Este número del Middle East Quarterly es el último del que soy editor; Martin Kramer, el distinguido historiador y especialista en el islam me sucede como editor a partir del número de Invierno de 2002.
Redactar esta despedida deja sabor agridulce: aunque encantado de reclutar a Kramer, echaré de menos el mecanismo editorial del Quarterly, que viene formando parte de mi vida desde 1993. Abandono la dirección editorial por la única razón de que el Middle East Forum, la organización matriz del Quarterly, ha crecido hasta el extremo de que yo, su director, tengo que recortar algunas actividades. Paso a ser el administrador de la revista, heredando esta tarea de Albert J. Wood, que de manera tan capaz ha ocupado este puesto desde la publicación de la revista y que seguirá estando vinculado estrechamente a la publicación. Además, colaboraré en las tareas infrecuentes en torno al Quarterly, incluyendo las críticas literarias y algunas entrevistas. Patrick Clawson seguirá como editor jefe y Judy Goodrobb como editora de sección.
Los lectores familiarizados con el Quarterly observarán que la búsqueda de un nuevo editor se anunció en el número de Marzo de 1999 de la publicación; nos ha llevado más de dos años encontrar a la persona idónea para el puesto. En aquel anuncio, describíamos a nuestro candidato ideal (alguien profundamente sumergido en Oriente Próximo, que manejara con fluidez sus idiomas, familiarizado con las cuestiones legislativas actuales, en línea con los principios de la publicación y con un refinado sentido de la prosa), buscando sin cesar más tarde. La espera fue larga pero es recompensada.
La Presentación del primer número del Quarterly justificaba la aparición de otra publicación más relativa a Oriente Medio prometiendo que ofreceríamos un punto de vista fundamentalmente diferente a los que se encuentran en las publicaciones especializadas vigentes. Mientras que "ellas rechazan en diverso grado las opiniones de la mayoría de los estadounidenses y las longevas políticas del gobierno estadounidense a lo largo de una docena de administraciones", nosotros prometíamos aportar análisis en línea con aquella opinión mayoritaria. Nuestros lectores juzgarán si se ha alcanzado este objetivo; como editor, puedo dar fe de que nuestro mecanismo editorial siempre ha tenido presente como consideración central si un artículo podría ser publicado o no por una de nuestras publicaciones hermanas, decantándonos por los que no lo serían.
Desde el principio, francamente, nos preguntamos si el colectivo de autores que satisfacen este criterio sería lo bastante grande para llenar nuestras páginas de forma sostenida. Treinta y dos números más tarde, puedo afirmar felizmente que hemos departido con 750 autores y autores potenciales y nunca tuvimos problemas a la hora de encontrar materiales. Aunque minoritario entre los especialistas, nuestro punto de vista tiene claramente seguimiento.
Y no sólo entre los escritores; también por parte del lector, las cosas han ido bien. La tirada del Quarterly ronda los 3.000 ejemplares y llega a un importante lector de alrededor de 50 países. Tenemos alrededor de mil visitas diarias a nuestro portal, www.MEForum.org, remitidas en su mayor parte al Quarterly.
La mención de nuestro portal recuerda que internet era casi desconocido cuando comenzamos la publicación a principios de 1994; su aparición ha afectado al MEQ de innumerables maneras: los trabajos de candidatos llegan por correo electrónico, la comprobación se produce en internet, las notas contienen direcciones electrónicas y nuestro nuevo editor todavía no ha puesto un pie en nuestra sede de Filadelfia y probablemente nunca lo haga.
Dos importantes avances más también vienen a la mente desde 1994. Uno se refiere al desperdicio de la posición de influencia de América en Oriente Próximo. El colapso soviético y la victoria sobre Irak proporcionaron el sustrato del tercer "momento americano" del siglo XX, y su fulgor todavía se sentía cuando iniciamos la publicación. Ahora - en un momento en que crece el poder de Irak, la existencia de Israel se cuestiona agresivamente más que nunca, proliferan arsenales de destrucción masiva y los precios del crudo se disparan - ese aire de oportunidad americana es historia. Para una publicación como esta, con esperanzas de ayudar a formular la política norteamericana, estas tristes circunstancias se traducen en que hemos de ofrecer ideas creativas y realistas con mayor razón.
El otro aspecto a destacar aquí es la llegada a la relevancia política de los oriundos de Oriente Próximo afincados en Occidente. Los inmigrantes musulmanes en especial se están mudando a Occidente en cifras importantes, al tiempo incluso que cifras significativas de occidentales se convierten al islam. Las cifras exactas son difíciles de dilucidar pero el rápido incremento de población es evidente: en Francia, ha destacado uno de nuestros autores, la comunidad musulmana se ha multiplicado por un orden de 40 desde 1945, y en Estados Unidos viene a ser el mismo caso más o menos. Tampoco hay duda de que la inmigración, las tasas de natalidad elevadas y las conversiones harán que esas cifras sigan creciendo. Occidente, en virtud de sus libertades, ha atraído a algunas de las figuras más dinámicas del mundo musulmán, desde novelistas agnósticos a activistas islamistas, y planeamos cubrir su influencia y su evolución, tanto en los países de origen como en el seno del propio Occidente. Aunque bautizado Middle East Quarterly, estamos convencidos de que esta publicación puede contribuir de forma útil al entendimiento de estas nuevas poblaciones y de las polémicas que planteen.