Horas después de la matanza de 15 Israelíes en un restaurante de Jerusalén la semana pasada, el hermano del terrorista suicida de 23 años anunció encantado que "esto es una operación única por su calidad y éxito… Los Palestinos por todas partes pueden ahora levantar sus cabezas".
Asimismo, después de que un terrorista suicida de 22 años asesinase antes a 21 Israelíes en una discoteca de Tel Aviv, su padre anunció: "lo que hizo mi hijo me hace muy feliz y estoy orgulloso y, francamente, estoy un poco celoso… Desearía hacerlo yo mismo".
Y así ha pasado con casi todas las operaciones suicidas - miembros de la familia regocijándose del "martirio" de sus hermanos y niños.
Algunos padres hasta anuncian públicamente una esperanza de que sus hijos matarán a Israelíes en atentados suicidas.
Desconcertado por esta negación evidente del impulso humano principal de proteger a los propios hijos, el Presidente George W. Bush ha comentado, "simplemente no puedo entender esto". A duras penas está sólo.
Dos factores principales explican este comportamiento anodino. El primero concierne a la Autoridad Palestina predicando a una juventud impresionable la gloria de la muerte suicida mientras matan Israelíes.
La televisión de la Autoridad Palestina acaricia constantemente este mensaje. En el Children's Club (un programa infantil similar a Barrio Sésamo), un muchacho joven canta: "cuando llegue a Jerusalén, me convertiré en terrorista suicida". Un anuncio emitido repetidamente en televisión invita a los niños a "Deja tus juguetes. Coge piedras". En otro, las palabras de una canción infantil dicen "Qué placentero es el olor de los mártires, qué placentero es el olor de la tierra, la tierra regada con sangre, la sangre que sale de un cadáver reciente".
Ikrima Sabri, el líder religioso de la Autoridad Palestina, dice, "Cuanto más joven es el mártir, mas importante es y más lo respeto", mientras que elogia a las madres que "desean sacrificar a su descendencia para el motivo de la libertad". Las escuelas de la Autoridad Palestina adoctrinan a los alumnos en las virtudes y premios del martirio, después honor y celebración de asesinos suicidas. Cuatro campamentos de verano entrenan actualmente a niños de entre ocho a 12 años como fábricas de terroristas suicidas. Las organizaciones como Hamas prometen ocuparse de las necesidades financieras de las familias de asesinos.
Con todo esto, nota Meyrav Wurmser, especialista del Hudson Institute en el adoctrinamiento de alumnos, la Autoridad Palestina ha desarrollado "una ideología dirigida por el estado que empuja a los niños a su muerte". ¿Por qué funciona este adoctrinamiento y por qué las familias Palestinas envían con entusiasmo a sus hijos a morir?. ¿Qué presión puede superar al instinto humano de proteger a los que uno quiere?.
Esa presión no es difícil de localizar, porque impregna la vida de Oriente Medio. Es una preocupación implacable, compulsiva por el honor de la familia. El poder de esta obligación va mucho más allá de cualquier cosa que los Occidentales podemos encontrar.
La fijación por el honor de la familia toma dos formas principales. La negativa, llamada ird en Árabe, se refiere a la pureza sexual de las mujeres y se refiere a la costumbre en Oriente Medio de asesinar a las mujeres de la familia por ofensas percibidas. Tales matanzas de honor se orientan a purificar a la familia de su vergüenza; así matan hermanos a sus hermanas, primos a primas, padres a hijas, y hasta hijos a madres.
Estos hombres no lo hacen porque lo deseen - casi nada podría más horrible en el contexto familiar asfixiante de Oriente Medio - sino porque se sienten obligados a ello. Permitir que una mujer deshonrada siga viva trae el ridículo y el desdén a la familia entera. En tales circunstancias, el mero amor para una hija o la hermana se diluye hasta ser insignificante; hay que matarla.
Así, después de que un padre Egipcio estrangulara a su hija soltera pero embarazada, cortara su cadáver en ocho partes, y los tirara por el retrete, explicó sus razones: la "vergüenza me perseguía antes del asesinato por dondequiera que fuera. La gente de la aldea no tuvo ninguna misericordia conmigo. Hacían bromas y me imitaban. No podría aguantar y decidí ponerle fin a esto".
La forma positiva del honor (sharaf en Árabe) implica esfuerzos para realzar el estatus de la familia tomando medidas para ganar renombre y alabanza; y nada puede dar a una familia tanta gloria como su disposición al sacrificio de un miembro de la familia por una causa noble.
Gracias a la propaganda de la Autoridad Palestina, el terrorismo suicida se ha convertido en un acto altamente honrado. Así, el padre del terrorista de Tel Aviv cantó sobre su hijo, "¡él se ha convertido en un héroe!. Dirme, ¿qué más podrían un padre pedir?".
Combinadas, el ambiente social monstruoso creado por la Autoridad Palestina y la preocupación de las familias con su estatus social logra explicar de sobras porqué los Palestinos glorifican la destrucción de su juventud.