¿Qué quiere del Líbano el gobierno sirio? Ciertos observadores bien afincados en el gobierno estadounidense se muestran optimistas a tenor de sus ambiciones allí. Richard Murphy, Asistente del Secretario de Estado para Oriente Próximo y el Sur de Asia, decía al Congreso en 1983: "Yo estoy convencido de que Siria no alberga ninguna intención de modificar las fronteras políticas entre el Líbano y ella, ni ningún deseo elemental de absorber el Líbano... El interés sirio en el Líbano reside en que no se convierta en una amenaza para Siria". [1] Otro funcionario estadounidense manifestaba la misma idea de forma más gráfica: "Los sirios en el Líbano son como el perro que se pone a perseguir a los coches que circulan por la calle todos los días. Un día el perro atrapa por fin al coche, y luego no sabe qué hacer con él". [2]
Pero Murphy se equivoca; el gobierno sirio tiene intenciones mucho más allá de protegerse de las amenazas del Líbano. El funcionario anónimo está igualmente errado; Damasco sabe exactamente lo que hará cuando el Líbano caiga bajo su control. De hecho, Hafiz al-Asad y sus colegas sueñan con absorber el Líbano en Siria. No hace falta que sea una incorporación formal; el control práctico es todo a lo que aspiran. Y el sueño del régimen Assad es acercado por el hecho de que muchos libaneses celebran las intenciones sirias; los hay que les gustaría ver su país incorporado a Siria.
Esto no es nada nuevo. Un vistazo a la historia del siglo XX demuestra que Damasco ha aspirado de forma constante a incorporar el Líbano a su control. Lo nuevo es su capacidad de triunfar por fin a la hora de alcanzar este objetivo.
Primeros esfuerzos
A nivel histórico, había un acuerdo universal en que el Líbano actual entero estuvo dentro de Siria. El nombre de "Siria" no se refiere únicamente a la zona que comprende Siria y el Líbano, sino también a Israel y Jordania, y partes del sureste de Turquía. (Con el fin de diferenciar esto de la zona que actualmente comprende la República Árabe de Siria, la "Siria" mayor se conoce hoy normalmente como la Gran Siria). De ahí que las instituciones con sede en Beirut utilizaran con frecuencia el adjetivo "sirio" durante el siglo XIX. Por ejemplo, estaba la Sociedad Científica Siria (fundada antes de 1860) y la Academia Protestante Siria (fundada en 1866 y más tarde rebautizada Universidad Americana de Beirut). De igual forma, el periódico Clarín Sirio se publicaba en Beirut y una obra titulada Las ruinas de Siria incluía el Líbano dentro de su panorámica.
Al mismo tiempo, sobre todo entre los cristianos maronitas, había una creciente sensación de que la región costera debía tener su propia identidad política, independiente de Siria. El Monte Líbano es la región de la Gran Siria con la tradición más longeva de entidad política; el separatismo libanés se remonta a la entidad creada por el líder druso Fajr ad-Din II a finales del siglo XVI. El independentismo libanés floreció debido a la conjura entre religión, filiación étnica y geografía: el más compacto y militante de los grupos cristianos, los maronitas, se afincaron en el Monte Líbano, una región inaccesible rara vez bajo control directo de fuerzas externas. Más tarde, a mediados del siglo XIX, el obispo Niqula Murad desarrolló la ideología del nacionalismo maronita.
El primer gobierno libanés autónomo, llamado Mutasarrifiya, se creó en el Monte Líbano en 1860. El Mutasarrifiya aisló el Monte Líbano del Imperio Otomano en el que la mayoría de sus habitantes cristianos habían dejado de considerarse súbditos del emperador. Se remitían a Francia o a la cultura francesa en su lugar. Pero los maronitas no estaban satisfechos con el Mutasarrifiya; tras 1860, pretendieron ampliar sus territorios sumando regiones al norte, al este y al sur, así como el municipio de Beirut. Los maronitas se enfrentaban a una decisión: podrían sumar territorios, o podían conservar el dominio cristiano, pero las dos cosas no. Alcanzar sus fronteras ideales significaba perder la composición del Estado mayoritariamente cristiana. Conservar la mayoría cristiana significaba seguir siendo geográficamente pequeños.
Al final, eligieron el territorio. Como resultado de las victorias contra los otomanos durante la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña y Francia ocuparon la región de la Gran Siria. Tras un período de trifulca diplomática, las dos potencias europeas se repartían la Gran Siria en abril de 1920. Gran Bretaña se quedaba con la mitad sur, y la dividió en Palestina y Transjordania. Francia se quedó con la mitad norte, llamándola Mandato de Siria y el Líbano. Los independentistas maronitas alcanzaron sus objetivos maximalistas cuando el gobierno francés trazó las fronteras del actual Estado del Líbano en septiembre de 1920. Esta zona incluía prácticamente todas las regiones a las que habían aspirado: Trípoli al norte, el Valle de la Biqa' al este, el Jabal 'Amal al sur y Beirut al oeste. Venía a tener el doble del tamaño del Mutasarrifiya. La región pre-1920 se conoce como Monte Líbano y la región post-1920 como Gran Líbano, o simplemente Líbano.
Los maronitas lograron escindirse de la Gran Siria por tener (como los sionistas) la voluntad necesaria, el sustento territorial, la organización y la orientación europea. La mayoría de los maronitas suscribieron con entusiasmo el nuevo Líbano, al considerarlo la mejor forma de evitar el gobierno árabe sunita. Por supuesto, el precio de la expansión fue la contracción religiosa; muchos musulmanes pasaban a estar bajo control cristiano -- sembrando los polvos de la guerra civil que comenzó en 1975. Pero casi nadie se anticiparía a este peligro en unas décadas.
Durante el periodo de control francés, los maronitas dedicaban sus energías a tres objetivos: seguir siendo independientes de Siria, conservar las nuevas provincias de 1920 y alcanzar la independencia de Francia. No era tarea fácil, dado que la protección francesa era imprescindible para mantener a raya a la oposición sunita al Líbano ampliado. Con este fin, se crearon un gran número de organizaciones maronitas, la más importante de las cuales era la Phalanges Libanaises, fundadas en 1936 por Pierre Jumayyil. La iniciativa maronita tuvo éxito; conservando sus fronteras ampliadas, el Líbano se convirtió en una república en mayo de 1926 y se independizó por completo cuando el último efectivo francés abandonaba la zona en diciembre de 1946.
El éxito de los maronitas significaba el fracaso de los árabes sunitas. Estuvieran afincados en el nuevo Líbano o en Siria, acusaban la división de septiembre de 1920 por considerarla caprichosa y parcial, y despreciaban las nuevas fronteras. Desde el principio, los sunitas se opusieron a la división de la Gran Siria. Plasmando este sentir, la Comisión King-Crane informaba en 1919 que "la escisión del Gran Líbano… agravará las diferencias religiosas en el seno de Siria". [3] El Dr. Abd ar-Rajmán Shajbandar, destacado político sunita, tachaba la creación de un Líbano independiente de parte de una iniciativa encaminada a "azuzar conflictos confesionales y favorecer intereses de minorías". [4]
Pero los sirios se enfrentaban a un dilema. Declarar su intención de incorporar la totalidad del Líbano a su control empujaría a los maronitas a buscar la protección francesa, prolongando de forma indefinida la presencia gala en el Líbano. Para evitar esto, raramente se mencionaba en público la exigencia siria de incorporar la totalidad del Líbano a Siria. Los líderes sirios ofrecieron mejor a los cristianos un compromiso: podían ir por su cuenta a nivel político, pero sólo si volvían a las provincias añadidas en 1920 (musulmanas en su mayor parte).[5] Concentrando la vuelta en estas provincias, Trípoli y el Valle de la Biqa' en especial, se dividían las opiniones en el Líbano y Francia y salía reforzada la mano de Damasco. Aun durante la revuelta drusa de 1925-27, cuando Hussein hizo un llamamiento al escalafón de un estado sirio "de la costa al interior", [6] se presentaba un conflicto guerrillero sólo para obtener los territorios perdidos en favor del Líbano en 1920.
Los políticos sirios iban detrás de estas provincias de muchas maneras. Recorrían el Líbano para alentar a los musulmanes sunitas a agitar por la unión con Siria, y realizaban campañas conjuntas con este fin cada uno de los años entre 1923 y 1925. Con más éxito, presionaron a las autoridades francesas a nivel diplomático. Shakib Arslán exigía un plebiscito en las partes del Líbano en disputa en noviembre de 1925, cuando se dirigió al nuevo Alto Comisario francés, Henri de Jouvenal. El Comité Ejecutivo del Congreso Sirio-Palestino se reunió con de Jouvenal y no se detuvo en la cortesía de un plebiscito, sino que exigió las provincias de 1920; también lo hicieron las delegaciones del Partido Popular con de Jouvenal. Hasta el responsable provisional del gobierno sirio, un funcionario elegido a dedo por los franceses, presentó esta exigencia en junio de 1926. Una delegación siria despachada a París a negociar el tratado de 1936 con Francia instó al parecer a "la devolución de los territorios arrebatados a Siria y anexionados por el Líbano". [7]
Los líderes sirios también trasladaron su causa a los líderes árabes. Durante el debate preliminar de la creación de la Liga de Países Árabes, el Primer Ministro sirio Sa'dalaj al-Jabiri informó al gobierno egipcio de que, en ausencia del logro de una Gran Siria unida, Siria debía obtener las partes del Líbano repartidas en 1920. Reivindicó el deseo de su población de este cambio no menos que el de los sirios. Jabiri reiteró estas ideas en la conferencia de Alejandría de septiembre de 1944, afirmando que
el problema sirio comprende cuatro regiones: Siria, el Líbano, Palestina y Transjordania... Conservando la capital en Damasco y el sistema republicano como trampolín, insistimos en la unidad; pero dejamos su forma a elección de los ciudadanos del país… Estamos impacientes por crear la Gran Siria y eliminar las divisiones impuestas por la fuerza, los intereses internacionales y las rivalidades políticas.[8]
Un portavoz de la legación siria en Washington afirmaba en febrero de 1946 que "Siria, el Líbano, Palestina y Jordania están separados por fronteras artificiales". [9]
Sin embargo, el gobierno de Damasco vio con el tiempo la conveniencia de la presencia de un gran número de musulmanes en el Líbano; hacían las veces de garantes del carácter musulmán y árabe de aquel país. En consecuencia, Damasco aceptó la independencia libanesa; a cambio, obtuvo el visto bueno de los maronitas para alinearse culturalmente con el Líbano y con los árabes a nivel político (en lugar de Francia). Este compromiso se hizo público en el Protocolo de Alejandría de septiembre de 1944 (estatutos fundacionales de la Liga Árabe), en el que Siria ponía el acento en "su respeto a la independencia y la soberanía del Líbano dentro de las actuales fronteras". [10] Pero el rechazo sirio a reconocer el Líbano como país totalmente soberano e independiente siguió presente; el símbolo de esto fue la ausencia de relaciones diplomáticas oficiales entre los dos países.[11]
El deseo de incorporar el Líbano a Damasco no era exclusivo; los musulmanes sunitas afincados en el Líbano también deseaban este cambio. Para ellos, la integración en Siria era la mejor forma de evitar las ambiciones de los maronitas. Desde finales de 1918 hasta mediados de 1920, pidieron ayuda a las autoridades árabes de Damasco para quedar fuera de un estado de dominio cristiano. Después incluso de que los franceses conquistaran Siria y crearan el Gran Líbano, Damasco siguió siendo el eje de la oposición sunita. Pero a mediados de los años 40, el musulmán sunita libanés dejó de mirar hacia Siria; la disposición de los líderes sirios a llegar a un compromiso en torno al Líbano obligó a los sunitas libaneses a reconciliarse con la idea de un Líbano independiente.
La oposición sunita a la anexión por parte de los maronitas libaneses adoptó múltiples formas. Encabezados por los residentes de Beirut y Trípoli, inundaron la Liga de Naciones y las oficinas francesas de Beirut y París con telegramas, peticiones y homenajes. Las manifestaciones callejeras se celebraban con regularidad. La asistencia cada vez más concurrida a las mezquitas, la celebración más extendida de las fiestas islámicas y otros actos religiosos reforzaron la tónica de solidaridad para con la minoría. Los esfuerzos sunitas por separarse del Líbano se organizaron más en 1923, a medida que sus líderes combinaban fuerzas para trasladar peticiones a los franceses y despachar representantes a Europa.[12] También prestaron más atención a la hora de poner de parte del punto de vista secesionista a los cristianos ortodoxos griegos.
La revuelta drusa en Siria en 1925-27 alimentó la impaciencia sunita con su lugar en el Líbano. "Desde finales de 1925 hasta el verano de 1926", escribe Meir Zamir, "una ola de intensas actividades pro-sirias se extendió por toda la zona costera, sin precedentes desde 1920. Se enviaron solicitudes a la Alta Comisión, al gobierno francés y a la Liga de Naciones, se organizaron huelgas, numerosos encuentros entre notables y líderes y artículos de opinión en favor de la unión con Siria publicados en la prensa musulmana". [13] Los líderes sunitas trasladaron a las autoridades francesas peticiones instando a la unión con Damasco. También se organizaron en comités para coordinar el sentido sindical, organizarse con los rebeldes de Siria y tener al tanto al Comité Ejecutivo del Congreso Sirio-Palestino.
La redacción de una constitución para el Líbano a principios de 1926 dotaba a la entidad política libanesa de una nueva permanencia; los musulmanes contrarios a este avance aprovecharon la ocasión para manifestar públicamente su intención de retirarse del Líbano Los sunitas se retiraron de las consultas constitucionales y celebraban encuentros en Damasco para protestar contra su exclusión de Siria. También presentaron hostilidades guerrilleras en el Valle de la Biqa'. En enero de 1926, el consejo municipal del núcleo chiíta de Ba'lbakk resolvió no participar en la elaboración de la constitución y simultáneamente exigía unirse a Siria. En palabras de un musulmán: "El Gran Líbano se creó contra los musulmanes. Se trataba de crear un país cristiano. Cuando las autoridades crearon el Gran Líbano, nosotros los musulmanes fuimos sacrificados, al ser Siria nuestro país. Si algún día llegamos a ser ciudadanos regulares del Gran Líbano, será porque se nos imponga. Exigimos ser anexionados a Siria dentro de un gobierno federal". [14] Otro musulmán lo expresaba de forma más resumida: "Queremos un país que pueda vibrar con nuestro corazón" [15] -- aludiendo, por supuesto, a la unión a Siria.
Los sunitas de Beirut fueron los primeros en aceptar el estatus quo, dado que su éxito económico amortiguaba su decepción política. Pero no del todo; los residentes de un barrio musulmán de Beirut se negaron a izar la bandera libanesa hasta el final del mandato. En Trípoli, la prisa por la escisión tardó más en desaparecer; el municipio siguió siendo un centro de la militancia hasta bien entrados los años 30.
La perspectiva de un acuerdo franco-sirio en 1936 inspiró otra ronda de acciones de activismo entre los musulmanes libaneses. Los sunitas de Trípoli presentaron solicitudes a la Liga de Naciones, solicitando que su región, antes incorporada al Líbano "sin su acuerdo ni consentimiento… sea anexionada a la Siria Unida".[16] En la Conferencia de la Costa celebrada en marzo de 1936, los líderes musulmanes procedentes de Siria y el Líbano se reunieron con miembros del Partido Social Nacionalista Sirio para exigir que las regiones añadidas al Líbano en 1920 volvieran a Siria. La eventual firma de un protocolo franco-sirio en septiembre de 1936 provocó a los musulmanes sunitas, que causaron disturbios y organizaron huelgas para exigir la incorporación a Siria. Cuando el presidente libanés visitó Trípoli cuatro días tras la firma, se encontró con grupos organizados de jóvenes y menores que gritaban lemas en favor de la unidad con Siria, se negaban a obedecer órdenes policiales y acabaron enfrentándose a pedradas con la policía.[17]
Estos esfuerzos acabarían, sin embargo, cuando los sunitas libaneses llegaron a un acuerdo de reparto de poderes con los cristianos en 1943. Según los términos de su acuerdo oficioso, conocido como el Pacto Nacional, los sunitas libaneses aceptaban la separación de Siria a condición de que los cristianos dieran la espalda a Francia y aceptasen la identidad árabe del Líbano. Pocos sunitas buscaban de forma activa la unión con Siria tras 1943.
No deseando vivir bajo control maronita, los árabes sunitas libaneses se opusieron inicialmente a las fronteras que les separaban de Siria. Con el tiempo, sin embargo, se implicaron en la urgente necesidad de influenciar los acontecimientos dentro de la entidad política libanesa, y su interés en Siria posteriormente se desvaneció.
El grupo que defiende con mayor insistencia la re-inclusión en Siria del Líbano es el Partido Social Nacionalista Sirio, o SSNP. (Este grupo también es conocido como Partido Social Nacionalista, SNP; Parti Populaire Syrien, PPS; o Parti Populaire Social). Fundado en 1932 por un cristiano ortodoxo, Antún Sa'ada, el Partido Social Nacionalista Sirio sostiene que la Gran Siria forma una unidad política y los árabes no. "Siria es para los sirios, y los sirios son una nación completa".[18] En contraste con la importante nacionalidad siria, las identidades árabe, musulmana, cristiana o libanesa carecen de relevancia. Crear un estado sirio que represente la identidad siria se traduce en tener que erradicar las entidades que británicos y franceses dejaron atrás. El Partido Social Nacionalista Sirio no alberga ninguna lealtad hacia los países vigentes. Con respecto al Líbano, afirmó Sa'ada, "Por encima de todo, somos nacionalistas pan-sirios; nuestra causa es la causa de la [Gran] Siria, no la del independentismo libanés". Sostenía que "El Líbano debe reunirse con la Siria natural" y afirmaba explícitamente su intención de "llegar al poder en Beirut para alcanzar este objetivo".[19]
El Partido Social Nacionalista Sirio ha tenido representación puntual en los parlamentos sirio y libanés. En el Líbano, ocupó un escaño en los comicios de 1957. Mejor parado salió en Siria, haciéndose con 9 escaños en 1949, 1 en 1953 y 2 en 1954. Aunque muy poco para sacar adelante cualquier legislación, estos diputados brindaron al partido un trampolín bien explotado con fines públicos.
Pero la verdadera importancia del Partido Social Nacionalista Sirio nunca residió en sus actividades legales. Los intentos de revolución por parte del Partido Social Nacionalista Sirio en julio de 1949 y diciembre de 1961 dieron lugar a las dos peores crisis políticas del Líbano antes de la guerra civil que comenzó en 1975. Por poner sólo la primera: Husni az-Za'im, presidente de Siria, prometió armas a Antún Sa'ada contra el gobierno libanés. Esto animó al Partido Social Nacionalista Sirio a declarar la guerra a Beirut y dar pasos para deponer al gobierno. Pero Za'im traicionó a Sa'ada y le entregó a la policía libanesa, que inmediatamente le hizo ejecutar. Este episodio tuvo muchas repercusiones; contribuyó a la caída de Za'im un mes más tarde; condujo a la muerte de Za'im a manos de un militar que vengaba a Sa'ada; provocó el asesinato en julio de 1951 de Riyad as-Sulj, una de las grandes figuras de la política libanesa; y engendró desconfianzas que perjudicarían durante años a las relaciones sirio-libanesas.
Las fuerzas militares daban a la formación una milicia dedicada y capaz que jugó un papel importante en las dos guerras civiles libanesas. En 1958, respaldaron a las autoridades contra una insurrección, ayudando al gobierno de Kamil Sham'un. Durante las hostilidades tras 1975, el Partido Social Nacionalista Sirio tuvo un lugar reducido pero importante dentro de la coalición anti-gobierno.
La iniciativa de anexión del Líbano a Siria perdió fuerza entre 1949 y 1974. Muchos acontecimientos contribuyeron a esto: La creación de la Liga Árabe en 1945 dio legitimidad a las unidades políticas en vigor. El Líbano se independizó en 1946. La ejecución de Sa'ada en 1949 redujo el atractivo del Partido Social Nacionalista Sirio. El nacionalismo panárabe ocupó el protagonismo a mediados de los 50 bajo la influencia de Jamal 'Abd an-Nasir; su programa radical de unificación árabe hizo de Egipto, no de Siria, el actor protagonista dentro de cualquier plan encaminado a unificar los países árabes. Lo más importante es que Siria sufrió un largo periodo de inestabilidad política, y esto marcaría cualquier iniciativa de expansión; desde el golpe de Za'im en marzo de 1949 hasta los primeros años 70, Damasco fue presa, no cazador. La inestabilidad siria palió el deseo de los musulmanes libaneses de ser sus ciudadanos; que fueran años de crecimiento económico en el Líbano decepcionó más a los sunitas libaneses con la idea de la unión. Por último, los maronitas dominaron en el Líbano durante este periodo y rechazaban con firmeza la idea de tener relaciones más cordiales con Siria.
Los esfuerzos de Assad
Una nueva era comenzó en Siria con la llegada al poder en 1970 de Hafiz al-Asad. Asad creó un estado policial y puso fin a décadas de inestabilidad. Enseguida reanimó las reivindicaciones sirias sobre el Líbano.
Asad hizo una vaga reivindicación del Líbano en agosto de 1972: "Siria y el Líbano son un único país. Somos más que hermanos". [20] De manera más agresiva, el ministro de información explicaba en enero de 1975 que "El Líbano no escapará de la unidad entre Siria y el Líbano que tiene por destino". [21] La entrada de efectivos militares sirios en el Líbano en junio de 1976 suscitó una oleada de reivindicaciones sirias. Asad anunció un mes más tarde que "a lo largo de la historia, Siria y el Líbano han sido un país y un pueblo… Nuestra historia es única, nuestro futuro es uno y nuestro destino es uno". [22] Días más tarde, un General sirio era citado diciendo: "lo que está teniendo lugar actualmente en la región es el desmantelamiento del acuerdo Sykes-Picot [el intercambio de notas de 1916 que condujo al reparto de la Gran Siria]".[23] El primer ministro sirio manifestó la misma reivindicación cuando afirmó que "el sur del Líbano es igual que el sur de Siria". [24]
En mayo de 1982, Assad se refería al Líbano como un país árabe que nos pertenece". [25] Un responsable del Ministerio de Información afirmaba en agosto de 1983 que "Siria y el Líbano son lo mismo". [26] Según el Ministro sirio de Defensa: "El Líbano y nosotros somos un único país". [27] Entrevistado por un periódico francés en mayo de 1985, el titular sirio de exteriores recordaba a su escalafón que "hasta principios de siglo, nosotros [Siria y el Líbano] formábamos un único país. Es cierto que ahora somos dos países distintos, pero no podemos ignorar el hecho de que formamos un único pueblo con el mismo idioma y una historia común". [28]
Cuando grupos cristianos del Líbano plantearon la posibilidad de dividir el país en regiones musulmanas y cristianas, 'Abd al-Halim Jaddam, ministro sirio de exteriores, respondió en consonancia.
No vamos a permitir la división del Líbano. Cualquier intento de división conducirá a nuestra intervención inmediata. El Líbano fue parte de Siria y lo recuperaremos en el momento de una iniciativa de reparto. Debería quedar claro que esto no se refiere solamente a las cuatro regiones [que Francia arrebató a Siria en 1920], sino también al Monte Líbano. El Líbano puede ser unificado o volver a Siria. [29]
En otro momento, Jaddam afirmó que "Siria no ha consultado con nadie al entrar en el Líbano, ni consultará con nadie cuando decida retirarse del Líbano". [30] Asad fue todavía más allá, destacando ante un grupo de parlamentarios libaneses en febrero de 1978 que los efectivos militares sirios en el Líbano constituían el ejército legal libanés. [31] Esto se reiteró en octubre de 1983, cuando dijo a un periodista suizo que "en el Líbano solamente hay un ejército extranjero, que es el de Israel". Sirios y libaneses son una población, son árabes. Tenemos el mismo idioma y la misma historia". [32] Una vez más, en julio de 1986, Jaddam dijo a la prensa de París que "las fuerzas sirias están actualmente dentro de Siria de forma legítima… Estos efectivos pueden presentarse en cualquier lugar que deseen y no tienen que pedirle permiso a nadie". [33]
Después de su única visita conocida al Líbano siendo presidente en enero de 1975, Asad observaba: "Abandonando Damasco con destino a Shtawra esta mañana, tuve la sensación de ir de un municipio a otro dentro de un único país, de abandonar a una parte de los míos para visitar otra. Estas opiniones se desprenden de nuestro estilo de vida común y de nuestra historia extraordinaria. Somos uno y los mismos, hijos del mismo país". [34] El ministro sirio de economía y comercio internacional, Mohammed al-'Imadi, instaba a "la unidad económica" entre Siria y el Líbano.[35]
El gobierno sirio aprovecha la ausencia de relaciones diplomáticas entre el Líbano y él como muestra de cercanía. El ministro de información explicaba que "el Líbano y Siria son dos países en armonía. Sería lesivo para los derechos del Líbano y de Siria que se mantuvieran entre ellos relaciones diplomáticas". [36] Asad explicaba la ausencia de embajadas afirmando que los contactos entre los dos países "quedan más allá del ámbito de cualquier embajada… Esto es símbolo de las cálidas relaciones fraternas entre los dos países". [37] Los libaneses dan otro significado a la ausencia de relaciones formales; para ellos, indica el rechazo sirio a aceptar la existencia soberana del Líbano.
El punto de vista libanés se sustenta en la presión que ejerce Damasco para que otros países retiren a sus diplomáticos del Líbano. El régimen sirio se vale de sus muchos brazos en el Líbano para hostigar a los diplomáticos extranjeros destacados en Beirut, que con el tiempo se cansan de la constante intimidación y desplazan sus misiones a Damasco. Fu'ad Butros, ministro libanés de exteriores, reflexionó públicamente sobre esta cuestión en una ocasión: "Me pregunto si no habrá un plan que pretenda vaciar el Líbano de cualquier representación diplomática". [38] Si bien algunos países pueden haber cerrado sus misiones en Beirut de todas formas, a causa de la guerra civil, su número se habría visto incrementado significativamente por la presión siria. Entre las misiones cerradas o sin embajador se encuentran las de Afganistán, Brasil, Canadá, el Chad, Costa Rica, la República Dominicana, Egipto, Ghana, Grecia, Haití, Indonesia, Irán, Irak, Kuwáit, Libia, Malta, Nigeria, Omán, Panamá, Qatar, el Senegal, Sudán, Suiza, Túnez, los Emiratos Árabes Unidos, Uruguay, Yemen del Norte y del Sur y Yugoslavia. [39] Según una crónica, sólo dos de los 22 embajadores árabes (los de Argelia y Yemen del Sur) seguían destacados en Beirut en abril de 1985.[40] Los esfuerzos sirios por deslegitimar al Líbano recuerdan a la campaña diplomática árabe para aislar a Israel.
Como indica esta iniciativa, el gobierno sirio no se queda en palabras; de hecho, ha ampliado su control durante los últimos años hasta abarcar la mayor parte del Líbano. Ya a mediados de los 60, la aldea alauita de Ghajar, en la falda del Monte Hermon, fue tomada por Siria producto de una trama de desvío del abastecimiento de agua potable. A principios de 1973, Assad ya disponía de poder de veto virtual sobre la mayoría de los acontecimientos políticos del Líbano. El estallido de la guerra civil libanesa dos años más tarde le abrió nuevas oportunidades. El desmembramiento de la autoridad central del Líbano y la tesitura social fracturada del país facilitaban a Damasco la búsqueda de agentes dentro del Líbano. Asad movió su apoyo entre facciones dentro del Líbano (los maronitas, la OLP, los drusos, los chiítas, el Partido Social Nacionalista Sirio, los comunistas) en una diestra iniciativa por ampliar la influencia siria. Además, el gobierno sirio controlaba dos unidades armadas palestinas dentro del Líbano, las del ejército de Liberación de Palestina y As-Sa'iqa. Cuando hasta eso demostró ser insuficiente para que Damasco impusiera su voluntad, Assad se valió de unidades militares sirias en dos intervenciones directas, la de junio de 1976 y una segunda en septiembre de 1976.
Más de 10 años más tarde, efectivos sirios siguen destacados dentro del Líbano, más seguros que nunca. Su presencia queda plasmada en las labores en las que se implican controlando hasta el último detalle. En busca de miembros del ala iraquí del Partido Baaz u otras organizaciones de extrema izquierda, efectivos sirios de Inteligencia llevaban a cabo registros casa por casa en Trípoli en 1979. Militares sirios reforzaban acuerdos de alto el fuego entre facciones libanesas enfrentadas en agosto de 1985; y fueron sorprendidas realizando el control de pasaportes en el aeropuerto de Beirut en junio de 1986.
Los líderes libaneses no se atreven a desafiar a Damasco. Walid Junblatt, líder druso y de izquierdas, tuvo que soportar sencillamente varias semanas de arresto domiciliario; su padre, Kamal Junblatt, había sido asesinado por los sirios en marzo de 1977. Bashir Jumayyil, líder falangista y presidente electo del Líbano, voló por los aires justo antes de ser investido presidente.
Los periodistas han sido víctimas frecuentes de la intimidación de Assad. Salim al-Lawzi, importante editor libanés, había comprado información vergonzosa relativa a las condiciones internas de vida en Siria, de forma que agentes sirios le torturaban y asesinaban. Un mes más tarde, Riyad Taha, presidente de la Asociación de Editores Libaneses, perdía la vida dentro de un vehículo a manos de cuatro desconocidos armados. Estos métodos también han sido utilizados contra extranjeros. Tras enviar crónicas relativas a la inquietud en Siria, el corresponsal de la agencia Reuters Berndt Debusmann fue alcanzado en la espalda por un hombre con un arma con silenciador. El corresponsal de la BBC Tim Llewellyn fue amenazado por agentes sirios y huyó a Beirut antes de ver perjudicada su integridad, al igual que el corresponsal de la CBS Larry Pintak.
El resultado de esta ocupación es evidente. Cualquier encuentro importante entre políticos libaneses tiene lugar en Damasco o incluye funcionarios sirios. La oposición de Assad a los acuerdos de mayo de 1983 entre Israel y el Líbano condujo a la anulación de los acuerdos en cuestión de un año.
Los libaneses no se cortan a la hora de reconocer la influencia siria en su país. "No se enciende un cigarrillo aquí sin el permiso sirio" reza un dicho común en el Valle de la Biqa'.[41] Un político libanés resumía el grado de la influencia siria a mediados de 1984: "No se confunda, el verdadero gobierno libanés está en Damasco ahora mismo, no en Beirut". [42] Antín Lajd, responsable del Ejército del Sur del Líbano, destaca que "Todas las decisiones grandes y pequeñas, cruciales como mundanas, se toman en Damasco y luego se trasladan a las autoridades libanesas". [43] Asad ha logrado el buscado papel sirio de patrón, benefactor y tutor del Líbano.
Tan enorme es la influencia siria que Damasco induce a los líderes libaneses a realizar intervenciones públicas favorables al dominio sirio. 'Asim Qansuh, secretario del Partido Baaz en el Líbano, ha sido el más explícito. Ha dicho que ningún país árabe tiene "el derecho a debatir la seguridad y la estabilidad del Líbano con excepción de la hermana Siria". [44] Aduciendo que "la re-adhesión del Líbano a Siria ofrece la panacea de todos los problemas sufridos por el Líbano", [45] manifestaba el convencimiento en que "se cometió un error cuando efectivos sirios entraron en el Líbano y no anunciaron inmediatamente la unificación sirio-libanesa". [46] En agosto de 1986 salía a la palestra y anunciaba que "los problemas del Líbano sólo acabarán cuando se unifique con Siria, devolviendo así la situación a su rumbo histórico normal. Tachaba la frontera entre los dos países de artificial". [47]
El Frente de Unión Nacional, paraguas de colectivos libaneses con respaldo sirio, expresaba la cuestión con mayor delicadeza en su programa de agosto de 1985: "La verdadera expresión de la identidad árabe libanesa es la relación especial con y el vínculo decisivo e inalterable con Siria". [48] Un despacho remitido a Hafiz al-Asad una jornada más tarde amplifica este vínculo; insta a "una fuerte relación pan-árabe entre Siria y el Líbano que coordine los recursos de los dos países dentro de una política exterior, de defensa, de estabilidad, de economía y de educación, entre otros terrenos". [49] Nabij Birri, participante clave del Frente de Unión Nacional, daba más detalles más tarde: "Ha de haber integración con Siria, a través de acuerdos tangibles en las esferas de la economía, la seguridad, el ejército, la política, la información y la educación". [50]
Los esfuerzos sirios por imponer el final de la lucha en el Líbano culminaron en un pacto firmado por tres líderes de milicias libanesas diciembre de 1985. El familiar objetivo sirio surge de la extraña formulación del documento: "El significado más destacado del arabismo libanés se encuentra en su especial relación con Siria. A partir de este principio, las relaciones deberían de basarse en un concepto de integración estratégica entre Siria y el Líbano, porque sus cuestiones clave son tales que como resultado de su afiliación, su historia y su geografía, cualquier hecho exige de un elevado grado de coordinación en varios terrenos". [51] En resumen, que los líderes libaneses acepten el dominio sirio.
El gobierno sirio ha llegado a obligar a aceptar su dominio a ese baluarte del independentismo libanés, las Fuerzas del Líbano. En septiembre de 1985, el Comité Ejecutivo de las Fuerzas del Líbano de Elie Hubayqa, hasta ese momento uno de los líderes maronitas más contrarios a Siria, sucumbió a estas presiones.
De visita en Damasco, su Comité "destaca la importancia de reforzar las distinguidas relaciones con Siria que se desprenden de la unidad entre destinos, intereses, historia y geografía entre los dos países". Tras la visita, el Comité difundió una declaración reconociendo "el especial papel de Siria dentro del Líbano". [52] Amin Jumayyil, presidente del Líbano y detractor de este acuerdo, también tuvo que reconocer la hegemonía de Siria. En febrero de 1986 decía a un periodista que "la cooperación con Siria" es la segunda faceta más importante para resolver el problema libanés, sólo por detrás de la unidad entre los propios libaneses.[53]
Los detractores de Siria dentro del Líbano hacen lo que pueden por oponerse a estas ambiciones. Las Fuerzas del Líbano, una coalición de milicias cristianas, aceptaron a finales de 1985 la necesidad de un acuerdo impuesto por Siria dentro del Líbano, pero conservaron su desconfianza hacia las intenciones sirias. Su portavoz exigía que "se enmiende la introducción del acuerdo para poner el acento en que el Líbano es un país miembro de las Naciones Unidas y que está amparado por los estatutos de las Naciones Unidas y el acuerdo de armisticio del sur. De esta manera el Líbano… no perderá su identidad ni caerá bajo la tutela siria". [54] Implícito en esta preocupación — al igual que en el Protocolo de Alejandría más de 40 años antes — se encuentra el miedo a que Siria absorba el Líbano.
Opiniones profanas
El interés de Assad en el pan-sirismo colocaba a su gobierno en acuerdo con la perspectiva del Partido Social Nacionalista Sirio. El Partido Social Nacionalista Sirio, naturalmente, estaba encantado con este giro de los acontecimientos. Tras décadas de tensiones con Damasco, por fin encontraba allí un aliado, un líder sinceramente comprometido con la ideología pan-sirista. El interés mutuo ha convertido a la formación en un satélite del estado sirio.
La implicación de Shawqi Jayralaj justo después de la invasión del Líbano por parte de Siria en 1976 parece haber iniciado esta cooperación. Jayralaj encarna la ideología pan-sirista; era editor de la publicación del Partido Social Nacionalista Sirio en 1945 y el hombre al que se le ocurrió la idea del intento de golpe de estado en el Líbano en 1961. Incorporado para promover el concepto de la Gran Siria, escribía editoriales para la prensa y las emisoras oficialistas. Sus llamamientos eran directos; en una ocasión, por ejemplo, instó a la integración del Líbano "en una Unión Levantina, actualmente integrada por Siria, Jordania y [Palestina]". [55]
Asad ayuda a los elementos del Partido Social Nacionalista Sirio que son afines a su régimen. La facción pro-Damasco de In'am Ra'd disfruta del beneficio del apoyo estatal, mientras la facción de George 'Abd al-Masij se hundía. El ascenso de 'Isam al-Majayiri a secretario del Partido Social Nacionalista Sirio en julio de 1984 se debió en parte al gusto de Assad, y estuvo relacionado con tratarse de un musulmán oriundo de Siria. Uno de los parientes políticos de Hafiz al-Asad, 'Imad Mohammed Jayr Bey (asesinado en 1980) era un alto funcionario del Partido Social Nacionalista Sirio.
El respaldo sirio permite que la formación compre armas y se convierta en un actor pequeño pero importante de la guerra civil libanesa. El Partido Social Nacionalista Sirio abre sedes en territorio bajo control sirio del Valle de la Biqa' y controla una porción de territorio libanés al sur de Trípoli.
A cambio del respaldo sirio, el Partido presta un buen número de servicios. La formación brinda una plataforma receptiva a los efectivos militares sirios en su región natal al este de Beirut. También participa de actos vitales de terrorismo. Así, Habib al-Shartuni, el individuo detenido por asesinar al Presidente electo Bashir Gemayel en septiembre de 1982, era miembro del Partido Social Nacionalista Sirio. A juzgar por el hecho de que los que reivindican el atentado del cuartel de los Marines en octubre de 1983 mencionan de forma destacada su apoyo a la Gran Siria, el Partido Social Nacionalista Sirio pudo haber estado tras la deflagración. [56] El Partido protagoniza 5 de los 15 atentados suicida contra Israel en el sur del Líbano acaecidos entre marzo y noviembre de 1985. Estos atentados no sólo contribuyeron a la decisión israelí de salir del Líbano, sino que los atentados suicida jugaron un importante papel en la política libanesa: al demostrar que el gobierno sirio rivalizaba en ferocidad contra Israel con los fundamentalistas chiítas, mejoraron la imagen de Damasco.
Curiosamente - en consistencia con la ideología del Partido Social Nacionalista Sirio - los suicidas procedían de Siria. Preguntado por la razón de unirse al movimiento libanés, uno de los terroristas respondía: "¿Hay diferencia entre Siria y el Líbano?"[57] Una menor libanesa de 16 años de edad que atacó una columna israelí en abril de 1985 con un vehículo explosivo, perdiendo la vida y matando a dos soldados israelíes, había grabado con anterioridad un vídeo en el que enviaba saludos a "todos los luchadores de mi país, con el líder de la liberación y el avance al frente, el Teniente General Hafiz al-Asad". [58] También ella consideraba parte de Siria el Líbano. Señalando al Partido Social Nacionalista Sirio "responsable de perpetrar espectaculares atentados y operaciones suicida", Israel tomaba represalias destruyendo la sede del partido en Shtaura. [59]
El Partido Social Nacionalista Sirio también presta servicios a los aliados de Siria. Un afiliado al partido disparó a un destacado diplomático libio en el Líbano, Abd al-Qadir Ghuka, en junio de 1983. Más tarde dijo a la policía que los servicios secretos sirios le habían contratado para llevar a cabo el atentado a petición de Gadafi, que creía que Ghuka tenía intención de desertar.
'Isam al-Majayiri, secretario del Partido Social Nacionalista Sirio, subestima mucho los hechos al observar: "Nuestras relaciones con el régimen sirio [y] el Partido Baaz… son buenas y están prosperando". [60] Majayiri es miembro del grupo de líderes pro-sirios enviados de visita al extranjero; así, se reunió con el reverendo Jesse Jackson en enero de 1984 (cuando Jackson visitó Siria para preparar la liberación de un piloto de la Marina norteamericana). Acude a Damasco para mantener consultas y probablemente solicitar instrucciones. Todo esto lleva al Ministro israelí de Defensa Yitzhak Rabin a caracterizar al Partido como "totalmente bajo el control de la Inteligencia Siria". [61] De hecho, funcionarios israelíes estarían al parecer convencidos de que Mayajiri recibe órdenes directas de Hafiz al-Asad.
La mayoría de los observadores convienen en que Hafiz al-Asad está decidido a incorporar el Líbano a Siria. Un destacado disidente sirio, el antiguo embajador en París, ha escrito que "el objetivo de Assad, aun cuando no era sino Ministro de Defensa [1966-70], es heredar el lugar de 'Abd an-Nasir en el mundo árabe, crear la Gran Siria con la que siguen soñando los alauitas y agrupar bajo su bandera a Jordania, Palestina y el Líbano". [62]
Los libaneses de todo el espectro político están convencidos de las ambiciones sirias hacia su país. El Mayor Sa'd Haddad, responsable de las milicias libanesas del sur, considera que el objetivo sirio es declarar el Líbano "parte inseparable de la Gran Siria". [63] En consecuencia, está convencido de que "Siria no desea retirarse del Líbano. ¿Por qué? Porque Siria no vino al Líbano a ayudar a tal o cual formación. Entró en el Líbano para anexionarlo a Siria bajo la premisa de que el Líbano es parte de Siria". [64] El sucesor de Haddad, el General Antún Lajd, valoraba las intenciones sirias de igual forma: "Siria es mi principal enemigo. Los sirios siempre han querido anexionarse o dominar mi país". [65] Bashir Jumayyil vertía la acusación de que Siria destacaba sus efectivos en el Líbano para hacer del Líbano parte de la Gran Siria. De igual forma, una fuente falangista explicaba que Samir Ja'ja', líder miliciano falangista, temía que Siria "pretenda reivindicar la Gran Siria, y no creo las intervenciones sirias que dicen que el Líbano es un país soberano". [66]
Kamal Junblatt, líder de los drusos libaneses, estaba convencido de que las autoridades sirias "no quieren olvidar las jornadas previas a los repartos de 1919, cuando las poblaciones de la Siria Natural — libaneses, palestinos, jordanos y sirios — constituían una única población". Aunque Jumbalat llamaba a Asad "el León de la Gran Siria", afirmaba no estar seguro de que Assad fuera a perseverar en su proyecto pan-sirista.[67] En cuanto a su propio país, Junblatt observaba que "siempre sueñan con el Líbano en Damasco". [68]
El Partido también está convencido de que las autoridades sirias son sinceras en la cuestión de incorporar el Líbano. Como decía uno de ellos a un periodista: "No podemos olvidarnos de que Hafiz al-Asad - Su Excelencia el Presidente de Siria - ha dicho muchas veces que el Líbano forma parte de Siria, que Palestina forma parte de Siria. Y si creemos eso, y hemos de creerlo - ha dado toda suerte de muestras de hablar en serio - ello significa que su interés en el Líbano es totalmente genuino. Juega la partida muy cauta e inteligentemente". [69]
El príncipe heredero Hassán de Jordania, reiterando estas opiniones, ha destacado las esperanzas sirias en una Gran Siria y observado que "los sirios dicen que los palestinos, los jordanos, los libaneses no existen — que todos son sirios del sur". [70] Anwar as-Sadat acusaba a Assad (de quien se burlaba como "el león de la Gran Siria")[71] de iniciar la crisis libanesa para hacerse con el país.
Los israelíes de toda orientación convienen en las intenciones sirias hacia el Líbano. Entre los políticos del Likud, Yitzhak Shamir afirmaba en julio de 1983 que "Siria quiere controlar todo el Líbano y no se conformará con el control que tiene ahora sobre una gran parte de este territorio". [72] Moshe Arens planteaba esta cuestión de forma reiterada. Comprendía que el objetivo sirio en el Líbano era "controlar el Líbano y convertirlo en un satélite o quizá parte de la Gran Siria". [73] Benjamin Netanyahu escribió que el gobierno sirio "ha perseguido de forma metódica" el objetivo de la Gran Siria durante décadas. [74] Un portavoz de exteriores equiparaba las tácticas sirias de construcción de la Gran Siria con "trocear el fiambre en rodajas". [75] En la parte Laborista, Shimon Peres dice estar convencido de que "el Presidente sirio al-Asad lucha por hacerse con la dirección del mundo árabe y hacer realidad el viejo sueño árabe de una Gran Siria". [76] El presidente de Israel (y su antiguo responsable de Inteligencia) Chaim Herzog consideraba las ambiciones pan-siristas de Damasco "lo más problemático para los vecinos árabes de Siria". [77]
Maurice Couve de Murville, antiguo primer ministro de Francia, escribe que "La Gran Siria es un viejo asunto que no se olvida y que sin duda no se olvidará". [78] Más contundentemente, Claude Cheysson, el titular de exteriores, llamaba al reparto del Líbano entre la Gran Siria y el Gran Israel "nuestra pesadilla". [79]
Muchos altos funcionarios estadounidenses han reconocido las ambiciones sirias. El Presidente Ronald Reagan observaba que "Siria ha hablado durante muchos años de algo llamado la Gran Siria, dentro de lo cual están convencidos de que gran parte de Jordania y del Líbano les pertenece en realidad a ellos". [80] El Secretario de Estado George Shultz replicaba que Siria "parece decidida a volver a hacer del Líbano una vez más un satélite o provincia de 'la Gran Siria'". [81] Otros políticos han puesto también el acento en esta ambición; por ejemplo, el congresista por Nueva York James H. Scheuer llamaba a la Gran Siria "sueño tenaz" de los sirios.[82]
Los especialistas en Siria de diverso pelaje también reconocen las ambiciones sirias con respecto al Líbano. Adid Dawisha escribe:
Una motivación fundamental de las políticas sirias hacia el Líbano viene siendo la convicción de la indivisibilidad entre Siria y el Líbano. El concepto de una "Gran Siria" sigue empapando la mentalidad no sólo del escalafón político sirio, sino también de la población siria más en general… y en general, los sirios sí tienden a albergar la creencia en que sus fronteras nacionales con el Líbano fueron trazadas de forma artificial por Francia a conveniencia de sus intereses y ambiciones coloniales.[83]
Itamar Rabinovich coincide:
Bajo la postura del estado sirio hacia el Líbano está la opinión de que el Líbano entero y, aún más, los territorios añadidos por los franceses en 1920, formaban parte de Siria. El sirio explícito exige la reintegración del Líbano o partes de él perdidas con los años, pero la reivindicación implícita se conserva a través del rechazo a la hora de establecer relaciones diplomáticas oficiales con el Líbano.[84]
Patrick Seale, periodista británico próximo al gobierno Assad, tiene una valoración parecida:
Todos los sirios están convencidos de que las fronteras actuales de Siria son artificiales y que es derecho de Siria ampliar su territorio hasta abarcar el territorio entero de la Gran Siria — es decir, la costa oriental del Mediterráneo y el desierto de Jordania. La noción de la Gran Siria o "Natural" conserva una influencia poderosa… [que] atrae a muchos sirios…
No hay duda de que Hafiz al-Asad está convencido de que la decisión política activa en nombre del Oriente Árabe entero ha de ser emprendida en Damasco en solitario. Se niega a reconocer el derecho de los palestinos a tomar decisiones independientes; esta es la esencia de sus rivalidades con Arafat. Tampoco reconoce este derecho a los libaneses; esto explica su rivalidad con Beirut. Y por eso también le gustaría impedir que el rey Hussein ejerza este derecho.
En la lucha entre los centros rivales de poder de la región, el egoísmo de Damasco exige el sometimiento de la OLP, de Beirut y hasta de Ammán a la voluntad de Siria. No hace falta destacar que la otra parte desmiente clara y vehementemente este punto de vista.
Los libaneses están convencidos de que el egocentrismo sirio sacrificó toda oportunidad de preservación de su unidad nacional. Muchos palestinos, y de Cisjordania en especial, acusan a Hafiz al-Asad de haberles obligado a perder la última oportunidad de salvar su territorio del imperialismo sionista. [85]
Annie Laurent y Antoine Basbous concluyen un libro hostil a los comportamientos sirio e israelí en el Líbano destacando que el sueño de los gobernantes sirios ha sido desde hace tiempo el de "la Gran Siria, es decir, la anexión sencilla y limpia del Líbano". [86] Por su cuenta, Laurent sostiene que "heredera de este pasado y de este mito, Siria no reconoce la independencia del Líbano". [87] Los académicos marxistas editores de MERIP Reports interpretaron la invasión siria del Líbano en 1976 como paso hacia la creación de una confederación de control sirio que incluiría Jordania y el Líbano. El papel de los palestinos… no es más que el de asistentes en sus intrigas diplomáticas". .[88]
Si bien la mayoría de los observadores condenan los esfuerzos sirios por establecer su gobierno sobre la Gran Siria, unos cuantos sí lo aprueban. Mu'ammar al-Gadafi es uno de ellos:
Apoyaremos a Siria si mañana se anexiona el Líbano como sea. Le daremos nuestro apoyo total sin ninguna discusión… Cuando hablo de la unidad entre Siria y el Líbano, no me refiero a la colonización del Líbano por parte de Siria, ni a que Siria aplaste a los libaneses… Son dos países que pueden ser integrados en el seno de uno solo, como estaban originalmente. Si Siria interviene, tendremos que apoyarla con todos nuestros medios.[89]
'Abd as-Salam Jalud, representante de al-Gadafi, apoya la presencia de Siria en el Líbano "porque ello conduce a la realización de una Gran Siria" [90] Un semanario saudí apoyaba en apariencia esta opinión al referirse a "la región suroeste de Siria, conocida como Palestina". [91] Curiosamente, Kamal Jumbalat, el líder druso asesinado por el gobierno Assad, veía con cierta simpatía los esfuerzos sirios. "¿Puede llamarse imperialismo a esta tendencia a aspirar a las antiguas provincias de la Siria histórica?" plantea. "No del todo", es su respuesta.[92] El secuestro de ciudadanos franceses en el Líbano como rehenes volvió a París tolerante con los objetivos sirios en el Líbano. Por ejemplo, el Presidente Francois Mitterrand habría dicho a al-Asad que "Francia respeta y apoya el importante y sustancial papel de Siria en el Líbano". [93]
Conclusión
Intervenciones aparte, persiste una desconfianza general en la cuestión de las intenciones sirias de dominar el Líbano. Esto no se debe a error por parte del régimen Assad, que ha presumido públicamente de sus ambiciones y las ha seguido con visión estratégica. ¿Por qué, pues, esta desconfianza?
La respuesta puede residir en la falta de imaginación. Es tan infrecuente que un país afirme explícitamente sus intenciones de lograr hegemonía sobre su vecino, como hace Siria con el Líbano, que muchos en Occidente encuentran difícil dar credibilidad a estas ambiciones. Y si bien el escepticismo tiene su utilidad al valorar las confusas declaraciones de dictadores militares, tres consideraciones hacen imprescindible tomar en serio estas ambiciones: los enormes precedentes del deseo de unificación con el Líbano por parte de Assad, las intervenciones del régimen Assad durante más de una década y el consenso de los observadores informados de todas las franjas del espectro político.
La confianza del Partido Social Nacionalista Sirio en que Assad quiere anexionarse el Líbano ha cobrado diversas formas: algunos afiliados del Partido se han convertido en publicistas de Damasco, otros han llevado a cabo misiones suicida, mientras la formación en conjunto se ha permitido transformarse en la agencia virtual de la Inteligencia siria.
En este punto, no hay prácticamente nadie que impida consolidar su control del Líbano a Hafiz al-Asad. El gobierno de los Estados Unidos ocupó un papel activo en el Líbano durante año y medio, entre agosto de 1982 y febrero de 1984, y a continuación se retiró prometiendo nunca volver. (La caída del Líbano de prioridad urgente a escasa tuvo lugar en cuestión de días — el cambio más fulminante quizá en la larga historia de la política exterior norteamericana). Tras invertir muchas más vidas y recursos que Estados Unidos, Israel hizo la misma promesa y abandonó todo menos una posición fronteriza defensiva en junio de 1985.
En el seno del propio Líbano, el gobierno sirio tiene muchos enemigos, pero ninguno tiene la fuerza para hacer más que conservar el control de zonas pequeñas. La OLP fue derrotada por efectivos sirios en diciembre de 1983. Grupos de respaldo iraní atacan puntualmente a los efectivos sirios pero tienen la precaución de no ir demasiado lejos, sabedores de que su vital abastecimiento iraní atraviesa Siria. Hasta los maronitas han perdido su deseo de impedir una toma siria. Desgastados por más de una década de guerra civil, muchos de ellos han optado por preferir el estado policial sirio a la anarquía de la independencia. Algunos líderes maronitas viven en Damasco y trabajan para Assad; otros, como el patriarca maronita, están dispuestos a reconciliarse con el control sirio.
En ausencia de cambios muy relevantes en Damasco — como que estallara una guerra civil a la muerte de Hafiz al-Asad — no parece haber nada que impida al gobierno sirio hacer realidad su esperado objetivo de hegemonía libanesa. Los reductos aislados de resistencia aguantarán un tiempo, y las formalidades de la independencia se conservarán en apariencia, pero se puede dar por descontada con seguridad una erosión gradual de la autonomía libanesa en todas las esferas de la vida cotidiana. Cabe esperar que el gobierno sirio emule al gobierno chino en el Tíbet; que incorpore discretamente el territorio a lo largo de un buen número de años, de forma que con el tiempo se produzca la total absorción casi sin oposición. Salvo casos como una restauración libanesa o un colapso sirio, ésta será la probable conclusión de la dramática historia.
[1] The Philadelphia Inquirer, 19 de noviembre de 1983.
[2] The New York Times, 10 de abril de 1984.
[3] Documentos relativos a las relaciones exteriores de los Estados Unidos: París, Conferencia de Paz, 1919, volumen 12, (Washington: Oficina de Documentación del Estado, 1947), página 858.
[4] Al-Ayyam, 26 de junio de 1938. Citado por Annie Laurent y Antoine Basbous en Une Proie pour deux Fauves? (Beirut: Ad-Da'irat, 1983), página 17.
[5] Como exposición de esto, consulte Nader Kuzbari, La Question du Cessation du Mandat français sur la Syrie (París: Editions A. Pedone, 1937), páginas 89-97.
[6] Anuncio de Sultan al-Atrash, Presidente del Gobierno Nacional Provisional, 23 de agosto de 1925. El texto aparece en Amin Sa'id, Ath-Thawra al-'Arabiya al-Kubra (El Cairo, 1933), volumen 3, páginas 311-12.
[7] Citado en Oriente Moderno 16 (1936): 347.
[8] El Primer Ministro Sa'dalaj al-Jabiri, citado en Gobierno de Jordania, Al-Kitab al-Urdunni al-Abyad: Suriya al-Kubra (Amman: Al-Matba'a al-Wataniya, 1947), páginas 105-06.
[9]France Presse, 17 de febrero de 1946, publicado por L'Orient-Le Jour. Citado en Laurent y Basbous, Une Proie pour deux Fauves?, página 19.
[10] Texto en Sami Hakim, Mithaq al-Jami'a wa'l-Wahda al-'Arabiya (El Cairo, 1966), páginas 203-10.
[11] Damasco elige reinterpretar últimamente su reconocimiento del Líbano en 1943 para justificar la intervención desde junio de 1976, diciendo que el Líbano accedió entonces a "no convertirse en lugar ni trampolín de agresiones que amenacen la integridad del mundo árabe o de Siria" (Radio Damasco, 9 de mayo de 1983). Esta intervención carece de fundamento.
[12] Para examinar el facsímil de una de las peticiones más importantes, consulte Mohammed Jamil Bayhum, Lubnan Bayn Musharriq wa-Mugharrib (Beirut: el autor, 1969), página 25.
[13] Meir Zamir, La formación del Líbano moderno (Londres: Croom Helm, 1985), página 182. Esta parte se apoya bastante en el estudio de Zamir.
[14] Fonds Henri de Jouvenal, Rapport Journalier, 4 de marzo de 1926. Citado en Zamir, La formación del Líbano moderno, página 212.
[15] Oriente Moderno, 6 (1926): 233. Citado por Labib Zuwiyya Yamak, El Partido Social Nacionalista Sirio: Análisis Ideológico (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1969), página 37.
[16] Liga de Naciones. Comisión de Mandatos Permanentes. Minutos del décimo octavo encuentro de la vigésimo sexta Sesión, 9 de noviembre de 1934, página 186.
[17] Bulletin du Comite de l'Asie Francaise, noviembre de 1936, página 308.
[18] Antún Sa'ada, Mabadi' al-Hizb al-Qawmi al-Ijtima'i wa Ghaybatuhu (Beirut: sin datar, 1972), página 11.
[19] Texto sin edición de Qadiyat al-Hizb al-Qawmi (Beirut: Ministerio de Información, 1949), página 265. Le Liban face à l'Ouragan ([Beirut?], [1962?]), página 37.
[20] Al-Anwar, 10 de agosto de 1972.
[21] Ministro de Información Ajmed Iskandar, entrevista, enero de 1975.
[22] Radio Damasco, 20 de julio de 1976.
[23] Le Monde, 27 de julio de 1976.
[24] Primer Ministro 'Abd ar-Ra'uf al-Kasm, Radio Damasco, 14 de abril de 1982.
[25] Al-Mustaqbal, 8 de mayo de 1982.
[26] The Christian Science Monitor, 18 de agosto de 1983.
[27] Ministro de Defensa General Mustafá Tallas, Ar-Ra'y al-'Amm, 1 de octubre de 1983.
[28] Ministro de Exteriores Faruq ash-Shar', citado por Le Monde, 24 de mayo de 1985.
[29] Ar-Ra'y al-'Amm, 7 de enero de 1976.
[30] Citado en Antún Juwayri, Al-Harb fi Lubnan 1976 (Juniya: Al-Bulusiya, 1977), página 154.
[31] As-Safir, 11 de febrero de 1978.
[32] Citado por Erish Gysling en "An Assad führt kein Weg vorbei", Schweizer Monatshefte, 64 (1984): 232.
[33] Radio Damasco, 17 de julio de 1986.
[34] France Presse, 7 de enero de 1975. Citado por Laurent, "Syrie-Liban: Les Faux Freres-Jumeaux," Politique Etrangère 48(1983): 592.
[35] Associated Press, 23 de junio de 1977.
[36] Ministro de Información Ajmed Iskandar, Ash-Shira', 7 de marzo de 1983.
[37] Radio Damasco, 27 de agosto de 1979. En cuanto a la importancia de la ausencia de relaciones diplomáticas, consulte Laurent y Basbous, Une Proie pour deux Fauves? páginas 41-43, 84-85.
[38] Citado por Laurent, "Syrie-Liban," página 599.
[39] Esta lista fue compilada a base de comparar el elenco diplomático en Beirut en 1974 y en 1985.
[40] The New York Times, 6 de abril de 1985.
[41] The Christian Science Monitor, 18 de marzo de 1983.
[42] The Washington Post, 23 de julio de 1984.
[43] Voice of Hope, 9 de septiembre de 1985.
[44] Citado en Antún Juwayri, Hawadith Lubnan 1975 (Junya: Al-Bulusiya, 1976), página 304.
[45] France Presse, 14 de noviembre de 1975.
[46] Associated Press, 23 de junio de 1977.
[47] Voice of Lebanon, 2 de agosto de 1986.
[48] Radio Beirut, 6 de agosto de 1985.
[49] Radio Damasco, 7 de agosto de 1985.
[50] Voice of the Mountain, 31 de agosto de 1985.
[51] Radio Damasco, 29 de diciembre de 1985.
[52] Damasco Televisión, 9 de septiembre de 1985; Voice of Lebanon, 10 de septiembre de 1985.
[53] Radio Monte Carlo, 19 de febrero de 1986.
[54] Voice of the Mountain, 5 de noviembre de 1985.
[55] Ath-Thawra, 17 de agosto de 1976.
[56] La reivindicación de la autoría por parte del grupo antes desconocido combina dos ideales normalmente incompatibles: el islam fundamentalista y el nacionalismo pan-sirio. Reza de la siguiente manera, según la crónica de France Presse del 23 de octubre de 1983: "El movimiento anuncia su total apoyo a la política de la Gran Siria, e insta al retorno de Palestina a los palestinos y la liberación libanesa del imperialismo y el aislacionismo y la consolidación de la revolución islámica por todo el mundo árabe".
[57] Damasco Televisión, 10 de julio de 1985.
[58] Damasco Televisión, 10 de abril de 1985.
[59] The New York Times, 3 de agosto de 1985.
[60] At-Tadamun, 24 de agosto de 1985.
[61] Radio Jerusalén, 24 de julio de 1985.
[62] Citado por Simon Malley en "Hafez El-Assad: Guerre a l'O.L.P.!…" Afrique-Asia, 25 de octubre de 1982, página 13.
[63] Voice of Hope, 25 de marzo de 1983.
[64] Voice of Hope, 30 de julio de 1983. Como análisis más alarmista, consulte la intervención citada por Nicolas Nasr en Faillité Syrienne au Liban, 1975-81, (Beirut: Dar el-Amal, 1982), volumen 1, páginas 169-70.
[65] La Vanguardia (Barcelona), 25 de mayo de 1986.
[66] Reuters, 19 de marzo de 1985.
[67] Kamal Joumblatt, Pour le Liban (Paris: Stock, 1978), páginas 177, 197; también páginas 124, 180.
[68] Ídem, página 167; también páginas 31, 37, 48, 49, 181-91.
[69] MERIP Reports, 61 (1977): 17.
[70] Citado por Lally Weymouth en el Los Angeles Times, 7 de agosto de 1983.
[71] Asad quiere decir "león" en árabe. As-Sadat utiliza a menudo esta expresión, normalmente en francés (le Lion de la Grande Syrie). Consulte Joseph Kraft, "Carta de Egipto", The New Yorker, 28 de mayo de 1979, páginas 97-98; United Press International, 4 de junio de 1981.
[72] Ma'ariv, 22 de julio de 1983.
[73] Reuters, 5 de abril de 1981.
[74] The New York Times, 10 de noviembre de 1983.
[75] The Washington Post, 1 de septiembre de 1978.
[76] IDF Radio, 17 de diciembre de 1985.
[77] Reuters, 20 de noviembre de 1983; consulte también New York Times, 17 de noviembre de 1983.
[78] Maurice Couve de Murville, "La crise libanaise et l'evolution du Proche-Orient," Politique Etrangere, 41 (1976): 100.
[79] Reuters, 7 de febrero de 1983.
[80] The New York Times, 20 de octubre de 1983. La misma idea se expresaría en público y en privado más avanzado el mes; consulte The New York Times, 29 de octubre de 1983 y Associated Press, 29 de octubre de 1983.
[81] United Press International, 25 de octubre de 1983.
[82] The New York Times, 15 de marzo de 1984.
[83] Adid Dawisha, "El móvil de la implicación siria en el Líbano", The Middle East Journal 38 (1984): 229. Consulte también su libro Syria and the Lebanese Crisis (New York: St. Martin's Press, 1980), página 72.
[84] Itamar Rabinovich, "El prisma cambiante: política siria en el Líbano como imagen especular, cuestión e instrumento", citado por Moshe Ma'oz y Avner Yaniv, eds. Siria con Assad: Controles nacionales y riesgos regionales (New York: St. Martin's Press, 1986), página 180. El pensamiento de Rabinovich en la materia ha evolucionado. Con anterioridad sostuvo que "La decisión de intervenir en el Líbano por parte de Assad no se tomó para implantar esa noción [léase la Gran Siria]. Pero cuando el conflicto con los palestinos y los libaneses quedó desarrollado, esta visión se volvió útil para justificar su sometimiento". Consulte su obra La guerra por el Líbano, 1970-1983 (Ithica, N.Y.: Cornell University Press, 1984), páginas 53-54.
[85] Patrick Seale, "Madja Yurid Hafiz al-Asad?" Al-Majala, 23 de julio de 1983, páginas 22-23. Seale escribió con anterioridad que Assad "considera extensiones naturales de su territorio, vitales para su defensa, a dos vecinos inmediatos de Siria, el Líbano y Jordania. Este aglutinamiento a tres estados es ya un hecho consumado, aunque siguiendo el estilo discreto de Assad, se haga sin pompa. Assad gobierna ya a distancia el Líbano, al tiempo que la integración progresiva de Jordania va muy avanzada. Si los palestinos llegan alguna vez a recuperar una patria cisjordana, se unirán al agregado inevitablemente". The Observer, 6 de marzo de 1977.
[86] Laurent y Basbous, Une Proie pour deux Fauves?, página 84.
[87] Laurent, "Syrie-Liban," página 599.
[88] The MERIP Staff, "Por qué Siria invadió el Líbano", MERIP Reports, 51 (1976): 10.
[89] Radio Trípoli, 1 de septiembre de 1985.
[90] Al-Ba'th, 18 de mayo de 1976.
[91] Al-Iqra', 21 de marzo de 1985.
[92] Joumblatt, Pour le Liban, página 180.
[93] Al-Qabas, 10 de agosto de 1985.