"Estamos en una guerra", declaró la semana pasada el Primer Ministro de Israel Ariel Sharon, refiriéndose a la lucha de su país con los Palestinos. Los Palestinos asienten: "Esto es la guerra" respondió el comandante de Al-Fatah en el West Bank, Husayn Shaykh.
De hecho, Israelíes y Palestinos llevan ya en guerra algo más de un año, pero que sus líderes finalmente reconocieran este hecho hace más fácil encuadrar la situación. La guerra tiene patrones claramente establecidos, y éstos proporcionan visiones de la situación de Levante:
• Lo que cada lado busca - alcanzar la victoria y evitar la derrota - es sobre todo de naturaleza psicológica. La victoria consiste en imponer su voluntad sobre el enemigo (Israel quiere que sus vecinos le dejen en paz; los Palestinos desean destruir Israel) convenciéndole de que su causa no es posible. La derrota significa aceptar que su causa no es posible.
• La voluntad, fortaleza y moral son a menudo más importantes para la victoria que los factores objetivos tales como la economía, la tecnología, el arsenal, el número de bajas o los votos en los Naciones Unidas. En muchos casos, esto última cuenta principalmente mientras afecte el humor de un combatiente.
• La resolución tiene lugar cuando una parte se da cuenta de que ya no puede perseguir sus objetivos y abandona. Esto normalmente se acompaña de su inequívoca conquista, bien un derrumbamiento militar (como en la Primera Guerra Mundial) o putrefacción interna (como en la Guerra Fría).
"En cada caso que puedo pensar", escribe el estratega Michael Ledeen, "la paz ha llegaido al final de una guerra en la cual había un ganador y un perdedor. El ganador impuso condiciones al perdedor, y esas condiciones fueron llamadas "paz"".
La resolución puede derivarse de otras razones - como cuando un enemigo mayor entra en escena. Preocupados por la amenaza Alemana común, Gran Bretaña y Francia enterraron su enemistad histórica en 1904.
• El estancamiento, inversamente, mantiene al conflicto vivo al dar esperanzas a ambas partes de ganar otro día. Los Alemanes perdieron por un margen demasiado estrecho para abandonar en su primera tentativa de dominar Europa (Primera Guerra Mundial), así que lo intentaron otra vez (Segunda Guerra Mundial), cuando fueron vencidos decisivamente y abandonaron.
Muchos conflictos sin resolver se asoman en el mundo de hoy. La Guerra de Corea terminó sin conclusión en 1953; medio siglo después, sigue siendo probable otro round - a menos que el régimen de Corea del Norte se derrumbe antes. El conflicto de Irán-Iraq terminó en 1988 sin que ningún bando se sintiera derrotado, así que son probables más hostilidades - de nuevo, a menos que desaparezca un régimen antes.
Así también el conflicto Árabe-Israelí: Los Árabes perdieron muchos rounds (1948-49, 1956, 1967, 1970, 1973, 1982) pero nunca se sintieron derrotados, así que continúan volviendo a intentarlo de nuevo.
• La diplomacia raramente termina conflictos. Ni un conflicto importante entre estados ha concluído debido a algún esquema inteligente. La idea de que un "proceso de la paz" pueda ocupar el lugar del trabajo sucio de la guerra es vanidad.
De nuevo, por citar a Ledeen, "La paz no puede lograrse simplemente mediante la visita de algún enviado, tenga o no un título de la Harvard Business School, que siente a todos alrededor de una mesa para que todos puedan razonar juntos". El mantra tan escuchado de "no hay solución militar" (repetida recientemente, por ejemplo, por el ex Senador George J. Mitchell), en pocas palabras, hace que las cosas solo empeoren.
La aplicación de estas reglas de la guerra al conflicto Palestino-Israelí ofrece algunas visiones útiles. Los Palestinos ganaban hasta hace alrededor de un año, ahora gana Israel.
Hasta que el Primer Ministro Ariel Sharon no asumió el control, Israel estaba políticamente dividido y militarmente desmoralizado, evitando la realidad y complaciendo la evasión (como el "post-Sionismo"). Mientras tanto, los Palestinos estaban exultantes en sus éxitos. Oliendo la victoria, mostraron impresionante energía y gran capacidad de autosacrificio.
Un año más tarde, las circunstancias han dado un vuelco. La violencia Palestina tuvo el efecto involuntario de unir, de movilizar y de fortificar a los Israelíes. "Los especialistas en terrorismo se han sorprendido - algunos de nosotros hasta asombrado", admite Ely Karmon del Interdisciplinary Center en Herzliya, "por la resistencia, la paciencia, la relativa calma del público Israelí ante lo sucedido en el último año y medio".
Por el contrario, la moral de los Palestinos está cayendo en picado y la desesperación se está asentando mientras la dirección ruinosa de Yasser Arafat los traba en un conflicto que no pueden ganar.
La historia enseña que lo que parece ser carnicería sin fin sí acaba cuando un lado abandona. Parece cada vez más probable que los Palestinos lleguen a ese punto, sugiriendo que si Israel persiste en sus actuales políticas se acercará más a la victoria.