MADRID — Es una de las voces autorizadas dentro de EE UU sobre el polvorín de Oriente Medio. Este historiador y columnista de LA RAZÓN ha participado en el primer foro Ser Creativo de Málaga para trazar una composición de lugar sobre el islam hoy.
–La publicación de casi 400.000 informes clasificados de EE UU por Wikileaks ha revelado la participación en la sombra de Teherán en la guerra de Irak. ¿Está Irán interesado en la de-sestabilización del país?
–No, está interesado en gobernar a su vecino.
–¿Por qué instigó la violencia sectaria suministrando armamento e instrucción militar a las milicias chiíes, tal y como indican los documentos filtrados?
–El objetivo de la guerra entre suníes y chiíes era terminar con cualquier posibilidad de gobierno en la zona para poder penetrar en el país con facilidad. El fin, por tanto, era ganar influencia a través de un vacío de poder. Y lo han hecho bastante bien.
–¿Puede la salida de las tropas norteamericanas de Irak acelerar este proceso de cambio en las relaciones de poder dentro del país árabe?
–Hemos perdido la vida de 4.400 soldados y gastado un billón de dólares (mil millones de euros) en Irak. La planificación de la campaña iraquí ha sido errónea y la salida no lo es menos. Irán se ha beneficiado. Una vez derrocado el régimen de Sadam Husein, las tropas norteamericanas deberían haberse concentrado en la frontera con Irán para evitar su infiltración en el país. El proceso de construcción nacional o «nation building» ha fallado. Toda la guerra ha sido un esfuerzo en vano.
–Tras siete años en Irak, ¿ puede EE UU reconducir la situación?
–Puede, pero no creo que vaya a hacer nada. Mi país está en retirada.
–¿Mantendrá una base permanente como en Japón o Corea?
–No, no. Existe el acuerdo firmado entre el ex presidente George W. Bush y el primer ministro iraquí, Nuri Al Maliki, para replegar las tropas norteamericanas del país antes de que finalice 2011.
–El Pentágono censura la filtración de Wikileaks y asegura que pone en peligro la vida de sus soldados. ¿Está de acuerdo?
–Probablemente sea verdad, pero no tengo pruebas. En todo caso, la filtración de Wikileaks ha dejado en evidencia los sistemas de seguridad del Pentágono. ¿Cómo un funcionario puede descargarse informes secretos sin que salten las alarmas?