FILADELFIA - Hace dos meses, la carnicería tenía lugar en las calles de ciudades israelíes, donde los ataques suicida de fundamentalistas palestinos dejaban más de 60 muertos y cientos de heridos. Este mes, ha sido en el sur del Líbano, donde la explosiva respuesta israelí por los ataques de misiles por parte de guerrilleros de Hezbolá ha matado al menos a 100 civiles y desplazado a cientos de miles.
Al tratar con el hombre que puede poner fin a esta violencia - el Presidente de Siria Hafez al-Assad - es importante comprender que ambos conjuntos de ataques contra Israel forman parte de un esfuerzo por interrumpir el proceso de paz árabe israelí. Pero Estados Unidos trata a Assad como un pacificador, enviando al Secretario de Estado Warren Christopher a Damasco, en deferencia, a pedir ayuda. (Compitiendo con otros seis ministros de exteriores, el Sr. Christopher era obligado a esperar durante el fin de semana mientras Assad se reunía con el Ministro de Exteriores de Rusia Yevgeny M. Primakov). Assad tiene tanto el poder como la motivación para utilizar la violencia contra Israel. Damasco alberga el cuartel general de Hamas, el grupo guerrilla palestino. Mientras que no lo controla, Assad proporciona considerable ayuda y tiene la influencia para vetar un ataque planeado contra Israel o darle su bendición. Sí controla a Hezbolá, el grupo guerrilla que ha lanzado los misiles contra Israel. Está radicado en el Líbano, que Assad ha gobernado en la práctica desde 1990.
El presidente sirio desprecia el acuerdo que hizo Arafat con el Primer Ministro Yitzhak Rabin sobre césped de la Casa Blanca en septiembre de 1993. "No hay nada bueno en ello", decía en una entrevista en la televisión americana un mes antes; acusaba a Arafat de ceder demasiado.
La diplomacia de su propio país con Israel - cinco años de careos en Washington - parece no estar tan conducida por el deseo de hacer la paz como por la esperanza de pulir su reputación en Occidente.
Assad ha repudiado estas negociaciones públicamente incluso. En tres ocasiones, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó resoluciones idénticas acerca de las conversaciones de Israel con sus vecinos, expresando "total apoyo a los logros del proceso de paz hasta la fecha" y destacando "la necesidad de lograr progresos rápidos". Y en tres ocasiones, Damasco votaba en contra de las resoluciones. (En la práctica, dentro de Siria, la prensa controlada por el gobierno ha celebrado casi cada uno de los asesinatos de civiles israelíes).
¿Por qué los ataques contra Israel ahora? El relativo éxito de la Autoridad Palestina de Arafat a la hora de asumir la dirección de Gaza y el West Bank podría haber preocupado a Assad, que aparentemente decidió ponerle freno.
Ciertamente lo hizo. Los atentados suicida perpetrados por Hamas enfadaron tanto a los israelíes que el Primer Ministro Shimon Peres ralentizó las conversaciones sobre la retirada adicional del West Bank por parte de Israel. Después, los misiles de Hezbolá provocaron la Operación Uvas de la Ira, el ataque que ha hecho que Israel tenga mala imagen, ha tensado los vínculos americano-israelíes y ha amenazado con detener por completo las conversaciones de Israel con Arafat.
Los políticos israelíes y americanos han tendido a culpar demasiado a Irán y muy poco a Siria de los ataques contra Israel, esperando que esta ficción ayudase a las conversaciones de paz con Assad.
Pero el único modo de reducir la violencia libanesa y palestina contra Israel es reconocer la culpabilidad de Assad y ponerse firmes con él. Para Peres, esto significa centrarse en el papel de Siria. Para Washington, significa suspender los llamamientos sin fin a Assad. Después de todo, cuando Saddam Hussein causa problemas, el Secretario de Estado no viaja a Bagdad. ¿Por qué debería correr a Damasco?
Solamente cuando Assad tema convertirse en objetivo de confrontación militar y sanciones internacionales - el aislamiento diplomático y boicot económico impuestos sobre otros regímenes criminales de Oriente Medio - detendrá la violencia. Cualquier cosa por debajo de eso le deja las manos libres para obstaculizar la paz árabe israelí sin castigo.