Cuando todavía se menciona a Lothrop Stoddard (1883-1950), se habla del racista prominente que tuvo una importante pero maligna influencia en el desarrollo de las Relaciones Internacionales (RR.II). Se trata de un hombre que se desempeñó como teórico para el Ku Klux Kan, y que aportó a los nazis el concepto de Untermensch (subhumano).
Stoddard, sin embargo, mantuvo un perfil alto y gozó de una reputación elevada durante la década de 1920. Había obtenido un Ph.D. en Historia por la Universidad de Harvard y había viajado bastante. El presidente estadounidense Warren Harding lo elogió y F. Scott Fitzgerald lo referenció indiscretamente en El Gran Gatsby.
Pero Stoddard también escribió un estudio clarividente, El Nuevo Mundo del Islam (New World of Islam) en 1921, una pesquisa sobre la situación de 250 musulmanes, "desde Marruecos a China y de Turquestán al Congo". Incluso a pesar de su racismo absoluto, Stoddard supo impresionantemente reconocer las tendencias en curso en el mundo islámico. Como Ian Frazier observó en el New Yorker, "cualquiera que hayan sido sus métodos y su filosofía, sus conjeturas a veces resultaron ciertas".
Su libro tuvo in impacto sustancial en la opinión pública, incluso en figuras notables como el estratega alemán Karl Haushofer, el panislamista libanés Shakib Arslan, el académico indio S. Khuda Bukhsh, y el presidente Sukarno de Indonesia. Por tanto, aun con su bien merecida ignominia, su Nuevo Mundo del Islam merece escrutinio en su centenario aniversario.
Stoddard influenció el pensamiento de Sukarno (1901-1970), el primer presidente de Indonesia. Aquí se lo ve en 1960 entre Gamal Abdel Nasser de Egipto (izquierda) y Jawaharlal Nehru de India (derecha). |
Stoddard escribió en una coyuntura en la que el poder y la riqueza de los musulmanes estaban en su punto más bajo. Acababan de terminar un siglo y medio de expansión territorial occidental —entre 1764 y 1919—, dejando al 95 por ciento de los musulmanes bajo el señorío de no musulmanes. Los movimientos de independencia apenas estaban apareciendo. El petróleo de Oriente Medio todavía no se había descubierto. También fue este el momento en que la influencia y prestigio de Europa comenzaron abruptamente a declinar; gracias particularmente a la catástrofe de la Primera Guerra Mundial y a las profundas dudas y asperezas que esta provocó, las cuales continúan resonando un siglo más tarde.
Stoddard llama al resurgimiento inicial del islam como "el evento quizás más asombroso en la historia de la humanidad". Conforme su perspectiva racista, elogia el progreso de los musulmanes, pero aclara que este viene de la mano de los árabes, y no así del liderazgo de los turcos, a quienes condena como tontos y atrasados. Cuando "el refinado y tolerante sarraceno cedió su lugar al turco bruto y fanático, ... los chovinistas reaccionarios" se hicieron con el liderazgo. El mundo musulmán "se hundió hasta lo más profundo de su decrepitud" en el siglo XVIII, y "la vida había aparentemente abandonado el islam, dejando nada más que una cáscara de rituales desalmados y supersticiones degradantes".
Europa, mientras tanto, descubría rutas oceánicas, establecía la hegemonía económica y aprovechaba su poder como "dueña del mundo", entregándose a "políticas imperialistas imprudentes". Sus conquistas de tierras mayoritariamente musulmanas provocaron una masiva "inundación de desesperación y rabia entremezclada" contra Occidente. Esta respuesta dio como resultado el nuevo mundo del islam con el cual Stoddard tituló su obra. El "gran avivamiento mahometano" comenzó con los wahabíes en la Arabia del siglo XVIII y supuso un "fermento profundo" y un "movimiento de nuevas ideas, nuevos impulsos, y nuevas aspiraciones. Está teniendo lugar una transformación gigantesca, cuyos resultados afectarán a toda la humanidad". Este proceso ya estaba muy avanzado en 1921: "El mundo del islam, mental y espiritualmente inactivo durante casi mil años, está una vez más en movimiento, una vez más en marcha".
En parte, esta marcha significa modernizar, es decir, trasplantar "ideas y métodos occidentales" a países de mayoría musulmana. Por otra parte, significa expandirse, pues "en todas partes, excepto en Europa, el islam comenzó una vez más a avanzar portentosamente a lo largo de todas sus fronteras lejanas". Y, además, otra parte representa ambiciones panislámicas; que buscan unificar a todos los musulmanes bajo un solo gobernante, el califa.
La influencia occidental creó un tumulto profundo: "Los padres no entienden a los hijos; los hijos desprecian a sus padres". En este sentido, Stoddard anticipó acertadamente que "una generación posterior (quizás en la próxima década) podrá ver a la mayor parte del Cercano y Medio Oriente como autónomo o incluso independiente".
Años en los cuales los Estados de Oriente Medio se independizaron. |
Stoddard ofreció predicciones contradictorias. Escribía justo cuando la era liberal musulmana llegaba temblorosamente a un cierre, y preveía con un optimismo excesivo el probable "triunfo final de los liberales". Más específicamente, esperaba que eso que él llamaba nacionalismo panislámico (lo que hoy denominamos islamismo) se convirtiera en "un factor importante que tendrá que ser tomado en cuenta seriamente" debido a su perspectiva profundamente antioccidental.
Así es como el infame de Stoddard vio la forma que tomarían las cosas venideras. Lo hizo 55 años antes de que Bernard Lewis reconociera la misma tendencia en 1976. Stoddard pudo hacer esto porque logró abstraerse del desenfrenado materialismo filosófico y determinismo económico que imperaba en su entorno. Se interesó en serio por las ideas, incluso las religiosas. Entendió correctamente que el islam es una fuerza permanente.
Esta sigue siendo una excelente lección para los analistas de hoy. No hay que reducir la causalidad de las cosas solamente a intereses determinados. Las creencias y las pasiones también cuentan de igual grado. Ya veremos cómo se mantiene mi análisis —y el vuestro— en 2121.
Daniel Pipes (DanielPipes.org, @DanielPipes) es el presidente del Middle East Forum. © 2021 por Daniel Pipes. Todos los derechos reservados.