Cuando Charles Dickens describía en 1859 la Revolución Francesa como "los mejores tiempos, los peores tiempos," tuvo una previsión verdaderamente profunda de la condición moderna. Porque con esa revolución se abrió una era que se ha caracterizado y se sigue caracterizando por sus direcciones contradictorias. Por ponerlo en los términos más crudos, un analista concluye que sólo el mayor de los "democidios" (crimen masivo fuera del contexto del enfrentamiento bélico; en general, gobiernos que matan a su propia ciudadanía) habría alcanzado la cifra en resumen de 169 millones de vidas.[1] Al mismo tiempo, la vida en los países democráticos, liberales y capitalistas había evolucionado a un nivel de salud, seguridad, libertad y opulencia mucho más allá de lo experimentado nunca con anterioridad en la historia de la humanidad.
El siglo XXI probablemente continúe y hasta amplíe esta paradójica opción. En la práctica, el contraste entre lo que un libro llama[2] zonas de paz y zonas de inestabilidad es probable que se convierta en el gran asunto del siglo, mayor que cualquier cosa provocada por ideologías enfrentadas, etnia o religión. La vida en las zonas de paz será estupenda; en las zonas inestables será desagradable. Mi evaluación del siglo por delante depende de si la zona de paz se amplía o se convierte en un gueto (como porcentaje de la población mundial, se espera que Europa se reduzca en casi dos tercios durante el período 1950-2025). Es una decisión difícil, pero soy más optimista que pesimista, dado que sin importar el rencor, la envidia y el odio que albergue el corazón humano, la búsqueda de la felicidad en último término prevalece sobre los sentimientos más básicos.
[Cuando una fracción del mundo disfruta de seguridad, libertad y abundancia, es inevitable que aquellos que no disfrutan de estos beneficios se empleen a fondo en aplastar al reducto. Predigo que este asunto dominará muchas áreas de la vida. En el arte, las obligaciones y los derechos de cada zona frente a las demás se convertirán en un asunto central. En economía, la cuestión clave será encontrar medidas para ayudar a las zonas de inestabilidad, de manera que dejen de enviar gente. En política nacional, ajustar quién puede acceder a la zona de paz, cuándo y cómo. En política exterior, las relaciones entre las zonas serán el problema agotador. En la esfera del ejército, encontrar formas de detener armas biológicas, que es probable que emerjan como el instrumento predilecto de la rabia de los que no tienen, tendrá preferencia.]
[Escrito el 19 de agosto de 2001]
[1]. R. J. Rummel, Muerte por gobierno (New Brunswick, N.J.: Transaction, 1994), p. 4. Incluso este listado, que se remonta hasta 1987, dista de estar completo, falto como está de regímenes criminales en Etiopía e Irak así como los más recientes en Serbia, Sudán o Ruanda.
[2] Max Singer and Aaron Wildavsky, El verdadero orden mundial: zonas de paz/zonas de inestabilidad, rev. ed. (New York: Seven Bridges Press 1996).