Alrededor de 100.000 efectivos militares turcos, respaldados por aviación y tanques, se ciernen sobre Irak para fines de contraterrorismo. Pero una vez allí, simplemente podrían quedarse de manera permanente, ocupando el área de Mosul, lo que conduciría a consecuencias regionales peligrosas.
Entender este peligro exige un refresco de las ambiciones irredentes turcas que se remontan a los años 20. El Imperio Otomano emergió de la Primera Guerra Mundial en el bando perdedor, una patata caliente que quedaba plasmada en 1920 en el Tratado de Sèvres que le fue impuesto por los victoriosos Aliados. El tratado dispone parte del territorio otomano bajo control internacional y gran parte del resto bajo control armenio, francés, griego, italiano y kurdo, dejando que el gobierno turco continuase solamente en la provincia estatal de Anatolia, al noroeste.
Con las victorias militares de Kemal Atatürk de 1919 a 1922 y el restablecimiento del poder turco, Sèvres nunca se aplicó. En su lugar, el Tratado de Lausanne, suscrito en 1923, establecía todas las fronteras de Turquía actuales menos una, con el Irak de ocupación británica. Para Irak, Lausanne estipulaba una frontera provisional (la "frontera de Bruselas") a ser reemplazada en cuestión de 9 meses por "un acuerdo amistoso a alcanzarse entre Turquía y Gran Bretaña". A falta de acuerdo, la Liga de Naciones decidiría la frontera.
En la práctica, Ankara y Londres no alcanzaron "un acuerdo amistoso" y la Liga de Naciones terminó asignando a Irak la provincia de Mosul, con sus 600.000 habitantes. El gobierno de Atatürk firmó a regañadientes un tratado en 1926 basado en la frontera de Bruselas.
Durante casi 6 décadas, la disposición de Mosul pareció zanjada. Pero durante la Guerra Irán-Irak de 1980-88 volvía a emerger, cuando Saddam Hussein perdió el control total sobre el norte de Irak. En cuatro ocasiones después de 1983 autorizó a las tropas turcas el derecho a "emplearse a fondo" en territorio de Irak para dar caza a un enemigo común, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (Partiya Karkerana Kurdistan, o PKK). Estas incursiones movieron a ciertos elementos en Turquía a reanimar las viejas aspiraciones sobre Mosul.
La Guerra de Kuwait de 1991 condujo a un colapso adicional en la autoridad iraquí al norte del paralelo 36, invitando a las fuerzas turcas a involucrarse en búsquedas desesperadas a lo largo de la frontera en 29 ocasiones, alimentando adicionalmente las ambiciones de Ankara sobre Mosul. Estas aspiraciones culminaban en 1995, cuando aproximadamente 35.000 efectivos turcos entraban en el norte de Irak en la "Operación Acero", conduciendo al Presidente de Turquía Süleyman Demirel a reabrir explícitamente el asunto de 1926: "La frontera está equivocada", decía. "La Provincia de Mosul se encontraba dentro del territorio del Imperio Otomano. Si ese lugar hubiera formado parte de Turquía, ninguno de los problemas a los que hacemos frente en el presente hubieran existido". Demirel llegaba a acusar a las potencias occidentales de resucitar el largo tiempo difunto Tratado de Sèvres.
Los comentarios de Demirel suscitaron inmediatamente reacciones fuertes y negativas, y se retractó diciendo que "Turquía no planea utilizar la fuerza para solucionar el problema [de la frontera] u obtener territorio". Pero, como escribí en aquel momento, "nada se resolvió en la práctica y la frontera de Mosul se podría abocar a una crisis, especialmente si el gobierno iraquí sigue debilitándose".
Lo cual nos lleva a la situación actual. Desde 1995 mucho ha cambiado, con Saddam Hussein depuesto, el líder del PKK en una cárcel turca, los islamistas gobernando Ankara, y el norte de Irak un imperfecto oasis de tranquilidad. Pero el PKK arruina de nuevo las relaciones turco-iraquíes, fuerzas turcas están cruzando rutinariamente a Irak, y la cuestión de Mosul aparece de nuevo en el horizonte.
En marzo de 2003, el entonces nuevo gobierno islamista de Ankara se decantaba en contra de colaborar en el esfuerzo bélico encabezado por Estados Unidos por derrocar a Saddam Hussein, una decisión que renunciaba a la influencia turca sobre el norte de Irak. A pesar de la presencia de varios batallones turcos destacados cuasi-permanentemente en Irak, un rejuvenecido PKK iniciaba ataques transfronterizos en Turquía en el 2004, eventualmente matando a miles. En julio de 2006, el Primer Ministro de Turquía Recep Tayyip Erdoğan anunciaba que a su gobierno "se le está agotando la paciencia" y las fuerzas turcas golpeaban repetidamente objetivos del PKK.
El asunto alcanzaba nuevas cotas de tensión en las últimas semanas a pesar de un acuerdo Ankara-Bagdad que exige que tropas iraquíes actúen con firmeza contra el PKK e informaciones sin confirmar de una operación encubierta de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos contra el PKK. Con el apoyo del presidente sirio Bashar al-Assad, Erdoğán ha suscitado la preocupación norteamericana en materia de una invasión turca, el parlamento turco votaba 507 a 19 a favor de autorizar ataques aéreos e invasiones terrestres de Irak, y el jefe del estado mayor Yaşar Büyükanıt lanzaba belicosas amenazas.
Los turcos tienen razones contraterroristas completamente válidas para atacar al PKK en Irak, pero el irredentismo en la sombra de Ankara desde los años 90 sugiere que alberga aspiraciones de recuperar parte del territorio otomano. En otras palabras, otra frontera de Oriente Próximo sin establecer más