Es difícil encontrar las palabras adecuadas para describir la malévola carrera de 40 años de duración del terrorista con el reinado más longevo del mundo (comenzó en enero de 1965), un nombre que engatusó a su jerarquía en Jordania, en el Líbano, y después en el West Bank y Gaza, un monstruo moral que engañó al mundo haciéndole creer que se había reformado (recuérdese ese premio Nobel de la paz). Y aún así, su absurda escenita de muerte proporciona quizá el epitafio a una vida indigna.
La mise-en-scène es tan absurda como lo que vino antes, sólo que bastante más divertida. En primer lugar, está la mujer, Suha, una griega ortodoxa convertida al Islam que no obstante continuó observando las fiestas cristianas y que hoy predica "Alahu Akbar" a gritos mientras da cuenta de unos 100.000 dólares al mes pegándose la vida padre en París. Después están los eternos dolientes, a la espera de su día de gloria, libres por fin de su líder irascible, impredecible y dominante. Finalmente, están los desgraciados políticos franceses, presas de su propia estupidez al enviar un avión militar a Jordania para llevar a Arafat a París, tratándole después como a la realeza (incluyendo una visita de cortesía del Presidente Jacques Chirac), sólo para encontrarse formando parte de su numerito del lecho de muerte.
He aquí algunos de los detalles; como se suele decir, esto no se sostiene.
El 7 de noviembre, el ministro exteriores francés, Michel Barnier, declara al canal de televisión LCI que Arafat estaba vivo, pero "diría que se encuentra en este momento en un estado muy complicado, muy serio y estable". Al preguntársele si Arafat estaba ya muerto, Barnier contestó memorablemente: "Yo no diría eso". El ministro de exteriores de un país relevante, supuestamente un hombre serio, había quedado holgadamente como un idiota.
De qué podría haberse muerto Arafat ha sido omitido conspicuamente, llevando a muchas especulaciones. Por supuesto, algunos palestinos han tramado una teoría conspiratoria acerca de Israel envenenando a Arafat. El servicio de noticias de la OLP, WAFA, con semblante serio, exige una investigación del modo exacto de su envenenamiento. "Tenemos derecho a saber el tipo, la fuente del veneno, así como el antídoto y cómo conseguirlo", escribe el redactor político de WAFA. Aún más interesante sin embargo es la tesis plausible de que el "presidente" se muriera de SIDA, teniendo en cuenta especialmente sus reputadas actividades prenupciales. David Frum elabora esta hipótesis en el National Review Online:
Sabemos que sufre una enfermedad de la sangre que está deprimiendo su sistema inmunológico. Sabemos que ha perdido un peso considerable de pronto – posiblemente hasta un tercio de su peso corporal total. Sabemos que tiene disfunción mental intermitente. ¿A qué suena todo esto?.
El ex jefe de la inteligencia rumana, Ion Pacepa, dice en sus interesantísimas memorias que el régimen de Chauchescu grabó las orgías de Arafat con sus guardaespaldas. De ser cierto, Arafat llevaría una doble vida a ocultar a su pueblo y a sus partidarios criminalmente anti - homosexuales en el mundo islámico.
Antes de llevar a Arafat a París, el ministro de exteriores francés, Michel Barnier, prometió "quedarse a su lado". ¿Es por eso por lo que Arafat eligió ser tratado en Francia en lugar de en los países árabes fraternales que supuestamente apoyan su movimiento – porque podía confiar en que los franceses protegieran sus secretos íntimos?.
Mientras tanto, los israelíes, cuando no cuchichean, dan a Arafat por "clínicamente muerto".
Después está este párrafo único de Steven Erlanger en el New York Times:
El estado de Arafat fue descrito como sin cambios por un portavoz del hospital militar francés de París en el que se dice que Arafat se encuentra en un coma irreversible, un coma reversible o ningún coma en absoluto. La comidilla del sábado [6 de noviembre] era que Arafat se había incorporado y había reñido a sus médicos; el último rumor del domingo es que ha sufrido un fallo hepático - negado por [Nabil] Shaath - y está siendo asistido con máquinas mientras sus ayudantes y su mujer pugnan por el lugar de su entierro y sus cuentas bancarias.
¿Y la alusión a una "pugna por el lugar de su entierro y sus cuentas bancarias"?. Existe la sospecha extendida de que Suha y sus aliados pretendieron aparentar que Arafat estaba aún vivo para ganar tiempo con el que negociar con las autoridades israelíes su entierro en Jerusalén y también para saquear las cuentas bancarias de Arafat, de las que se dice contienen hasta un billón de dólares. Se cita a "un banquero palestino importante" que cita que sólo Arafat conoce las cifras de sus cuentas secretas y que éstas bien podría acompañarle a la tumba. "Si los números mueren con él, entonces los banqueros suizos y otros banqueros de todo el mundo se frotarán las manos alegremente".
Quizás Suha ha chupado ya delicadamente del frasco. Un relato del Washington Times descubre que poco antes de que Arafat volara a Francia, Suha "recibió 60 millones de dólares en su cuenta bancaria de París". Y eso está por encima de un presunto ingreso de 11,4 millones de dólares depositados en sus cuentas entre julio del 2002 y septiembre del 2003 (las que las autoridades francesas revisan). El mismo artículo del Washington Times afirma que "al menos el 60% del presupuesto de la Autoridad Palestina llega de contribuyentes internacionales, de los cuales la Unión Europea es el mayor". Traducción: la mayor parte de nosotros los occidentales compartimos el privilegio de costear la factura de las legendarias expediciones de compras de Suha.
No sorprende en absoluto que estén peleando para disponer del cadáver en Jerusalén, considerando el estado del panteón familiar de Arafat en Khan Yunis, Gaza. La Agencia France - Presse describe vivamente este enclave decrépito (el original francés es aún más colorido):
Descuidado, con basura hasta el tobillo y el aire lleno de moscas del pestilente mercado de al lado, el condominio de la familia Arafat no podría ser un lugar de duelo más inhóspito para el icono del nacionalismo palestino...
Menos de 100 metros cuadrados con dos docenas de tumbas ya enorgulleciéndose de estar, bastarían unos cuantos visitantes para copar el lugar, tambaleándose sobre el pedregal para mostrar sus respetos. Escondido tras una tapia de cemento y accesible a través de una huerta metálica blanca revestida con barro, nada podría ser más humillante o menos imponente para un hombre que hoy es improbable que logre su sueño de un estado palestino con su capital en Jerusalén.
Contenedores, una camiseta de niño y un keffiyeh tradicional rojo (pañuelo para la cabeza del tipo favorito de Arafat) yacen tirados entre el polvo. Bolsas de patatas vacías, cartones de leche, botellas de plástico y cristales rotos se extienden por toda la hierba seca. La zarza salvaje y la bougainvillia blanca no endulzan demasiado la nauseabunda pestilencia de carne y fruta pudriéndose, junto con las heces de burros medio muertos atados en el mercado de al lado.
La colada colgando de los tendederos de los pisos baratos hondea sobre la tumba de la hermana de Arafat, Yussra al-Qidwa, que fue enterrada en agosto pasado, al lado de su padre.
Ante la perspectiva de un Arafat bendiciendo para siempre la Ciudad Santa, el Ministro de Justicia de Israel, Tommy Lapid, declaró el 5 de noviembre quizá la mejor expresión en una línea de todo el sórdido asunto, que Arafat "no será enterrado en Jerusalén porque Jerusalén es la ciudad en donde se entierran a los reyes judíos, y no a los terroristas árabes".
Cuando cuatro de los acólitos de Arafat, incluyendo a Ahmed Qurei, su pretendido "primer ministro", no pudieron soportar más los modales caprichosos de Suha, anunciaron un viaje a París para oír directamente de los doctores el estado de salud del gran hombre. Suha respondió viciosamente, telefoneando a Al Jazira TV la mañana del 8 de noviembre y acusando al cuarteto de conchabarse en "una conspiración" contra Arafat. "Que el pueblo honesto de Palestina sepa que una panda de supuestos herederos viene a París" gritó en un segmento emitido repetidamente en Al-Jazira. Usando el nombre de guerra de Arafat, advirtió: "Debéis entender el alcance de esta conspiración. Os digo, que ellos intentan enterrar vivo a Abu Ammar". También agregó por si acaso que, "él está bien y va a venir a casa".
A esto, los acólitos contestaron llamando a Suha "perversa" e "histérica", y fueron de todos modos. La respuesta común de Suha es "Toda flor hermosa termina rodeada de malas hierbas".
Para hacer las cosas aún más interesantes, han circulado rumores en el hospital militar de Arafat de que rehusó hablar con Mahmoud Abbas, el número dos de la OLP, en dos ocasiones por teléfono, y que en su lugar se hizo el sueco con su sucesor Farouq Kaddumi, su sucesor. ¿Quién es, nos preguntamos, Farouq Kaddumi?. Erlanger explica que es uno de los fundadores de la Organización para la Liberación de Palestina que
rechazó los acuerdos de Oslo y se negó a volver con Arafat al West Bank y Gaza. Aún vive en Túnez, donde conserva el título de ministro de exteriores de la OLP, a pesar del hecho de que Shaath ostenta el cargo de ministro de exteriores de la Autoridad Palestina.
¿Entendido?. La farsa ha terminado, y Arafat muere tan desgraciadamente como vivió.