Colin Powell, siendo secretario de estado, llamó una vez a la Organización del Tratado Atlántico Norte "la mayor y más exitosa alianza de la historia". Es difícil discutir esa descripción, dado que para emprender y ganar con tanto éxito la guerra fría, la OTAN ni siquiera tuvo que luchar.
Pero ésta la mayor alianza se encuentra en puertas de lo que José María Aznar, ex primer ministro de España, llama "probablemente la mayor y más seria crisis de toda su historia", escribe, producto de la desaparición percibida de "la raison d'être de la organización, la falta de misión".
Los orígenes de esta crisis son simples de explicar. Desde su fundación en 1949 hasta el colapso de la Unión Soviética en 1991, la OTAN sirvió como principal instrumento para contener el expansionismo soviético. Tras derrotar a la amenaza soviética, su misión cambió; en los años 90, la OTAN se convirtió en un vehículo para enviar fuerzas de manera voluntaria a promover la seguridad regional en lugares como Bosnia o Kosovo. ¿Y ahora qué, post-11 de Septiembre?
En un estudio corto, brillante y realista, OTAN: una alianza para la libertad, publicado por la institución de Aznar, Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, o FAES, descubrimos que contener a la Unión Soviética no era el principio fundador de la organización. En su lugar, la OTAN estaba imbuida del objetivo más positivo "de salvaguardar la libertad, la herencia común y la civilización de los pueblos [de los estados miembros], fundados en los principios de la democracia, la libertad individual, y el imperio de la ley".
La prueba de que la OTAN siempre contó con mandato para defender la democracia frente a más que el Comunismo puede encontrarse en su renuncia al valor estratégico del territorio español y su fuerza militar mientras el país permaneciera bajo el control del gobierno fascista de Francisco Franco. Sólo después de que muriera en 1975 y que el gobierno pasase a ser democrático, España recibió una invitación a ingresar en la alianza en 1981.
La indicación de cuál debería ser el nuevo enfoque de la OTAN llegaba un día después del 11 de Septiembre, cuando la OTAN invocó por primera vez en sus 52 años de historia el Artículo V de su tratado fundacional, con su provisión de un ataque contra uno es un ataque contra todos. Así despertó la OTAN abruptamente a la amenaza del Islam radical tras una década de "guerra como trabajo social".
Aznar y el equipo de la FAES desarrolla esa decisión crítica, afirmando que "el terrorismo islamista es una nueva amenaza compartida de naturaleza global que pone en peligro la existencia misma de los miembros de la OTAN". Recordando las ideologías totalitarias de los años 30, advierten correctamente de que "Deberíamos tomar muy seriamente las ambiciones [islamistas], sin importar lo delirantes o ridículas que puedan parecer". Con verdadero juicio, destacan también que el terrorismo "es sólo la parte similar a una guerra de una ofensiva de mucho mayor alcance contra el mundo democrático y liberal".
La misión de la OTAN, por tanto, debe ser "combatir el jihadismo islámico y la proliferación de las armas de destrucción masiva principal, pero no exclusivamente, entre los grupos y los gobiernos islámicos". Esto significa "llevar la guerra contra el jihadismo al centro de la estrategia Aliada" y que derrotar al jihadismo islámico continuará siendo "la misión clave" de la organización durante muchos años.
Una segunda recomendación clave de OTAN: una alianza para la libertad: que la OTAN invite como miembros de pleno derecho a países que sean tanto democracias liberales como que estén dispuestos a contribuir a la guerra contra el jihadismo islámico. El estudio enfatiza incorporar a Israel a la Alianza como "un paso extremadamente importante", y propone a Japón y Australia como miembros de pleno derecho. Yo propondría, además, a Corea del Sur y Chile. Con el fin de animar a otros estados en lucha, el estudio sugiere una pertenencia asociada para países como Colombia o la India. A lo que sugiero que México o Sri Lanka podrían unirse a sus filas.
Un tema que FAES no aborda explícitamente pero que señala: que la OTAN podría reemplazar a Naciones Unidas como la entidad mundial clave. Mientras la ONU se hunde de una situación problemática en profundidades cada vez más pantanosas, se hace cada vez más obvio que para que una organización internacional se comporte de manera adulta, es imprescindible limitar sus miembros a estados democráticos. Podría crearse una nueva organización de cero, cierto, pero es más fácil, más barato y más rápido construir sobre una estructura existente, especialmente una de capacidad demostrada. La OTAN se ofrece como el candidato idóneo, especialmente según lo reconceptualizado por FAES.
Aznar y su equipo han dado lugar al mejor plan hasta la fecha para confrontar al Islam radical. ¿Lo incorporarán los políticos?