Cuando un estado árabe relevante firme por fin un acuerdo de paz con Israel, se supone desde hace tiempo, el conflicto árabe israelí terminará. El acuerdo de paz Egipto-Israel de 1979, sin embargo, enterró esa esperanza; tuvo el perverso efecto de hacer al resto de estados y a la población egipcia más antisionistas.
La década de los años 90 alumbró la esperanza de que, en lugar de eso, el reconocimiento palestino de la existencia de Israel pusiera fin al conflicto. El fracaso estrepitoso de la Declaración de Principios de 1993 (también conocida como Acuerdos de Oslo) enterró entonces esa esperanza.
Ehud Olmert (con acierto) exigió sin éxito que Mahmoud Abbás reconociera a Israel como el estado judío. |
Olmert fue el peor primer ministro de Israel pero entendió esto bien. La diplomacia árabe israelí ha confrontado un montón de problemas secundarios al tiempo que evita a cualquier precio la cuestión central del conflicto: "¿Debe existir un estado judío?" La discrepancia en torno a esta respuesta -- más que las fronteras de Israel, el ejercicio de su autodefensa, su control sobre el Monte del Templo, su consumo hídrico, sus proyectos inmobiliarios en Cisjordania, las relaciones diplomáticas con Egipto o la existencia de un estado palestino -- es la cuestión central.
Los líderes palestinos responden, con gritos de indignación, afirmando que ellos "rechazan frontalmente" aceptar a Israel como estado judío. Llegan incluso a simular estar atónitos ante la noción de un estado definido por una religión, a pesar de que la tercera sección de su propia "Constitución del Estado de Palestina" reza "El árabe y el islam son el idioma y la religión oficiales de Palestina". Los esfuerzos de Olmert no llegaron a ningún lado.
Al ocupar la primera cartera a principios de 2009, Binyamin Netanyahu reiteraba la idea de Olmert en sus contactos diplomáticos. Lamentablemente, la administración Obama daba el visto bueno a la postura de los palestinos, volviendo a aislar la exigencia israelí. (Centrándose en su lugar en la residencia de los judíos en Jerusalén. Hablando del quid de la cuestión...)
Si los políticos palestinos rechazan la naturaleza judía de Israel, ¿qué hay de la opinión pública palestina y de la opinión pública del mundo árabe y musulmán en general? Las encuestas entre otras pruebas sugieren una media veterana del 20% de aceptación de Israel, ya sea durante el período del Mandato o ahora, y con independencia de los musulmanes de Canadá o los palestinos del Líbano.
Para aprender más acerca de la actual opinión pública árabe, el Middle East Forum encargó a Pechter Middle East Polls la realización de una encuesta de una pregunta única entre miles de adultos en cuatro países diferentes: "El islam define a su estado; bajo las circunstancias adecuadas, ¿aceptaría usted un Estado Judío de Israel?" (En el Líbano, la pregunta varía ligeramente: "El islam define a la mayoría de los estados de Oriente Medio; bajo las circunstancias adecuadas, ¿aceptaría usted un Estado Judío de Israel?"
Los resultados: El 26% de los egipcios y el 9% de los saudíes residentes en núcleos urbanos respondía (en noviembre de 2009) afirmativamente, al igual que el 9% de los jordanos y el 5% de los libaneses (en abril de 2010).
Las encuestas evidencian un amplio consenso más allá de diferencias como empleo, posición socioeconómica o edad. Sin motivo discernible, más mujeres egipcias y varones saudíes y jordanos aceptan la existencia de un Israel judío que sus paisanos del otro sexo, mientras que entre los libaneses los dos sexos se sitúan al mismo nivel. Aparecen discrepancias significativas, no obstante: como era de esperar en el Líbano, el 16% del norte (cristiano en su mayoría) acepta un Israel judío en contraste con apenas el 1% del Valle de la Bekaa (en su mayor parte chiíta).
Más significativamente, evaluando estas respuestas en función del tamaño de sus poblaciones (79, 29, 6 y 4 millones respectivamente) se traduce en una media total del 20% de aceptación del carácter judío de Israel – confirmando holgadamente el porcentaje existente.
Aunque el 20% constituye una minoría pequeña, su tenacidad a lo largo del tiempo y con independencia del lugar ofrece esperanzas. Que la quinta parte de los musulmanes, los árabes y hasta los palestinos acepten a Israel como estado judío sugiere que, a pesar de la intimidación y el adoctrinamiento de casi un siglo de duración, hay un electorado favorable a resolver el conflicto árabe-israelí.
Los supuestos pacificadores tienen que dirigir su atención al objetivo de incrementar el tamaño de este moderado colectivo. Pasar del 20%, digamos, al 60%, alteraría de forma fundamental la política de Oriente Medio, desplazando a Israel de su papel de excusa y liberando a los pueblos de esta castigada región para abordar sus problemas reales. Que no son el sionismo sino problemas, ejem, menores como la autocracia, la brutalidad, la crueldad, el conspiracionismo, la intolerancia religiosa, el catastrofismo, el fundamentalismo político, la misoginia, la esclavitud, el atraso económico, la fuga de cerebros, la huida del capital, la corrupción y la sequía.
Añadido al martes, 11 de mayo de 2010: La Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas fechada el 29 noviembre 1947, que insta a la partición del Mandato británico de Palestina en dos estados, utiliza el término "Estado Judío" matiza un lector, Geoff D. Bloch, de Melbourne, Australia. En la práctica, la resolución menciona en 30 ocasiones un "Estado Judío" aún sin nombre. Por ejemplo:
Los Estados Árabe y Judío y el Régimen Internacional Especial de la Ciudad de Jerusalén, recogido en la Parte III de este Plan, entra en vigor en Palestina dos meses después de completarse la salida de las fuerzas armadas de la Potencia del Mandato pero en cualquier caso no más tarde del 1 de octubre de 1948.
Comentarios: (1) Ser un "estado judío" no es sólo deseo israelí sino la razón legal de que exista esta entidad política. (2) El "Estado Árabe" no mencionado es exactamente eso - árabe, no musulmán. Hamás tiene ideas diferentes.
Añadido al miércoles, 12 de mayo de 2010: David Gerstman, alias "Soccer Dad", me escribe para apuntar que "el artículo XX de la Declaración Nacional Palestina, que afirma que no existe ningún vínculo histórico entre los judíos y la tierra de Israel, es "un importante obstáculo a la aceptación de Israel como estado judío". Mientras que los hinchas del proceso de paz ignoran en general este documento, Gerstman observa que "no hay nueva declaración que se imponga a las cláusulas anteriores" y concluye que "quizá sea hora de exigir la redacción partiendo de cero de la Declaración Nacional Palestina como primer paso de estos cambios". Comentarios: Le veo sentido.