Casi seis meses de violencia sostenida contra Israel han dejado a la Autoridad Palestina económicamente en la indigencia. Los ingresos per cápita han caído en torno a un tercio, de los 2.000 dólares a los 1.400. La población que vive por debajo de la línea de la pobreza ha crecido un 50 por ciento. El desempleo se ha cuadriplicado, del 11% al 45%. Los receptores de la ayuda de Naciones Unidas para aliviar la pobreza han aumentado diez veces, del 8.5% a l 85%.
El Embajador de los Estados Unidos Martin Indyk encuentra la economía Palestina "a punto de derrumbarse". Una fuente de la ONU predice que, si no se hace nada, la Autoridad Palestina "podría derrumbarse a finales de Marzo". Para prevenir esto, Israel está siendo presionando por todos los lados, en palabras del Secretario de Estado de los Estados Unidos Colin Powell, para "levantar el sitio".
La premisa detrás de esta presión, según lo explica el Independent Londinense, es que los problemas económicos están haciendo que los territorios de la Autoridad Palestina caigan en la anarquía que socava capacidad la habilidad del rais de la Autoridad Palestina Yasser Arafat para negociar con Israel "la vuelta a la tranquilidad". Implícitamente, los que invitan a Israel a aliviar la presión económica están diciendo que no importa lo que haga la Autoridad Palestina - romper su palabra, incitar al odio, patrocinar la violencia - el propio interés diáfano de Israel exige que se asegure de que los Palestinos se defienden decentemente económicamente hablando.
Esto, por decirlo suavemente, es una discusión altamente original.
Cuando las Naciones Unidas tuvieron un problema con Rodesia, Sudáfrica, o Libia, siguieron exactamente el enfoque opuesto e impusieron un embargo para lisiar a esos países económicamente. Sigue habiendo embargos similares en efecto en Iraq y Afganistán. Las metas son múltiples: debilitar la máquina militar, castigar la dirección, desmoralizar a los partidarios del régimen, volver a la población en contra de sus gobernantes. El gobierno de los Estados Unidos utiliza las mismas tácticas: sigue habiendo embargos de generaciones de antigüedad en su puesto en Cuba y Corea del Norte.
Tampoco es nada nuevo, porque el conflicto ha tenido siempre un ángulo económico. Los antiguos ejércitos cortaban las rutas de suministro. Las ciudades medievales eran matadas de hambre hasta la sumisión. Hace dos siglos, durante las guerras Napoleónicas, la Marina Británica estableció un bloqueo naval para bloquear los suministros a Francia. Las Primera y Segunda Guerras Mundiales atestiguaron el uso extenso de la privación económica.
Lo que Israel está haciendo - retener fondos de los impuestos, denegar la entrada a los trabajadores, y restringir los movimientos - se ajusta a un método antiguo, sensato, y algo eficaz de guerra. ¿Por qué, entonces, se esperaba que obrase de otra manera?.
La razón, irónicamente, tiene poco que ver con las Naciones Unidas o con los Estados Unidos y mucho que ver con los propios Israelíes. Desarrollaron la "nueva noción" de Oriente Medio (de la que algunos ahora se hacen eco) de que la prosperidad y seguridad de Israel a largo plazo descansan, no en privar a sus enemigos de recursos, sino en ayudar a que desarrollen sus economías. Esto, escribe el analista Americano Patrick Clawson, es "una visión de Oriente Medio que busca todo el mundo como el plan Francés para Europa tras la Primera Guerra Mundial: utilizar la cooperación económica como punto de partida sobre el que cimentar lazos y reconciliar pueblos, siendo la meta un mercado común que a cambio conduzca a relaciones políticas cercanas".
Pero incorporaron a los Alemanes en la visión Francesa, vale la pena notar, no mientras que Hitler gobernó, sino después de la derrota Nazi. El plan Francés reconstruyó al enemigo de cero solamente después de haberlo aplastado, reconocido sus errores, y de tener un gobierno totalmente nuevo. Como un símbolo similar, los paquetes Americanos de ayuda fluirán a Iraq solamente cuando Saddam Hussein sea historia.
En contraste, la idea del "nuevo Oriente Medio" ofrece ayuda económica incluso antes de que la guerra termine. Es equivalente a enviar recursos enemigos mientras se está luchando - no es una idea enormemente brillante mientras, en palabras de Efraim Inbar, "Arafat y su coterie sean parte del problema y no de la solución" ("Chaos is not so bad", 5 de Marzo). Por consiguiente, la consolidación de Arafat difícilmente "restaurará la calma". En su lugar, le proveerá de recursos para un arsenal mayor y una intifada más larga.
Hasta que los Palestinos abandonen de verdad su guerra contra Israel, necesitan que se les demuestre que la agresión conlleva un precio pesado. Cuanto más alto sea el precio, antes será más probable que abandonen sus hostiles modales. Así que todos los que esperan una resolución del problema Palestino deberían impulsar al gobierno de Sharon a exprimir a la Autoridad Palestina tanto como pueda. Irónicamente, esto redunda en interés de todos, incluyendo a los propios Palestinos.