Las fuerzas Iraquíes invadieron Kuwait temprano la mañana del 2 de Agosto de 1990. Este acto de agresión evidente y no provocado incitó el más raro de los fenómenos: un consenso internacional. Casi sin excepción, cada gobierno denunció públicamente la invasión del dictador Iraquí Saddam Hussein y pidió que sus tropas se fueran inmediatamente. Pinchado por la primer ministro de Gran Bretaña Margaret Thatcher ("no seas blandito ahora, George"), el presidente Bush aprovechó este acuerdo para componer una fuerza expedicionaria compuesta de 29 estados.
Casi todos convinieron por aquel entonces en que la Guerra del Golfo era un acontecimiento importantísimo, quizá un momento crucial de la época. Bush habló sobre él como el comienzo de un "nuevo orden mundial" en el que se formarían coaliciones para prevenir el uso de la fuerza al estilo Iraquí. Las lumbreras contaban con que la guerra asegurara a Bush cuatro años más de presidencia de igual manera que significaría que Hussein se iría pronto, quizá seguido de la desintegración de Iraq. Los analistas predijeron que una nueva era con orientación Americana había comenzado en Oriente Medio, con más democracia, más derechos humanos y más competitividad económica. Muchos estuvieron deacuerdo con Henry Kissinger en que la victoria sobre Iraq ofrecía "una oportunidad histórica" de ocuparse del conflicto Árabe - Israelí.
En retrospectiva, uno no puede sino maravillarse de lo poco que esto se cumplió. Los esfuerzos subsiguientes de imponer una solución al estilo del nuevo-orden-mundial ante las crisis fracasaron en lugares como Somalia o Bosnia.
Hussein cometió una cadena de errores única, y su guerra convencional vana parece haber cerrado una era, no haberla comenzado. A excepción de Turquía y de Israel, Oriente Medio continúa jactándose de pocas elecciones verdaderas, de aún menos derechos humanos y de muchas menos exportaciones industriales que casi cualquier otra región.
El conflicto Árabe - Israelí sí cambió tras la guerra, especialmente con la Conferencia de Madrid de Octubre de 1991 y el proceso de Oslo dos años más tarde, con sus siete acuerdos entre Palestinos e Israel otros tantos años. Pero sería difícil caracterizar a éstos como un progreso real hacia la resolución del conflicto.
Mientras que Israel ha demostrado enorme flexibilidad, abandonando una posición tradicional tras otra (especialmente respecto a los Altos del Golán y Jerusalén), los Sirios y los Palestinos básicamente se han pegado a la vieja perspectiva, demostrando estar poco dispuestos a aceptar al estado Sionista. Casi todas las señales denuncian un intento continuado de destruir Israel. Esto difícilmente se clasifica como hacer la paz.
¿E Iraq?. El régimen es bastante más débil y el gobierno central ya no controla el país entero, pero sus cimientos -- con Hussein aún en el poder y las fronteras sin cambios -- siguen estando absurdamente intactos.
Un vistazo a la última década sólo encuentra una consecuencia importante de la guerra, y es irónica. Temiendo una repetición de la invasión Iraquí, los otros estados de lengua Árabe del Golfo Pérsico anidaron más cerca de los Estados Unidos, permitiendo que las tropas se acuartelaran en su territorio, así como otros muchos actos militares privados.
Mientras que esta nueva relación ha beneficiado a ambos partes, también ha estimulado un intenso crecimiento del antiamericanismo. Osama bin Laden personifica este fenómeno. Camarada-de-armas de los Estados Unidos en Afganistán contra los Soviéticos durante los años 80, hoy sigue estando acusado de patrocinar una operación global terrorista que pretende matar Americanos.
Aun con todo, cuando uno recuerda lo importante que se pensó que era la guerra, es asombroso observar lo pequeña que parece su herencia. El nombre en código dado a la guerra contra Iraq era Operación Tormenta del Desierto. Como nota el experto en el Golfo Patrick Clawson, es simbólicamente apropiado. Una tormenta del desierto ciega y puede sofocar pero, una vez que pasa, el desierto está allí como siempre, apenas cambiado. Así estaba con la crisis que comenzó hace 10 años. Parecía enormemente importante, y lo habría sido de prevalecer Hussein. Pero una vez que sobrevivimos, el episodio entero dejó todo en su antiguo lugar, apenas cambiado.