Cuando se examina el estado de la educación superior en América, problemas tales como la expulsión de su presidente por parte del claustro de Harvard o el radicalismo histriónico de los Estudios de Oriente Medio de Columbia reciben casi toda la atención. Las instituciones de importancia menor tienden a ser ignoradas, dejando la probable impresión de que no sufren de tal dominación por parte de la extrema izquierda.
En realidad, tal impresión sería errónea. Para una información de primera mano, sugiero el testimonio calmado y basado en hechos de Alan Levy, autor de ocho libros bien recibidos acerca de temas sociales y culturales americanos, que ha impartido clases de historia durante 21 años en la Universidad de Slippery Rock de Pennsylvania, una institución financiada por el estado ubicada al norte de Pittsburgh. Fundada en 1889, con más de 7.500 estudiantes, acepta las cuatro quintas partes de los solicitantes, y representa las filas media e inferior de la educación superior norteamericana.
Levy, que disfruta de plaza fija, informaba al Selecto Comité sobre Libertad Académica de la Cámara de Representantes de Pennsylvania acerca del manto de corrección política, falta de crítica y deshonestidad en Slippery Rock. Su testimonio justifica leerse entero (en http://hnn.us/articles/23231.html), pero he aquí algunos puntos clave:
- Al menos una profesora falsificó sus credenciales, afirmando haber publicado dos libros cuando para su crédito no tenía ninguno.
- Ni la excelencia académica ni la de la enseñanza, sino ser activo en el sindicato del claustro "puede ser el factor principal con respecto a la plaza fija o los ascensos".
- Los profesores están tan politizados que "los estudiantes acaban con la clara sensación de que el modo de sacar buenas notas es simplemente repetir como loros a los profesores lo que quieren escuchar con respecto a opiniones políticas".
- Una profesora feminista "empieza abiertamente sus clases con la descarada afirmación de que ella enseña desde una perspectiva feminista, y que ningún otro enfoque es bienvenido ante ella".
- El comité que revisa los cambios de los planes de estudios tiene "la costumbre de examinar la bibliografía y plantear solamente una cuestión clave: ¿hay una representación de mujeres del 50% entre los autores de la bibliografía?"
- La noche en que Los monólogos de la vagina, una obra feminista llamada "virulentamente anti-hombres" por Christina Hoff Sommers, era interpretada en el campus, un profesor que había criticado la obra encontró un montón de basura arrojada en su césped y una piedra arrojada con gran fuerza contra una ventanilla de su coche.
Levy concluye que en Slippery Rock "carecemos de un entorno que contribuya a la libertad académica". Más en general, afirmó que los 14 campus que componen el Sistema de Educación Superior del Estado de Pennsylvania "han atestiguado la eficaz erosión de la calidad académica y de la libertad académica". Para mí, añadía, "existe parte de un trabajo excelente realizado en Slippery Rock. Sin embargo, no tiene lugar gracias a, sino a pesar de, una insana cultura corporativa dominada por burócratas administrativos y del sindicato del claustro".
Los legisladores respondieron a las revelaciones de Levy con alarma. Un Demócrata expresó su preocupación acerca de "el declive de la calidad académica". Otro dijo que si todo lo que Levy había documentado era cierto "el lugar debe ser clausurado".
Puede que la página web oficial de la universidad proclame que "De todos los elogios y reconocimientos que ha recibido la institución, el de más orgullo es su reputación como universidad amistosa y preocupada", pero a duras penas Levy se encontró una recepción "amistosa y preocupada" a su retorno de prestar testimonio. Del presidente para abajo, se encontró exclusión social y gestos fríos. El diario estudiantil desechó su declaración como "una perorata" y le criticó duramente por airear "los trapos sucios" de su patrono.
Los administradores del campus difundieron a continuación las predecibles negaciones. El presidente de Slippery Rock, Robert Smith, respondía, "No hemos encontrado un conjunto de pruebas que sugieran amenaza alguna para la libertad académica de estudiantes o claustro en este campus". La directora de estudios de la mujer, Jace Condravy, desechaba las pruebas de Levy: "Me gusta ver pruebas antes de creer las acusaciones o reclamaciones de alguien".
Presumiblemente nada cambiará a corto plazo en Slippery Rock, como ha explicado Stephen Balch, de la Asociación Nacional de Académicos, "Nuestros centros universitarios han pasado a ser más iglesias en las que debes ser un verdadero fiel para poder sentarte en los bancos que mercados de ideas". Pobre de cualquiera que rechace la ortodoxia imperante, ya sea en Slippery Rock o en Harvard. Cuando no son excomulgados, los disidentes pasan al ostracismo.
Y a pesar de su casi toma de control por parte de la izquierda antiliberal, las universidades americanas son más robustas que las de otros países occidentales, disminuyendo más los incentivos para hacer cambios.