Mientras árabes e israelíes negocian en Washington para resolver su conflicto de décadas, uno de los imprescindibles brilla por su ausencia: la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). La autoridad de Yasir Arafat se ha visto mermada y su organización se descompone. Mientras los suyos murmuran, los enemigos le acechan desde todas las partes. En opinión del U.S. News & World Report, "la OLP se enfrenta hoy al mayor desafío de su historia", producto de lo cual "no puede aportar nada de verdadero contenido al proceso de paz". Esta mala situación contrasta con la de hace sólo tres años, cuando la OLP iba viento en popa, era influyente y prometía.
Más de una docena de factores ayudan a explicar este cambio fulminante de la suerte. Comencemos por lo mundano y acabemos por lo global:
Matrimonio de Arafat. Tras décadas de insistir en que estaba "casado con la revolución", Arafat contrajo matrimonio con Suha en-Tawil, una cristiana unos 35 años menor que había trabajado para él. Aparentemente enamorado hasta las trancas, ha dejado de trabajar las legendarias jornadas de antaño.
La conmoción cerebral de Arafat. Dos personas fallecieron cuando el aparato de Arafat realizó un aterrizaje forzoso en el desierto libio en abril de 1992. Las lesiones cerebrales de Arafat parecen haber afectado a su capacidad de concentración y puede que a su lucidez.
Los arrebatos de Arafat. El secretario de la OLP es grabado a principios de 1992 hablando con el representante de la OLP en Francia y maldiciendo repetidamente a los judíos ("¡Malditos sean sus padres! ¡Los perros! ¡Asco y basura!" "¡La porquería siempre es porquería!" "Los judíos putrefactos"). Este estallido inclemente lo desacredita enormemente en Occidente.
Desaparición de líderes de la OLP. El responsable militar de la OLP, Jalil al-Wazir (alias Abú Yihad), pierde la vida en su residencia tunecina en abril de 1988 en un asesinato. Salaj Jalaf (Abú Iyad), número dos de la OLP, fallece solamente dos días antes de comenzar la Guerra del Golfo en enero de 1991, cuando un guardaespaldas se revuelve. Ninguno de los líderes de la OLP es reemplazado; Arafat asume sus funciones simplemente. En consecuencia, él ostenta ahora alrededor de 32 cargos en la OLP, que van de Presidente de Palestina a Preboste de la Unidad Al-'Asifa.
Indignación palestina contra la OLP. Los palestinos acusan cada vez más la composición de la cúpula de la OLP por sus antecedentes de prevaricación. Un informe secreto elaborado a mediados de 1991 por uno de los primeros aliados de Yasser Arafat presta contenido a estas inquietudes generalizadas. El informe acusa personalmente a Arafat de causar "la inconcebible degradación moral" de Al-Fataj, y condena a la cúpula de la OLP en pleno por vender la revolución. El guerrillero de antaño desapareció hace mucho, prosigue, relevado por los interesados en "alfombras rojas, aviones privados presidenciales y carta blanca para gastar dinero".
Los palestinos que en tiempos se mordían la lengua al hablar de Arafat ahora hablan con libertad. Los hay que cuestionan la representatividad de la OLP. Zaki Razaq, ex-banquero palestino, afirma desde Kuwáit que "al 95 por ciento de los [palestinos] afincados en Kuwáit Arafat no les cae bien. Él sólo se representa a sí mismo". De igual manera, Hanán 'Ashrawi es tachada de "portavoz de ella sola". Ajmed Jibril, del Frente Popular para la Liberación de Palestina, se muestra todavía más mordaz: "La OLP y su dirección no representan al pueblo palestino como se dice, y el Parlamento Nacional Palestino… no ha sido elegido por el pueblo palestino. Fue nombrado por Arafat".
Este descontento se refleja en las encuestas. De los palestinos afincados en el campamento de 'Ayn al-Hilwa durante la primavera de 1991, solamente el 11 por ciento de los encuestados jura fidelidad a la OLP, menos que los afiliados a los grupos islámicos locales (el 16 por ciento) y muchos menos que los que no tienen afiliación (el 59 por ciento).
Indignación musulmana fundamentalista contra la OLP. La disposición de Arafat a negociar con Israel le ha granjeado la enemistad de los fundamentalistas de todo pelaje, y sobre todo de Teherán. El gobierno revolucionario de allí se burla de él por ser un vendido y maniobra para combatir a su organización. He aquí el dictamen del periódico iraní típico: "Mientras la nación palestina combatía a los déspotas en su suelo con piedras, él [Yasir Arafat] se relajaba en las playas de Túnez con refrescos, recordando a los oprimidos y desamparados".
Los fundamentalistas de todas partes reproducen estas opiniones. "Me avergüenza pronunciar su nombre", dice de Arafat el líder fundamentalista argelino Alí Ben Hadj. Por contra, el libanés Abbás 'al-Musawi se refiere con sorna a la OLP como "grupo de Arafat".
Indignación siria con la OLP. Tras años de tensiones, Damasco critica abiertamente a Arafat. Mustafá Talás, franco ministro de defensa del régimen, se burlaba del gusto de Arafat por combatir a los árabes antes que a los israelíes, achacándole la máxima: "La liberación de Palestina pasa por Zimbabwe".
La intifada. La OLP todavía se vale del terrorismo contra los israelíes, pero los jóvenes que tiran piedras y enarbolan útiles no obedecen las órdenes de la OLP, burlándose de la autoridad de la organización.
El apogeo de Hamás. Hamás, el grupo musulmán fundamentalista radical, desposa un antisemitismo virulento y rechaza tajantemente la existencia del Estado de Israel ("Mata [a los judíos] donde los encuentres y expúlsalos de donde te hayan expulsado"). Hamás ha prosperado gracias en parte a que su mensaje tiene resonancia entre los palestinos, sobre todo en Gaza, y en parte porque tiene respaldo iraní y saudí. Si Hamás sigue ganando tirón, amenazará con marginar a la OLP.
La aparición de otras organizaciones palestinas anti-OLP. Arafat tiene innumerables enemigos más entre los palestinos. El grupo de Abú Nidal lleva casi dos décadas atentando contra agentes de la OLP. El grueso de las organizaciones palestinas afincadas en Damasco es contrario a casi todos los avances de Arafat, y no se cortan.
Descontento en Cisjordania. Los palestinos residentes bajo gobierno israelí han advertido la incapacidad de la OLP a la hora de cumplir. Una cabecera árabe publicada en Jerusalén, el Al-Fajr, editorializaba lo siguiente: "La incapacidad de la dirección de la OLP a la hora de enfrentarse a los acontecimientos del mundo es casi legendaria… y amenaza el futuro del pueblo palestino". El periódico elogia a continuación una idea hasta la fecha herética: "A lo mejor es hora de introducir sangre nueva en la dirección de los palestinos".
Las negociaciones árabe-israelíes. La disposición israelí a negociar con Faisal Husseini, Hanán Ashrawi y los demás delegados palestinos presentes en las negociaciones de Washington aleja del protagonismo diplomático a la OLP, relegada a maniobrar entre bambalinas.
Alinearse con Saddam Hussein. Los gobiernos kuwaití, saudí y egipcio no han perdonado a Arafat su respaldo a Saddam Hussein. Un alto funcionario saudí le llama públicamente "ese payaso ". "Nos cae gordo", escribe un columnista egipcio. Como los fundamentalistas, el Ministro kuwaití de Exteriores Sabaj al-Ajmed al-Jabir as-Sabaj resta importancia a la OLP por ser "Yasser Arafat y su grupo". Importantes gobiernos árabes que en tiempos ayudaron a la OLP ahora ridiculizan sus objetivos y humillan sus operaciones.
Apuros de dinero. Los países exportadores han suspendido prácticamente las donaciones a la OLP. Yaser Arafat denunciaba en diciembre de 1992 que "ningún país petrolero ha dado a los palestinos un sólo penique" desde abril de 1990. Si bien no es cierto estrictamente (los saudíes enviaron a la OLP 3 millones en octubre de 1992), el dinero anda tan escaso a finales de 1991 que la OLP tiene que cerrar sus oficinas de Dinamarca, Noruega y Bolivia. Más humillante todavía es que la compañía telefónica de Túnez cortara las líneas de la sede de la OLP.
El colapso soviético. El bloque soviético proporcionaba ayuda sustancial a la OLP a través de su apoyo político y su asistencia práctica (Inteligencia, armamento, instrucción y demás). Obviamente, todo esto se ha cortado.
Algunos de los enemigos más vehementes de Arafat han salido de sus filas. Esto dice Abú Musa, la figura del Fataj que se rebeló en 1983: "Arafat convirtió la revolución de los palestinos en una burocracia tan podrida que es peor que la burocracia de cualquier país en vías de desarrollo. Naturalmente esta institución no era capaz de combatir. Así que cuando estalló la guerra, la cúpula salió corriendo, abandonando a la militancia para pagar el pato". Seguidores de Salaj Jalaf crearon el Movimiento de Corrección del 14 de Enero-Fataj (fecha del asesinato de Jalaf) y difundieron por Cisjordania un panfleto que presenta a Arafat como "un bufón conspirador" y "un Satán perverso" que mató a Jalaf por discrepancias a tenor de la invasión iraquí de Kuwáit.
Encajada entre los más radicales y los más moderados, despreciada por israelíes y por árabes y abandonada por sus patronos, la OLP parece abocada por fin al olvido. De ser así, el paréntesis nacionalista de extrema izquierda del movimiento palestino acaba, y vuelve al sustento islámico de antaño. Destaca una constante: Los palestinos escogen invariablemente el enfoque israelí que de manera más tajante rechaza el derecho a existir de ese país.