Durante décadas, "el conflicto de Oriente Medio" se refirió a la confrontación Árabe - Israelí. Ahora, mientras este conflicto disminuye algo, el conflicto central de la región se refiere al Islam fundamentalista: ¿lograrán los Musulmanes fundamentalistas tomar el poder, o permanecerá allí la mayoría autócrata no fundamentalista ahora en el poder?.
La respuesta tiene enorme importancia sobretodo para los Musulmanes implicados, pero también para Israel y para los Estados Unidos. De llegar los fundamentalistas al poder, Oriente Medio entra en una era larga y oscura. Las armas de destrucción masiva proliferarán; la guerra se hará más común; y las economías se contraerán. La hostilidad total contra Israel será probablemente el escenario de nuevo; Los Americanos serán el objetivo del terrorismo y de otras formas de violencia.
Los fundamentalistas podrían tomar bastantes gobiernos en un período de tiempo corto con facilidad. En Argelia, el Frente Islámico de Salvación (FIS) ha lanzado una guerra civil virtual. En Egipto, radicales fundamentalistas controlan zonas de las ciudades y del campo. Los partidos fundamentalistas lo han hecho sorprendentemente bien en casi todos los países Musulmanes con políticas electorales (Turquía, El Líbano, Jordania, Kuwait, Pakistán, Malasia). A todas luces, el desafío fundamentalista al orden establecido está creciendo. Gran parte del mundo Musulmán está actualmente en peligro.
Por lo tanto llega por sorpresa encontrarse que Olivier Roy, un prominente analista Francés del Islam, ha escrito un libro titulado El Fracaso del Islam Político. ¿El Islam Político un fracaso?. Roy lo sabe todo sobre Argelia y otros países, por supuesto, así que el "fracaso" para él tiene que referirse a algo distinto al poder político convencional.
El fracaso al que alude se deriva de un elaborado argumento que distingue entre Islamismo y neofundamentalismo. Para Roy, el primero significa el impulso en busca de poder político, y el último significa centrarse en la familia y la mezquita. En vez de tomar el estado, los neofundamentalistas intentan crear sus propias versiones en miniatura de la sociedad justa. Lo que el gobierno de Irán fomenta es el Islamismo, mientras que las autoridades Saudíes patrocinan el neofundamentalismo. En opinión de Roy, el neofundamentalismo representa una "degradación" y un "debilitamiento" del Islamismo, porque desafía "a los reinos político, económico, y social... solamente de palabra".
Fuera del propio Irán, explica, el Islamismo ha fracasado y la más débil causa del neofundamentalismo ha prosperado. Esta "relajación" del Islam significa que el Islam no tiene sino fuerza política limitada. Su impacto, aparte del paréntesis de la revolución Iraní y la guerra en Afganistán, es esencialmente sociocultural: marca la calle y las costumbres pero no tiene ninguna relación de poder en Oriente Medio. No influye ni sobre las fronteras del estado ni sobre los intereses. No ha creado una "tercera fuerza" en el mundo. Incluso no ha podido ofrecer a las masas de Musulmanes una expresión política concreta para su anticolonialismo.
El desafío del Islam fundamentalista, en breve, está sobreestimado. Roy declara magnífico "la revolución Islámica está tras nosotros". Esto es así incluso en Irán: "el Teherán de los muláhs", afirma en un pasaje asombroso, "tiene un aspecto muy Americano". (A lo cuál este lector contesta: Compruebe cuidadosamente la siguiente fotografía de Teherán que vea y decida lo mucho que le recuerda a su propia ciudad natal).
Por estas razones, concluye Roy, el Islam fundamentalista no plantea ningún enorme desafío a Occidente. "No es un factor geoestratégico: ni unificará al mundo Musulmán ni cambiará el equilibrio de poder en Oriente Medio". Podemos relajarnos. "Degradado" y "debilitado" como está, el fundamentalismo no significaría ningún cambio serio incluso si llegara al poder: "Hoy, cualquier victoria política Islamista en un país Musulmán sólo produciría cambios superficiales en las costumbres y la ley".
Roy es un estudiante muy bien informado del Islam, incluso brillante, cuyo (bien traducido) libro está repleto de agudas visiones y epigramas memorables. (Mi favorito: "Existen Musulmanes felices; no existe Islamista feliz"). Su análisis contiene algunas verdades importantes. Tiene razón al observar, por ejemplo, que el Islam fundamentalista es una forma de modernización. Al contrario de la premisa general, no es medieval en espíritu en absoluto sino una forma agudamente moderna de protesta. En la formulación elegante de Roy, "es la sharia (ley sagrada Islámica) mas electricidad".
Roy también defiende el punto importante de que el Islam fundamentalista no puede funcionar: no hay posibilidad de que su programa sirva bien a Musulmanes o de que se mantengan con ella a largo plazo. Dado que los Musulmanes reconocen el fundamentalismo como disfuncional, lo abandonarán. Aquí, sin embargo, Roy yerra: el darse cuenta de que el fundamentalismo no funciona podría estar a años o décadas de distancia; entretanto, como el precedente Marxista -Leninista muestra, los regímenes pueden hacer muchas travesuras ante su propio pueblo y el resto del mundo. Los muláhs en Irán han probado el poder y parece que les gusta; debemos asumir que harán grandes esfuerzos por conservar el control de su país.
Pero la imponentemente incorrecta noción en el libro de Roy es su tesis acerca del fracaso del Islam fundamentalista. Parece asumir que porque los fundamentalistas no hayan barrido el mundo Musulmán, no vayan a hacerlo en el futuro. Esto es comparable a un examen de un analista en 1933, dieciséis años después de la revolución bolchevique, que porque viera que el Comunismo llegó al poder en tan sólo dos países (siendo Mongolia el segundo), e incluso allí no estuvo a la altura de sus ideales socialistas, concluyera que por lo tanto "la revolución está tras nosotros". Esa habría sido una conclusión profundamente confusa; y también lo es la de Roy hoy, dieciséis años después de la revolución Iraní.
De hecho, ya se ha demostrado que Roy se equivoca. La versión Francesa de El Fracaso del Islam Político aparecida en Octubre de 1992, y los tres años desde entonces han mostrado su malentendido completo de la situación en Argelia. Él esperaba un movimiento de "relajación" para no llegar a mucho; si el FIS llega al poder en Argelia, predijo, "no inventará una nueva sociedad... la Argelia del FIS no hará nada más que colocar un chador (velo para la cabeza de las mujeres) sobre la Argelia del FLN".
Bien, el FIS es la organización del ayer, sobrepasada por el Grupo Islámico Armado (GIA). Como su nombre implica, el GIA no es una banda apacible de predicadores urgiendo a la automejora sino una cuadrilla letal de asesinos. Noticias de su trabajo llegan casi diariamente desde Argel. Se especializan en el asesinato de los hijos de funcionarios de policía, mujeres sin velo, periodistas no simpatizantes, y de extranjeros no Musulmanes. Matan a sus víctimas de maneras particularmente aterradoras, rasgando gargantas y cortando cabezas. Como en Camboya, en donde el Khmer Rouge atacó a todos los educados y occidentalizados, así que en Argelia cualquiera que hable Francés o vista un traje de oficina es una víctima potencial. En comparación con las muertes potenciales en la guerra cultural que arranca en Argelia, la revolución en Irán fue un juego de niños. El propio GIA refuta la predicción de Roy de que el fundamentalismo se domesticará.
Lo cual plantea la pregunta: ¿Cómo puede alguien que sabe tanto estar tan completamente equivocado?. Roy parece inscribirse en la tradición Francesa del intelectual que virtuosamente elige una opción inverosímil y hace una argumentación brillante en su defensa. También complace al pecado épater la bourgeoisie de los intelectuales; el temor al Islam fundamentalista es particularmente severo en la clase media de Francia actualmente, perversamente debe insistir en su ser ilusorio.
Pero cualesquiera que sea el juego al que Roy está jugando en sus propios círculos, su libro tiene importancia potencialmente real en los Estados Unidos. La opinión iluminada ya nos dice que no hay que preocuparse por el Islam fundamentalista: especialistas Americanos relevantes en la materia, tales como John Entelis, John Esposito, o John Voll, argumentan que deberíamos ver más allá de los límites ásperos y erizada retórica del fundamentalismo. Si lo hacemos así, encontraremos un movimiento que es democrático en espíritu, capitalista en orientación, y preparado para coexistir con Occidente. A esto, Roy agrega: el Islam fundamentalista ha degenerado en un movimiento silencioso que tan sólo busca crear "microsociedades auténticamente Musulmanas".
Llegando en un momento en el que el FIS y el GIA están a alarmante distancia de llegar al poder, sus palabras sugieren que los Americanos no necesitan preocuparse por los acontecimientos en Argelia. Desafortunadamente, Roy y su tropa tienen el oído de nuestros políticos, porque es la política de los Estados Unidos en Argelia (pero no menos en Egipto o Irán) no condenar visiblemente las ideas y metas de los fundamentalistas. En su lugar, intenta exponerlas para establecer un diálogo.
Mientras Argelia está hoy al borde de convertirse en la última gran tragedia del siglo XX, los principales intelectuales encuentran modos, una vez más, de calmar a los Occidentales con falsas esperanzas. Concédasenos aprender de la historia y no ser engatusados en este momento.