Lawrence Auster caracteriza mi acercamiento al Islam como "ecuménico" y el suyo como "civilizacionista". Prefiero llamar a mi acercamiento histórico y el suyo esencialista. Es decir, acentúo que las cosas cambian con el tiempo y él las ve estáticas. Por ejemplo, él destaca pautas que se remontan siglos, yo me centro en los grandes cambios desde que comencé a estudiar el Islam en 1969.
En el centro de su argumentación se encuentra la visión de que "el Islam moderado no puede existir". A lo que contesto que el Islam puede ser lo que quiera que los musulmanes quieran hacer de él. Le recomendé el estudio de la historia musulmana, para que pudiera entender por sí mismo cómo (por poner dos extremos) el islam bosnio y el islam Najdi acabaron del modo en que lo hicieron, uno entre los más tolerantes y el otro con seguridad el más riguroso.
La religión ha cambiado momentáneamente en el pasado, y seguramente continuará haciéndolo. La mayoría de nosotros estará deacuerdo en que el mundo musulmán se encuentra en la vorágine de una terrible crisis hoy, pero Auster ve esto como una condición permanente, yo la veo como temporal, comparable quizá al periodo entre-guerras de Alemania.
En particular, la argumentación de Auster se basa en una comprensión estática del Corán, ignorando lo mucho que las opiniones musulmanas han cambiado en el pasado y continúan haciéndolo. Ya existen interpretaciones (como por ejemplo la del académico sudanés Mahmud Mohammed Taha) que dan portazo a siglos de interpretación coránica y harían compatible el islam con la modernidad. Existen, listas para ser adoptadas.
"Me engañan", escribe Auster, pensando que el islam moderado (o islam anti-islamista) existe. Pero he trabajado personalmente hombro con hombro con musulmanes moderados y he dado detalles (ver "Nombrar musulmanes moderados" para mas detalles) acerca de algunos de ellos. Que Auster niegue su existencia sugiere que está conducido por la teoría más que por los hechos.
Encuentro ofensiva la comparación del islam con el comunismo soviético. Pero si tiene que comparar un credo con una ideología política, entonces debería comparar el islam con el socialismo en conjunto, incluyendo en su rango desde el demócrata social hasta el estalinista.
Se pregunta por qué no juzgo al islam, a lo que respondo que la fe de una persona no está dentro de mi retórica, solamente la política y acciones de la persona. Sugiero, en general, que no es una buena idea mezclar lo académico con temas de fe.
En cuanto a su discurso, "¿Desde cuando estudiar un tema imposibilita a que uno lo critique?", respondo que mi estudio no versa acerca de la fe del islam, sino de los musulmanes en la historia. He marcado repetidamente esta salvedad, por ejemplo, en los subtítulos de mis libros ("La génesis de un sistema militar", "Islam y poder político", "Opiniones del islam y de la política de Oriente Medio"). En contraste, recorrerá mi bibliografía en vano en busca de temas tales como el concepto de dios en el Qur'an, los orígenes del Hadith, la poesía Rumí, o la fe de los sufíes.
La opinión de Auster del Islam premoderno ("las glorias del Islam medieval son en gran parte un mito. Era una civilización parásita cuyos logros se debieron principalmente al trabajo de sus pueblos sometidos, tales como los bizantinos, los judíos o los hindúes, y decaía cuando con el tiempo, mataba a su anfitrión") es una proyección superficial opuesta a los problemas de hoy. De hecho, su misma premisa ("una civilización parásita") es oximorónica. Hubo una civilización verdadera y vital del islam y (por tomar una fecha conveniente) en el 1005 representaba lo mejor que los seres humanos habían logrado en aquel tiempo en términos de enseñanza, gobierno y avance en general. Sugiero que Auster cimente su conocimiento de esta civilización antes de despreciarla.
Auster me retrata como un apólogo del islam tradicional ("Increíblemente, Pipes niega los aspectos agresivos, colectivistas, genocidas y tiránicos del Islam tradicional…. evoca la visión romántica por completo del islam"). Mi opinión del islam histórico es, presuntamente, "enteramente positiva", con una notable ausencia en mis escritos de todo lo que tenga que ver con la jihad, las conquistas islámicas, la shari'a, la esclavitud, o la dhimmitud. Me gustaría que Auster hubiera pasado algo más de tiempo echando un vistazo a mis escritos antes de sacar conclusiones de ellos. Por ejemplo, un artículo largo del 2002, "La jihad y los profesores universitarios", así como varias redacciones más cortas ("Harvard ♥ Jihad", "¿Qué es la jihad?") tratan extensamente la jihad y son tan duras como Auster puede pedir ("una realidad espantosa" la llamo en un punto; en otro, cito a Bat Ye'or al hablar del sufrimiento que ha causado la jihad con "guerra, desposesión, dhimmitud, esclavitud, y muerte"). ¿Y la esclavitud?. Mi primer libro se titula Los soldados esclavos y el islam. También publiqué libros menos relevantes en la materia (que datan en su mayoría de alrededor de 1980 y que no están online) con títulos tales como "Mawlas: Esclavos y conversos liberados en el islam temprano" y "¿Por qué existió la esclavitud militar?".
Me pregunto qué es, exactamente, lo que debo hacer para mostrar mi opinión nada romántica del Islam premoderno.
Dicho esto, veo el islam premoderno según los estándares de su tiempo, no del nuestro, y en consecuencia hago de juez menos que Auster. Además, suscribo el amplio consenso académico de que durante la primera mitad de la historia del islam, sus fieles fueron menos "agresivos, colectivistas, genocidas, y tiránicos" que sus homólogos de Europa. El patrón consistente de judíos que huían de la cristiandad hacía el islam da indicación de esta realidad.
Y finalmente, debo responder a esta caracterización: "El respeto de Pipes al islam, su fe en su benignidad esencial, y su apuesta por la esperanza (a pesar de todas las refutaciones) de que podemos vivir en última instancia en armonía completa con el islam, contradice y merma su análisis realista de sus peligros". Sí, tengo respeto por la fe de un billón de personas, pero no recuerdo haber apoyado nunca "la fe en su benignidad esencial". Por el contrario, he argumentado públicamente contra la formulación del Presidente George W. Bush de que "el islam es paz". En cuanto a mi esperanza en que musulmanes y no musulmanes puedan vivir en armonía completa, es una esperanza. Pero, ¿quién se podía imaginar en 1940 viviendo en completa armonía con Alemania, Italia, y Japón?. Tal esperanza es funcional. Durante muchas décadas hemos sugerido que es posible el cambio a través de la victoria en la guerra y la guía acertada del derrotado para entender sus propias tradiciones de un modo moderado, moderno y de buenos vecinos.
En cuanto a la segunda parte del análisis de Auster, sus recomendaciones políticas; difieren sorprendentemente muy poco de las mías, como las presenté hace tres años en "¿Quién es el enemigo?". Auster afirma "que occidente debe afrontar el islam como islam, y reducir así su poder hasta el punto en el que los musulmanes no tengan posibilidad de librar campañas de jihad contra nosotros. Bajo tales circunstancias, puede surgir un tipo más decente de Islam". Este acercamiento en dos partes recuerda a, o quizá hasta se deriva de, mi programa de derrota del islam radical, promoviendo después el islam moderado en su lugar. Auster y yo estamos de acuerdo en que, en última instancia, la única respuesta es "un tipo más decente de islam".
En qué se distingue su islam "decente" de mi islam "moderado" (que es algo que insiste, "no existe, y no puede existir") es algo que dejaré explicar a Auster. Y el porqué, si el Islam no puede cambiar, él copia al milímetro sus esperanzas acerca de un islam cambiado, conmigo.