Durante una reciente discusión con un embajador árabe conocido, supe algunas cosas interesantes sobre la forma en que Kuwait, Arabia Saudí y otros gobiernos efectuaron pagos a Yasir Arafat en los días previos a la invasión iraquí del 2 de agosto de 1990.
Según este funcionario, las autoridades extendieron todos los cheques a Arafat en persona, que depositó el 75 por ciento de los fondos en la sucursal del Banco Árabe en Zurich y el resto en la sede de la misma entidad bancaria en Ammán. Cuando Arafat corrió con los gastos de la OLP, utilizó un cheque personal contra su cuenta del Banco Árabe. El funcionario explicó esta situación tan peculiar de dos maneras: no quería extender los cheques a Habash u otro de los elementos de mala reputación; y quería tener a alguien que poder hacer responsable del dinero.
La historia se pone aún más interesante. Arafat nunca hizo testamento porque temía que si lo hacía, los partidarios de su heredero le liquidaran. Pero, por supuesto, en caso de fallecimiento, la OLP habría tenido muchas dificultades para tener acceso a su dinero.
Todo cambió cuando se casó hace 2-3 años con Suha Tawil. Ella es ahora heredera. Mientras que por un lado, esto significa que hay alguien para heredar el dinero, también crea una enorme tensión entre la dirección de la OLP y ella. Eso explica porqué Abú Mazén se negó a venir a Washington para la ceremonia de la Casa Blanca si ella iba también.
Obviamente, esta situación va a cambiar con la nueva legitimidad de la OLP y el hecho de que los países occidentales no van a depositar ayudas en cuentas privadas.
Al discutir el acuerdo entre Israel y la OLP, el funcionario informó de los sentimientos muy encontrados en Kuwait. Por un lado, hay una sensación de deleite y regocijo porque el conflicto árabe-israelí ahora será saneado. (O por usar su gráfico término, "nos hemos libró de la vestimenta de 'Uthman", una alusión a la ropa manchada de sangre del tercer califa brutalmente asesinado). Por otra parte, "Es la OLP", dijo con disgusto evidente. A lo que respondí: "Bienvenido al club".