Mi columna de la semana pasada, "La locura de Ariel Sharon", incidía en la probabilidad de que más de 8.000 israelíes residentes en Gaza sean eliminados pronto por su propio gobierno, por la fuerza, si es necesario. Dije de este caso que carecía de precedentes, y después desafié al lector a nombrar "otra democracia que haya expulsado a la fuerza a miles de sus propios ciudadanos de sus hogares legales".
Como era de esperar, los lectores aceptaron el desafío, tanto publicando comentarios (como aquí, aquí, aquí, y aquí) como enviándome emails. Sus respuestas se clasifican en tres categorías principales:
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Expropiación de terrenos, una prerrogativa gubernamental utilizada "para construir carreteras, para obras públicas y similares" pero de la que en realidad se abusa a menudo para proyectos comerciales. En palabras de un autor, "el estado americano y los gobiernos locales, mediante un escenario común de abuso de las expropiaciones, desplazan a miles de ciudadanos americanos cada año. No es exactamente lo mismo que la propuesta de Sharon, seguro, pero es igual de insidiosa por su tétrico poder sobre los derechos de la propiedad". Tres corresponsales aluden específicamente a casos en los que sus propias familias fueron desahuciadas: la Autoridad del Valle de Tennessee, que entre 1933-35 desahució a la fuerza a miles de ciudadanos para construir Norris Dam; Boston, en los años 60, cuando centenares de hogares fueron expropiados para abrir camino a una autopista; y un proyecto de Los Ángeles para construir un centro comercial. El caso de los Navajos en el Área de Uso Conjunto con los Hopis de Arizona también se menciona, al igual que el uso de la expropiación en Australia.
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El internamiento japonés en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial: "Estados Unidos expulsó a muchos ciudadanos americanos de descendencia japonesa de sus hogares legales y los metió en campamentos durante la Segunda Guerra Mundial".
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Casos de "limpieza étnica", en los que una población que se percibe como extranjera es expulsada de sus hogares y hasta del país. Los ejemplos incluyen a los indios americanos, las víctimas del Nazismo y del apartheid de Sudáfrica, los alemanes tras la Segunda Guerra Mundial, los musulmanes en La India en 1947 y los rusos de los Estados Bálticos en 1991.
No veo que ninguna de estas categorías sea comparable al caso que tenemos entre manos. Como dice un comentarista a propósito de la expropiación, "se aplica a TODOS los ciudadanos sin importar el color de la piel, la nacionalidad o el credo, que residen en, y poseen, propiedades en el área que va a ser utilizada para desarrollo urbanístico… no está programado que ocurra [en Gaza] nada similar. En su lugar, SOLAMENTE LOS RESIDENTES JUDÍOS van a ser eliminados a la fuerza". Otro lector concluye: "No hay equivalencia conceptual ninguna entre los que significa 'expropiación' en términos de sus conceptos centrales de 'desarrollo' y 'beneficio', y lo que planea Sharon". Exacto.
En cuanto al internamiento japonés, esto implicó la reubicación temporal de ciudadanos, no el desplazamiento permanente, ni la destrucción de sus casas. De nuevo, no hay comparación [posible] con lo que va a hacer Sharon.
La limpieza étnica apenas es comparable con la situación de Gaza, a no ser porque el gobierno y los ciudadanos desahuciados son iguales étnicamente, y los ciudadanos israelíes van a ser devueltos al centro del país, no expulsados.
Vale la pena notar otras dos sugerencias. El General Charles de Gaulle, "elegido bajos el eslogan de Algerie française, comenzó la retirada de tropas francesas inmediatamente después que su elección, sentando así las bases de la independencia argelina". Esto contaría como un precedente muy cercano en caso de que de Gaulle hubiera exigido salir a los ciudadanos franceses de Argelia, pero no hizo eso. De hecho, el gobierno francés no contaba con el éxodo de casi un millón de pieds noirs y judíos en unos cuantos meses de 1962:
El motto entre las comunidades europea y judía era "la maleta o el ataúd" ("La valise ou le cercueil"). El gobierno francés no tenía planeado que una cifra tan masiva abandonara [el país], en el mejor de los casos estimó que tal vez unos 200.000 o 300.000 elegirían ir al área metropolitana de Francia temporalmente. Por lo tanto, no se planeó nada para su vuelta, y muchos tuvieron que dormir en las calles o en granjas abandonadas a su llegada a la Francia metropolitana.
De Gaulle dejó que los ciudadanos franceses de Argelia decidieran su propio futuro, ya fuera quedarse o irse; ésta es una política que, a la sazón, he recomendado a la directiva israelí para los israelíes de Gaza.
La mejor analogía propuesta es la destrucción de Africville, Nueva Escocia. Las autoridades, en 1965, redujeron esto, el asentamiento negro más antiguo y más grande de Canadá, a escombros, pero se hizo en nombre de la segregación de los barrios bajos, no de la reubicación [de los mismos].
Revisar estas respuestas a mi reto me confirma, en mi opinión, que lo que las autoridades israelíes se disponen a hacer a sus ciudadanos de Gaza carece de precedente histórico.