La madrugada del 9 de julio del 2004, un incendió asoló gran parte de Continental Spices Cash & Carry, un ultramarinos de Everett, Washington, que se especializa en comestibles pakistaníes, hindúes y de Oriente Medio. El fuego causó unos 50.000 dólares en daños, pero ningún herido. Al rastrear el incendio, la policía y los bomberos encontraron una lata de gasolina, una obscenidad pintada con spray contra los árabes y una cruz blanca pintada con spray. Rupinder Bedi, el propietario de un Seven Eleven de al lado, dijo al Seattle Times cómo encontró al encargado de Continental Spices, Mirza Akram, un pakistaní de 37años, gritando y diciendo que "había sido humillado por algunos clientes a comienzos de ese verano [y que] el acoso verbal no se detuvo hasta que amenazó con llamar a la policía".
Además, el Everett Herald informa,
La mañana del incendio, el gerente de la tienda dijo a los detectives que temía que el incendio hubiera sido provocado en venganza por los ataques contra norteamericanos en Oriente Medio. Declaró que el mes anterior, dos hombres blancos entraron en la tienda y se enfadaron al saber que él había nacido en Pakistán. Salieron de la tienda enfadados.
Esa era la historia. Sin embargo, el 19 de agosto, la policía arrestó a Akram en su tienda con una autorización federal para delitos de incendio. Está acusado de incendiar la tienda para hacerse con el seguro del edificio y de su contenido. La acusación de Estados Unidos explicó ante el tribunal que las pérdidas financieras acumuladas llevaron a Akram a escenificar un incendio y después hacerlo parecer un crimen de odio.
Específicamente: Akram estaba en proceso de adquirir Continental Spices de la Z.A. Trading Corp. de Seattle; habiendo pagado ya 52.800 dólares, debía al menos otros 32.200. Pero las ventas netas de Continental Spices cayeron desde casi 11.000 dólares al mes en el 2003 a menos de 3.000 sólo un mes antes del incendio, un descenso en las ventas que al parecer hizo imposible afrontar el pago mensual de 640 dólares y el pago del alquiler de 1.200 dólares.
Pensando erróneamente que la póliza de Z.A. Trading Corp. cubriría la tienda, Akram planeó presuntamente durante meses quemarla. (Irónicamente, la tienda no entraba en la póliza). En la tarde del 8 de julio, se reunió con un amigo suyo cuyo nombre no se menciona (quien ha proporcionado las pruebas de la acusación) en su casa y dijo al amigo cómo planeaba verter gasolina dentro de la tienda y quemar incienso sobre la gasolina, esperando que el incienso inflamara la gasolina.
Akram presuntamente haría que el amigo condujera hasta la tienda la mañana del 9 para ver si estaba en llamas. Él llamó a Akram y le dijo que no. Después, alrededor de las 4 de la mañana del 9 de julio, el amigo entró en la tienda y derramó incienso al rojo en la gasolina, haciendo que prendiera tan rápidamente que chamuscó los pantalones del amigo. Él "escapó por los pelos" del edificio sin lesiones.
Los registros telefónicos obtenidos por los detectives muestran 11 llamadas entre Akram y su amigo entre la medianoche y las 4 de la mañana del día del incendio. Si es condenado por incendio provocado, Akram puede afrontar hasta 20 años en prisión.
Mientras que Akram es inocente hasta que se demuestre lo contrario, esta historia señala de nuevo (1) la necesidad de tratar las reclamaciones de "crímenes de odio" con menos credulidad y (2) la falta de fiabilidad y pobre juicio del Council of American - Islamic Relations. Inmediatamente, el 10 de julio, CAIR publicó una circular de prensa en la puerta, "Gamberro queman tienda musulmana en Washington", invitando a "líderes locales y nacionales a tratar el tema del creciente prejuicio islamófobo que sigue a un incendio de un negocio musulmán en el estado de Washington".
Que las principales organizaciones persistan en tratar a CAIR como un grupo serio "de derechos civiles" deslumbra a este observador. ¿Qué más tiene que hacer CAIR para que se den cuenta de los que es?.