Navacerrada - «Bush será juzgado exclusivamente por su actuación en Oriente Medio». Así de tajante se mostró ayer en el Campus de Faes el colaborador de LA RAZÓN y analista internacional Daniel Pipes. En su opinión, la política exterior de EE UU, sobre todo la guerra contra el terrorismo, la presencia militar en Irak y el conflicto entre Israel y Palestina, serán las varas de medir la legislatura del presidente republicano. Al margen quedan otros asuntos de política doméstica, que no marcarán la diferencia sobre cómo será recordado George W. Bush.
Pipes realizó ayer en Navacerrada un repaso por la situación que vive el mundo árabe, sobre todo el conflicto entre palestinos e israelíes. «Esta guerra no concluirá hasta que una de las dos partes se rinda», señaló antes de añadir que de poco sirven los intentos de encontrar una solución negociada mientras dure la violencia. El director y fundador del «Middle East Forum» recordó que EE UU lleva años interviniendo de una forma más o menos directa en el conflicto y no ha servido de mucho.
Sobre la estrategia de Bush en la exportación de la democracia, Pipes estuvo de acuerdo con los «objetivos, pero no con algunos enfoques». Este analista de tendencia neoconservadora aseguró coincidir con los esfuerzos de su Gobierno por implantar un sistema político abierto en los países árabes, porque «hasta que no haya libertad en la zona, el estancamiento, resentimiento y la violencia estarán listos para ser exportados». Sin embargo, para Pipes, la actuación de EE UU «debería ser menos activa y más modesta». En el caso de Irak, se mostró a favor de la intervención «porque el Irak de Sadam era como la Rusia de Stalin». No obstante, reconoció que «no se puede tratar de instaurar una democracia plena en uno o dos años, tendría que haberse hecho todo más despacio. Más que en 22 meses, en 22 años». Las prisas sólo conducen, según él, a la victoria de los islamistas radicales, «que son los que tienen las ideas y los medios organizativos para hacerse con el poder en las elecciones». Por eso, para evitar casos como el egipcio o el argelino, «se deben convocar en primer lugar comicios locales y sentar las bases del Estado de derecho con una sociedad civil consolidada».
Pipes también hizo hincapié en la enorme brecha que separa a Europa y EE UU, «sobre todo en lo que se refiere a la demografía y el papel de la religión». Por último, hizo una crítica a la ONU y al hecho de que «algunas dictaduras como China tengan el mismo peso que estados democráticos».