Con la difusión el 3 de diciembre del informe desclasificado National Intelligence Estimate completamente inesperado "Irán: intenciones y capacidad nuclear" ha emergido un consenso en torno a que la guerra contra Irán "ahora parece estar fuera de la agenda". En la práctica, el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, afirmaba que el informe hace esta "un golpe fatal" a los enemigos del país, al tiempo que el portavoz de su ministerio de exteriores lo llamaba "una gran victoria".
Discrepo con ese consenso, sosteniendo que la acción militar contra Irán ahora parece más probable que antes de que el NIE saliera a la luz.
El principal punto del NIE, contenido en su primera línea, sostiene célebremente: "Estimamos con elevada confianza que en el otoño de 2003, Teherán detuvo su programa armamentístico nuclear". Otros analistas - John Bolton, Patrick Clawson, Valerie Lincy y Gary Milhollin, Caroline Glick, Claudia Rossett, Michael Rubin o Gerald Steinberg - han diseccionado con destreza y refutado esta parodia mal realizada, politizada e indignante de propaganda, así que no necesito explayarme en eso aquí. Además, importantes miembros del Congreso "no están convencidos" con las conclusiones del NIE. Los líderes francés y alemán lo rechazaban, al igual que la Organización del Tratado Atlántico Norte, y hasta la Agencia Internacional de la Energía Atómica expresaba sus dudas. La Inteligencia británica está segura de que su homóloga norteamericana ha aceptado hechos falsos como verdaderos por motivos desconocidos, al tiempo que la Inteligencia israelí respondía con sorpresa y decepción.
Vayamos pues un paso más allá, y planteemos ¿cuáles son las implicaciones a largo plazo del informe 2007?
Por el bien del argumento, asumamos que el informe NIE de mayo de 2005, en el que 16 agencias de Inteligencia norteamericanas afirmaban "con elevada confianza que Irán actualmente está decidido a desarrollar armamento nuclear" estaba en lo cierto. Asumamos también que hay tres posibles respuestas norteamericanas al incremento de la capacidad nuclear iraní:
- Convencer a los iraníes de su propio acuerdo para detener el programa de armas nucleares.
- Detenerlo por ellos a través de la intervención militar (que no tendría que ser necesariamente un ataque directo contra la infraestructura nuclear, sino que podría ser más indirecto, como un embargo a los productos petroquímicos refinados que entran en el país).
- Permitir que culmine en el logro por parte de Irán de la bomba nuclear.
En cuanto a la opción 3, el Presidente Bush observaba recientemente que quienquiera que "esté interesado en evitar la Tercera Guerra Mundial... tendría que estar interesado en evitar [que los iraníes] dispongan del conocimiento necesario para fabricar una bomba atómica". Hasta la fecha, el inútil NIE no le ha hecho cambiar de opinión. Parece compartir la opinión de John McCain de que "solamente hay una cosa peor que Estados Unidos ejerciendo la opción militar. Es un Irán con armamento nuclear".
Por tanto, la verdadera pregunta no es si Irán será o no detenido, sino cómo.
El NIE 2007 ha finiquitado en la práctica la opción 1, convencer a los propios iraníes de detener su programa nuclear, porque este camino exige un amplio acuerdo externo. Cuando países clave cerraron filas para aprobar la resolución 1737 del Consejo de Seguridad en diciembre de 2006, ello hizo que la directiva iraní respondiera con cautela y miedo. Pero la tranquilizadora conclusión del NIE socava tan amplia cooperación y presión. Cuando Washington presiona a algunos estados occidentales, Rusia, China y la agencia de la energía atómica, ellos lo sacan del cajón, lo airean delante de los americanos, y rechazan cooperar. Lo que es peor, el NIE ha dado muestras a la directiva de mentalidad apocalíptica de Teherán de que el peligro de sanciones externas ha terminado, que puede proseguir sin molestias con su asunto de la construcción de bombas.
Eso deja la opción 2, la intervención directa de alguna clase. Sí, eso parece improbable ahora, con el NIE cayendo como una bomba y alterando el debate. ¿Pero seguirá este ejercicio de 1000 palabras muy criticado dominando el entendimiento norteamericano del problema de verdad? ¿Hará cambiar la opinión de George W. Bush?
Es muy inverosímil, porque estas proyecciones dan por sentado el equilibrio -- que este informe puede por sí solo refutar todas las demás interpretaciones, que no van a tener lugar más avances en Irán, que el debate acerca de las intenciones nucleares iraníes se cerró a principios de 2007, para no reanudarse nunca. Lo más seguro es que el debate continúe para evolucionar y la influencia de este NIE se desvanezca y se convierta simplemente en una de tantas valoraciones, técnicas y no técnicas, oficiales y oficiosas, americanas y no americanas.
En resumen, con la opción 1 descartada y la opción 3 inaceptable, la opción 2 -- una guerra librada o bien por las fuerzas norteamericanas o las israelíes -- se convierte en lo más probable. Así han ayudado a ingeniar su propia pesadilla los burócratas de la Inteligencia abiertamente partidistas de mentalidad y previsión limitadas que intentan esconder las realidades desagradables.