¿Qué papel desempeña la religión en las posturas norteamericanas hacia Israel? Un análisis de Frank Newport, responsable editorial de Gallup Inc., examina 14 sondeos Gallup anuales entre los años 2001 a 2014 en los que los encuestados responden a la misma pregunta: "¿Simpatiza usted más con los israelíes en el clima de Oriente Próximo o con los palestinos?" Las cifras ofrecen indicios distintos a lo que cabría esperar.
El estudio parte de dos datos elementales: En primer lugar, examinando la muestra entera de unos 14.000 adultos estadounidenses, el 59% responde diciendo tener más simpatía por los israelíes y el 16% dice tener más simpatía por los palestinos, una relación de casi 4 a 1. En segundo lugar, Newport concluye que "Los estadounidenses religiosos tienen significativamente más probabilidades que los menos religiosos de simpatizar con los israelíes", refrendando lo que ya nos dice el sentido común.
Dicho eso, sus cifras albergan varias sutilezas relevantes:
- Se da una relación prácticamente lineal entre la asiduidad a la iglesia y la perspectiva: El 66% de los asistentes a los oficios semanal o casi semanalmente opta por Israel, como el 58% de los que van a misa una vez al mes o pocas veces y el 46% de los que nunca practican. A la inversa, la simpatía hacia los palestinos es también prácticamente lineal: El 13%, el 16% y el 23%, respectivamente.
- En ambos casos, cualquier asistencia a los oficios armoniza a los cristianos frente a los que nunca practican, diferencia que ha crecido algo recientemente.
- Al examinar las minorías religiosas, los judíos, los mormones y los cristianos no católicos son los más pro-Israel; los católicos encajan en la media nacional; los demás colectivos religiosos y los no practicantes son los menos pro-Israel.
- Las ideas políticas y la religiosidad influencian en la misma medida la opinión de los estadounidenses - pero como variables independientes.
- Las ideas políticas importan más que la religiosidad: "los Republicanos no practicantes son más dados a simpatizar con los israelíes que los Demócratas muy religiosos".
- La asistencia a los oficios tiene mayor impacto sobre las opiniones Republicanas que sobre las Demócratas.
- Israel reúne a dos grupos muy diferentes a nivel político, Republicanos cristianos muy practicantes y Demócratas judíos.
Unas reflexiones a tenor de estas cifras:
(1) Aunque la religiosidad ayuda a explicar la diferencia entre Europa y Estados Unidos, la política tiene más importancia: que hasta los estadounidenses no practicantes opten 2 a 1 por Israel les sitúa en posiciones muy diferentes de sus homólogos europeos.
(2) Teniendo en cuenta la importancia de los judíos anti-sionistas en el estamento académico, los medios convencionales y la industria del cine, el apoyo a Israel 93 a 2 sorprende, insinuando que los judíos más elocuentes y realizados tienden a ser desproporcionadamente hostiles a Israel. ¿Será quizá su forma de encajar en las instituciones de izquierdas en las que trabajan y en las que esperan prosperar?
(3) Sería deseable que la categoría de "Protestantes" diera más detalles de las diversas denominaciones. ¿En qué medida difieren los templos de referencia de los evangélicos? ¿Los fieles de templos anti-Israel siguen a su ministro religioso en este sentido? ¿Aparecen cambios importantes con el tiempo? Gallup debería de informarnos de esto en el futuro.
La Iglesia de Lakewood en Houston, Tejas, registra un aforo semanal de casi 44.000 fieles, el mayor de Estados Unidos. |
(4) Los musulmanes se agrupan con los no cristianos, pero tienen un perfil único. En Canadá, cuya población musulmana difiere sustancialmente de la norteamericana, los musulmanes pro-Israel rondan el 20%. Estimo que los musulmanes estadounidenses pro-Israel alcanzarán la mitad de ese porcentaje, como mucho. También a destacar: la religiosidad entre los musulmanes surte la influencia opuesta que entre los cristianos, al hacerles menos pro-Israel.
En conclusión, Israel se beneficia del hecho de que los estadounidenses sigan siendo en gran medida una población practicante. Pero la decreciente religiosidad es mal presagio para el estado judío.