el sueco con ellos en ningún sentido". En lugar de eso, las autoridades sirias mudaron a Öcalan a nuevas residencias y reubicaron la mayor parte de las instalaciones del PKK en el Líbano (donde efectivos turcos podían atacar, al estilo israelí) hasta Siria (donde estaban mucho más protegidas). Durante la segunda visita de Özal en agosto de 1988, los sirios reiteraban esa promesa. Pero no cambió nada. De hecho, las cosas se pusieron tan mal que Özal dio el paso sin precedentes de amenazar públicamente a Damasco el día 1 de octubre de 1989, diciendo que si incumplía el protocolo de seguridad de 1987, Ankara cerraría el grifo del agua que atravesaba la frontera, y añadía "Dudamos de que vayan a respetar estas condiciones". Esta advertencia condujo a la reducción de los atentados del PKK, pero no por mucho tiempo. Durante los años siguientes surgió un patrón: amenazas turcas, paréntesis, nueva ronda de atentados; luego amenazas turcas y el ciclo se repite.
A principios de 1992, Ankara estaba tan sacudida por los atentados del PKK que el Ministro de Exteriores Hikmet Çetin anunció que "las relaciones de Turquía con Siria se verán afectadas en adelante por la línea que siga ese país en la cuestión del terrorismo del PKK". En otras palabras, se reduciría en la práctica la relación bilateral con Damasco merced del comportamiento del PKK. Preguntadas por la presencia del PKK, las autoridades sirias no tenían problema en proporcionar una respuesta satisfactoria. Bushra Kanafani, de la embajada siria en Washington, respondía que su gobierno tiene "un compromiso moral con la población que lleva allí [en Damasco] mucho tiempo; simplemente no podemos sacarlos".
En abril de 1992, el ministro turco del Interior presentaba cuatro pilas de pruebas concluyentes a Damasco y exigía el cese del apoyo al PKK. Los sirios captaron el mensaje y firmaron un segundo protocolo de seguridad. Según Ankara, los sirios accedían en adelante a declarar "organización terrorista ilegal en Siria al PKK, a vigilar constantemente las actividades de la organización que perpetúen las acciones terroristas contra Turquía, y a detener y juzgar a los miembros de ese grupo criminal cuando sean detenidos". Además, los sirios prometían "sorpresas" y realizaban declaraciones tranquilizadoras ("Lo que molesta a Turquía nos molesta también").
Enseguida llegaron noticias de Siria y el Líbano de que Öcalan se marchaba en secreto y de que las bases eran clausuradas. Un importante líder del PKK declaraba a Associated Press: "He venido aquí hoy con unos cuantos camaradas a recoger unos efectos personales". El Primer Ministro Süleymán Demirel afirmaba que el cuartel general del PKK en Siria "deja de existir". Un ministro turco del Interior afirmaba categóricamente que el PKK había abandonado "por completo" el Valle de la Bekaa y especulaba con que Öcalan se hubiera refugiado entre el caos del norte de Irak. Otros le ubicaban posteriormente en Beirut, en Grecia, en la región helena de Chipre y en Armenia. El ministro de exteriores sirio afirmaba que las relaciones sirio-turcas se encontraban "en su mejor momento desde la Segunda Guerra Mundial, por no decir desde la Primera". Esto pasó a ser el discurso oficial: en febrero de 1993 nada menos, el ministro turco de exteriores afirmaba que "no hay actividades en el seno de Siria que molesten a Turquía".
Y de hecho, el terrorismo de PKK llegó a detenerse temporalmente. Pero el ejército turco manifestaba su escepticismo, y con razón. Hacia finales de julio, apenas tres meses después de firmarse el segundo protocolo de seguridad, llegaban noticias de Öcalan en el Valle de la Bekaa y del principal campamento del PKK allí en activo. En septiembre de 1992, empezaban a emanar de Ankara aires de indignación: "Siria sembrará la discordia". En diciembre, salieron a la luz informaciones de un nuevo campamento del PKK en algún lugar distante del Valle de la Bekaa. En enero de 1993, un periódico turco afirmaba que Öcalan estaba alojado "en un emplazamiento muy especial por Siria y está protegido por agentes de Inteligencia"; De hecho, preguntado insistentemente más avanzado el mes por un periodista turco acerca de la presencia de Öcalan, el Primer Ministro sirio Majmud az-Zu'bi se negaba puntualmente responder (haciendo en lugar de eso aéreas declaraciones de cooperación e intercambio de información). Cuando el periodista insistió ("¿estaría usted dispuesto a entregar a Turquía a Abdulá Öcalan si le detuviera?"), el primer ministro respondió simplemente, con gesto de disgusto, "Prefiero que no me haga esa pregunta". También a principios de 1993, empezó a emitir desde Damasco una nueva emisora del PKK, en la frecuencia de onda corta de 7.04 megahercios.
Los líderes sirios reconocían la presencia del PKK, pero al igual que en el caso de los grupos palestinos extremistas que acogen, sostenían que estaba prohibido hacer uso de la fuerza. El clima siguió agravándose. Fuentes oficiales turcas revelaban que en octubre de 1993, Damasco y el PKK habrían convenido en secreto que "mandos militares sirios encabecen algunas unidades terroristas del PKK". Fuentes turcas calculaban que habría en combate de trescientos a quinientos sirios. A cambio, el PKK accedía a "contener a los kurdos de Siria".
Por esta época, los turcos se hartaron finalmente de los engaños sirios. El asesor del Primer Ministro Tansu Çiller en asuntos exteriores se desplazó a Damasco a principios de noviembre de 1993 y trasladó lo que se rumoreó sería un contundente comunicado. Çiller advertía públicamente a Asad: "Turquía no puede tolerar atentados terroristas cometidos desde cualquiera de sus vecinos. Nadie debería de creer que Turquía guardará silencio a propósito de tales atentados. Se dará la respuesta oportuna". Çetin destacaba el desmentido sirio pero decía que era "natural" por parte de Ankara "tener dificultades para creerse eso".
Como siempre, Damasco respondió con las palabras esperadas. El 20 de noviembre de 1993, un mayor general sirio del Ministerio del Interior se desplazó a Ankara y firmó un acuerdo prometiendo que Siria no serviría de "refugio" o "región franca" de elementos anti-turcos. También aseguraba a los turcos que, de ser capturado, Öcalan volvería a Turquía. A continuación, en un paso novel, el ministro sirio de asuntos exteriores Nasir Qaddur apareció en la televisión turca e hizo lo que dijo era "un anuncio muy importante": "El PKK ha sido ilegalizado en Siria. El PKK es considerado ilegal en cumplimiento de nuestras leyes. En resumen, el PKK queda prohibido en Siria... De ahora en adelante, el PKK u Öcalan no pueden aprovechar ni transitar por territorio sirio".
Tras estas garantías férreas, los medios turcos informaron que Öcalan había sido detenido o expulsado de Siria. Pero de nuevo, la cuestión no se zanjó; ya en enero de 1994, el Ministro del Interior Majit Mentese se enfrentaba públicamente a la acusación de los sirios de que Öcalan había abandonado su país. En febrero, el ministro sirio de exteriores se negaba a dar respuesta a las protestas de su homólogo turco a tenor del PKK. Mentese hizo la ya familiar visita a Damasco en abril de 1994, para protestar contra Öcalan y la continuada presencia del PKK en Siria y el Líbano. Según el presunto registro de su conversación con el Ministro sirio del Interior Mohammed Harba, Mentese dijo tener pruebas fehacientes no sólo de la presencia de Öcalan en regiones bajo control sirio, sino pruebas concluyentes de que los morteros del PKK capturados por Turquía habían llegado a través de Siria. Mentese volvió a escuchar una vez más las palabras correctas de Harba, pero siete años de discursos sin acción le hacían ser escéptico. "Los sirios", decía, "han respondido positivamente a los problemas planteados por Turquía y su solicitud de cooperación en esas cuestiones". Pero eso no bastaba: "Hemos de ver resultados concretos".
Cuando Mümtaz Soysal reemplazó a Hikmet Çetin como ministro turco de exteriores en julio de 1994, redujo la presión sobre Damasco (por ejemplo, se negó oportunamente a solicitar la extradición de Öcalan). Tras una visita a Damasco, Soysal se declaraba "menos pesimista" en las relaciones con Siria, porque el régimen Assad aceptaba su propuesta de que los dos países empezaran por las cuestiones más fáciles (tráfico fronterizo, propiedad del suelo, comercio) pasando después a las más peliagudas (el PKK y el agua). Esto, esperaba, generaría "un clima de entendimiento mutuo". Soysal mejora claramente el tono de las relaciones entre los dos países; está por verse que vayan a mejorar también en su contenido.
Años dejando pasar las transgresiones sirias dejan a muchos turcos frustrados e indignados, invitándoles cada vez más abiertamente a exigir medidas radicales. Fatij Cekirge propone bloquear las aguas del Eúfrates; o probar con "métodos utilizados por Israel" y despachar unidades convencionales a destruir los campamentos del PKK y matar a Öcalan. Evren Deger afirmaba crudamente que las fuerzas turcas podían atacar los campamentos del PKK en el Líbano "en cuanto deseen hacerlo". Gungor Mengi insta a suspender el abastecimiento de las aguas del Eúfrates, a un ataque contra las bases del PKK en el Líbano y a "una guerra convencional contra Siria". Yalcin Özer tachaba a Siria de "país gobernado por una banda de maleantes con orígenes terroristas, un país que no debe ser considerado estado porque no hay ninguna razón para verlo como tal", e instaba al servicio secreto turco a eliminar a Öcalan.
Reflexiones
Siria, Turquía e Israel. Aunque muy pocas veces son examinados en tándem, los conflictos sirios con Turquía e Israel comparten un buen número de facetas. Ambos giran en torno a un territorio sirio en tiempos y todavía reclamado por el régimen Assad: Hatay (perdida en 1939) y los Altos del Golán (perdidos en 1967). En ambos casos, terrorismo y agua cobran una importancia central. Assad financia alrededor de una docena de grupos terroristas - étnicos, religiosos, ideológicos - contra Turquía y contra Israel. Las nuevas presas de Turquía permiten a Ankara tomar decisiones radicales relativas al caudal de agua del Eúfrates que entra en Siria; las amenazas sirias de desviar el abastecimiento jordano pueden privar a Israel (si Damasco recupera los Altos del Golán) de hasta la mitad de su abastecimiento hídrico. Además, dado que Turquía e Israel son dos aliados clave de Estados Unidos en Oriente Próximo, miembro de la OTAN uno y el socio más especial de las muchas relaciones especiales de Estados Unidos el otro, sus problemas con Siria revisten también dimensiones internacionales paralelas.
A pesar de la extraordinaria atención que recibe el enfrentamiento de Siria con Israel, su conflicto con Turquía puede plantear los peligros más volátiles. Piense en estas diferencias:
* El conflicto con Israel es antiguo, conflicto que Damasco perdió hace tiempo y que alberga contadas esperanzas de ganar militarmente en el futuro. En contraste, el conflicto con Turquía está todavía en ciernes, sumándose cuestiones nuevas (como el PKK) a las antiguas (Hatay).
* El mundo sigue de cerca el conflicto con Israel, de forma que si Damasco eligiera la guerra contra Israel, equivaldría a renunciar a su campaña por granjearse el favor occidental. Pero el conflicto con Turquía es arcano, de forma que combatir no afectaría presumiblemente en gran medida a la imagen de Assad en Occidente.
* El gobierno estadounidense asistiría probablemente a Israel en caso de guerra con Siria. Aunque Turquía es aliado de la OTAN, la asistencia norteamericana contra Damasco parece inestable en el mejor de los casos, en parte a causa del rechazo alemán a que la OTAN apoye a Turquía.
Como la reivindicación iraquí de Kuwáit, la reivindicación siria de zonas de Turquía plantea una de esas cuestiones integrales de Oriente Próximo que estando en segundo plano pueden degenerar de pronto y dar lugar a una crisis grave. (Siguiendo líneas parecidas, las aspiraciones palestinas sobre Jerusalén, tras décadas de olvido, han vuelto a surgir de pronto una vez más, al igual que la cuestión de Halayib entre Egipto y Sudán; la reivindicación iraní de Bajréin podría saltar en cualquier momento, como las aspiraciones marroquíes sobre Ceuta y Melilla; Arabia Saudí mantiene desproporcionados conflictos territoriales con Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Yemen; y así sucesivamente). Esta pretensión revanchista se activará más probablemente si las demás cuestiones, terrorismo y aguas, no pueden ser abordadas. De hecho, un ex oficial sirio, Murjaf Jouejati, ha especulado públicamente con que "los dos [países] siguen un rumbo de colisión" a menos que resuelvan sus diferencias.
La impaciencia turca reviste implicaciones potencialmente delicadas para Damasco. Si bien la fortaleza militar siria es notable, está muy desplegada en el Líbano y contra Israel, lo que deja poco para el norte. Asimismo, destaca un analista militar norteamericano, los efectivos de Assad "no pueden disponer de tanques en la frontera turca si no es conduciéndolos", cosa que sería lenta y que perjudicaría gravemente a los motores y las cadenas. (Por supuesto, la paz con Israel liberaría estos efectivos y armas). En contraste, las fuerzas militares turcas vuelven a desplegarse desde la región del Aegeo hacia el sureste de Anatolia (sobre todo para enfrentarse al PKK), donde serán emplazadas convenientemente para tratar con Siria. Exagerando sólo un poco, un ex embajador estadounidense en Damasco observaba que "lo único que retrasaría una invasión de Siria por parte de los turcos sería la necesidad de parar a beber té".
¿Se avecina guerra o paz? Las tensiones a lo largo de la frontera turco-siria podrían caracterizarse como nacionalismo sirio limitado hacia Turquía disuadido pero no eliminado por las represalias turcas. Damasco aspira a anexionarse franjas de territorio turco y hacer que la autoridad que gobierna el resto de Turquía sea incapaz de actuar o no le interese. Si no puede obtener lo que desea - y ahora mismo no puede - Damasco aspira a acumular influencia para apoyar sus objetivos, al tiempo que simula interesarse en las relaciones normales hasta que se presenten nuevas oportunidades.
En un ejemplo típico del doble juego de Assad, las relaciones turco-sirias discurren según dos vías, correcta públicamente una y por momentos hasta amistosa, y hostil y desconfiada en privado la otra. Los dos discursos siguen siendo en su mayor parte independientes, manejando los titulares de exteriores la cartera de amistad y los de Interior la cartera hostil.
Un segundo doble juego se desarrolla en el seno del primero. Después de que un buen número de incidentes terroristas de respaldo sirio tiene lugar, acompañados de desmentidos sirios, una delegación turca acude a Damasco y presenta a las autoridades allí pruebas concluyentes. Los sirios rechazan las pruebas pero al mismo tiempo aseguran a los turcos que se cerciorarán de que el problema no se repite. Durante un tiempo lo hacen, y las cosas se calman. Luego, unos meses después, el terrorismo de respaldo sirio contra Turquía vuelve a prosperar. Una delegación turca viaja a Damasco… y el proceso vuelve a empezar.
Hay razones para esperar que las relaciones turco-sirias sigan tranquilas, con visitas devueltas, montones de comunicaciones e interés mutuo en guardar las apariencias. Una serie de pequeños acuerdos (relativos a la venta de electricidad turca a Siria y un acuerdo limitado de promoción turística) auguran una consolidación de las relaciones. La región fronteriza se ha relajado; por ejemplo, a finales de los 80, los gobiernos sirio y turco empezaron a permitir que arqueólogos y geólogos del extranjero - Estados Unidos incluido - trabajaran cerca de la frontera. Los dos extremos han convivido en paz desde la independencia siria, y ambos gobiernos saben que luchando pierden más de lo que ganan. Los dos países cooperan activamente frente a Irán, reuniéndose sus ministros de exteriores varias veces al año para hablar de estrategia. Los vínculos comunes forjados por la historia y la religión deberían de enfriar futuros problemas. Asimismo, la influencia turca fruto de sus proyectos hidráulicos puede conducir a un mayor grado de precaución siria.
Aun así, no todas las tendencias recientes auguran una mejor relación sirio-turca, y un amplio abanico de cuestiones bilaterales caldean la relación. La tranquilidad relativa de los últimos años no plasma la ausencia de problemas, sino la determinación turca a la hora de contenerlos. La postura turca se ha endurecido gradualmente a medida que la cúpula intuía que Assad intentaba tomar el pelo; podría no estar dispuesta a aceptar este tratamiento indefinidamente. Assad podría estar jugando un doble juego con un rival reacio a aguantar sus sutiles cambios. La frontera turco-siria podría convertirse inesperada y fulminantemente en detonante de una crisis.