Mayor Nidal Malik Hasan. |
La clase dirigente –los políticos, las fuerzas del orden, los medios de comunicación y el estamento académico– toman una parte de este debate, insistiendo en que alguna clase de opresión obligó al mayor Nidal Malik Hasan, de 39 años, a matar a 13 personas y herir a 38 en Fort Hood el 5 de noviembre. Ello contrasta con los detalles concretos, no obstante, presentando a Hasan como la víctima, sucesivamente, de «racismo», «humillación», «sensación de no integración», «desorden por estrés pretraumático», «problemas mentales», «emocionales», «un nivel de estrés poco corriente», o ser destacado en Afganistán, su «peor pesadilla». En esta línea, el titular de prensa medio reza: «La mentalidad del comandante sigue siendo un misterio».
Los casos de violencia perpetrada por musulmanes contra infieles inspiran a la escuela del victimismo a desenterrar nuevas e imaginativas excusas. Algunos coloridos ejemplos incluyen:
- 1990: «Un antidepresivo para… la depresión» (como excusa para explicar el asesinato del rabino Meir Kahane).
- 1991: «Un robo que se torció» (asesinato de Makin Morcos en Sidney).
- 1994: «Nervios al volante» (asesinato de un judío que pasaba por el Puente de Brooklyn).
- 1997: «Muchos enemigos en su cabeza» (tiroteo en la azotea del Empire State Building).
- 2000: «Un accidente de tráfico» (ataque contra un autobús escolar de niños judíos en las inmediaciones de París).
- 2002: «Un conflicto laboral» (doble asesinato en el aeropuerto de Los Ángeles).
- 2002: Una «tormentosa relación [familiar]» (los francotiradores de Washington).
- 2003: Un «problema de actitud» (el ataque de Hasan Karim Akbar contra sus colegas militares, asesinando a dos).
- 2003: «Desorden mental» (el homicidio con mutilaciones de Sebastian Sellam).
- 2004: «Soledad y depresión» (una explosión en Brescia, Italia, en los exteriores de un McDonald's).
- 2005: «Una pelea entre el sospechoso y otro miembro de la plantilla» (un episodio violento en una residencia de jubilados de Virginia).
- 2006: «Misoginia» (violencia con resultado de muerte en la Federación Judía de Seattle).
- 2006: «Su reciente matrimonio concertado pudiera haberle estresado» (homicidio con un todoterreno de lujo en una universidad de California).
Hasan Karim Akbar. |
Como miembro honorario de la escuela de interpretación yihadista, rechazo estas explicaciones por estar cogidas con alfileres, ser confusas y exculpatorias. La escuela yihadista, aún en minoría, interpreta el ataque de Hasan como uno de los muchos esfuerzos musulmanes por derrotar a los infieles e imponer la ley islámica.
Hasan no nos induce a error sino que vemos pruebas aplastantes de sus intenciones yihadistas. Repartió coranes entre sus vecinos justo antes de su arrebato y gritaba «Alahu Ajbar», el grito yihadista, mientras disparaba más de un centenar de proyectiles por dos pistolas. Sus superiores, al parecer, le tenían bajo vigilancia por proselitizar sobre el Islam.
Observamos lo que dicen sus antiguos compañeros: uno, Val Finnell, cita a Hasan diciendo: «Soy primero musulmán y luego estadounidense» y recuerda a Hasan justificando el terrorismo suicida; otro, el Coronel Terry Lee, recuerda que Hasan «decía que los musulmanes tenían derecho a levantarse y atacar a los americanos»; el tercero, un psiquiatra que trabajó con él, le describe como «casi beligerante en lo de ser musulmán».
Finalmente, la escuela yihadista de pensamiento atribuye importancia a la invitación de las autoridades islámicas instando a los soldados estadounidenses musulmanes a negarse a combatir a sus correligionarios, proporcionando así un apoyo a la yihad súbita. En 2001, en respuesta al ataque estadounidense contra los talibán, el mufti de Egipto Alí Gum'a decretaba una fatua anunciando que «el soldado musulmán que pertenezca al Ejército estadounidense debe abstenerse [de participar] en esta guerra». Hasan en persona advertía a un joven discípulo, Duane Reasoner Jr., de no ingresar en el Ejército porque «los musulmanes no deben matar musulmanes».
Todo el mundo encontrará mucho más fácil culpar al comportamiento al volante o al Roacután que discutir las doctrinas islámicas. Y por tanto hago una predicción: lo que Ralph Peters llama «la imperdonable corrección política» del Ejército achacará oficialmente el ataque de Hasan a su situación de víctima y no mencionará la yihad.
Y así el Ejército se cegará y no se preparará para el próximo ataque yihadista.