El historiador Bernard Lewis celebra hoy su centésimo cumpleaños. Tres textos resumen su trayectoria. Martin Kramer, quien fuera estudiante de Lewis, resume sus logros docentes:
Bernard Lewis emergió en la posguerra como el más influyente historiador del islam y el Medio Oriente. Sus elegantes síntesis hicieron la historia musulmana accesible a un amplio público europeo y americano. En sus estudios más especializados, fue pionero en la historia económica y social y en el uso de los vastos archivos otomanos. Su trabajo sobre el mundo islámico premoderno dio cuenta de su espléndida riqueza y su petulante autosatisfacción. Sus estudios de historia moderna hicieron inteligible el diálogo de los pueblos musulmanes en su encuentro con los valores y el poder de Occidente.
Por su parte, R. Stephen Humphreys, de la Universidad de California, incide en "el extraordinario alcance de su erudición [y en] su capacidad para abarcar la totalidad de la historia del islam y del Medio Oriente, desde Mahoma hasta el presente". Y, como dijo el difunto Fouad Ajami con motivo de su 90º aniversario, Lewis ha sido "el oráculo de esta nueva era de presencia americana en tierras árabes y del islam".
La trayectoria de Lewis se extiende por unos monumentales 75 años, desde su primer artículo ("Las cofradías islámicas"), de 1937, a su autobiografía, de 2012. Entre medias, en 1969, entró en mi vida. En Israel, en el verano entre mi segundo y tercer curso de universidad, con mis aspiraciones de ser matemático puestas a prueba, pensé en virar hacia los estudios sobre Oriente Medio. Para testar el nuevo campo, visité la prestigiosa librería de Ludwig Mayer en Jerusalén y compré Los árabes en la historia, el libro de Lewis de 1950.
Fue el inicio de mi carrera. En los siguientes 47 años, Lewis continuó ejerciendo un profundo influjo sobre mis estudios. Aunque nunca fui su alumno en términos formales, me empapé de sus puntos de vista, leí casi todos sus escritos y reseñé favorablemente siete de sus libros (en 1982, 1986, 1988, 1989, 1994, 1996 y 2000), muchos más que de cualquier otro autor. Su nombre aparece en 508 páginas de mi web. Más allá de los números, ha influido más que nadie en mi comprensión del islam y de Oriente Medio.
Dicho esto, discutimos enérgicamente durante los años de George W. Bush, en particular sobre Irak (yo era más escéptico en relación con los esfuerzos norteamericanos) y en general sobre cómo llevar la libertad al Medio Oriente (idem).
Conocí al profesor Lewis en Londres en 1973, cuando generosamente me invitó a su casa y me dio consejo sobre mis estudios de licenciatura. Y recientemente le he visitado un par de veces en su pequeño apartamento de las afueras de Filadelfia.
Está impresionantemente bien en lo físico y en lo mental, se pasa el día en el ordenador, cuenta chistes ("¿Qué es un chiste judío? Uno que los no judíos no pueden entender y que los judíos ya han oído antes y mejor contado") y anécdotas de cuando la mayoría de nosotros aún no habíamos nacido (por ejemplo, su discusión con Abba Eban en 1946 a cuenta de la carrera profesional de este último). Es maravilloso verle así, aunque es tristemente comprensible que no incurra más en erudiciones ni opine sobre la actualidad.
Nacido sólo 15 días después del Acuerdo Sykes-Picot que definió el Medio Oriente moderno, en el centenario de ambos Siria e Irak se están desencuadernando. Pero, ahora más que nunca, Bernard Lewis es una fuente de inspiración para sus muy numerosos discípulos, entre los que me cuento.