Conferencia Mundial sobre Antisemitismo y Prejuicios en un Mundo Cambiante Bruselas: Congreso Judío Mundial, Jonathan R. Cohen, ed.
Orígenes
Hay dos formas ampliamente diferentes de interpretar el antisemitismo en el mundo musulmán. Una lo considera continuado, al ser una faceta permanente de la región. La segunda lo considera importación del cristianismo, de Europa.
La primera opinión la asocio a Ronald Nettler, un escritor en la materia. Él sostiene que la doctrina musulmana en relación a los judíos viene siendo y es muy negativa. Se remonta al Corán entre otras fuentes de inspiración islámica religiosa, y concluye que la mayoría de las referencias a los judíos son negativas al extremo. También destaca que estas intervenciones son más negativas que el trato real a los judíos, que había tensiones entre las circunstancias más tolerables de la vida judía y las palabras menos tolerantes de la doctrina religiosa.
Esto se remontaría al comienzo mismo de la religión. Existe cierto paralelismo entre las dificultades cristianas con los judíos y las dificultades musulmanas con los judíos. Mahoma, el profeta, se enfrentó a los judíos durante su vida y esto condujo a la noción de que los judíos serían el gran enemigo del islam. Pero en contraste con el cristianismo, el islam no se obsesiona con los judíos; durante el último milenio no hay un momento en el que los judíos tuvieran un papel tan relevante como en el cristianismo. No era una obsesión, sino un motivo de frialdad o desprecio puntual. Los judíos eran considerados restos de una religión previa, de una religión imperfecta, una población sin fuerza, sin potencial, gente sin gran interés. Los judíos eran tolerados en general si aceptaban su lugar inferior en el seno del mundo musulmán. Sin embargo, si los judíos albergaban pretensiones de poder, entonces se consideraba escandaloso e inaceptable.
La implicación de esta primera opinión, entonces, es que el antisemitismo discurre profundamente en el seno del islam y reverbera en la cultura.
La segunda opinión, que yo vinculo a Bernard Lewis, sostiene que el antisemitismo es esencialmente una importación de Europa; que el islam carece de tradición cristiana de exageración de la influencia judía, y que justamente a causa de ser producto más del desprecio que del temor, los judíos no tuvieron ninguna relevancia particular en el islam. La obsesión moderna con los judíos en el mundo musulmán es un fenómeno reciente originario de Europa. Igual que los musulmanes aprendieron de Europa a comer con cubiertos y los aviones y la medicina moderna, también recibieron sus nociones del judío desde Europa.
Esta escuela de pensamiento destaca que la imagen del judío usurero, el libelo de sangre, la noción de una raza judía independiente, de una conspiración judía para dominar el mundo - todo esto tiene claramente su origen en fuentes europeas.
La implicación de esta segunda opinión, pues, es que el antisemitismo es relativamente superficial. Es una herramienta, un instrumento a utilizarse contra Israel u otros judíos. Surgió como parte del conflicto árabe-israelí, en concreto con el egipcio Gamal Abdul Nasser en los años 50, y durará mientras sea útil.
¿Cuál es la correcta? Ambas, pero quizá más la segunda. Va al meollo de la cuestión. El fenómeno es más importación que natural. Y soy algo optimista con la posibilidad de cambio, reconociendo que la última generación más o menos se ha entregado a temáticas antisemitas, y que parte de ellas perdurarán. En contraste con el antisemitismo occidental, lo que se haya en el mundo musulmán es impersonal. Pocos musulmanes tienen contacto con judíos, y lo que se enfatiza es la dimensión conspirativa, la dimensión política abstracta, teórica, genérica, más que la animadversión personal.
Tendencias actuales
Hay algunas tendencias importantes positivas y negativas. En la parte positiva, parte de las principales fuentes del antisemitismo guardan silencio. Con el colapso de la Unión Soviética, la desproporcionada maquinaria propagandística del odio que venía de Moscú ha sido acallada. Y más que eso, no hay más presiones sobre los países musulmanes para que adopten el discurso soviético.
Además, hay problemas en la región productora de petróleo; libios, iraníes o saudíes carecen de los recursos que disponían en los 70, y más recientemente, para vomitar el odio a los judíos en todo el mundo.
La Tormenta del Desierto y la relevancia norteamericana del último par de años también han sido importantes. Los gobiernos ponen límites al contagio del antisemitismo - y a propósito, con mucha frecuencia el antisemitismo abarca al antiamericanismo. Kuwaitíes y saudíes se han abstenido en particular de esta propaganda. Hay conversaciones de paz en marcha con no menos de 11 países de la región desde Israel. De manera que a nivel estatal, hay cambios significativos en una dirección positiva.
Al mismo tiempo, los avances negativos son también firmes. No se dan a nivel estatal; son más culturales. Tienen más que ver con el proceso mencionado antes, el antisemitismo pasa a ser endémico. El conspirativismo con los judíos, las nociones de que los judíos tratan de controlar el mundo, se escuchan con cada vez mayor frecuencia.
De manera que en resumen, diría que si bien el antisemitismo pierde terreno en escalafones altos, a nivel de los estados, avanza a nivel popular, a nivel de cultura, grupo y pequeñas organizaciones.
El futuro
Abordaré dos cuestiones: las implicaciones del antisemitismo musulmán para Israel, y para la comunidad judía mundial.
En el caso de Israel, es una imagen variada. El hecho de que los países musulmanes estén menos implicados significa que los líderes de los países árabes son más abiertos a la resolución del conflicto árabe-israelí. Al mismo tiempo sin embargo, colectivos, particulares y elementos culturales son más negativos, y eso significa en la práctica que los palestinos se vuelven progresivamente más antisemitas, también que la OLP, que era profundamente antisionista y que albergaba desde luego su variante de antisemitismo pero no participaba en ello de forma oficial, se está viendo desplazada de alguna manera por Hamás, el movimiento palestino musulmán fundamentalista abiertamente antisemita que se refiere abiertamente, en sus estatutos, a los Protocolos de los sabios de Sión. No estoy diciendo en absoluto que la OLP sea buena en este sentido, sino que es mucho más contenida que Hamás.
De forma que se da una paradoja: de nuevo a nivel estatal, el antisemitismo retrocede, aunque a nivel del particular, a nivel de los palestinos, crece. Para mí esto señala la posibilidad cada vez mayor de que Israel alcance un acuerdo a nivel estatal al tiempo que tendría que aguantar y soportar las posturas, deseos y sueños de los palestinos.
Para la comunidad judía mundial, el antisemitismo musulmán es un problema creciente, y en gran parte tiene que ver con la población de musulmanes en Occidente en permanente expansión. Hay casi cuatro millones de musulmanes en Francia; unos dos millones en Alemania; un millón y medio en el Reino Unido y en Estados Unidos; casi un millón en Italia; y alrededor de medio millón en Bélgica.
Los musulmanes que emigran o se convierten y se afincan en Occidente no son distintos de los musulmanes del resto del mundo musulmán y los países de origen. Albergan su porcentaje de seculares y fundamentalistas, pero los fundamentalistas, los más antisemitas de los musulmanes, son desproporcionadamente influyentes en Occidente. Eso se debe en parte a que están organizados, en parte a que los musulmanes seculares se meten en otras cosas y no permanecen vinculados al seno de la comunidad de musulmanes, y en parte al apoyo casi invariable a los fundamentalistas desde Oriente Próximo. Iraníes, libios y saudíes han apoyado durante años a los grupos fundamentalistas radicales más agresivos y, por definición, también a colectivos antisemitas.
Estos fundamentalistas impulsan el antisemitismo de un amplio abanico de formas. Un caballero de nombre Ajmed Arami emite extractos del Mein Kampf de Hitler a través de algo llamado Radio Islam en Suecia, y como resultado cumplió seis meses en una cárcel sueca. En Estados Unidos, Louis Farraján se ha referido al judaísmo como la religión de las alcantarillas. Son casos extremos claro está, pero son personas que se manifiestan en términos de antisemitismo flagrante que no aparecen en ninguna parte de Occidente. Son personas que revisten una amenaza potencialmente grave al bienestar judío. Sus filas crecen, y los fundamentalistas siguen dominando el discurso.
Mi mensaje es pues que en última instancia, el antisemitismo es más grave en Occidente que en Oriente Próximo El mundo cristiano evoca un antisemitismo que no se encuentra en el mundo musulmán; los musulmanes fundamentalistas son los antisemitas más vibrantes y explícitos; contribuyen a, y elevan, el antisemitismo en Occidente.