La temporada estival ofrece la posibilidad de tomar distancia y examinar la imagen general, considerar las bendiciones de uno y descontar los temores, plantear si los problemas que ocupan la mente de uno son la imagen completa o una imagen representativa siquiera.
Al hacerlo, uno no puede tener mejor guía que Michael Mandelbaum, un importante analista de política exterior y autor del nuevo libro Las ideas que conquistaron el mundo (PublicAffairs). Esas ideas se trazan en su subtítulo: paz, democracia y libre mercado.
Mandelbaum sostiene que los logros que marcan una época han tenido lugar, casi desapercibidos, cuando estos conceptos han vencido a la competencia. Bien, estar a favor del pacifismo, la apertura política y la riqueza puede parecer banal a primera vista. ¿No las quiere todo el mundo? Reconoce que existen clichés, "el equivalente político a la música de dentista", pero argumenta - y esto es tanto el núcleo de su libro como de nuestro descanso estival - que es precisamente su banalidad y casi universalidad lo que es tan notable.
Muestra que estas ideas son en realidad imponentemente nuevas y polémicas. Simplemente se remontan a finales del siglo XVIII; durante la mayor parte de nuestra experiencia humana anterior fueron desechadas como extrañas. Y que tuvieran éxito tardó dos siglos.
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Paz: la guerra se consideraba tradicionalmente la condición natural de los estados; nadie imaginaba un cambio. Como escribía un jurista británico, "La guerra parece ser tan antigua como la humanidad pero la paz es una invención moderna". Solamente en el último par de siglos se desarrolló la idea de convertir la paz en el estado normal, pero hasta los monarcas a la antigua usanza y los Nazis y Comunistas recién constituidos se resistieron. Solamente hoy, especialmente con la expansión de las democracias, la perspectiva de poner fin a la guerra ha pasado a ser un objetivo realista.
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Democracia: solía llamarse "el gobierno del colectivo" y fue despreciada desde los antiguos griegos en adelante. ¿Como podía tomar el populacho de decisiones políticas inteligentes? Nazis y Comunistas llevaron esta desconfianza a extremos nuevos, centralizando todas las decisiones clave entre un puñado de líderes. A pesar de gran resistencia, la democracia se propagó en el último siglo a partir de un grupo de países angloparlantes hasta gran parte del mundo.
- Libre mercado: la noción de que los gobiernos pueden y deben incrementar la riqueza de sus poblaciones es radicalmente nueva. Hasta la Revolución Industrial en Inglaterra hace dos siglos, la riqueza era percibida como estática y equilibrada: contra más tengo yo, menos tienes tú. A continuación llegaron las ideologías Nazi y Comunista, las cuales ponían casi todo el poder económico en manos del estado. Solamente en la pasada década ha sido aceptado ampliamente que contener el poder gubernamental es la clave de la prosperidad ("globalización").
En el siglo XIX, estas tres ideas tuvieron que combatir a las fuerzas de la tradición hasta que éstas colapsaron en la Primera Guerra Mundial. Después surgió un enemigo aún más letal, las dos ideologías radicales utópicas del fascismo y el comunismo, que durante 70 años glorificaron la guerra, crearon regímenes totalitarios y controlaron todos los aspectos de la vida, incluyendo la economía.
Pero ahora la disputa está zanjada. Por primera vez en la historia, la tríada de paz, democracia y libre mercado no tiene ningún rival serio. Su mensaje también es ampliamente aceptado y cada vez más practicado (aunque no universalmente).
Rusia, precisa Mandelbaum, tiene una democracia cogida con alfileres y una economía de mercado. China tiene lo segundo al menos. La India tiene las dos cosas, al igual que Latinoamérica. El sur y el este de Asia están siguiendo el mismo camino. Hay señales de esperanza incluso en el África subsahariana.
El Oriente Medio árabe y el mundo musulmán en general destacan como la gran excepción. Pero esa, señala convincentemente Mandelbaum, es la idea: ellos son la excepción - incluso si es enorme, peligrosa e influyente - y no la norma.
Mi único desacuerdo con el excelente análisis de Mandelbaum se refiere a Oriente Medio. Esta región le preocupa por varios motivos (redes terroristas, reservas de gas y petróleo, armas de destrucción masiva), pero desprecia el islam militante como amenaza de importancia para las ideas que constituyen el núcleo de su libro. Yo concibo esta ideología planteando un desafío no menos profundo del que plantearon el fascismo y el comunismo.
No obstante, sigue estando presente la principal idea de Mandelbaum: que la paz, la democracia y el libre mercado "caractericen la conducta de los asuntos humanos en los albores del tercer milenio" es ciertamente una bendición por la que deberíamos estar agradecidos.