NUEVA YORK - Dediqué esta mañana a escuchar a Shimón Peres, ministro israelí de exteriores, al dirigirse a un colectivo judío. Dos facetas del encuentro me dejan algo deslumbrado. En primer lugar, Peres se ha convertido en el visionario de Israel; en segundo, está creciendo una brecha importante entre los líderes israelíes y los estadounidenses preocupados por Israel.
La visión. El principal argumento de Peres fue que el clima en Israel se ha transformado, y mejorado mucho. ¿Cómo es eso? Bien según Peres, se han resuelto cuatro conflictos perennes. El colapso soviético resolvió el conflicto entre los bloques oriental y occidental. El desarrollo económico de China entre otros lugares resuelve el conflicto entre el Norte y el Sur. La investidura del Presidente Mandela resuelve el conflicto entre blancos y negros. Y el Acuerdo de Principios resuelve el conflicto árabe-israelí.
Durante muchos años Israel fue un país asediado; ahora, fuerte y seguro, tiene mucho que ofrecer al mundo. "Nuestra principal iniciativa hasta la fecha era defender Sión; nuestra principal meta ahora es hacer de Sión un mensaje". Israel se ve liberado a través de la resolución de esos cuatro conflictos. "Hicimos lo que teníamos que hacer; ahora somos lo bastante fuertes y poderosos para hacer lo que queremos hacer". Como ejemplo y símbolo de lo que tiene que ofrecer su país, Peres señala con orgullo una explotación agrícola israelí experimental en China.
Más allá de aportar al mundo, Peres alimenta grandes ambiciones para Israel en su propia región: "Nuestro verdadero objetivo es cambiar Oriente Medio". Este cambio se reduce a que Israel "ha de convencer a los árabes" de que el crecimiento económico es posible. Si Israel puede multiplicar su renta per cápita varios órdenes en una década, los árabes también.
Las premisas. El problema reside en que Peres sustenta estos planes fabulosos en postulados quiméricos. El curtido mandatario que comenzó su carrera política en 1941 y posteriormente ha ocupado cada instancia elevada de la administración israelí (incluyendo ocho carteras distintas) ha desaparecido, relevado por un erudito académico desorientado. Por si este juicio suena demasiado crudo, he aquí unos ejemplos del razonamiento de Peres:
- El crecimiento económico y la difusión de la información a través de la televisión son los principales mecanismos de evolución de un mundo más democrático y pacífico.
- "Hay que combatir el terrorismo con inteligencia", no sólo con armas.
- Saddam Hussein, Muamar al-Guedafi y los mulás iraníes en el poder no tienen ningún futuro: la tiranía es demasiado cara para todos menos los ricos, y ni siquiera ellos quieren ponerla en práctica:
- "Lo importante en la vida no puede conquistarse mediante ejércitos, nada conquistado mediante ejércitos es importante".
Reacciones. Las conversaciones mantenidas por mi parte sugieren que los estadounidenses preocupados por Israel acaban consumidos por el mensaje de Peres, animados por su fuerza y optimismo pero desconfiando de su vigencia. ¿Qué pasa con el islam fundamentalista? ¿La proliferación de armas? ¿La caída del precio del crudo?
Tampoco es de mucha ayuda que Peres, que de forma infatigable predica su visión de Israel, desprecie airado a los críticos por desfasados y distantes. "Es un mundo distinto y como muchos de nosotros, piensan como en el pasado".
En mi opinión, Peres confunde una victoria final con una tregua temporal. Sí, el viejo peligro para Israel procedente de los soldados, los tanques y la aviación ha desaparecido prácticamente. No por mucho, sin embargo: el nuevo peligro de los misiles y los arsenales no convencionales queda a unos años. Peres se confunde si supone que la presente moratoria al uso de la fuerza va a durar.
Pero tiene motivos para desear aprovechar las oportunidades de hoy. Es realmente momento de que Israel corra riesgos con la esperanza de cerrar algunos flecos. Eso significa experimentar con los árabes; y debería de significar dos cambios más: restañar la que probablemente sea la estructura política democrática peor del mundo, y alejar a Israel de su dependencia de la ayuda económica estadounidense.
1 de junio de 1996: En la colección de aforismos "Shimón dice" presentada y recabada por Roger A. Gerber y Rael Jean Isaac, consulte el que supera a todos los demás en excentricidad y rareza en el presente número del Middle East Quarterly, páginas 91-93.