El significado es "guerra santa" o, más precisamente, un esfuerzo comunitario, legal y obligatorio para ampliar el territorio dominado por los musulmanes. En otras palabras, el propósito del jihad no es la propagación de la fe mahometana, sino la extensión del poder soberano musulmán. El jihad es un esfuerzo de naturaleza abiertamente agresivo y su objetivo final es lograr el dominio musulmán del mundo entero.
Jihad tuvo dos significados diferentes a través de los siglos; uno más y otro menos radical. El primero mantiene que los musulmanes que interpretan la fe de manera diferente son infieles y, por lo tanto, blancos legítimos del jihad. Por eso es que muchos argelinos, egipcios y afganos, lo mismo que norteamericanos e israelitas, han sido víctimas del jihad. El segundo significado está asociado a los místicos, rechaza la definición de conflicto armado y más bien inspira a los musulmanes a olvidar asuntos mundanos y a concentrarse en lograr su profundidad espiritual.
El sentido territorial del jihad siempre ha sido un aspecto importante de la vida musulmana. Así fue como lograron el control de la península de Arabia antes de la muerte del profeta Mahoma en el año 632. Y también impulsó la conquista de amplias regiones, desde Afganistán hasta el sur de España. Posteriormente, el jihad fomentó la causa tras las conquistas musulmanas en la India, Sudán, Anatolia y los Balcanes.
Hoy en día, el jihad conforma la principal fuente terrorista mundial, inspirando una campaña mundial de violencia por parte de sus grupos afiliados, tales como:
- Laskar Jihad: responsables del asesinato de más de 10.000 cristianos en Indonesia.
- Harakat ul-Jihad-i-Islami: propulsores de la violencia en Cachemira.
- Jihad Islámico Palestino: el más cruel de los grupos terroristas contra Israel.
- Jihad Islámico Egipcio: asesinos del presidente egipcio Sadat en 1981 y de muchos otros.
- Jihad Islámico de Yemen: asesinos de tres médicos misioneros hace pocos días.
Pero la más terrible presencia del jihad es en Sudán, donde el partido de gobierno acaba de declarar "Jihad: victoriosos o mártires". Durante dos décadas y con el apoyo del gobierno, los jihadistas en Sudán atacan a los no musulmanes, los saquean y matan a los hombres.
Los jihadistas han esclavizado a decenas de miles de mujeres y a sus hijos, obligándolos a cambiar de religión y a trabajar como esclavos. Mujeres y muchachas jóvenes son violadas por grupos jihadistas y sus órganos sexuales son mutilados.
Lamentablemente no se detecta ninguna señal de mejoría o cambio y la violencia del jihad probablemente continuará hasta que sea aplastado por una fuerza militar superior. Sólo entonces lograrán predominar los musulmanes moderados y se avanzará en modernizar esa religión.