Una guerra fría es "la clave para entender Oriente Medio en el siglo XXI." Eso explica Yigal Carmon y tres colegas suyos del Instituto de Investigación Mediática de Oriente Medio (MEMRI) en un estudio reciente, "Una guerra fría regional en escalada."
El Presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad (izquierda) con el Rey Abdullah de Arabia Saudita en Meca en diciembre del 2005. |
Una guerra fría, según el diccionario Merriam-Webster, es "un conflicto motivado por diferencias ideológicas que se desarrolla siguiendo métodos carentes de acciones militares a plena luz prolongadas en el tiempo y normalmente sin romper relaciones diplomáticas." Observe los tres elementos de esta definición: diferencias ideológicas, ausencia de enfrentamiento físico real, y no se rompen relaciones diplomáticas.
El ejemplo clásico de una guerra fría, por supuesto, involucra a Estados Unidos y la Unión Soviética entre 1945 y 1991, un enfrentamiento longevo y global. La "guerra fría árabe" de 1958-70, más corta y más focalizada, ofrece un segundo ejemplo notable. En ese caso Gamal Abdel Nasser, un revolucionario egipcio, intentó dar un vuelco a la región mientras los saudíes lideraron el esfuerzo por conservar el estatus quo. Su confrontación culminó en la Guerra de Yemen de 1962-70, un virulento conflicto al que sólo se puso fin a la muerte de Abdel Nasser.
Una nueva división ideológica divide equitativamente a la región hoy, lo que yo llamo la guerra fría de Oriente Medio. Su dinámica ayuda a explicar la confrontación cada vez más hostil entre los dos bloques.
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El bloque revolucionario y sus aliados: Irán encabeza a Siria, Qatar, Omán y dos organizaciones, Hizbulah y Hamás. Turquía sirve de herramienta auxiliar muy importante. Irak queda en segundo plano. Paradójicamente, muchos de estos países son característicamente no-revolucionarios.
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El bloque del estatus-quo: Arabia Saudí (otra vez) encabeza, con Egipto, Jordania, el Líbano, Túnez, Argelia, Marruecos y la mayor parte de los estados de lengua árabe le siguen, junto a Fatah. Israel hace las veces de semi-auxiliar. Observe que Egipto, que con anterioridad lideró su propio bloque, ahora lidera uno junto a Arabia Saudí, lo que plasma la influencia cada vez más limitada de El Cairo con respecto a la última mitad de siglo.
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Algunos estados, como Libia, se mantienen al margen.
La presente guerra fría se remonta a 1979, cuando el ayatolá Jomeini se hizo con el poder en Teherán y cultivó grandiosas ambiciones de desestabilizar a los demás estados de la región con el fin de imponer su variante de islam revolucionario. Esas ambiciones se vinieron abajo a la muerte de Jomeini en 1989 pero volvieron a la vida con la presidencia de Ahmadinejad en el año 2005 junto a la construcción de armas de destrucción masiva, el terrorismo extendido, la implicación en Irak y las aspiraciones sobre Bahrain.
La guerra fría de Oriente Medio tiene muchas manifestaciones significativas; éstas son cuatro de ellas.
(1) En el año 2006, cuando Hizbulah combatió a las Fuerzas de Defensa de Israel, muchos estados árabes condenaron públicamente a Hizbulah por "sus actos inesperados, inapropiados e irresponsables." Un editorial de la prensa iraní respondía con "la maldición eterna a los muftíes del tribunal saudí y el faraón de Egipto."
(2) El gobierno marroquí anunciaba en marzo de 2009 que rompía relaciones con Teherán a causa de la "intolerable interferencia en los asuntos internos del reino," que se refiere a los esfuerzos iraníes por convertir a los sunitas a la versión chiíta del islam.
(3) El gobierno egipcio detenía a 49 agentes de Hizbulah en abril, acusándoles de desestabilizar Egipto; el líder de Hizbulah Hassán Nasralah confirmaba a continuación que el líder del grupo trabajaba para él.
(4) Las relaciones próximas turco-israelíes han ido haciendo aguas conforme la cúpula islamista cada vez más desenfadada de Ankara se opone a las políticas del gobierno israelí, utiliza un lenguaje hostil contra el estado judío, invita a sus enemigos a Ankara, transfiere armas iraníes a Hizbulah y utiliza el antisionismo para aislar al ejército turco.
Al alejar las pasiones del en apariencia interminable conflicto árabe-israelí, la guerra fría de Oriente Medio puede aparentar estar ayudando a rebajar tensiones. Ese, sin embargo, no es el caso. Al margen de lo tumultuosas que puedan ser las relaciones entre Fatah y Hamás, matando uno a los agentes del otro y viceversa, siempre van a aunar esfuerzos en último término contra Israel. De igual forma, Washington no va a encontrar ningún apoyo real en Arabia Saudí ni en ninguno de los demás miembros de su bloque a una confrontación con Irán. A la hora de la verdad, los estados musulmanes se abstienen de unirse a no musulmanes frente a correligionarios musulmanes.
Examinando más en general, la guerra fría de Oriente Medio internacionaliza asuntos que antes eran locales - como la filiación religiosa de los marroquíes - empapándolos de amplias repercusiones en Oriente Medio. Además esta Guerra Fría añade nuevos avisperos y mayor volatilidad a lo que ya era la región más inestable del mundo.